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Partido Político Evangélico. El dilema.

Por: Elio Masferrer Kan.*

Varios lideres evangélicos están fundando partidos políticos y suponen qué dado el crecimiento de los miembros de esta tendencia religiosa, sería exitoso un partido político. En México hubo cuatro intentos de construir partidos inspirados en perspectivas confesionales y considero que amerita un análisis.

El Partido Católico Nacional entre 1907 y 1920 ganó posiciones en varios estados y desapareció por el triunfo de la Revolución Mexicana que prohibió los partidos confesionales. Terminada la Guerra Cristera (1926-29) los católicos fundaron dos partidos políticos respondiendo al Partido de la Revolución Mexicana (PRM) que fundo Lázaro Cárdenas, basándose en el sistema de partido único corporativo de las revoluciones sociales del siglo XX.

El Partido Acción Nacional pensado como “el brazo largo” de la Jerarquía Católica, demócrata cristiano  católico confrontado al nacionalismo revolucionario liberal. El PAN fomentaría una conciencia ciudadana para lograr una democracia auténtica buscando “defender los valores de la tradición, economía y cultura, y postular la moral y el derecho como base de la acción política”.

Los lideres cristeros se sentían traicionados y abandonados por la Jerarquía Católica desconfiaban del PAN, fundaron su propio partido político, vinculado a la Unión Nacional Sinarquista que restauraría “la cultura verdadera de México”, la vigencia del integrismo católico, garantizando la prevalencia de la religión sobre cualquier actividad política. Sus mejores resultados los obtuvo en 1980 y perdió el registro en 1997.

El PAN fue más eficiente, incorporó a los evangélicos de derecha, apoyado por los conservadores de la masonería, desencantados del Partido Revolucionario Institucional (PRI), que había perdido el carisma de la Revolución. El PAN pactó con el PRI un programa económico y político compartido que fue borrando las diferencias históricas y configurándose el PRIAN, un sistema político transversal que compartía los miembros de sus gabinetes y mantenía algunos matices que los diferenciaban.

Los intentos de fundar un partido político evangélico tuvieron eco en los estados del norte del país colindantes con los Estados Unidos y tomaron algunos elementos de la Derecha cristiana norteamericana, haciendo énfasis en cuestiones de moral sexual y familiar y la denuncia de la corrupción política, fundándose el Partido Encuentro Social (PES), que tuvo éxito en Baja California. La corrupción y la crisis de los gobiernos del PRIAN hizo que los evangélicos apoyaran a Andrés Manuel López Obrador (AMLO) en el 2018 y el PES, que participaba de la coalición triunfadora Juntos haremos historia, paradójicamente perdió el registro. El PES fue desairado por los evangélicos, lo más notorio fue Chiapas, el estado con mayor porcentaje de evangélicos (46%) donde incluso perdió el registro a nivel estatal.

Ahora tenemos en marcha la formación de tres partidos políticos evangélicos y uno cristiano-católico. Hugo Eric Flores, diputado federal de Morena y fundador del PES está tratando de obtener el registro para contender en las elecciones de 2027, su tercer membrete: Construyendo Solidaridad y Paz (CSP), las iniciales de la Presidenta Claudia Sheinbaum, quien se ha deslindado enérgicamente.

Le sigue Humanismo Mexicano, impulsado por la Luz del Mundo, asumiendo el nombre de la ideología de MORENA formulada por AMLO, respaldada por sus cuadros dentro de este partido vinculados a la iglesia. La tercera propuesta es el Partido VIDA de Nuevo León, fronterizo con Estados Unidos y que emociona a los evangélicos conservadores antiaborto y anti LGTBQ+. La cuarta opción es la del cineasta Verástegui quien perdió a los católicos por integrista y es demasiado católico para que emocione a los evangélicos, el apoyo de Trump, en franco declive entre los hispanos, lo deja fuera de juego.

¿A que le apuestan Hugo Eric y Humanismo? Tienen dos opciones, si la coalición gobernante se mantiene unida obtener posiciones políticas y fortalecer las que ya tienen dentro del gobierno, si la coalición se fractura, ofrecer membretes electorales vigentes a los líderes de las facciones y lanzarse a mejorar sus posiciones políticas (si eligen al triunfador), manteniendo “un pie dentro de MORENA, y el otro fuera”. Pero los evangélicos consideran inaceptable mezclar la política con la religión, no es lo mismo creyente que ciudadano, y ejercen a cabalidad ambas identidades.

*Doctor en Antropología, profesor investigador emérito ENAH-INAH