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¿Hacia dónde va Francia tras la condena a Marine Le Pen?

Por: Ruben Montedonico Rodriguez.
Con el parecido a la preocupación del DT de un equipo de fútbol de la UEFA al tener a
más de 11 grandes jugadores y no saber a quién dejar de suplente, la pasada semana
el escenario internacional se vio sacudido por demasiadas noticias que intentaron (y en
algunos casos produjeron) cambios a gran escala: la guerra de sanciones
(llamada imposición de aranceles de importación) de EEUU; las renovadas expresiones
expansionistas de Donald Trump sobre Groenlandia, el canal interoceánico de Panamá
(que amenaza tomarlo de facto) y el transformar (previa eliminación de los habitantes
palestinos) la Franja de Gaza en un centro turístico en el este del Mediterráneo, son
expresiones del sinfín de hechos.
Los anuncios amenazantes descompusieron los papeles transables de las bolsas de valores
de los principales mercados del mundo al imponer distintas sanciones (aranceles) de acuerdo,
en general, con las geografías de los destinatarios.
Sin embargo, con una consideración menor de parte de los analistas y comentaristas,
se produjo un hecho singular en el contexto de la UE sobre Marine Le Pen. Esta se había
constituido con el tiempo (candidata presidencial entre 2012 y la actualidad por la Agrupación
Nacional) como una referente de las extremas derechas de la UE junto a Viktor Urbán y Georgia
Meloni, con quienes comparte -entre otras cosas- su visión adversa a todas las migraciones y la forma,
negativa, acerca de la corporación europea. Esto se puede medir si consideramos la reacción
de la Casa Blanca que deplora la sanción a la dirigente y que observa a la UE como un terreno
“manejable” (con la ayuda de la OTAN se asemeja a un “vasallaje”) mientras, en el fondo, lo
considera otro competidor a combatir, controlar o desbaratar. En momentos en que la moribunda
Ucrania (Zelensky por medio) da potestades de ingreso a fuerzas de interposición militar (germanos
y francesaimpacientes de enfrentar a Rusia (por lo que hacen, dicen y ofrecen sus gobiernos) llega
el traspié de Marine, quien encabezaba los pronósticos como candidata presidencial a suceder a
Macron. La forma de interpretar la sanción, compartida mayoritariamente por los observadores,
contrasta con la propia mirada de algunos militantes antiunión que estiman que la condena opera
como un elemento positivo que hace crecer a quien la recibe y su corriente: me inclino por la
interpretación de la mayoría. Creo firmemente que se aclara  el paso hacia la conducción temporal
en la UE para italiana neofascista Meloni de las fuerzas europeas más conservadores, que consideran
la consejería del Parlamento excede los límites de tolerancia política del territorio de los 27 y las
potestades soberanas (supuestas como reales), aunque sus determinaciones no sean vinculatorias
en la normativa ni se traduzcan en el papel.
Tras la condena por acciones fraudulentas en reiteración real contra la dirigente,
se observa convulso el ámbito interno del país; más allá de las acciones contra el veredicto
-que lo postergan en su consideración por años y le permiten a Marine Le Pen presentar su
candidatura presidencial-: falta por saber que otras respuestas darán los extremistas; de
acuerdo con muchos analistas (coincidiendo con el primer año de electo el presente
Parlamento) el actual primer ministro, François Bayrou, sería sancionado y depuesto por el
voto de los diputados en junio p´roximo. En tal caso, falta saber si Emmanuel Macron arriesgará
disolver una segunda vez el Parlamento al entender que en una nueva posible elección los
sufragios a su partido le darían un primer lugar en el Congreso con el cual se aseguraría
negociar y llegar al fin de su mandato. Es una jugada peligrosa pero posible, dependiendo de
cómo se lea la sanción a Marine y las consecuencias que la misma acarreará en la consecución
de una mayoría elemental de 289 diputados que le permita al presidente continuar su régimen
presidencialista.
La primera reacción de La Pen se conoció en una conferencia de prensa en que aseguró que la
sentencia es «una decisión política» tratando de impedirle la candidatura presidencial futura
(2027) y la misma es  característica de los «regímenes autoritarios», en una alusión directa
contra Macron.
Contraria a la opinión de algunos analistas es mi creencia que la postergación jurídica
obtenida por la imputada -le permitirá ser candidata en la siguiente presidencial- la va a
resituar con el tiempo a la cabeza de las encuestas presidenciales al atenuarse (y hasta
“olvidarse” por los electores) el tratamiento de una factible sanción contra ella;  en 2027
las migraciones serán rechazadas, mientras se repondrá a la ahora castigada al frente de las
fuerzas más reaccionarias de la UE; se convertirá en un “modelo” a seguir por las
corrientes del mismo signo. Estimo que, al medio tiempo, se dará la razón a aquellos que opinan
que la condena impuesta a la señora Le Pen resulte en un beneficio futuro a su destino político y
no en un perjuicio.
Al regresar momentáneamente nuestras predicciones, considero como un elemento en contra
de la dirigente francesa y su proyección allende fronteras las declaraciones de condena del
Ejecutivo de EEUU -afiliando sus intenciones a los de los reaccionarios galos- en momentos
en que se propende (por lo menos desde ciertos discursos gubernamentales) acceder a un contexto
de mayor independencia regional de aquellos que han regido en las últimas décadas la orientación
de la Europa comunitaria. Los desarrollos del conflicto en Ucrania no sólo son decepcionantes
en el terreno militar: han dado un inesperado resultado, aunque no se pase de la declaración a la
acción, de una UE sometida al vasallaje de su institucionalidad operada desde el Ejecutivo de EEUU
y apalancado por la metodología impuesta por la OTAN.
Otro signo de reacción de la UE la dan aquellos gobiernos que proponen la apertura o refuerzo
de algunos mercados que atenúen las dificultades de los aranceles a las exportaciones al mercado
estadunidense. Un signo lo dan aquellos quienes apuestan por aumentar el peso de las colocaciones
de la UE, golpeados por los aranceles decretados por la Casa Blanca, con AL: con rapidez se han
recordado los pasos dados (con escasa consideración) por Úrsula von der Leyen en el Mercosur.
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