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La complejidad del mundo pentecostal.

Por: Elio Masferrer Kan.

Carlos Monsiváis, el prestigiado escritor mexicano se crio en una familia pentecostal y en su juventud estudió en la Facultad de Economía y en la de Filosofía y Letras, ambas de la Universidad Nacional Autónoma de México, menos mencionado en sus biografías es que también estudió teología en el Seminario Teológica Presbiteriano de México, y que su familia se congregaba en la Iglesia Cristiana Interdenominacional. En la escuela donde asistía los profesores cuando lo convocaban a exponer no lo llamaban por su nombre, sino que exclamaban: ¡Qué pase el Aleluya ¡

Esta forma despectiva de referirse a una de las propuestas más dinámicas dentro del cristianismo debe llamarnos a la reflexión, debiendo ampliar nuestro conocimiento sobre la diversidad y pluralidad de los mundos religiosos, en la perspectiva de construir una sociedad abierta y respetuosa de los derechos humanos de todos los ciudadanos.

Otra cuestión importante está configurada por el origen norteamericano de las iglesias pentecostales, hay quienes pretenden hablar con cierta autoridad y expresan juicios de valor tales como: “Las sectas que vienen de los Estados Unidos”, asumiendo en muchos casos las teorías de la conspiración imperialista.

En esta perspectiva me pareció importante exponer algunos de nuestros avances de la investigación sobre la estructura del campo religioso que estamos desarrollando en estos momentos, y que son parte de un libro que estoy escribiendo, por ahora no hablaré de cifras pero es importante saber que en México tenemos alrededor de 3,500 iglesias pentecostales distintas e independientes en su gobierno, estructura de seminarios y otras cuestiones organizacionales, aunque comparten algunos cuestiones teológicas y doctrinales en una forma específica de relación con el Espíritu Santo.

En este particular no puedo dejar de mencionar que muchos cristianos evangélicos pentecostales, podrían sentirse muy reconocidos en los rituales de la Renovación Carismática en el Espíritu Santo, un movimiento al interior de la Iglesia Católica Apostólica y Romana, de donde por cierto muchos cristianos pentecostales provienen.

En México, efectivamente, muchas iglesias fueron “plantadas” por misiones provenientes de nuestros vecinos del norte, aunque originalmente hayan sido fundadas en países europeos. Esta realidad es importante tener en cuenta para evitar generalizaciones muy imprecisas. Tenemos entonces iglesias que derivan del avivamiento de la calle de Azuza desarrollado en 1906 y dirigido por el pastor afroamericano William J. Seymour, como es el caso de las Asambleas de Dios. El avivamiento se caracterizó por experiencias espirituales, milagros, testimonios de sanidad y hablar en lenguas desconocidas.

El movimiento de carismatización de varias iglesias estadounidenses llevó al desarrollo de iglesias norteamericanas pentecostales, que no derivan del avivamiento de Los Ángeles, California, como son algunas de las Iglesias de Dios.

Existen un número importante de iglesias pentecostales muy numerosas fundadas por mexicanos. La primera iglesia pentecostal mexicana fue fundada por una mujer, Romanita Valenzuela, en Villa Aldama, Chihuahua en 1914, la Iglesia Apostólica de la Fe en Cristo Jesús. Es importante mencionar que misioneros mexicanos de esta iglesia fundaron en Estados Unidos la Asamblea Apostólica de la Fe en Cristo Jesús. Podemos agregar a las fundaciones mexicanas el Movimiento Iglesia Evangélica Pentecostal Independiente (MIEPI), la Iglesia Cristiana Independiente Pentecostés (ICIP), la ya mencionada Iglesia Cristiana Interdenominacional, entre otras.

Inicialmente muchas iglesias pentecostales hacían énfasis en la inminencia del Fin del Mundo. Con el tiempo y un conjunto de cambios doctrinales se abandonaron estas expectativas apocalípticas, sin que hayan dejado de ser un componente doctrinal. Haciendo más énfasis en aspectos del mejoramiento de las condiciones de vida y ciertos planteos más “optimistas” sobre el futuro de la humanidad, y particularmente aquellos que se convertían al pentecostalismo. En este contexto surgieron las corrientes neopentecostales, que también tienen distinto origen de diversos países.

Es importante mencionar que las iglesias pentecostales y neopentecostales que están en México, y muchos países de América Latina no son la excepción, tienen iglesias de países muy distintos. En México hay iglesias fundadas en Guatemala, El Salvador, Colombia y Perú, Corea del Sur, Japón, Filipinas y Nigeria, entre otros. La Iglesia Universal del Reino de Dios Pare de Sufrir tiene rituales similares, pero por su estructura de gobierno es considerada en otra categoría definida como transpentecostal.

Una mención especial requiere la Confraternidad de Iglesias Cristiano Evangélicas (CONFRATERNICE) que agrupa alrededor de quinientas iglesias con más de 10,000 congregaciones y se caracteriza por ser un ministerio de servicio eclesial.

Debo mencionar que estas iglesias si bien son parte de un movimiento religioso, se caracterizan por no hacer un trabajo ecuménico, Aquí no rige el “el divide y vencerás». La propuesta es que «cada quien por separado triunfará”.

Doctor en Antropología, profesor investigador emérito ENAH-INAH

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