
¿POR QUÉ LA VIOLENCIA EN EL SALVADOR?
Por: Luis Arnoldo Colato Hernández, Educador.
El estado de excepción bajo el cual nos encontramos desde hace tres años, establecido supuestamente para controlar el delito rampante y desbordado que padecimos, con el masivo despliegue de fuerzas con el que el régimen lo acompaña, la inversión en seguridad, la infraestructura levantada, si bien supone una cruda evidencia del poder estatal como además de lo que es capaz, no implicó la resolución de la problemática que lo ha desatado.
Porque no se atacan sus causas.
La violencia social que nos domina desde la fundación del estado salvadoreño no es casual, responde a condicionantes estructurales que dan lugar a ella, como lo son la exclusión y la marginación social, manifiesta en la concentración de la riqueza que a favor de un segmento particular, el modelo financiero promueve, que ahora mismo supone que tan solo el 1% de la población en el país reúne a su favor el 67% del PIB, mientras el resto de la población se ve profundamente precarizada por ello, pues es con su pobreza con la que se sustenta esa riqueza desmedida.
El coeficiente de GINI, que fuera establecido para medir la desigualdad, patenta como esta se ha incrementado exponencialmente apenas el pasado quinquenio, desnudando como el completo esquema financiero de la actual administración responde solo a ese particular propósito, lo que se ve refrendado por los datos, pues por ejemplo FORBES y la banca multilateral[BID/FMI/BM/FMI] señalan por separado como y para el caso, en ese mismo período, apenas el 0,00002% de la población, algo más de 1300 individuos, valiéndose de sus entronques con el estado, se han vuelto en ese período, superricos.
Este escenario genera exclusión estructural, haciendo que el esfuerzo laboral no se vea recompensado con un nivel de vida que le sea equivalente, lo que podemos comprobar al observar cómo los trabajadores laboran 20 años en la maquila, sin poder hacerse con una vivienda, pero a esa misma gente le basta 8 meses laborando en el extranjero, y pueden con el mismo esfuerzo financiar su vivienda y más.
¿Cómo es posible?
El salario.
Esto depende de regular sobre una base de equidad jurídica, que no tenemos en el país, que en cambio responde solo al enriquecimiento del patrono, lo que podemos apreciar en los privilegios impositivos con que se lo “estimula”.
La lógica tras esto es simple, pues el modelo dirige los beneficios solo al financista, no a los trabajadores, negándole a estos una vida digna como la posibilidad de crecimiento real.
Bajo tal esquema, la meritocracia es denegada estructuralmente, lo que impide al trabajador conquistar para sí y los suyos una vida en el sentido de la expresión.
Este es uno de los factores fundamentales que alimenta la violencia estructural que padecemos, degenerando en los ciclos de violencia social desbordada que conocemos, y que como vemos es promovida desde el modelo, dirigido a favorecer a pocos en detrimento de los más.
¿Cómo desmontar tan pérfido sistema de inequidad social?
Eso lo explicaremos en la siguiente entrega.
LAS CAUSALES DE LA VIOLENCIA SOCIAL.
Las causales de la violencia social en un país, se corresponden históricamente con la desigualdad y exclusión estructural, en favor de los pocos privilegiados y en detrimento de las mayorías, quienes, con su trabajo, sustentan esa riqueza.
El quid tras esto es la naturalización que de esto hacen las mayorías, lo que vemos en el denominado “liderazgo” político, conformado por las élites financieras, bajo el supuesto de que esa riqueza responde a su éxito particular e individual, al éxito que tuvieron en el trabajo empresarial, al sacrificio personal, cuando en realidad la evidencia empírica demuestra que son sus entronques políticos, los que dieron lugar siempre lugar a esa riqueza.
Digámoslo sin ambages, ha sido el expolio que del estado y sus recursos estos han hecho a lo largo de la historia.
Tal señalamiento lo patenta por ejemplo la riqueza que los sectores pudientes ingleses tienen, los cuales acumulan a partir del saqueo de los recursos de las naciones y las regiones a las que el imperio inglés sometió y sigue exprimiendo; otro ejemplo lo conforma las reservas en oro que posee Francia, sin que en suelo francés haya minas de oro, y que en realidad sustrae de sus colonias en África, que sobre todo ahora sigue robando, o la acumulada por los así autodenominados “hombres libres y valientes” estadounidenses, que se establecen con la misma mira en nuestra región; los tres casos que afirman el supuesto que se han hecho a sí mismos, mientras se sirven de los privilegios que les supone su nacionalidad por las implicaciones sociopolíticas en estas locaciones, justificando y afirmando las desigualdades sociales históricas locales, y que venden como logro individual, con el übermensch, con el que el fascismo justifica el expolio de las poblaciones.
