Categoría: Cultura

  • Memoria e  imaginación

    Memoria e imaginación

    En buen amigo me dijo que son las claves fundamentales de todo placer y a la vez de todo penar. Constituyen pulsiones que construyen universos en los que se salta de lo real a lo figurado y al contrario hasta llegar a un estado en que todo se confunde. ¿Dónde empieza una? ¿Dónde termina la otra? ¿Dónde se esconden? Ambas poseen resortes poderosos para elaborar mundos que son seguidamente relatados para dar sentido a la vida y a su término.


    Por: Manuel Alcántara Sáez*


    El terreno de la neurología es su nicho más profundo aunque sea el universo de la lírica el que aquí me interesa. Integran sendas en las que caminar a veces resulta risueño y otras supone un tormento que nunca se siente que acabe. Pareciera que la primera se nutre de experiencias mientras que fueran los deseos los que alimentaran a la segunda, pero no siempre es así. Hay remembranzas interesadas que anhelan un propósito determinado y sueños que lo que pretenden es erigir lo que nunca se tuvo.
    En el lenguaje cotidiano es frecuente oír que alguien comienza su perorata diciendo: “recuerdo que…”, o, en otro orden, “me imagino que…” Se trata de fórmulas habituales que no van a la raíz de su significado inmediato sino que apenas constituyen guiños que buscan reafirmar la posición de lo que se dirá a continuación. Son abrebocas. ¿Importa al interlocutor que sea imaginación o memoria el artificio verbal? Una situación bien diferente a la que se da cuando la memoria o la imaginación construyen un recuerdo o un retrato de tal intensidad y nitidez que las lágrimas o la sonrisa llegan a brotar sin que nada lo impida. Pensar, sentir. A la vez. Profundamente ¿Es posible? En cierta ocasión escuché un exabrupto acerca de alguien de quien se decía que tenía una gran memoria pero nula imaginación y me pregunté si era mejor ser fantasioso y desmemoriado.
    Entretengo los pensamientos que brotan del pozo de los recuerdos con otros que emanan de las sombras que se proyectan sobre la pared del cuarto en el que estoy acostado esperando la llegada del sueño. Se mezclan. Estas sombras son las que ve un niño durante la noche en que todo está en calma y que vienen a la memoria muchos años después confundiéndose con otras en un país lejano donde los frondosos árboles inhiben las luces de los coches. Imagino escenas. Los abuelos charlando en la cocina. Ella escribiendo su novela, material para su curso de literatura creativa. Frases entrecortadas frente al silencio de la casa. Entonces no llovía, hoy sí. A pesar del aguacero es necesario salir a caminar para poner en orden las cosas porque yo no había leído lo que ella me dejó como tarea, a menudo ocurre algo de esa guisa. Un despiste, un olvido.
    Recuerdo las veces que me quedé solo. Tantas que me habitué hasta tal nivel que me resulta difícil imaginar otra manera de vivir. Imagino mi vida acompañado, quebrando así mi propensión a la soledad y una sensación añeja me invade, de forma que enturbia cualquier atisbo de memoria. Siento el vacío cuando pienso en todo ello. Sopeso pros y contras y eludo las emociones que me desbordan. Allí hace el frío que aquí está ausente y cuya presencia no echo de menos. Olvido el contraste porque no soporto el fragor de la risa que surge de aquel lugar al que no regresé y sobre el que juré no mencionar jamás. Suspiro. Cierro los ojos para no ver su mirada, inquisidora. Extiendo las manos para rozar su mejilla, asir sus brazos. Besar sus cabellos. Oler su fragancia. Como aquella vez en la playa, al atardecer. La brisa de poniente avivaba el deseo que la tormenta podría apagar en cualquier momento. Como así fue.
    Sentado en el quicio de la ventana veo pasar a la gente. La cadencia en el andar delata su porte de turistas. Configuran una hilera mañanera continua. Hace rato que amaneció. La muralla está detrás. Ella todavía duerme en la habitación del fondo. Hemos discutido amargamente. ¿No nos entendemos? ¿Quién es más egoísta? Cierro una vez más los ojos. Es mi pose más cobarde. La gata no deja de maullar. Sueño despierto acerca de la vez anterior en que nos tiramos los trastos a la cabeza. No recuerdo la razón, pero sí que después estuvimos sin vernos dos meses. ¿Por qué no me voy para siempre? ¿Por qué no se ha ido ella? Anoto en el cuaderno azul lo que ha ocurrido, edulcoro las escenas más ríspidas, pero no dejo sin referir el hilo conductor de la confrontación. Pienso que alguna vez me gustará releerlo ¿o será como algo introducido en un saco roto? Pura vanidad.
    La conferencia va a empezar en menos de cinco minutos cuando terminen las presentaciones. No sé qué voy a decir. El auditorio está repleto de gente ya enmudecida y atenta que ni siquiera consulta sus teléfonos, aparentemente. Apenas acabo de enterarme del título que los organizadores dieron al acto. Retos de la política. No tengo ningún papel sobre la mesa, no hay prevista proyección alguna. Mi mente remolonea y trae a colación una situación similar que me sucedió hace veinte años en un país del sur. Busco la estrategia que seguí entre los repliegues del pasado y la encuentro. Pero no tengo el desparpajo de entonces para tal simulación. Se me ocurre que una solución intuitiva sería la de hablar del papel de la memoria y de la imaginación en las ciencias sociales. Puede resultar. ¿Qué tal si enlazo “la imaginación al poder” con “memorias de Adriano”?
    *Politólogo español. Director del CIEPS (Centro Internacional de Estudios Políticos y Sociales)
  • Libro | La crisis del capitalismo democrático

    Libro | La crisis del capitalismo democrático

    El autor es el editor jefe de Economía del Financial Times y está considerado uno de los periodistas económicos más influyentes del panorama internacional. Sus libros La globalización liberal: a favor y en contra (Anagrama, 2006), escrito junto con Susan George, y La gran crisis: cambios y consecuencias (Deusto, 2015) son relevantes para entender las claves del inicio del siglo XXI en el (des)orden global.


    Por: Manuel Alcántara Sáez


    [dropcap]E[/dropcap][dropcap][/dropcap] sta obra parte del diagnóstico de que la inestabilidad financiera era sólo uno de los fallos de las economías occidentales. También habían sido importantes el aumento de la desigualdad, la creciente inseguridad personal y la ralentización del crecimiento económico, sobre todo tras la Gran Recesión. Además, había que tener en cuenta, en gran medida como resultado de todo ello, las élites gobernantes -comerciales, culturales, intelectuales, políticas y administrativa- perdieron credibilidad ante la opinión pública. En la arena política se produjo un distanciamiento de la democracia liberal hacia sistemas que podrían describirse como «autocracias demagógicas».

    El libro se estructura en cuatro partes. La primera, sobre el capitalismo y la democracia, incide en la evolución del capitalismo democrático enfatizando lo que denomina los ciclos de globalización aupados en diferentes revoluciones tecnológicas y en el maridaje existente entre los países económicamente libres y la democracia. La segunda parte realiza el análisis de lo que falló vertebrado en dos argumentos vinculados con el auge de la economía rentista y en los peligros del populismo. La tercera se adentra en lo que denomina la renovación del capitalismo democrático sosteniendo la tesis de que será imposible combinar la democracia de sufragio universal con una economía de mercado si la primera no se muestra abierta a la influencia y la segunda no sirve a los intereses del pueblo en general.

    Abunda en el hecho de que los puntos fuertes de la democracia son la representación y la legitimidad, mientras que sus debilidades son la ignorancia y la irresponsabilidad; por su parte, los puntos fuertes del capitalismo son el dinamismo y la flexibilidad, mientras que sus puntos débiles son la inseguridad y la desigualdad. La última parte, una bisagra en la historia, es la más breve del libro y enlaza con las conclusiones que animan al restablecimiento de la ciudadanía que en la opinión del autor debe englobar tres aspectos: la preocupación por la capacidad de los conciudadanos de tener una vida plena; el deseo de crear una economía que permita a los ciudadanos prosperar; y, sobre todo, la lealtad a las instituciones jurídicas y democráticas y a los valores de debate abierto y tolerancia mutua que las apuntalan.

    Martin Wolf (2023). La crisis del capitalismo democrático. Por qué el matrimonio entre democracia y capitalismo se está diluyendo y qué debemos hacer para solucionarlo. Ediciones Deusto. 493 págs. ISBN: 978-84-234-3606-4. Traducción de Javier Guerrero

  • El lenguaje del nacionalsocialismo

    El lenguaje del nacionalsocialismo

    La española Irene Ergueta Elorza, nos presenta su trabajo de fin de grado en traducción e interpretación con fecha de dos mil diecisiete, titulado “El lenguaje del nacionalsocialismo: análisis lingüístico de la connotación propagandística nazi y propuestas de su traducción al castellano”.


    Por: José Guillermo Mártir Hidalgo*


    [dropcap]E[/dropcap] lla nos dice que, a lo largo de la historia, el lenguaje ha resultado un instrumento esencial, en la consecución de objetivos políticos. El registro lingüístico establece un mapa, la estrategia y la intención subyacente para alcanzar los objetivos políticos. Afirma que las palabras, sustentan la labor propagandística que permite al gobierno totalitario, dominar a la población. Por su medio, se consigue anular su conciencia, al encauzar sus sentimientos y actitudes hacía la dirección deseada. Entonces, la palabra, constituyo un aporte esencial al nacionalsocialismo. Ya que permitió al régimen llevar a cabo la barbarie.

    La lengua alemana se dogmatizo según las prescripciones del nacionalsocialismo. La creación del Ministerio de Propaganda, permitió el control de los medios de comunicación. De esta manera, la prensa quedo sometida a las directrices del partido. Cada semana, corresponsales y directores de todos los periódicos, recibían instrucciones sobre lo que deberían escribir. La censura se apodero de la prensa escrita y de la radio. La Secretaria de Prensa del Reich, controlaba el setenta por ciento de las publicaciones.

