
Libro. LAS FUNDACIONES EXENTAS DE IMPUESTOS.
POR: JOSÉ GUILLERMO MÁRTIR HIDALGO.
El escritor estadounidense, William H. McIlhany, publica “Las Fundaciones Exentas de Impuestos” en mil novecientos ochenta. La referida obra arroja claridad sobre las “actividades no estadounidenses”, llevadas a cabo por importantes fundaciones norteamericanas exentas de impuestos.
Describe que la Fundación Carnegie apoyo la entrada de Estados Unidos a la Segunda Guerra Mundial, no por razones patrióticas, sino, para abonar al fin de Andrew Carnegie, industrial, empresario y filántropo estadounidense, quien propugnaba por un gobierno regional angloamericano. Su pretensión era reunir a todos los anglófonos, con el único objeto de lograr el desarrollo del Imperio Británico. Con la finalidad de poner a todo el mundo no civilizado bajo dominio británico. Recuperar a los Estados Unidos y hacer de la raza anglosajona un solo imperio. Aunque, McIlhany plantea que esto es un encubrimiento para el objetivo real de la dinastía de los superricos, reorganizar el mundo mediante la socialización de sus gobiernos para después, fusionarlos en un solo. La dinastía de los superricos quiere apoderarse del planeta.
Como paradigma de lo anterior, La Mesa Redonda de Rhodes-Milner utilizaba el Instituto de Relaciones del Pacífico (IPR), como extensión de su estrategia para lograr el poder global. Los fondos del, IPR provenían del Instituto Norteamericano de Relaciones del Pacífico (AIPR), apoyado financieramente por las Fundaciones Rockefeller y Carnegie.
Las Comisiones Investigadoras del Congreso de los Estados Unidos Cox y Reece, se concentraron en la inversión y en las actividades de las tres principales Fundaciones: Carnegie, Rockefeller y Ford. Estas Fundaciones, han pretendido modificar el estilo de vida norteamericano hacía el internacionalismo. Estos propósitos se rastrean en los apuntes de la Fundación Carnegie desde mil novecientos once. Y es el principio guía de la Fundación Ford. Pues controlar las relaciones internacionales, ha sido una necesidad de especial importancia de estas Fundaciones. Por lo que desde muy pronto atendieron la necesidad de controlar el Departamento de Estado.
Para la Fundación Rockefeller, fue de importancia nacional controlar la educación. Para lograrlo, otorgaron becas a candidatos seleccionados por ellos. McIlhany describe que John Foster Dulles, presidente temporal de la Fundación Carnegie, recomendó a Alger Hiss a la presidencia de la Fundación. Whittaker Chambers denuncio a Hiss como espía soviético, en diciembre de mil novecientos cuarenta y ocho. Pero, fue hasta mil novecientos cincuenta que Hiss fue destituido de la presidencia de la Fundación.
Las comisiones del Congreso resolvieron, que dichas Fundaciones y sus organizaciones, utilizaron sus recursos para apoyar actividades no norteamericanas o subversivas. Dentro de las organizaciones investigadas están el Consejo Norteamericano de Sociedades de Aprendizaje, el Consejo Nacional de Investigaciones, el Consejo de Investigaciones de Ciencias Sociales, el Consejo Norteamericano de Educación, la Asociación Nacional de Educación, la Liga para la Democracia Industrial, la Asociación de Educación Progresista, la Asociación Histórica Norteamericana, la Sociedad John Dewey y la Liga Antidifamación. Las actividades de estas organizaciones, quienes han tenido un grado de cooperación con las Fundaciones investigadas, han creado una concentración e influencia del poder.
McIlhany opina que las nuevas Fundaciones auspiciadas por el gobierno, también tienen potencialmente efectos perniciosos, como la Fundación Nacional de la Ciencia, por los abundantes capitales que le llegan. El autor discurre que las Fundaciones exentas de impuestos han abogado, hecho propaganda y movilizado a la opinión pública, a favor del estatismo y colectivismo en las áreas de educación, política sanitaria y bienestar público. Además, promueven el socialismo en Estados Unidos y la gobernanza mundial en el extranjero. Estos objetivos son, anti libre-mercado y destructivos del sistema social que genero la riqueza financiera.
Para McIlhany, en una economía libre desaparecerían los problemas relevantes para las Fundaciones exentas de impuestos. Todas las instituciones benéficas, podrían funcionar como empresas, ofreciendo algún rendimiento de la inversión a sus contribuyentes o competir sobre la base de sus logros benéficos. Es necesario cuestionar la promoción de la ortodoxia estatista por parte de las Fundaciones. En general, McIlhany ha elaborado un excelente análisis sobre el impacto de las Fundaciones exentas de impuestos.