Opinión

SOCIALISMO O BARBARIE.

Por: Luis Arnoldo Colato Hernández, Educador.

¿Has leído “El libro negro del comunismo” ?, o quizás escuchaste la frase, “…hacia donde corrieron cuando cayó el telón…”?

Ambos son argumentos paradigmáticos cuando de descalificar al comunismo se trata, y son referidos como fuentes incontestables al alegar porque el socialismo no conviene.

En nuestro propio país recibir el señalamiento de “comunista” resulta casi en una muerte social, en sinónimo de loco de atar por peligroso, por idealista, por atentar contra la dignidad del santísimo proyecto neoliberal que nos acoge.

Y, sin embargo, cuando revisamos ambas tesis por mera curiosidad, para confirmar cuán veraces son, nos encontramos con algunas, digamos, inconsistencias.

El libro negro del comunismo endilga a éste cifras tan alucinantes que desde la primera página te preguntas si es objetivo.

Luego, al curiosear te das cuenta de que esos datos no han sido recogidos de ningún hecho histórico, explicando porque el autor y sus colaboradores, apenas seis meses luego de su publicación, admitieron públicamente que éste no es un documento con algún rigor académico y que solo responde más bien a prejuicios y referencias de corrillo carentes de ningún valor.

Este es un hecho que cualquiera puede corroborar.

Entonces te das cuenta de que ningún autor reputado lo considera como fuente de referencia, por lo que claramente su circulación responde a intereses políticos, ideológicos y propagandísticos, con el solo ánimo de denostar, sin evidencias.

Porque el valor de ese texto es equivalente, digámoslo sin ambages, al de ese otro texto que avergüenza, el Malleus Maleficarum, pues comparten el mismo propósito: difamar y aterrorizar.

Por otro lado, la frase arriba referida es asociada a aquella noche en que el muro de Berlín fue cruzado por la población del este, sin tener que atravesar los checkpoint, lo que la mediática occidental de entonces presentara como un momento histórico que había que venderse.

Sin embargo, al revisar el devenir de aquel evento y considerar sus consecuencias, nos encontramos con que aquellas imágenes no reflejan lo que sucedió realmente, pues los berlineses de oriente cruzaron el muro no para instalarse en el este, sino por la mera curiosidad de ver, con el ánimo de reunificar legítimamente a las familias separadas, no por el muro, sino por las medidas y el aislamiento que occidente impuso, y que luego de aquella noche degeneró en un masivo desempleo en oriente, una inequidad reflejada en términos macroeconómicos, incluso ahora, lo que es más crudamente evidente en lo tocante a cómo afectó a la muy cualificada mujer de Alemania oriental, que perdiera empoderamiento y equidad de frente a las nuevas condicionantes que se le impuso a la población de la RDA, que ahora busca recuperar mediando la organización social, algunos de los estándares que perdiera.

Es decir; estos dos ejemplos ponen en relieve el que lo afirmado contra el socialismo real se basa en falsedades absolutas y medias verdades forzosas, dirigidas a descalificar y desconocer los logros alcanzados por éste.

Pero entonces, ¿Por qué calló el campo socialista?

Eso procuraremos entenderlo en la siguiente entrega.

¿PORQUÉ CAYÓ EL CAMPO SOCIALISTA?

La pregunta en realidad está mal formulada, pues la gente en la antigua URSS no deseaba su disolución.

En marzo de 1991, 191 millones de soviéticos fueron llamados a las urnas – porque sí, el derecho al voto era inalienable en el campo socialista – y el 76% voto “SI” a la continuidad de la URSS, que sin embargo fuera desconocido por Yeltsin, Kravchuk y Shushkévich, 1º, 2º y 3er secretarios del Politburó, que derivara en aquel levantamiento militar sacado de contexto por la mediática occidental, que fuera presentado como intentona militar de golpe de estado, que en cambio fuera su aporte por hacer respetar la voluntad del soberano de la URSS, que en cambio las personas referidas, apoyadas y financiadas desde occidente, instrumentalizaron mediáticamente.

Al final, el ejército retrocedió para evitar el derramamiento de sangre, mientras tras bambalinas se preparaba occidente para vender todo, acabar con el estado soviético, negar sus avances, ocultar sus logros y montar el relato negro del comunismo que todos conocemos.

Pero, ¿Por qué se dejó caer?