    Los nazis no solo buscaban ejercer el control sobre la población, pretendían forjar una única identidad en torno a una comunidad pura, en términos raciales e ideológicos, con un destino mesiánico común. El lenguaje resulto una herramienta clave, para lograr adoctrinar al pueblo. Palabras claves, sintaxis y formulaciones especiales, construían un puente que lograba conectar el mensaje, con el subconsciente del individuo. La propaganda del nacionalsocialismo, se centraba en encauzar emociones latentes de la nación, hacía su propio beneficio. La propaganda nazi tuvo dos periodos: el primero, tiempo de lucha, la propaganda tenía un tono agresivo cuando se refería a la República de Weimar. El segundo, el tercer Reich, interiorizo un estilo agitador en sus discursos y le confirió oficialidad.

    Como método de adoctrinamiento, la importancia de la repetición del contenido de forma asidua y persistente resulto efectivo. Y el fomento del colectivismo, aumentaba la vulnerabilidad del público. Ya que la multitud se vuelve más propicia a la credulidad. El nacionalsocialismo, le atribuía relevancia a las “palabras claves” y fomentó la creación de unidades léxicas. La propaganda buscaba ensalzar la grandeza del Reich, asociada a emociones positivas. Imágenes, símbolos y adjetivos conseguían evocar la grandeza en el público. Se recurría a terminología religiosa, para dotar al Führer de carácter divino. Expresiones del “lenguaje de las trincheras”, se integraban en el idioma cotidiano y llamaban a la acción para luchar por el régimen. Se les atribuía gran relevancia a los elementos racistas, para lo cual se utilizaba terminología propia del campo biológico que permitía justificar el social darwinismo.

    Ciertas técnicas maximizaban los efectos de la propaganda, como el empleo desmesurado de la exageración a través de superlativos. Se solía referirse al enemigo con insultos de gran explicidad. Para eludir a derrotas militares o medidas potencialmente impopulares se adoptaban eufemismos. El lenguaje y otros medios como fotografías, películas y música, ejercían una influencia ilegitima sobre la audiencia, sin que se percataran del verdadero móvil subyacente. Los métodos que permitían manipular al receptor eran, primero, problema-reacción-solución, conseguía que el público comprendiera, mediante la sugestión, la necesidad de aplicar la solución que se les proponía. Segundo, conectar con los sentimientos del receptor, para bloquear su capacidad racional y acceder a su inconsciente. Tercero, el orador adquiere consciencia de las demandas del pueblo, para enfocar su planteamiento manipulativo hacía las mismas. Y cuarto, el elemento primordial de control mental es la estrategia de la distracción, para mantener ocupada a la audiencia. Otra metodología era subrayar las características positivas propias, así como los aspectos negativos del oponente. La dualidad “ellos” y “nosotros”, se aplica en distintos planos del discurso.

    Los principios de propaganda de Goebbels eran la regla de la simplificación y del enemigo público, en la cual, se presentaba la doctrina de la manera más sencilla y se describía en detalle al oponente, para polarizar el odio entre el colectivo. La exageración y la desfiguración, para ensalzar la emocionalidad del público. Y establecer conexión con los estereotipos de la sociedad contemporánea.

    El lenguaje nazi se caracterizaba por neologismos creados, vocablos que adquirían nuevos sentidos y palabras asociadas al nazismo.  Como neologismo se encuentran las palabras Alljuda y Amtstrüger. Alljuda, término despectivo que alude al colectivo judío agrupado en torno a una nación. Amtsträger, se refería funcionario oficial del Reich.

    Como palabras claves en la doctrina nazi hallamos Arisieren, expropiación de comercios judíos a manos de las autoridades nazis. Entjudung, trasladar a los judíos a los campos de concentración para su exterminio. KNIF (Kommtnicht in Frage), abreviatura de incuestionable. Y Vollfamilie, concepción nazi de familia ideal compuesta por dos progenitores y al menos cuatro hijos.

    Términos con nuevo significado descubrimos Glaube, creencia en el Führer. System, en referencia a la República de Weimar. Y Weltanschauung, indicaba la concepción nazi del mundo.

    Términos existentes asociados al nazismo nos tropezamos con Anschluss, en relación a la invasión nazi de Austria. Blutschande, vergüenza de sangre, connotación despectiva argumentada desde el punto de vista biológico. Eugenik, práctica de limpieza racial nazi. Greuel (Greuelmärchen, Greuelnachricht), método difamatorio nazi del oponente al acusarle de calumniar al Reich. Pimpf, miembro de las juventudes hitlerianas. Schädling, parásito judío. Y Untermensch, subhombre. La palabra debía reflejar la supremacía racial aria sobre el resto de colectivos. Cada palabra, cada eufemismo y cada insulto servían para adoctrinar a la masa y, moldeaban su voluntad en conformidad con los objetivos del régimen, sin posibilidad de recurrir a la razón.

    *Psicólogo salvadoreño

  • 14 de diciembre de 1948:  una revolución que no fue

    14 de diciembre de 1948: una revolución que no fue

    Recuerdo el 14 de diciembre de 1948 pues, por diversas razones, a mi corta edad de 7 años, me causó fuerte impresión. El teniente-coronel Manuel de J. Córdova, uno de los miembros de la pentarquía que, con el nombre de Consejo de Gobierno Revolucionario, gobernó a raíz del golpe de estado llevado a cabo en esa fecha, era vecino de mi casa en Santa Tecla. A lo largo de los años he seguido la pista a los acontecimientos de 1948.


    Por: Dr. Víctor Manuel Valle Monterrosa


    El general martinista, Salvador Castaneda Castro, presidente impuesto desde 1945 y con maniobras para reelegirse, fue sustituido por el Consejo de Gobierno citado integrado por el teniente coronel Córdova, más los mayores Óscar Bolaños y Óscar Osorio y los civiles Humberto Costa, abogado, y Reynaldo Galindo Pohl, abogado in fieri. Osorio al momento del alzamiento estaba residiendo en México y se incorporó al gobierno provisional unos días después. Galindo Pohl era un destacado universitario de 30 años que había sido líder estudiantil en comité de huelga general que dio al traste la dictadura de Martínez en 1944. Otro líder notable fue el Mayor Humberto P Villalta que fue designado Jefe de la Fuerza Armada. Córdova y Villalta fueron excluidos por Osorio unas semanas después y enviados al exterior como agregados militares.

    El nuevo gobierno fue recibido con esperanza y amplio apoyo popular, pues ascendían al mando personas menores de 40 años y se desplazaban generales martinistas sexagenarios como el presidente depuesto Castaneda y otros generales como Ángel Avendaño y Mauro Espínola. Para mostrar cambio, el nuevo gobierno montó un tribunal de probidad que juzgó actos de corrupción contra las depuestos. Se dio mucha publicidad al encarcelamiento y juzgamiento de general Castaneda y cercanos colaboradores. Algún tiempo después, esto quedó en nada y los presos recobraron su libertad.

    Historiadores y aficionados a la historia han analizado abundantemente ese hecho político y sus consecuencias. Incluso algunos le ven rasgos de gobierno socialdemócrata. Es importante dilucidar si el movimiento de 1948 fue un remozamiento de la dictadura militar o un intento transformador del estado y la sociedad de El Salvador. Quizá de los dos conceptos bebió este movimiento que, con astucia propagandista, fue llamado La Revolución del 48, para traer a la mente esas palabras que invocaban los hechos políticos que conmovieron Europa en 1848 con el protagonismo del incipiente movimiento europeo y que tendrían gran impacto en el mundo en los decenios que siguieron. Por eso, no se decía nuevo gobierno o golpe de estado, sino La Revolución del 48, para calificar la llegada al poder político de los alzados contra los vestigios del martinato.

    Sin duda, el golpe de Estado de 1948 introdujo algunas modernizaciones. Sobre las motivaciones de los líderes se pueden tejer varias teorías. Se estaba en la inmediata postguerra segunda y las potencias aliadas querían mantener su hegemonía mundial; pero daban un poco de aire fresco a algunos países explosivos. El Salvador era uno de ellos.

    Osorio, el indiscutible líder militar y político del nuevo gobierno y que se mantuvo como tal desde 1948 hasta 1956, había estudiado en una academia militar italiana en tiempos del fascista Mussolini; fue agregado militar en México cuando en ese país todavía se vivía un aura revolucionaria, aunque con un partido de “revolución institucional”, con fuertes controles sociales.

    Eso explica que el partido político establecido por Osorio y sus allegados para administrar el modelo socioeconómico que ha imperado en El Salvador desde el siglo XIX, se llamó Partido Revolucionario de Unificación Democrática y existieron los llamados 14 puntos de la revolución donde se hablaba de libertad, democracia, honradez en manejo de fondos públicos, justicia social y, sobre todo, hacer de civiles y militares “un bloque indestructible”.

    “La Revolución Cumple”, “El ejército es el brazo armado del pueblo”, “Puesta la confianza en Dios”, “Siempre pensando en los altos destinos de la patria”, “Fuera doctrinas anárquicas y contrarias a la democracia”, eran frases publicitarias que se leían en afiches y se escuchaban en discursos oficiales para delinear la llamada revolución del 48 que, sobre todo en sus primeros 8 años del predominio de Osorio, tuvo una etapa formalmente modernizadora sin tocar a fondo los rasgos esenciales del régimen socio económico.

    Por ejemplo, se creó el ISSS para trabajadores urbanos, se estableció el IVU para construir viviendas destinadas a estratos bajos y medios, se legalizaron los sindicatos aunque se alentaron los sindicatos gobiernistas, se crearon la CEPA para impulsar los puertos y la CEL para mejorar la electrificación con la presa hidroeléctrica “Chorrera del Guayabo” o Cinco de Noviembre, se fundó el Instituto de Colonización Rural (era grave pecado político decir reforma agraria) y el Instituto Regulador de Abastecimientos, se hicieron la carretera del litoral y el bulevar del ejército, se impulsaron centros turísticos y de recreación obrera, y los llamados “grupos escolares tipo revolución”, y se erigió el Monumento a la Revolución, “mal apodado el Chulón”, que al ubicarlo en una zona elegante en vías de construcción se simbolizaba un “bloque indestructible” entre gobierno y clases pudientes.