Por otro lado, el modelo hace lo propio para que la población naturalice ese fenómeno, para que lo acepte y por extensión lo justifique, lo que apreciamos en la pasión con la que en particular los menos privilegiados, lo defienden, y que se explica en la alienación hacia el modelo, por su ansia de formar parte de.
Entonces la violencia responde a la exclusión de las mayorías, a la alienación con la que se las compra, como a la consecuente marginación de la riqueza, que supone que su intencionada pobreza es precisamente el precio de la riqueza que privilegia a ese segmento.
Es decir; es consecuencia de la contradicción del modelo, que mientras produce una desmedida riqueza a favor de unos pocos, genera una pobreza asfixiante para la mayoría, lo que a su vez degenera en esa violencia.
La vimos en los inicios de los 70´s, correspondiéndole con el fracaso militar ante Honduras, o entre los 30´s y 50´s, con la crisis de la bolsa, o los 10´s, con el fracaso del añil, y por supuesto, desde los 90’s en adelante, con el fracaso del modelo.
Ciclos que se seguirán repitiendo en tanto el modelo continúe su degradación.
Mientras los pobres se empobrecen más.
¿QUÉ HACER DE FRENTE A LA INJUSTICIA ESTRUCTURAL?
Desmontar la superestructura responsable de esa injusticia estructural.
Las muy extendidas enmendaduras que se le han practicado al modelo, no han derivado en la corrección del modelo, lo que podemos apreciar no solo en los correctivos, sino y sobre todo en las crisis cíclicas del modelo, que para resolver desprotege a los trabajadores y sus familias, que suponen la fuerza laboral del modelo, para en cambio orientar sus recursos a su salvataje, dejando a la deriva a los que dan vida al modelo, y resolviendo a favor de los que causan las crisis del modelo.
Al observar la lógica tras esto, nos quedamos pasmados, pues no logramos comprender en términos humanos, porque se favorece a los responsables de esas crisis, que quedan impunes en la mayoría de casos, por la manipulación que del mercado hacen con el fin de incrementar exponencialmente su riqueza, lo que deriva indefectiblemente en vidas arruinadas, como truncado de futuro para obreros, trabajadores y campesinos, que paradójicamente como referimos antes, hacen posible esa riqueza, que las élites se apropian, y a pesar de solo constituir el 1% de la población.
Esas crisis entonces, son generadas intencionadamente, paradójicamente alimentando al modelo, para entonces favorecer nuevos expolios, conformándose por definición así, en su fuente nutricia.
Debes haber escuchado el dicho “…en río revuelto…”, conforma una expresión que todos entendemos, y se refiere a cómo algunos se aprovechan de las confusiones que derivan de las crisis, y que apreciamos en el mundo natural con los depredadores oportunistas, cuyos equivalentes humanos son precisamente los financistas, para quienes la recuperación de la deuda no le es más beneficiosa cuando se cumplen los plazos, pues lo que les conviene y de lo que viven es de precisamente el incumplimiento de estos.
Porque les permite imponer condiciones draconianas al deudor.
Eso lo apreciamos con la deuda nación en particular, que, al volverse impagable, por las razones que sea, derivan en la entrega de soberanía y anulación del futuro por simple darwinismo social.
Eso lo apreciamos en Ucrania, donde haber sudado a occidente, quebrado la legalidad como abrazado el neofascismo, ha supuesto la anulación del país, pues todo el Donbass es ahora ruso, el occidente de Polonia, la franja paracentral de BlackRock, y los minerales y la riqueza del subsuelo de EU a perpetuidad.
Ya sabes, el precio de pactar con el diablo.
Entonces, es el modelo el problema y debemos entenderlo, no su gestión o la calidad administrativa, sino el modelo, porque esta diseñado con el propósito de crecer hacia al infinito, en un mundo finito, el monopolio, y el expolio, todo lo cual es sencillamente insostenible, haciéndolo saltar de crisis en crisis, cada una de las cuales agrava a la anterior.
La viabilidad entonces solo es posible dentro de un esquema sustentable, que a su ves es posible solo en la inclusión, por lo que pretender ciegamente rehabilitar al modelo, es sencillamente improbable.
Solo en la justicia y la inclusión, el futuro es potable.