Libro: TECNOFEUDALISMO.
POR: JOSÉ GUILLERMO MÁRTIR HIDALGO.
El economista, profesor y exministro griego Yanis Varoufakis, publica “Tecnofeudalismo: el sigiloso sucesor del capitalismo” en el dos mil veintitrés. Durante la pandemia del COVID-19, Varoufakis observa como las empresas tecnológicas crecían a una velocidad vertiginosa. Facebook, Twitter, Google, Alibaba, Amazon, entre otras, se volvieron omnipresentes y todo poderosas. Estas empresas lograron conocer a sus usuarios mejor que ellos mismos. No solo detectaban patrones de conducta, los anticipaban, los moldeaban y los explotaban. Varoufakis concluyó que algo había cambiado, el capitalismo, como lo conocíamos desde hace dos siglos, había muerto. En su lugar surgía el Tecnofeudalismo, un nuevo orden controlado por Tecnolords, ultrarricos muy influyentes o extremadamente competentes en el mundo de la tecnología, quienes extraen renta de los usuarios y subordinan a los viejos capitalistas.
Las Big Tech han acumulado un poder sin precedentes. La fuerza impulsora del Tecnofeudalismo es el capital en la nube. El combustible económico ya no es la ganancia típica del capitalismo, sino, la renta. Los dueños del capital en la nube extraen una renta, una especie de alquiler que los productores y los usuarios deben pagar por el acceso a plataformas digitales.
El proceso natural de acumulación capitalista produce crisis y las intervenciones de los agentes políticos buscan, trasladar la riqueza hacía quienes representan, esto, mediante políticas que liquidan activos públicos, para reforzar artificialmente la tasa de retorno a los propietarios de esos nuevos activos a costa de las clases trabajadoras y clases medias. La crisis de dos mil ocho hundió a todos los bancos de Estados Unidos y Europa. Para reflotarlos, gobiernos y Bancos Centrales imprimieron treinta y cinco billones de dólares. Al mismo tiempo aplicaron austeridad, suprimiendo salarios y beneficios sociales. Resultando la coexistencia de liquidez masiva y baja demanda que llevo a una escasa inversión en bienes y servicios. Las únicas compañías que invirtieron parte de esos treinta y cinco billones de dólares fueron las Big Tech. Basadas en una nueva forma de capital: capital en la nube. Bajo el Tecnofeudalismo, el poder pasa de las grandes finanzas a las grandes tecnologías.
La economía de la atención existe desde los primeros anuncios publicitarios. Bajo el Tecnofeudalismo, ocurre algo más que capturar nuestra atención y robar nuestros datos. El capital en la nube nos entrena para que le ayudemos a insertar deseos en nuestras mentes. Cuando lo consigue satisface esos deseos directamente, evitando los mercados normales, enviando productos directamente a nosotros. Y otorgando a sus dueños el poder de extraer enormes rentas de la nube.
Varoufakis declara que el capital en la nube tiene más poder que el capital tradicional, puede controlar nuestras mentes, en nombre de sus dueños. La conversión de Internet en bien común del reino feudal se ha erigido sobre una enorme concentración de capital en la nube. Esto ocurrió por dos hechos, primero, a los usuarios se les negó la oportunidad de probar su identidad en línea. Esto permitió a Google, a Microsoft y al sector financiero monopolizar nuestras identidades digitales. Segunda, tras la catástrofe de dos mil ocho, los banco privados ofrecieron a las Big Tech gran parte del dinero impreso por los Bancos Centrales. Las Big Tech usaron ese dinero estatal para construir su arsenal de capital en la nube.
Internet ha sido colonizado por corporaciones “nubelistas” que han encerrado enormes cantidades de personas, manteniéndolas ahí a través de los efectos de la red y los costos del cambio. Los señores tecnofeudales o nubelistas pueden parecer a los antiguos capitalistas monopolistas, pero, son profundamente diferentes. Los capitalistas monopolistas poseían capital convencional, medios de producción, líneas de montaje, generadores eléctricos y producían productos que todos podían comprar. Los señores tecnofeudales, con el capital en la nube, no originan ningún producto tangible, pero, generan poder para sus dueños y extraen renta de clientes, capitalistas y proletarios que fabrican productos en las fábricas de los capitalistas. Cuando la riqueza se acumula en forma de renta, en vez de beneficio reinvertidos en la producción de mercancías, esa economía está destinada a morir. Las corporaciones tecnofeudales que manejan capital en la nube, extraen cada vez más valor creado por trabajadores humanos en la economía capitalista tradicional, en forma de rentas de la nube.