    Había “Pan y Circo”. Los primeros de mayo, para celebrar el día del trabajo y quitarles asistentes a los desfiles de trabajadores contestatarios, se montaban espectáculos con danzarinas tropicales importadas en escasa ropa, que danzaban en medio de la Reina Isabel y Cristóbal Colón del Palacio Nacional. Y nadie reclamaba por ese mal uso de tan solemne espacio.

    De vez en cuando traían “cachiporristas” de algunas instituciones de Estados Unidos que, con sus bastones, faldas cortas y danzas, desfilaban por las calles de San Salvador para entretener “a las masas” y aliviarles sus penas. Claro, en el decenio de los 1950, dicen los entendidos, los “precios del café” estaban altos y había dinero en las arcas públicas para estos gustos y para enriquecimientos ilícitos de funcionarios públicos.

    Poco a poco se volvió “a la normalidad política”: algunos entusiastas del régimen iniciales que acompañaron el comienzo del movimiento, se fueron desencantando (por ejemplo, los jóvenes Mario Salazar Valiente y Jorge Arias Gómez) y otros fueron cooptados (por ejemplo, Julio Fausto Fernández y Waldo Chávez Velasco).

    Para legalizar la represión política una Asamblea Legislativa sometida al presidente Osorio emitió la Ley de Defensa del Orden Democrático; se controló y persiguió opositores políticos, se les reprimió y hasta exilió, (Recordar la llamada represión de 1952). Cargos importantes del gobierno fueron asignados a representantes de los grupos económicamente poderosos. Y de paso, Osorio jugó un papel importante en el derrocamiento, urdido por el gobierno de Estados Unidos, en 1954, del presidente guatemalteco Jacobo Arbenz líder de un gobierno revolucionario mal visto por las derechas del continente.

    Por todo eso se puede decir que el 14 de diciembre de 1948 comenzó en El Salvador “una revolución que no fue”. Y la historia siguió su marcha en espiral, dando lecciones hasta la actualidad en un país que aún espera la utópica revolución social.

  • Camuflaje navideño…

    Camuflaje navideño…

    I- Un verde lejano. En Latinoamérica muchas familias arman el “arbolito de navidad” el 8 de diciembre, día de “la asunción de la Virgen…” pero conviene tener presente algunas cuestiones acerca de las categorías mentales que nos habitan hace generaciones. La veneración del árbol la encontramos en diferentes culturas y tiempos desde la India Védica al Popol Vuh de los maya quiches. Lo encontramos arraigada entre los celtas con sus druidas y en las kenningar de la mitología germano-escandinava.


    Por: Marcelo Valko*


    La civilización Occidental heredó tal fervor y lo transformó en un símbolo tan fuerte que los principales puntos financieros se ufanan en lucir enormes árboles navideños como sucede en el Rockefeller Center de Manhattan o en Fráncfort, la metrópoli financiera de Alemania. En ambos casos los árboles superan los veinte metros, uno traído de Canadá y los otros de la Selva Negra.

    Menos espectaculares son los árboles sintéticos y de tamaño normal que lucen los hogares. Veremos que esta arraigada tradición de utilizar un árbol como objeto y soporte de adoración viene de larga data y aunque resulte difícil de creer también el combate contra el árbol proviene de horizontes aún más lejanos en el que participan incluso santos canonizados por la Iglesia.

    II- Lluvia de santos. Ante la imposibilidad de desterrar creencias paganas, la teología católica se vio forzada a aceptar la adoración de una infinidad de espacios geográficos y cuestiones que se corporizaron en santos de “probada eficacia” para conjurar presagios, evitar plagas, daños meteorológicos, económicos o corporales. Hagamos un veloz racconto.

    Distintas representaciones divinas están especializadas en contrarrestar infinidad de eventos negativos por ejemplo san Antonio es muy ducho en solucionar problemas amorosos, san Gregorio es eficaz para espantar las plagas de langostas al igual que san Agustín. A su vez San Marcial era una luz erradicando invasiones de hormigas, san Sebastián era invocado frente la peste, la Virgen de los Reyes de Sevilla para terminar con la sequía o el apóstol Santiago para disuadir tormentas de rayos y granizos.

    Otros como el multifacético san Francisco de Borja era muy poderoso contra temblores, borrascas y tempestades y san Ramón Nonato era el predilecto para controlar que el embarazo llegue a buen término mientras que santa Margarita se la considera eficaz para invocar un parto sin dolor. En cambio san Huberto era excelente para curar la rabia y picaduras de serpientes, san Genaro para detener la erupción del Vesubio, otros se convirtieron en patrones de los zapateros como san Crispín, santa Blandina de las criadas, san Benito de monjes y espeleólogos, san Claudio de Bensancon de los jugueteros, santa Marta de las cocineras, el evangelista Mateo es patrón de los banqueros, santa Brígida de las viudas y el arcángel Gabriel es un sofisticado patrón de las telecomunicaciones y la abadesa de Kildare conocida como Santa Brígida es patrona de los cerveceros junto obviamente a San Patricio.

    En Cuzco el Cristo de los Temblores es tal vez la figura más popular por su probada aptitud para detener terremotos. La lista es mucho más extensa, pero supongo suficiente este muestrario. Del enorme listado de estos personajes existe dos que me interesan mencionar y vienen al caso de esta nota sobre el arbolito navideño, uno es san Martín y el otro san Bonifacio que pusieron todo su empeño en derribar los árboles paganos, incluso existen reproducciones pictóricas y estatuas de bronce que los muestran blandiendo el hacha con entusiasmo para acabar con adoraciones heréticas y difundir el Evangelio. Como sucedió tantas veces, una religión perseguida se transforma en perseguidora…

    III- Devotos del hacha. Tanto Martín como Bonifacio combatieron contra las arraigadas supersticiones de las mitologías de los pueblos bárbaros que sin embargo lograron derrumbar al Imperio Romano. Tanto celtas como germano-escandinavos adoraban al Árbol Universal, el árbol del centro del mundo uno de cuyos nombres era Yggdrasil considerado como un Eje Cósmico o Axis mundi por el cual los dioses o la energía primigenia fluye ascendiendo o descendiendo para mantener el funcionamiento de la vida. Ese Árbol central y sus tres dimensiones, las raíces que se hunden en el infierno, el tronco que abarca lo terrestre y su copa llega al Cielo sostiene la renovación del mundo y sus ciclos de temporalidad agraria.

    Tal mitología mencionaba el peligro tremendo asociado a la muerte del Árbol Cósmico constantemente desafiado por un águila que come su follaje, el tronco amenazado por la putrefacción o una maligna serpiente que roe sus raíces. Si el árbol perece sobrevendrá el Fin del Mundo conocido como Ragnarôk. Lo que acabo de mencionar nos da una somera idea de lo que representaba para las gentes el accionar de san Martín y san Bonifacio nuestros santos hacheros talando aquí y allá como fieles mensajeros de un Dios deforestador a su pesar.

    Ahora bien, también las culturas centroamericanas (nahuatl) veneraban a Tamoanchan, un árbol cósmico que hunde sus raíces en el inframundo y sus ramas suben al cielo, por donde se asciende y desciende de la vida a la muerte a quien también le acechan amenazas. En el Chaco los wichis consideraban sagrado al Samuhú (familia de los baobab) que fue traducido con desprecio hasta hoy en día como “palo borracho”.

    IV- Espacios Sagrados. Durante la Conquista de América, la Iglesia reutilizó sitios de geografía sagrada para erigir sus propios lugares de culto ya que se trataba de espacios de peregrinación donde existía una gimnasia litúrgica previa de muchos siglos. De ese modo y para mencionar apenas algunos casos, menciono como el espacio ocupado por el gran templo de Tenochtitlan se convirtió en la Catedral de México y otro tanto ocurrió en Cuzco donde el sagrado Coricancha centro del Tahuantinsuyo se transformó en el Templo de Santo Domingo.

    Algo similar ocurrió con el monte de Tepeyac allí los náhuatl adoraban a Tonantzintla, la Madre de la Tierra donde casualmente apareció la Virgen de Guadalupe, o en el lugar de culto de Copacabana frente al lago Titicaca donde descendió la Virgen de la Candelaria. Este muestrario de reocupaciones de la geografía sagrada de espacios prehispánicos viene al caso para explicar la conversión que experimentó el Árbol Cósmico que pese a los esfuerzos de nuestros santos hacheros no resultaron suficientes para erradicarlo del imaginario europeo, en consecuencia, el símbolo y la fecha fue revestida de una nueva significación.

    Vayamos a otro dato adicional. Nada en la Biblia indica que el 25 de diciembre fue el día del natalicio de Cristo. En cambio, esa época era el momento en que nacieron varios dioses porque es cuando el sol vuelve a aumentar gradualmente su luz y calor. Por ejemplo, el egipcio Horus, la versión romana de Mitra (tomada de los persas) y el dios nórdico Frey entre otros eligieron nacer en el solsticio de invierno entre el 21 y 24 de diciembre. Julio César medio siglo antes del año cero introdujo en ese día la fiesta de Natalis Solis Invicti (el nacimiento del sol invencible) coincidiendo con la festividad de las Saturnalias originada un par de siglos antes, una celebración que trastocaba el orden social y reinaba el desenfreno. Incluso en Alejandría los mistéricos festejaban en esa fecha el nacimiento de Aión, una versión local de Dionisio. La evangelización resolvió cristianizar la conmemoración y apropiarse de lo festivo de esa fecha con semejante abundancia de significaciones y camuflar el símbolo que utilizaban las gentes y así el árbol se vistió con un ropaje acorde para neutralizarlo. Luego apareció la famosa gaseosa para abrochar todo en un gran combo. Obviamente la fiesta del regreso del sol en el hemisferio sur ocurre en el solsticio de junio tanto en culturas andinas en el Inti Raimi como en Patagonia con el We Tripantu de los mapuches, donde se encienden fogatas para ayudar al calor del sol en su resurrección.

