
Construir sobre diálogo y principios.
Por: Pacífico Chávez.
El ascenso de lideres populistas, autoritarios, seguidores de los consejos de Maquiavelo al estilo ortodoxo reactivan el dilema entre moral y poder ¿Liderazgos centrados en el pragmatismo político es lo que se necesita?
Se gobierna de manera unilateral, sin dialogo, sin considerar las propuestas de otros, con una gran habilidad para legitimar sus acciones mediante un fuerte personalismo que sustenta su populismo apartando valores universales de la humanidad como la vida, la verdad, la libertad. ¿Qué hacer cuando los intereses chocan con los valores? Y se vale también preguntar ¿Los intereses de quién? ¿de un individuo o de la población?
Nicolas Maquiavelo, considerado por algunos como el padre de la ciencia política es vinculado también con el mal porque sus consejos al príncipe ponen en juicio la relación entre moral y política. La gran virtud de el príncipe es actuar según le exijan las circunstancias, decía al príncipe, éste debe comportarse según los tiempos lo dictaminen, puede que hacer el bien a sus ciudadanos implique el uso de la fuerza y eso les parezca que es por su bienestar. Maquiavelo apartó la moral en el ejercicio del poder ¿Justificando así la tiranía como método para gobernar? ¿Si un gobernante quiere mantener el poder debe ser maquiavélico?
¿Debe existir un conflicto entre política y moral? ¿Entre política y ética?¿Entre política y derecho?¿O mas bien nos hemos acostumbrado a que la política es un escenario de fraude y mentiras? Dicen algunos “El fin justifica los medios”, y el fin de la acción política no puede ser el poder por el poder. El poder que ejerce un tirano es efectivamente político, aunque no sea legítimo, no existe tirano que no busque algún tipo de justificación legitimadora y no puede buscarla más que recurriendo a valores o reglas, aunque no resulte creíble para muchos. Valores como libertad, igualdad, justicia, democracia y paz se usan mucho en discursos pero en la practica cuando se confrontan con las acciones políticas mas bien éstas llevan una dirección que se aleja de dichos valores.
Y es que en general se tiende a juzgar más por el resultado que por los medios ¿Cuando el resultado es favorable, también lo son los medios? Decía San Agustín “El mal moral encuentra su causa en la conducta libre de las personas que anteponen lo efímero, lo fácil, lo temporal, a lo eterno. Es decir, que se alejan del ser divino”
Un gobernante ante toda decisión debería preguntarse ¿Es esto correcto? se requieren fines justos y medios justos al mismo tiempo de modo tal que, si para lograr un fin justo se requiere de algún modo un acto injusto, la decisión debe contar con el consentimiento de quienes padecerán la injusticia, es decir sacrifican voluntariamente su bienestar y sus derechos en aras de un bien común mayor. La ética demanda no sólo que las motivaciones y las intenciones que se persiguen sean correctas, sino que también lo sean las acciones o medios que las conectan entre sí.
Tomando un ejemplo en otro ámbito como el deporte tenemos historias de atletas que utilizan sustancias prohibidas para mejorar su rendimiento, como el caso de Lance Armstrong, quien fue despojado de sus victorias en el Tour de Francia debido al dopaje. Aunque el objetivo era ganar, el uso de drogas ilegales se considera inaceptable o bien cuando jugadores de un equipo manipulan los resultados de un juego fingiendo faltas para obtener beneficios económicos o personales, aquí el objetivo de ganar dinero para llevar sustento a sus familiares no justifica la falta de ética deportiva. Tácticas como simular faltas, retrasar el juego o utilizar lenguaje ofensivo para desestabilizar al rival. Si bien pueden ser efectivas para ganar un partido, van en contra de la deportividad. En resumen: El fin de ganar en el deporte no justifica el uso de medios ilegales, antideportivos o poco éticos. La deportividad, la integridad y el juego limpio son fundamentales en la práctica deportiva.
Volvamos entonces al campo político donde el fin real es resolver problemas que no permiten el desarrollo de todos los ciudadanos sin distinción, puede que algunas medidas resuelven de manera inmediata algo que aqueja a la sociedad, pero si esa medida afecta otros valores o bien causa daño de manera injusta a cierta porción del pueblo sin su consentimiento su efectividad en el corto plazo puede que no se discuta, pero su moralidad y permanencia en el tiempo como solución queda en entredicho.
Gobernar desde valores, principios y dialogo es necesario para construir una sociedad que se desarrolla de manera permanente a largo plazo. Conducirse en la política con integridad, honestidad, honradez, solidaridad, no tiene por qué ser un cuento de hadas, ejercer transparencia, rendición de cuentas, respeto a los derechos humanos, no debe entrar en conflicto en el ejercicio del poder.
Personas que viven sometidos a estos valores por voluntad propia y convicción son quienes deben atreverse a servir en la política evitando así tener un gobierno con lo peor de la sociedad, acostumbrados a la mentira, la violencia, el robo como su diario vivir. Quien vive en lo poco con valores también lo hará en lo mucho, quien es un gandalla en lo poco con más razón lo será en lo mucho. Quien está acostumbrado a “resolver” problemas con golpes, engaños, traición, en ámbitos de poder son más peligrosos.
Construir una sociedad basada en principios y dialogo no es tarea fácil, requiere que se creen ciertas condiciones, una fundamental es la educación en valores, en virtudes, la clave es comenzar sin dar marcha atrás en la construcción de una sociedad virtuosa, es posible si nos comprometemos todos. ¿Aceptas el reto?