El capital en la nube no se produce mediante medios de producción. No son máquinas creadas para fabricar bienes u otras máquinas. Es un medio concebido para otorgar a sus dueños, un poder exorbitante para controlar el comportamiento de los demás. El poder de extraer rentas de la nube, es todo el contenido que los usuarios ha subido y los efectos de red generados por esa masa de material. Todo el trabajo que los usuarios ponen en sus publicaciones, ha contribuido al capital en la nube. Este trabajo en su mayoría es gratuito. Solo una ínfima parte de los ingresos de estas empresas va a salarios.
Donald Trump tiene una relación peculiar con los señores Tecnofeudales de las Big Tech. Por un lado, los humilla y por otro, los refuerza. Trump los utiliza para usurpar el poder del estado, les otorga increíbles oportunidades de lucro. Por ejemplo, privatizando el dólar mediante stablecoins denominados en dólares. Trump busca que criptomonedas estables, como Tether, se conviertan en monedas en las que se comercie el capital en la nube.
Varoufakis piensa que hemos pasado a una nueva estructura social, basada en la mutación del capital para acumular riqueza. El auge del capital en la nube significo que los mercados fueran reemplazados por feudos digitales y por beneficios por rentas en la nube. Este nuevo sistema comparte rasgos con el feudalismo, pero, esta erigido sobre el capital y no sobre la tierra. El capital en la nube no es productivo, el Tecnofeudalismo es parasitario. Depende de un sector capitalista tradicional cada vez más pequeño.
El auge y la concentración del capital en la nube tiene dos polos: Estados Unidos y China. Ambos están detrás de la nueva Guerra Fría. Estados Unidos cada vez más, está dispuesto a arriesgar la guerra comercial y real para mantener su hegemonía. Algunos aliados de Estados Unidos, como Arabia Saudita, están cubriéndose las espaldas y están transfiriendo parte de sus recursos al sistema de “finanzas en la nube” de China.
El Tecnolordismo, es la nueva ideología que está sustituyendo al individuo liberal del neoliberalismo, por un Humano IA amorfo (HumAIn). Igualmente, reemplaza la fe fundamentalista en el “mecanismo divino del mercado” por otra divinidad, el algoritmo, quien evita el procesamiento de señales de los mercados descentralizados a favor de un mecanismo perfectamente centralizado, para emparejar a compradores y vendedores. Varoufakis cree que se puede limitar el poder tecnofeudal, imponiendo la interoperabilidad y estableciendo regulaciones sobre lo que el algoritmo puede hacer. Solo China ha implementado estas medidas. Solo allá las instituciones políticas no están completamente en manos del capital privado. Compañías como Open AI han violado los derechos de propiedad intelectual de todos nosotros, al entrenar sus grandes modelos de lenguaje han tomado nuestra propiedad colectiva e individual y la han devaluado. Y nos la venden de nuevo para cobrar rentas que no retornan al flujo circular del ingreso.
El autor retoma el planteamiento de Karl Marx y propone socializar el capital en la nube, esto significa hacernos a todos accionistas iguales de este capital. Se trata de un concepto de democratización radical de la infraestructura digital. Y es la propuesta central de solución de Varoufakis para contrarrestar el poder del Tecnofeudalismo.
Sugiere desarrollar la capacidad de luchar, contra el autoritarismo que surge de la concentración del capital y contra el lado oscuro en nuestro propio interior. La tendencia intrínseca de los sistemas explotadores basados en el capital es socavarse a sí mismos. Los demócratas deben usar el capital en la nube y volverlo contra sus dueños. Varoufakis cita al Marqués de Condercet, Marie-Jean-Antoine Nicolas de Caritat, “el secreto del poder no está en la mente o las armas de los opresores, sino, en la mente de los oprimidos”. Para sentenciar que nada cambiara, hasta que los ciudadanos se movilicen como agentes de cambio. Explica que la realidad no es armónica, está construida sobre contradicciones. Todo, en otras palabras, puede ser distinto. Para Yanis Varoufakis es necesaria la acción colectiva democrática para desafiar los sistemas de poder actuales, especialmente lo que él denomina el Tecnofeudalismo, que quizá es la mayor contradicción de todas.