    V- Tiempo al tiempo. El proceso fue tan complejo como exitoso, la madera se asoció a la cruz y de esa forma lo encontramos en textos patrísticos y litúrgicos donde comparan a la cruz como una enorme escalera o elevación tal lo representado por el árbol cósmico que llegaba a los cielos y no resultó difícil asociar la serpiente que amenazaba al árbol con el ofidio del Génesis. Signo por signo, no equivalentes aunque de un valor similar.

    Ahora bien, no escogieron un árbol al azar sino un abeto u otra conífera como un pino, que tiene un formato triangular para relacionarlo con la trinidad (Padre, Hijo, Espíritu Santo) montándolo sobre el significado nórdico-celta de nacimiento, vida y muerte que representaban las tres partes de un árbol: raíz, troco y copa. Posteriormente aparecieron los adornos como las esferas de colores brillantes que representan las manzanas del pecado que son contrarrestadas por la iluminación de las velas y luego por las hileras de lamparitas para significar la luz de Cristo, a su vez la estrella de la punta que equivale a la estrella de Belén que condujo a los magos de Oriente y ahora guía a la familia unida por los lazos o guirnaldas que rodean al árbol navideño Como vemos el significante árbol navideño encierra un significado profundo, irreductible, que resultó imposible de talar y que nos lleva muy lejos en el viaje de las culturas humanas donde ciertos símbolos arquetípicos continúan a través de todos nosotros su viaje temporal. Es lento, pero viene…

    *Escritor, psicólogo, docente, periodista, especialista en etnoliteratura y geografía sagrada, dedicado a la investigación del genocidio indígena y afrodescendiente.

  • Libro | Humanismo socialista

    Libro | Humanismo socialista

    “Socialismo Humanista: un simposio internacional” fue publicado en mil novecientos sesenta y cinco. Erich Fromm, psicoanalista judío alemán, fue quien propuso este congreso. El libro está conformado por treinta y seis ensayos, ordenados en cinco apartados: sobre el humanismo, está dispuesto en once ensayos.


    Por: José Guillermo Mártir Hidalgo*


    [dropcap]S[/dropcap] obre el Hombre, está constituido por nueve artículos. Sobre la libertad, compuesto por cuatro tesis. Sobre la alienación, compuesto por tres escritos. Y sobre la práctica, con nueve estudios. Todos los escritores son europeos de filiación marxista, figuran entre ellos Bertrand Russell, Pedrag Vranick, Lucien Goldmann, Herbert Marcuse, Ernest Bloch y el propio Erich Fromm.

    En la introducción, el compilador sostiene que el Humanismo Socialista se diferencia del Humanismo Renacentista e Iluminista. Estos humanismos eran utópicos, en cambio, el humanismo socialista de Karl Marx, postula la imposibilidad de separar la teoría de la práctica y el conocimiento de la acción. Para Marx, el hombre independiente y libre solo podría existir en un sistema social y económico que, marcara la conclusión de la época de la “prehistoria” e inaugurara la época de la historia humana, que convertiría el desarrollo pleno del individuo, en condición para el desarrollo pleno de la sociedad.

    El principal objetivo del humanismo socialista es, analizar la correspondencia de los viejos conceptos de humanismo, hombre, libertad y alienación con la nueva realidad socioeconómica y política, que el sistema capitalista impuso en el último tercio del siglo diecinueve. Dentro del cual, las masas proletarias siguen siendo explotadas y limitadas al consumo mínimo o básico.

    Fromm entendió la teoría psicoanalítica, desde las tesis de los Manuscritos Económico-Filosóficos de mil ocho cientos cuarenta y cuatro de Karl Marx. Para Marx y Engels, el socialismo, es un movimiento en parte obrero y en parte burgués, encaminado a hacer desaparecer la pobreza. Fromm escribe que el socialismo, es un sistema en que el hombre gobierna al capital y no el capital al hombre, el hombre gobierna sus circunstancias y no estas al hombre y los miembros de la sociedad, pueden planificar lo que desean producir y no que la producción, siga las leyes del mercado y el capital.

    Para Althusser, la ruptura epistemológica de Marx ocurre en mil ocho cientos cuarenta y cinco, cuando surgen las nociones de fuerzas productivas, relaciones de producción y superestructura. Este autor, ubica los Manuscritos Económico Filosóficos, como productos del joven Marx. En cambio, Mandel considera que hay una continuidad de los Manuscritos Económico Filosóficos con El Capital. Ryazanov dice que Marx, comenzó a desplazar las investigaciones filosóficas y jurídicas a la economía política, a partir de La Sagrada Familia. Rubel sugiere que Marx, se dedicó a estudiar la economía política en abril de mil ocho cientos cuarenta y cuatro.

    Fromm propone que el sujeto sea libre para la transformación social: libertad de los vínculos simbióticos, del temor, de la opresión y de la violencia. Libertad para desarrollar el potencial humano, la participación activa y la realización de la vida. Apuesta a la socialización de relaciones contra el aislamiento y el ser contra el temor, es decir, a la humanización de la solidaridad, creatividad, trabajo y amor. Para Goldmann, un humanismo integral tiene que afirmar los valores de la libertad individual, la libertad de expresión, la universalidad y la igualdad.

    Fromm rechazo la teoría de la libido, ya que el contexto social disminuye la importancia de lo inconsciente pulsional. Fenichel coincide con la afirmación que, los factores sociales condicionan el carácter del sujeto. El carácter del individuo concreto, está determinado por las condiciones sociales.

    Para Fromm, la enajenación es sentir al mundo y a sí mismo, como sujeto separado del objeto. El sujeto esta enajenado de los demás, de la naturaleza y de la esencia de la humanidad. La esencia de la enajenación es la idolatría. El creador idolatra el producto de sus manos, así, el mismo se transforma en cosa. El hombre mercancía se relaciona con el mundo exterior poseyéndolo, consumiéndolo y usándolo. El compilador extiende la enajenación del trabajo de la clase obrera, hacía la enajenación del ser humano con la naturaleza.

    Al desligarse de la teoría libidinal, Fromm propone centrarse en las necesidades existenciales del ser humano, donde se originan las pasiones y los afanes de su existencia. La noción de inconsciente social se refiere a la represión de la realidad, en el interior común de los grupos. Es el filtro social que determina, que hechos se admitirán en la conciencia de ellos. Este filtro social está compuesto de lenguaje, lógica y costumbres. El filtro social es de carácter social.

    El carácter social es el núcleo de la estructura de los miembros de un grupo, de una comunidad que, ha compartido un proceso de socialización. La teoría psicoanalítica de Fromm, se fundamenta en el marxismo humanista y en la tradición judía. Para Löwy, el compilador crítica la civilización industrial. En él hay una aspiración mesiánica de un nuevo mundo y una tendencia anti autoritaria. Para Walzer, los profetas fueron inventores de la práctica de la crítica social. Su mensaje expresa una ética social y cotidiana, lo sustantivo es la justicia, señalando las leyes en contra la opresión de los pobres.

    Su praxis social en la militancia en el partido socialista, su práctica psicoanalítica con una propuesta congruente de liberación y su ética política, permitió a Fromm fundamentar sus argumentos, en contra de la reflexión marxista de sus colegas de la Escuela de Frankfurt. Para el compilador, el psicoanálisis es un método de pensamiento crítico. Permite descubrir lo que se encuentra detrás de las apariencias. Descubrir la esencia de la persona y la sociedad. Comprender las fuerzas sociales que han moldeado al sujeto. Lo social y lo individual están imbricados, ambos, pueden ser analizados. El mensaje de Fromm es que, el sujeto se subleve de los mecanismos de la represión social y ser libre del autoritarismo.

    *Psicólogo salvadoreño

  • Libros en la feria

    Libros en la feria

    Me pides que te deje un libro y quedo confundido. No sé qué contestarte. Dices que quieres leer algo que me haya conmovido o, quizá, simplemente, algo que me haya gustado o, no importa, una novela que cautivara mi atención.


    Por: Manuel Alcántara Sáez*


    No es que no te entienda, lo que me pasa es que no recuerdo nada. Mi mente está en blanco. Podría repetir lo manido, recitar la última novedad, mencionar una muestra del renombrado autor por todos conocido, improvisar. Pero no puedo. Callo. Asumo entonces mi incapacidad propagandística o mi torpeza ilustrativa, tampoco surge en mí destello alguno de vanagloriarme con mi supuesto estar al día. No es un asunto de comunicación entre dos personas, una de las cuales pide un consejo a la otra, es algo distinto. Entiendo que mi vacío es de otra guisa y que tiene que ver con la confusión en que vivo donde las pilas de libros acumulados en las estanterías son una amalgama que a veces me resulta hostil y otras meramente las ignoro.

    Por ello, cuando camino a lo largo de los pasillos de la feria me siento extranjero. El bloqueo que tuve tras tu petición se extiende a este ámbito que constituye el altar por excelencia donde se exhibe, promociona, conmemora y se vende la obra escrita. Me sucede algo raro. Insólitamente, mi extrañamiento hace que deje de sintonizar con los numerosos reclamos que invitan a entrar en los pabellones que exhiben las últimas novedades, las colecciones clásicas. Omito pasar a las mesas redondas en las que se dan las discusiones en torno a la última obra de quien ya es una figura consagrada del momento. Las presentaciones de libros inhiben mi capacidad de atención y las firmas de las novedades más recientes constituyen un ejercicio de narcisismo que me apabulla. ¿Será porque mi vida ha transcurrido entre estos objetos curiosos de los que se dice que la revolución digital los va a enterrar y hoy está saturada de todo ello?