La caída no comenzó entonces sino con las reformas adelantadas por Yeltsin una década antes, de corte promercado, que derivaran de inmediato en el caos, corrupción, desabastecimiento y el mismo entramado burocrático incapaz y politizado que ahoga ahora a occidente, que erosionara al muy eficiente estado soviético, que antes logró salud gratuita, empleo pleno, los mayores avances científicos del orbe, etcétera, para en cambio y en menos de un lustro, caer en el más absoluto desastre social, con mafias controlando regiones enteras, niños y niñas en la calle, prostituyéndose, desempleo, gente viviendo sin hogar, pérdida total de la transparencia, acompañada de una burocracia ineficiente y disfuncional, que en nada diferenció al anterior todo poderoso estado socialista soviético, de una república bananera cualquiera.

Porque de eso se trata el mercado.

Al mismo tiempo, habiéndose perdido por completo la seguridad social y jurídica, se generaron feudos financieros, con oligarcas que desconocieron al estado, mientras Bush padre y sus secuaces, compraron a precio de me lo llevo, incluso las arañas de cristal diseñadas por Lafire, en el Kremlin.

Y Yeltsin filmaba aquel paradigmático video en el que come pizza junto a algunos niños, justificando aquello.

No se debió la caída del campo socialista a lo que algunos referentes actuales alegan, su supuesto fracaso financiero, derivado de la crisis que devino de la guerra en Afganistán, de la que se retirará en cambio el ejército rojo con honor, en orden, y no como lo hicieron los estadounidenses, abandonando sus armas y en completo caos, mientras conservó a cambio el control de los campos de amapolas y el tráfico de drogas.

La caída de la URSS respondió a una muy bien elaborada trampa como a la consecuente manipulación político/mediática, que nos llega al presente.

Porque la URSS y el campo socialista no fueron vencidos, la historia lo confirma, fueron víctimas del mayor entramado de la historia, un relato mediatizado y hollywoodense de occidente que tergiversa los hechos y la verdad.

EL COMUNISMO FRENTE A LA PROPIEDAD PRIVADA.

Se ha dicho que el comunismo acaba con la propiedad privada, que nadie tendrá nada, que se convertirá a las personas mayores en jabón.

Eso dijeron del Chile de Allende, donde por ejemplo una vecina de él, que ejerció toda su vida como empleada doméstica y jamás tuvo nada, repitió lo que sus patrones le dijeron repitiera, “…los comunistas de Allende nos van a quitar todo…”.

Y ciertamente hubo expropiación, pero de las haciendas improductivas, las minas de cobre en propiedad de empresarios estadounidenses, de las fabriles que, en desuso, fueron entregadas a los trabajadores para volverlas productivas, es decir, la infraestructura vital.

El conservadurismo lo enfrentó con desinformación e intimidación, con desabasto, con desfinanciamiento, con aislamiento, la conspiración, y finalmente, el golpe.

Cuando se concretó, Chile sufrió el desabasto real producto de la especulación rampante, y con ella, la mayor campaña de desalojos de la historia chilena, vigente a la fecha, que dejará sin hogar de acuerdo a su oficina de censos y en apenas el primer año de régimen militar, al 34% de la población, que ahora es el 51%, mientras las fabriles y tierras improductivas se duplicaron al volver a manos de las élites que respaldaron el golpe.

En EU y en 2024, el 0,23% de la población fue despojada de sus hogares por incumplimiento de pago, readecuación de cuotas por parte de los financistas, desarrollismo y hasta por contaminación, lo que aumenta un promedio anual del 18%, de acuerdo al HUD, mientras a la par el país se ve sometido a un creciente proceso de desindustrialización, afectando a cada vez más población, que ahora mismo supone el 5,67% del total[tradingeconomic.org] desempleada.

En ambos casos no es el monstruoso comunismo el que quitó los hogares a las familias, sino el estado neoliberal, que también es el que propaga la tesis de que el comunismo no respeta la propiedad privada.

Los datos empero afirman lo contrario, pues el Chile de Allende y desde su primer día comenzó un proceso de legalización de la propiedad, dirigido en particular a reconocer la de los trabajadores, como en la URSS y el bloque soviético, donde la totalidad de las familias son poseedoras legales de la vivienda que ocupan.

Porque el marxismo nunca ha atentado contra la propiedad privada, que estima y promueve, lo que podemos corroborar en la mayor economía global, China comunista, donde el 93% de las familias son dueñas de sus hogares, mientras en EU las familias poseedoras de su propio hogar son el 64%, de acuerdo a su oficina de censos, una caída en relación a 1969, cuando Nixon introdujo las reformas económicas que acabaron con los acuerdos de Bretton Woods, de 16 puntos.

Que el comunismo real te quitará tus bienes es una falacia, la evidencia histórica lo demuestra, mientras quien sí atenta contra la propiedad privada, es el neoliberalismo, lo que aquí y a diario vemos con las expropiaciones que adelanta el régimen.

Porque su avaricia marca la pauta.

Creo que es una apuesta válida, pero igual la dejo en sus manos.

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