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¿QUÉ LE FALTA AL SINDICALISMO PARA IMPULSAR SU TRABAJO CON ÉTICA, VALORES FUERTES SIN OPORTUNISMOS Y ARRIBISMOS QUE DAÑAN SU ESENCIA?

Por: Róger Hernán Gutiérrez. *

Lo hemos dicho, hablado, y trabajado en muchas ocasiones, el oportunismo como acción de aquellas personas venales, que sólo buscan satisfacer sus propios intereses personales, y pasan la vida congraciándose con el patrón o con aquéllos que creen tener el poder; y qué del arribismo, tratando siempre de hacerse sin tener los méritos de un puesto o cargo en la organización sindical o bajo la sombra del patrón que espera sacar todo el provecho posible de esa persona.

Sabemos que son condiciones humanas que subsisten a lo largo y ancho de una época, de una coyuntura específica—donde ha existido una cuota mayor de autoritarismo—como el factor x para hacer saltar las más miserables emociones en los seres humanos, que los despoja de todo sentimiento lleno de valores y ético, capaz de sobreponer las debilidades y transformarlas en fortalezas que acabarán con la opresión, la tiranía, las prepotencias que van siempre a descansar en aquellas personas que no se valoran a sí mismos como tales.

El sindicalismo está plagado de toda esa basura que intoxica los más sagrados pensamientos y acciones que lleven a plantear la justicia social y los derechos humanos como la razón de ser y estar coexistiendo pacíficamente con otros como los animales, plantas y la naturaleza en sí. El sindicato debe recoger las mejores opciones de la vida, pero sin oportunismos y arribismos que señalan que no es la manera correcta de conseguirlas. Acciones y pensamientos en el sindicato, que lo eleven a una categoría de necesidad y razón de ser en la defensa de los derechos laborales y en la consecución de la justicia social.

Está claro que el instrumento sindicato, no es el problema, son las personas carentes de sentimientos enaltecedores que lleven y entiendan la lucha sindical, como una forma de hacer mayor humanización del trabajo, como factor clave para llenar necesidades vitales para cualquiera ser humano dignificado y decente. Esas personas oportunistas y arribistas que socavan la integridad del sindicato, todos esos pocos elementos de la clase trabajadora, que ven la explotación del patrón como parte normal de su vida.

La lucha sindical se establece por cuanto la otra parte –el patrón, quien tiene los medios de producción—no está de acuerdo en socializar las ganancias y desvalora el trabajo realizado; requiriendo que las personas trabajadoras se sometan a normas impuestas que acaban con la humanidad de ver el trabajo como una acción esencial para satisfacer necesidades vitales, en tanto dignifica y pone decencia en la persona que lo realiza, por cuanto lo hace desarrollar más su integración a la sociedad, su participación en aquello que se realiza en común, su creatividad para descubrir y hacer las cosas de la mejor manera posible.

No obstante, la tercera figura dentro del escenario es el gobierno, en representación de los diferentes derechos de ciudadanía, que juega el rol de árbitro para catalogar, evaluar la situación e inclinarla a una acción en pro de los derechos humanos, y no como suele darse en pro de la ganancia, del dinero maldito—que fácilmente nos lleva a la avaricia, la desigualdad y

la corrupción. Cómo la ganancia mal habida destruye y corrompe al individuo, al grupo élite, al representante del gobierno y a la sociedad misma que vive bajo la sombrilla de las remesas para el consumo, debilitando la razón de ser del trabajo como tal.

El Sindicato debe ser garante de una defensa decente y digna de los derechos humanos y las condiciones para realizar el trabajo con decencia, exigiendo sus derechos en todo momento ante el patrón explotador, ante la acción patronal, de clanes y del gobierno como expoliación, ese acto que hoy solemos ver a diario que despoja o quita lo que cualquiera persona tiene para subsistir, utilizando la violencia o la acción alevosa, con ventaja, con plena maldad, con el poder a través de hacerlo de manera autocrática y autoritaria.

El Sindicato, debe debilitar la acción oportunista, identificar las personas arribistas que se infiltran, que dentro de su seno venden los intereses a la persona de poder, asociándose para acciones de defensa de la patronal en redes sociales, con la prensa vendida; no seamos el hazmerreír de una sociedad que se debate a diario con el hambre, con la falta de ingresos para subsistir con dignidad y decencia, con la falta de vivienda, de educación, de alimentación, de desprotección social plena y parcial.

Busquemos siempre la verdad, alejemos la traición dentro, existamos para hacer que la justicia social prevalezca, que los derechos humanos se consientan en todo momento y lugar, que las libertades que hoy no tenemos, sean en cada paso que demos la meta a seguir.

*Sindicalista salvadoreño.

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