    Las filas antes de entrar a los actos protagonizados por quienes escribieron las más renombradas obras de los últimos tiempos rebosan. Se trata de gente ávida de escuchar sin intermediación alguna los propósitos que escondían los entresijos de la trama urdida sobre la que se construyó la novela. Personas anhelantes de contrastar que la palabra oída de quien escribió el ensayo iluminador tiene remembranzas con lo que alguna vez imaginaron que sería el tono profético y la armonía de su verbo atinado. Individuos deseosos de contemplar la figura de sus ídolos, su lenguaje corporal, la expresión irónica de sus ojos, el dominio de los silencios que debiera impregnar toda buena poesía. Impera el fetichismo de quienes adoran ese momento que supondrá contar con el libro dedicado y firmado, así como el subsiguiente de la fotografía conjunta que quedará relegada al cajón de lo efímero.

    Tras asomarme a una sesión llegan a mis oídos conjeturas sobre la búsqueda de uno mismo como motor que hace que sea imposible dejar de escribir. La escritura o la vida a la que se refiriera Jorge Semprún o la trascendencia de Pablo Neruda cuando confesaba que había vivido dando así título a sus memorias. Escucho acerca de la pesada servidumbre del oficio de escribidor esclavizado por una vocación extenuante a la vez que liberadora.

    Los horarios inflexibles frente al cuaderno gris o la pantalla del ordenador ante los que en ocasiones primero se ha debido superar el pánico frente a la hoja en blanco o ante el brillo de la máquina. Me llegan palabras sobre el pesado fardo que supone la pereza para con el ejercicio de la escritura a la hora de cumplimentar el afán diario o de no caer en la tentación de consultar la aplicación de la inteligencia artificial para avanzar en el texto atorado. Oigo entre risas del público anécdotas que se dicen inconfesables sobre el ejercicio artesanal individual de la escritura en contraste con el realizado por equipos humanos productores de textos en cadena o del trabajo ejecutado por la mano negra anónima.

    Las más afamadas editoriales son conscientes de que son jornadas clave para consolidar la caja de su negocio, no solo por las ventas que se den en el lugar sino por la difusión mediática que todo aquello originará seguido del inmediato goteo de demanda. Por ello es una cuestión menor la de que las puertas estén abiertas a colegios y a desocupados que invaden tumultuosamente el recinto pues si bien facilitan poco las ventas se dice que así se crea una cultura de lectura beneficiosa a la larga. No, no son cuestiones menores. Como tampoco lo son la del título del libro triunfador de la feria, el autor más popular, la escritora más ingeniosa, o el listado de las diez obras más vendidas. La mercadotecnia no abandona este mundo que la sociedad de consumo abraza con avidez y esnobismo una vez que ha superado cierto nivel de renta.

    Me demandas entonces que te confiese por qué asisto a la feria habida cuenta de todas estas cosas y enmudezco ante una respuesta que no me resulta sencilla. Cabizbajo me digo que la inercia obra milagros, como también el horror al vacío. La necesidad de urdir una trama consecuente con otros quehaceres que requieren exhibir dotes para la farándula, procacidades de baja estopa. Así mismo, pienso en la exhibición que al final se produce y que resulta poco ejemplificador a pesar de suscitar envidias en terceros o de generar hasta cierto punto dosis de adrenalina.

    Entrevistas, fotografías, notas de prensa, conversaciones entre bambalinas afianzan el estereotipo y aceitan un modo de vida imaginario. El miedo al ridículo se aleja, el reconocimiento banal impera y la convicción de que el tiempo ha pasado sin dejar mácula se adueñan de uno. Todo conforma un conjunto atrabiliario de circunstancias, lugares comunes y suposiciones conducentes a un error que no termino de entender bien y que a nadie importa por lo que consiguientemente no te voy a decir más.

    *Politólogo español. Director del CIEPS (Centro Internacional de Estudios Políticos y Sociales)

  • Libro | Las cloacas del imperio

    Libro | Las cloacas del imperio

    Santiago Camacho Hidalgo es un periodista y escritor español. En el dos mil cuatro publica “Las Cloacas del Imperio: lo que Estados Unidos oculta al mundo”. La idea central del libro es, que Estados Unidos se presenta ante el mundo como ejemplo de democracia y libertad, pero, es todo lo contrario.


    Por: José Guillermo Mártir Hidalgo*


    Una elite oligárquica es el verdadero poder que controla el país. Esto a través de gobiernos crueles e inhumanos que han usado la violencia dentro y fuera de sus fronteras para conservar el sistema. El cual ha conferido a la propaganda una forma de institución.

    La primera parte la nómina “Todo lo que no sabemos, pero, siempre sospechamos del Imperio”. El capítulo uno “Fabricando al Enemigo, autoagresión y fraude en la guerras de Estados Unidos” sostiene que, todas las guerras en que ha participado Estados Unidos iniciaron por Operaciones de Falsas Banderas. La Guerra Hispano-Americana dio inicio por el hundimiento del USS Maine, cuando en realidad se debió a un fortuito accidente. La Armada Imperial Japonesa atacó Pearl Harbor, Washington conocía la declaración de guerra antes de la agresión y nadie hizo nada para prevenir la acometida contra la flota del pacífico.

    El Incidente del Golfo de Tonkín precipitó a Estados Unidos a la Guerra de Vietnam. Aunque en realidad el USS Maddox nunca fue atacado por lancha torpedera alguna. Saddam Hussein se reunió con la embajadora Abril Glaspie y le comentó su intención de invadir Kuwait. Glaspie le confirmó que Estados Unidos no intervendría por Kuwait. Saddam Hussein invade Kuwait y se inicia la Guerra del Golfo Pérsico. La versión oficial de los sucesos del Once de Septiembre de dos mil uno presenta muchas contradicciones, por lo que muchos opinan que fue una Operación de Falsa Bandera con la que dio inicio la Guerra Contra el Terrorismo y a la Segunda Guerra del Golfo. El capítulo número dos “Golpe de Estado en Estados Unidos, las goteras de la democracia estadounidense” asevera, que el fraude electoral es tan antiguo como el país.

    En la actualidad, una empresa privada es la que procesa y recuenta los votos con la anuencia de los principales medios de comunicación. Representantes de Ronald Reagan se reunieron con líderes iraníes para retrasar la liberación de los cincuenta y dos rehenes. La Crisis de los Rehenes en Irán fue determinante para la derrota electoral de Jimmy Carter. El capítulo número tres rotulado “Tierra de asilo, los peores criminales de guerra encuentran cobijo en territorio estadounidense” informa que por medio del Proyecto Paperclip, Estados Unidos dio asilo a los peores criminales de guerra de la Policía Secreta del Estado (Gestapo) y de las Escuadras de Protección (SS) de la Alemania Nazi. El capítulo número cuatro “Los señores de la droga, la CIA el mayor narcotraficante del planeta”, insinúa que la Agencia Central de Inteligencia (CIA) tiene una relación con el narcotráfico desde la Guerra de Corea. Al presente, la CIA está implicada en buena parte del tráfico internacional de estupefacientes. El capítulo número cinco “Armamento secreto, las ases en la manga del ejército estadounidense”, declara que hay una nueva generación de armas que no matan, pero, pueden dejar secuelas permanentes. Fusiles laser, empleo de microbios para devorar materiales, uso de la sustancia incapacitante BZ, aplicación de ondas electromagnéticas, uso de microondas y el uso de la naturaleza como arma de destrucción masiva.

    En la segunda parte “Los que mandan en el imperio”, el capítulo seis: “La mano invisible, el poder de las sociedades secretas en Estados Unidos”, asegura que para ser miembro de la elite estadounidense se necesita ser varón, blanco, rico y pertenecer a ciertos clubes e instituciones. La más importante de ellas es Skull and Bones (Calavera y Huesos) de la Universidad de Yale, ya que es la cantera de la CIA. El Consejo de Relaciones Exteriores (CFR) es la otra sociedad secreta de importancia para la elite estadounidense pues presidentes, miembros del gabinete, del parlamento, del cuerpo diplomático y presidentes de bancos y empresas del país han sido y son sus miembros. El capítulo número siete, llamado “Crímenes de Familia, la historia secreta de los Bush”, menciona que Prescott Bush mantuvo negocio con los nazis. George H. W. Bush colaboró con la CIA para invadir Cuba, negoció la retención de los rehenes en Irán, fue director de la CIA, participó en la guerra contra el tráfico de drogas, fue Presidente, alentó a Saddam Hussein invadir Kuwait y mantenía relaciones con la familia Bin Laden para el Once de Septiembre de dos mil uno. George W. Bush, llegó a la presidencia por gestión de su padre.

    El capítulo número ocho, “En la mejor democracia que el dinero puede comprar, el inmenso poder de las corporaciones norteamericanas”, detalla que Estados Unidos es gobernado por una camarilla de ejecutivos millonarios y miembros de consejos de administración de grandes empresas. El capítulo número nueve, “Con el sheriff no se juega, uso y costumbres de las fuerzas del orden en Estados Unidos”, señala la brutalidad policial contra el enemigo interno, específica los programas de contrainteligencia y puntualiza la Masacre de Waco, como muestra de la actitud excesiva de las fuerzas del orden. El capítulo número diez, “El padrino, el inmenso poder de la mafia estadounidense”, apunta que el fundador del Clan Kennedy, Joseph R. Kennedy, hizo negocios con Al Capone. “La Organización” fundada por Capone controló los sindicatos. Sam Giancana, capo del hampa de Chicago, estuvo implicado en el gane electoral y en el asesinato de John F. Kennedy. En la Segunda Guerra Mundial, la mafia pactó con la antecesora de la CIA, la Oficina de Servicios Estratégicos (OSS), para vigilar los puertos y facilitar el desembarco en Sicilia.

