El Sadismo de un Estado

¿Qué es el sadismo? El sadismo implica disfrutar de la humillación y el dolor de otra persona. Sin embargo, a menudo se dice que deshumanizar a las personas es lo que nos permite ser crueles. Las víctimas potenciales son etiquetadas como perros, piojos o cucarachas, lo que supuestamente facilita que otros las lastimen.

Por: Francisco Parada Walsh*

Jamás imaginé vivir una tragedia como lo que sufren miles de familias que han sido víctimas del régimen de excepción, si, esa excepción particular por desencadenar toda la ira y fuerza de un estado en contra del pobre.

Debo aclarar algo, aun, la persona más despiadada tiene derechos inherentes que deben ser respetados; lamentablemente la violencia que se ha querido detener, ahora se revierte y son los defensores del pueblo como es el estado quienes ejecutan una violencia enfermiza contra todo aquel que haya sido detenido sea justa o injustamente.

Realmente lo que vivimos es una locura, algo nauseabundo donde se gradúa una promoción de torturadores, hombres y mujeres que bajo una máscara esconden el deseo de ver sangre, de golpear, de anular, de quebrar al detenido; ¿Cómo podemos esperar salir bien librados si la violencia se ejecuta en todos los niveles? Lo único seguro será que cada día se forme una sociedad más violenta, más sádica, más asquerosa.

Mientras es el pobre el que carga con todo, es ese vendedor de cosas sencillas que tristemente es el estigma de la pobreza quien lo condena sin ser condenado en un tribunal, basta la decisión de un soldado o policía y su detención es inmediata, su futuro incierto y su muerte, casi segura.

Tristemente una institución que consideré seria como es el Instituto de Medicina Legal se ha prestado a hacer autopsias o actas de defunción dando causas de fallecimiento totalmente alejadas de la verdad y que un médico que juró defender la vida se deje someter por la muerte no debe ser médico sino estar como celador y sus conocimientos de medicina ponerlos en práctica en el ejercicio no de la ciencia sino de la tortura o debe renunciar pero alterar documentos como es el caso de un hombre mayor que murió como consecuencia de una golpiza solo dice que, el otrora médico galante también es cómplice de un estado de excepción para joder al pobre y si el lector no se inmuta ante el sadismo que se ejecuta en las prisiones, también es cómplice por omisión y por cobarde pues como dijo una diputada  tica refiriéndose a nosotros: “Se han pasado matándose” y todavía falta; siento vergüenza de que un padre grite al ejecutivo que lo arresten a él y liberen a su hijo sordo, también  hay oídos sordos del ejecutivo.

El experimento de Zimbardo donde el guardián infringía dolor y sadismo mientras los objetos estudios como eran prisioneros que solo servirían para ver las conductas ante la violencia cobra vida en estas rojas tierras que de fértiles no tienen nada; me imagino a ese guardia de seguridad de los centros penales que, mientras llega a su lugar de trabajo piensa qué hará ahora, cómo golpeará a fulano, a quién se debe violar solo puede decir que somos más enfermos de lo que pensábamos, y por cosas del destino y ante la ignorancia de las autoridades que desconocen que la tortura es un crimen que no prescribe y que más temprano que tarde serán detenidos y pasarán largo tiempo en una celda.

Quizá si fuera mi persona el torturador estar preso no me importara pues sacié mi sed de venganza y de muerte pero no podría vivir un segundo sabedor del daño que causé a otros tan solo por ser pobres o ¿Acaso hay una diferencia marcada en las clases sociales entre el torturador y el torturado? ¡Ambos son pobres! Y nuevamente, somos un país que voltea la mirada a la nada, quizá somos la nada pues mientras mueren personas dentro de los centros penales, la nada parece afectarnos.

Definitivamente somos menos que sociedad, merecemos todo el dolor inimaginable pues un país silente donde ni la iglesia abre el pico, solo nos descubre que tenemos una mente y un corazón que bombea odio, maldad y más. Solo imagino que somos el auditorio que vitorea al león que devora a un preso; auditorio, león y preso pobres tanto de dinero como unos pobres diablos que, parimos asesinos, torturadores, diablitos. Eso somos, basura, el lumpen de la vida.

*Médico salvadoreño

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