    En la tercera parte, “Los planes del Imperio”, el capítulo número once: “El patio de atrás, la presencia de Estados Unidos en Latinoamérica”, certifica que millones de personas fueron asesinadas y torturadas por escuadrones de la muerte entrenados por la CIA en Honduras, Guatemala, Chile, Argentina, El Salvador y Nicaragua. El capítulo número doce, titulado “La guerra secreta, Estados Unidos contra Europa”, afirma que con la llegada del Euro el patrón Dólar podrá sufrir un menoscabo y desencadenar una crisis económica en Estados Unidos. Las relaciones bilaterales no son tan idílicas. El capítulo número trece, “Soy petróleo, soy la muerte, los intereses petrolíferos y la política exterior estadounidense”, destaca su dependencia del petróleo saudí. Revela que el petróleo ha sido la espoleta para las guerras del medio oriente y del continente africano. El capítulo número catorce, “El nuevo orden mundial, levantando un imperio”, señala la ambición de Estados Unidos por construir el imperio global moldeado en el proyecto El Nuevo Siglo Americano. El capítulo número quince, “El gobierno en la sombra, la agencia más poderosa de Estados Unidos”, dice que, ante una situación muy seria a nivel nacional, la Agencia Federal para la Gestión de Emergencia (FEMA) asumirá el control del país convirtiéndolo en un Estado Policial.

    En la cuarta parte, “Las miserias del imperio”, el capítulo número dieciséis nombrado: “La policía del pensamiento, la guerra contra los disidentes en Estados Unidos”, notifica que el asesinato de líderes es una constante en los Estados Unidos. Los que discrepan con el establishment son acosados, presionados e insultados. Y el Acta Patriota facilita que las medidas de seguridad se incrementen. El capítulo número diecisiete, rotulado “Guerreros de fin de semana, las milicias estadounidenses de extrema derecha”, previene que son el más grave problema político y de seguridad de Estados Unidos.

    El capítulo número dieciocho, “Fervor misionero, grandes éxitos de la CIA”, comenta que su historia está colmada de claroscuros y ambigüedades, por lo que muchos la señalan como la Gestapo Estadounidense. El capítulo número diecinueve, “Olvidados por el Tío Sam, cuando Estados Unidos abandona a sus hijos”, comunica que Estados Unidos olvidó a setecientos prisioneros de la Guerra del Vietnam, lo mismo que olvidó a las treinta y cuatro víctimas del USS Liberty atacado por Israel. Y el capítulo número veinte, “El discreto arte de la mentira, las malas artes de la propaganda estadounidense”, afirma que el gobierno estadounidense miente, altera y manipula la información invocando el principio de seguridad nacional. La perversidad de la propaganda difundida por los medios de comunicación estadounidenses se compara con el Ministerio de Propaganda del Tercer Reich.

    *Psicólogo salvadoreño

  • Creados para cuidar

    Creados para cuidar

    El pasillo era estrecho y la puerta de entrada del piso colindaba con la del cuarto de baño, lugar al que conducía con dificultades a su madre, una mujer de pequeña estatura y obesa que tenía algo más de 80 años y estaba afectada por una hemiplejia cuyas secuelas entorpecían su movilidad.


    Por: Manuel Alcántara Sáez*


    [dropcap]L[/dropcap] a hija acababa de cumplir 60 años y cuidaba a tiempo completo desde hacía varios meses de su madre viuda tras dejar de trabajar en un comercio. La demandante tarea le había hecho mella de modo que el cansancio afectaba su capacidad de atención. Un giro imprevisto acompañado de un débil gemido anticipó que la madre apoyando su dorso sobre la puerta de la entrada se deslizara despacio hasta quedar sentada en el suelo mientras golpeaba ligeramente su cabeza con el quicio de la puerta.

    El peso de la mujer y su aturdimiento imposibilitaron cualquier maniobra. La hija, azorada, pidió ayuda porque no se podía abrir la puerta obstaculizada por el cuerpo de la madre que yacía inmóvil. Las vecinas tuvieron que llamar a los bomberos quienes 40 minutos después entraron en la vivienda por una ventana y ayudaron a la ya recuperada anciana, aunque asustada, a llevarla a la cama. La hija murió siete años más tarde que su madre y nunca se recuperó del drama que vivió durante un tiempo que le resultó eterno.

    El padre sentado en la mesa del comedor en silencio tenía la mirada perdida y un gesto que simulaba una sonrisa. A lo largo del último año su deterioro cognitivo había ido en aumento y no resultaba fácil mantener una conversación con él. Su mujer hacía tiempo que lo desatendía porque sus preocupaciones se centraban en un hijo mayor de 40 años cuya incapacidad era manifiesta. Ella tenía el ánimo con frecuencia por los suelos pero mantenía el control de su vida. La responsabilidad del orden de aquella casa de rasgos humildes recaía en la hija cuyos ingresos como empleada doméstica complementaban la pensión del padre y el subsidio asistencial que recibía su hermano.

    Tenía un horario de trabajo irregular porque dependía de las llamadas que recibía. Prefería ese sistema a uno fijo porque sus ingresos eran superiores, pero significaba una mayor subordinación al azar. Únicamente no aceptaba trabajos que le exigieran empezar antes de las ocho de la mañana y terminar después de las siete de la tarde ya que todos los días levantaba y acostaba al padre además de ocuparse de la casa y dejar preparada la comida. La semana pasada su hermano murió de un infarto y sabe que a partir de ahora deberá también ocuparse de su madre sumida en una profunda depresión.

    Camina despacio por la acera llevando del brazo a su madre. Las miradas de ambos están fijas en un punto indefinido y pareciera que no prestan atención a nada de lo que sucede en el entorno. Su semblante es grave. No hablan entre sí. Él acaba de cumplir 65 años y ella tiene más de 90. La madre hace tiempo que padece una artrosis aguda. Cuando el padre se jubiló aquejado de una dolencia equívoca él decidió hacerse cargo de ambos y centró su vida en atender permanente a dos seres que se fueron apagando lentamente. No le costó dejar la vida profesional que nunca tuvo. La pensión del padre y unos exiguos ahorros les permitieron subsistir.

    En una ocasión asistió a un cursillo en el que le enseñaron primeros auxilios y otras cuestiones atinentes al cuidado de las personas mayores. Fue útil. Sin embargo, lo que nunca consiguió fue reinvertir el progresivo mutismo que penetró paulatinamente en la conducta de ambos, algo sorprendente por cuanto que habían sido locuaces. En su madre esa tendencia derivó en mudez completa tras la muerte del marido hace ocho años. Desde entonces la soledad en pareja es el estado natural de ambos que compite con la de un matrimonio del piso vecino cuya salud no los permite salir a la calle siendo atendidos por servicios de la asistencia social municipal. Él cree que su situación es mucho mejor, su madre todavía lleva a cabo diariamente su aseo personal, y no quiere pensar qué sucederá cuando fallezca porque no tendrá tarea alguna que desempeñar y no sabe si sabrá o podrá cuidarse así mismo.

    Por mucho que no se mencione esta es la generación del daño. Él dijo después de apurar el café como colofón a una larga conversación mantenida sobre la posibilidad de organizar un seminario formativo acerca de la confrontación entre dos posiciones que deberían ser complementarias, nunca opuestas. Plantear la regeneración frente a la sostenibilidad era un dislate, concluyó. Al hilo de los argumentos puestos encima de la mesa afirmó, manteniendo al tiempo una mirada fogosa, que los seres humanos habían sido creados para cuidar, a raíz de lo cual el silencio se impuso en el ambiente.

    Sentada a su derecha, balbuceó unas sílabas y sin dirigirse a nadie en concreto habló como si estuviera pensando en voz alta. Señaló que creía que el cuidado era una fase más en la evolución de la especie humana, dijo que ya la economía de la atención había puesto el acento en el papel del estado a través de la seguridad social o del mercado mediante la promoción del ahorro y de la inversión previsora individual. Además, añadió, la propia inteligencia artificial estaba diseñando mecanismos virtuales e incluso robots capaces de realizar tareas inéditas en el terreno de la compañía y de la atención médica. No entendía que se considerara el cuidado como algo atávico e inherente a la naturaleza humana. Ella repudiaba también a quienes en reemplazo de los niños tenían animales domésticos en casa y hacían de su atención una obsesión permanente. El silencio volvió a dominar la escena.

    Desde su silla de ruedas en la residencia mira las cumbres que recortan el horizonte. Una tranquilidad mortecina prevalece. Espera la visita de su única nieta que probablemente aparecerá algún día.

    *Escritor, psicólogo, docente, periodista, especialista en etnoliteratura y geografía sagrada, dedicado a la investigación del genocidio indígena y afrodescendiente.

  • Vallejo y Georgette: Los heraldos negros

    Vallejo y Georgette: Los heraldos negros

    “¡A este sí le hago un dibujo!” repite con emoción Pablo Picasso. A poco de morir César Vallejo en abril de 1938, el pintor se emociona de tal modo con los poemas España aparta de mi este cáliz que pone manos a la obra. Aunque Picasso no lo conoció personalmente, utilizando una serie de fotos plasma un excelente perfil del poeta.


    Por: Marcelo Valko*


    [dropcap]S[/dropcap] u compatriota Mariátegui que publica textos suyos en la revista Amauta asegura que con él comienza la poesía peruana. Por su parte, Julio Cortázar, cuando transitaba sus últimos días con su clásica ironía recitaba de modo premonitorio estrofas de Vallejo: “Me moriré en París con aguacero / Un día del cual tengo ya el recuerdo”. Y así fue, el Cronopio falleció un día lluvioso. Años después, algunos de sus poemas fueron musicalizados por Daniel Viglietti como “Al fin de la batalla” mientras que Juan Gelman hablaba “de nuestro padre Vallejo”. Por su parte Borges al hablar de escritores peruanos ni siquiera lo nombra, demasiado socialismo y pies en el barro para su gusto de ese escritor que vivió al borde de la mendicidad y más de una vez durmió a la intemperie. Pero la idea no es evocarlo para convertirlo en un bronce, cosa que el cholo peruano despreciaría, sino para acercar algún nuevo náufrago a su obra tal como me ocurrió en su momento y sobre todo enmendar una falta grave. Llegué a la poesía de César Vallejo al mismo tiempo que me asomé a los textos náhuatl. ¿Un signo? El responsable fue un profesor de literatura en 5° año. Vale aclarar que la mayoría de mis compañeros no disfrutaban de la metafísica de Netzahualcóyotl ni de la fuerza renovadora de la poesía universal como se aprecia en Poemas Humanos. En cambio en mi caso me marcó para siempre transportándome a lejanías que aun habito. Al año siguiente, con mi primer trabajo de cadete, compré Trilce editado por Losada y que aun sigo leyendo con el mismo placer y devoción.

    Neruda que lo frecuentó bastante describe a Vallejo como un hombre delgado, huesudo, muy indio, ojos oscuros frente muy alta, sombrío y solemne por naturaleza, “perteneciente a una raza antigua de virreinato y cortesía”. Había nacido en el interior de Perú, en Santiago de Chuco, sus dos abuelas eran indias y sus abuelos españoles. Cargaba sobre si la presencia y el fatalismo de lo indígena como lo anuncia el título de su primer libro de poemas Los heraldos negros donde asegura “yo nací un día en que Dios estuvo enfermo”, un texto que no pasó desapercibido por la crítica. Su sensibilidad frente al dolor y la injusticia padecida por el otro lo vuelca al marxismo. Debido a su inclinación política lo acusan de “incendiario” y pasa cuatro meses en prisión en Trujillo donde “las cuatro paredes albicantes que sin remedio dan el mismo número”. En 1922 gana un modesto premio literario, dinero que destina para editar Trilce, son apenas 200 ejemplares que se imprimen en los Talleres de la Penitenciaría de Lima y le dan un renombre en los círculos literarios. Aunque parezca mentira, aún los especialistas y gendarmes de la literatura siguen hurgando el significado de Trilce. En algún momento el escritor asegura “No encontraba en mi afán, ninguna palabra con dignidad de título, y entonces la inventé: Trilce. ¿No es una palabra hermosa? Pues ya no lo pensé más: Trilce”. La siguiente edición de ese texto excepcional verá la luz recién en 1930 en España. Intentó o fingió estudiar Medicina, Letras y Derecho, pero las abandonó muy pronto, lo suyo era la escritura.

    En 1923 consigue que le paguen una deuda y con ese dinero viaja a París. Jamás volverá a Perú. La Ciudad Luz que Hemingway describe como Paris era una fiesta, era una fiesta a la que el peruano jamás estuvo invitado, ni siquiera consiguió asomarse, siempre estuvo al margen de cualquier festín. Sus ingresos provenientes de notas periodísticas y alguna traducción le permiten sobrevivir al borde de la indigencia. Más de una noche la pasa debajo de algún puente del Sena. Neruda en uno de los poemas que le dedica tiempo después cuenta: “Era en París, vivías en los descalabrados hoteles de los pobres”. Esa falta de dinero será una constante en su vida.

    Tiene 35 años cuando conoce a Georgette Philippart. La madre de la joven de 18 años se opone a la relación, pero un golpe del destino interviene. La señora fallece, Georgette hereda la propiedad y una mínima cantidad de bienes de la familia. Vallejo se muda con ella, poco después viajan a Rusia. El peruano necesita palpar in situ la Revolución. Para la joven de familia conservadora es un cambio radical de ideología al que se pliega con alma y vida. De aquel viaje se publica en Madrid Rusia 1931: Reflexiones al pie del Kremlin. Entrevista entre otros a Vladimir Maiakovski y advierte las dificultades para construir el socialismo. En 1934 se casa con Georgette. Continúa escribiendo prosa y obras teatrales. Al comenzar la Guerra Civil Española en 1936 ambos son fervorosos colaboradores del Comité Iberoamericano para la Defensa de la República Española. El poeta escribe: “qué hacer, dónde ponerme; corro, escribo, aplaudo, lloro”. Viajan a Madrid y Barcelona manteniendo estrecho contacto con Pablo Neruda entre otros. De aquella época, el chileno cuenta en su libro de memorias Confieso que he vivido una semblanza terrible sobre “la mujer francesa tiránica y presumida” de Vallejo, agrega que era “muy difícil arrancarlo de aquella dominación”. En otros momentos la califica como simplemente insoportable. Incluso otros, continuando con tal malevolencia señalan que el peruano más de una vez escapaba por los techos para evadir la vigilancia de su mujer. Hoy los chicos la llamarían tóxica. Durante muchos años, lamenté tal desdicha que padecía el poeta que tanto admiraba bajo semejante yugo. Realmente estaba muy equivocado y esta nota es parte de mis disculpas por haberme dejado llevar por tales versiones.

    Veamos. La generosa fidelidad que Georgette tuvo para con Vallejo excede su vida y su muerte. En principio, ella una francesa de buen pasar no vaciló en unirse en 1928 a un peruano de ascendencia india que no tenía un cobre partido al medio. Destinó todo su dinero para seguir y apoyar la vida del escritor. El viaje a Rusia recalando por varias capitales europeas se tras la venta de su departamento que solventó los gastos. En 1930 Vallejo es expulsado de Francia por comunista. Georgette no vacila un minuto en acompañarlo. Luego su accionar y defensa en pos de la República Española donde regresan en 1937 para participar del Segundo Congreso de Intelectuales Antifascistas, ya en plena Guerra Civil y a poco del salvaje bombardeo sobre Guernica y Luno. Ambos visitan Barcelona, Jaén, Durango y el frente de Madrid que dará pie a Poemas Humanos. A comienzos de 1938 Vallejo está agotado, nunca se había curado del todo del paludismo que contrajo de niño. El 15 de abril de 1938 muere de tuberculosis en París. Ella cuenta en una entrevista realizada por Pachas Almeyda en Georgette Vallejo, al fin de la batalla: “Cuando él murió, estuve ciega durante cuatro horas. Estuve loca”

    Y aquí va otro dato. Cuando fallece la madre de Georgette, la familia Philippart dispone de dos fosas en el pequeño cementerio de Montrouge de la ciudad, una destinada a la señora y la otra era para ella. Dada las penurias económicas que atravesaba el matrimonio Vallejo ni soñando alcanzaba para comprarle una tumba al poeta. En ese momento Georgette dispuso que su marido reposara en el espacio que tenía reservado para si en aquel cementerio. A partir de entonces, su vida profundizó el giro que había dado en su momento y comenzó a proteger y difundir con uñas y dientes la obra de César Vallejo. Al año siguiente logró reunir y editar Poemas Humanos y España Aparta de mi este cáliz, quizás las máximas piezas literarias del peruano. Lucha a brazo partido contra distintos editores, llegando a abofetearlos por no cumplir con lo pautado hasta entablar juicios por mediocres ediciones no autorizadas. Viaja a Perú en 1951 para acercarse más a ese hombre al que se lo había tragado “uno de esos golpes de la vida tan fuertes”. Llega a Santiago de Chuco para conocer la casa natal de su marido. “Estoy en la casa de Vallejo sin Vallejo” dice con desconsuelo. Se instala en Lima para difundir la obra del poeta donde comienza una lucha contra “la cobarde hampa letrada”, de todos aquellos terraplanistas de la literatura que una vez muerto Vallejo se montaron sobre el poeta con homenajes, prólogos y epílogos pero que mientras vivía no fueron capaces de escribir una sola línea: “en su tierra le dieron de palos, lo maltrataron y yo soy obediente a su voluntad”. Logra publicar los textos inéditos del peruano Rusia ante el segundo plan quinquenal en 1965 y El Arte y la revolución en 1973.

    Cierta vez, la pareja asistió a un homenaje a la memoria de Charles Baudelaire en el Cementerio de Montparnasse, mientras vagaban por las tumbas de tanto personaje ilustre, el peruano le confesó que es allí donde le gustaría descansar para el resto de la eternidad. Ella nunca olvidó aquel deseo de su marido. Recién en 1970 pudo concretarlo. Después de juntar moneda por moneda de los derechos de autor de la obra de Vallejo, consiguió reunir el dinero para trasladar los restos a una tumba que compró a perpetuidad en Montparnasse. Desgraciadamente ella no pudo asistir por carecer del dinero necesario para su pasaje. Resistió con enorme entereza todos los intentos chauvinistas de particulares y del Estado peruano para repatriar los restos del poeta. “Yo Georgette Philippart me opongo formalmente, bajo cualquier pretexto que sea, a la apertura de mi fosa… donde reposan… los restos de mi esposo, Sr. César Vallejo. Esta tumba me pertenece y nadie puede abrirla en mi ausencia y sin mi autorización”. Él quiso quedarse allí, y allí se quedará. Finalmente una dura y miserable vejez la alcanzó en Lima junto a una docena de gatos. Los vecinos la llamaban la bruja francesa. Un día inevitable, rodó por la escalera y quedó hemipléjica. Durante tres años sobrevivió en la clínica de la Sociedad Francesa de Beneficencia gracias a las gestiones del embajador. Falleció a comienzos de diciembre de 1984.

    Cuando estuve en Paris, entre otros destinos obligado por mis fantasmas, en Montparnasse visité las tumbas de Sartre, Cortázar y la suya. Su poderosa poesía que provoca “una falta sin fondo”, su compromiso humano con la justicia, su fatalismo que se evidencia en aquellas estrofas “Si cae España -digo, es un decir- si cae…”, y aquella historia de amor me invadió por completo. Permanecí inmóvil frente a la lápida donde Georgette mandó escribir: “Tanto he nevado para que duermas”. Y es cierto, ella nevó y se sepultó en nieve. Viuda a los 30 años no existió otro hombre en su vida. Ella fue Vallejo, lo buscó en la muerte y se encontró con él y en él. En aquella tumba, varios lectores dejaron plantas florecidas en lindas macetas, alguien armó con piedritas la palabra “Perú”, también monedas y castañas de los árboles cercanos, aritos, una pulsera de mostacillas y hasta una estampita del Señor de los Milagros. Lo sentía tan próximo, me había acompañado desde mi adolescencia y me permitió refugiarme en sus versos infinidad de veces. Estaba tan presente que fue inevitable que me asaltaran aquellos versos de Trilce: “Qué extraña manera de estarse muerto. Quienquiera diría no lo estáis”. Es lento, pero viene…

    *Escritor, psicólogo, docente, periodista, especialista en etnoliteratura y geografía sagrada, dedicado a la investigación del genocidio indígena y afrodescendiente.

  • Potencial creativo

    Potencial creativo

    La conversación había ido saltando de un tema a otro, de cuestiones sesudas a asuntos banales, de recuerdos precisos a evocaciones borrosas. A veces se llegó a rayar la intimidad más insospechada.


    Por: Manuel Alcántara Sáez*


    [dropcap]E[/dropcap] l final del día hacía que los matices adquirieran cierto componente melancólico. El sol hacía rato que se había ocultado. Las mesas vecinas del lugar en el que se encontraban estaban vacías. Afortunadamente la música ambiental era melódica y el volumen no hería los oídos. En su uso, las palabras fluían con una cadencia que hacía que el diálogo tuviera un componente igualitario. Los silencios apenas eran paréntesis para sorber un trago, repensar fugazmente una idea. Los teléfonos no interrumpían el clima establecido quizá porque estaban convenientemente domesticados.

    Fue un giro insospechado el que introdujo a través de dos palabras un argumento insólito en la charla que la animó pues había dado visos de languidecer. ¿Qué era la creatividad? ¿Era universal? ¿Existían diferentes niveles? ¿Quién estaba en posesión del don de la creatividad? No eran especialistas en cuestiones artísticas aunque sus gustos hacían de ellos consumidores habituales de ofertas variadas en los ámbitos literario, musical y cinematográfico, principalmente. Si bien no dejaban de lado dos mundos nada opuestos como eran las artes plásticas y todo lo que estaba surgiendo con la revolución digital de la que apenas eran novicios. Era en este último terreno en donde habían terminado recabando su plática. La originalidad como pulsión creadora por excelencia, pero también la necesidad de trascendencia como justificación inequívoca.

    Tras un suspiro L musitó sin fuerza unas palabras que cayeron en el vacío porque resultaron inteligibles. Sin embargo a renglón seguido con mayor vigor dijo que la creatividad podía convertirse en esa mística de confianza en la capacidad del género humano para generar ideas propias que llevasen a solucionar los problemas de acuerdo con las propias necesidades. De esta forma daba un giro a la conversación para reconducirla hacia un vericueto en el que el impulso se centraba en la pura acción orientada hacia un propósito determinado. Se quedaba fuera el selectivo y de alguna manera elitista don de la inspiración que muy pocos poseían. La creatividad estaba en todo el mundo capaz de concebir pensamientos para salir de aquel atolladero en que se encontrase maltrecho. Y algo más relevante que trascendía de inmediato, gozaba de un carácter para desarrollarse gracias a la existencia de cierto potencial, de una represa de instrumentos de naturaleza variada dispuesta a manifestarse en el momento oportuno.

    Era la segunda palabra, potencial. Sonaba a energía almacenada o, algo más simple, a capacidad. Una palabra que también figuraba en su definición. Pero ¿no era la capacidad un elemento dado que no todo el mundo tenía en igual intensidad?, ¿no era menos cierto que sus componentes podían ser tremendamente disímiles para cada caso? Por consiguiente, se cerraba un círculo en el que el potencial creativo podía ser solo una expresión galante desvinculada de todo carácter con vocación más universal. A fin de cuentas era algo cuyo nivel podría variar desde un umbral mínimo hasta una cantidad elevada. Por otra parte, tanto la propia idea de potencia como el proceso que envuelve todo acto creativo conlleva la idea de tiempo. De hecho, en la física se define aquella como la cantidad de trabajo efectuada por unidad de tiempo y la creación, salvo la adjudicada a la deidad capaz de llevarla a cabo en un instante –“hágase”-, es cuestión de un lapso de duración incierta.

    La capacidad generativa es la segunda acepción del diccionario de la lengua española (RAE) para el término potencia, algo que inevitablemente condujo la conversación, en un salto poco antes impensable, al terreno de la inteligencia artificial generativa. Un asunto tan en boga desde hacía justo dos años para crear contenido original en una amplia gama de instancias valiéndose de algoritmos creados al albur del aprendizaje realizado sobre el abundante material que millones antes crearon apoyados por redes neuronales avanzadas.

    Así las cosas la discusión se enredó entre visiones catastrofistas y otras luminosas que templaron el ánimo. Existía un consenso en cuanto al alcance del cambio, también con relación a que la creatividad podría desplegarse en infinitos escenarios. Además, la incapacidad de predecir tanto los resultados de una obra de arte como las consecuencias de las acciones, fueran realizadas por seres humanos o por máquinas, era algo que se había asumido hacía mucho tiempo. Las teorías de la singularidad decían mucho al respecto ¿Por qué darle tantas vueltas entonces?

    El recinto se había ido llenando y el rumor de otras conversaciones unido a una nueva selección musical más agresiva conformaban un telón de fondo inhóspito. L volvió a tomar la palabra y esta vez su tono fue decidido para recuperar unos recuerdos del pasado que seguían definiendo su vida a pesar de su longeva edad. Era la primera vez que los mostraba allí tal como pesaban en su memoria. A su supuesta incapacidad para las matemáticas se unían las sombrías relaciones que tuvo con su padre, un hombre brillante pero taciturno, la indiferencia permanente de su madre acobardada por la temprana muerte del hermano mayor aquejado por una enfermedad terrible. Luego vino aquel trabajo menestral en el que casi durante tres décadas tuvo que hacer un trayecto diario de cuatro horas de ida y vuelta desde su casa. Después, la temprana incapacidad laboral lo dejó arrinconado como un trasto viejo que solo gozaba de tardes como aquella en las que la soledad se interrumpía.

    Tiempos miserables que tuvieron el prólogo de aquella sentencia que el viejo profesor una vez le profirió en la escuela ante sus compañeros de que no tendría problema alguno en la vida porque su potencial creativo era poderoso. Nunca supo qué quiso decirle ni siquiera distinguió bien de qué se trataba cuando aquella tarde, en la tertulia, profirió esas palabras, como en otras ocasiones había hecho con distintas imágenes enquistadas en su pasado que le venían a la cabeza inopinadamente.

    *Politólogo español. Director del CIEPS (Centro Internacional de Estudios Políticos y Sociales)

  • EL ETERNO RETORNO.  ¿Has leído la novela Pedro Páramo?

    EL ETERNO RETORNO. ¿Has leído la novela Pedro Páramo?

    Por: Luis Arnoldo Colato Hernández.

    Es un relato costumbrista engalanado en el realismo mágico, que conduce al lector por un viaje en el que descubre el infierno al que descendió todo un pueblo, por ser a su vez víctima y victimario.

    Quién nos lleva es el hijo de Pedro, que regresa a Comala, a donde espera, urgido por su madre recién fallecida, reclamar al patriarca su heredad.

    Encuentra en vez del hermoso pueblo de montaña descrito por su madre, un erial baldío y maldito.

    En él tropieza con los espectros del pasado, que acompañaron a su padre en los delitos que cometió, condenados en un bucle sin fin, repitiendo el papel que les tocó ejecutar.

    Aquel viaje no solo enloquece al hijo reclamante, lo conduce a su muerte en la pequeña plaza de aquel pueblo abandonado, donde se une a todos los que lo antecedieron, junto a la última de los sobrevivientes, matricida y facilitadora de los estupros que se cometieron.

    La obra, descrita con crudeza, nos descubre el papel de la pobreza reinante que acompaña a todos fuera de la casona patriarcal, el de la iglesia, las relaciones incestuosas, el reclamo de justicia generalizado, pero sobre todo el del silencio y complicidad pactada entre todos para con el cacique y su familia.

    El abandono en el que cae Comala es entonces una consecuencia, y la destrucción del entorno natural esa suerte de infierno en el que el costumbrismo latinoamericano encasilla a los que son cómplices de su propia perdición, con un cierre en el que, a Juan Preciado se le une Dorotea, en aquella plaza vacía que alguna vez vibró con la vida de todos, falleciendo ambos.

    Magnífica.

    Este tropo genialmente descrito, en el que el hijo regresa en busca de su padre reclamando su heredad, también en cumpliendo de la promesa hecha a su madre muerta, es a su vez el gesto que inicia y también cierra el ciclo, provocando que su descubrimiento lo conduzca indefectiblemente a una conclusión perfecta de esta obra, provocando entre los lectores las profundas reflexiones filosóficas y éticas pretendidas por el autor.

    Así, aquella lectura obligatoria en otras épocas supuso también una consecuente reflexión que orillo a nuestra generación, ahora coronada en canas, a realizar la debida delación constructiva comparativa que implicó anteponer las condiciones socio económicas, culturales y políticas habidas entre nuestra sociedad y la de la imaginaria Comala.

    Por supuesto y superando los relativos, sobrevienen desde un primer momento, la resignación de los más al expolio de los pudientes, que responden refugiándose entre las paredes de iglesias que observan y reclaman a todos paciencia, como el papel de los que se alzan, tomándose la justicia en sus manos, pero que también se pierden porque son huérfanos de convicciones, apenas vengadores.

    La destrucción de Comala así, no es entonces un castigo, sino la consecuencia de la desidia, de esperar que alguien más resuelva, de ser apenas observadores cómodos.

    Son, los fantasmas del pasado advirtiéndonos en que derivará nuestra anuencia.

  • Una violencia indómita

    Una violencia indómita

    En el año mil novecientos, Europa era el continente más rico y poderoso del mundo, con el monopolio de la fuerza militar moderna. Dos décadas después, donde había estructuras organizadas pacíficas y prosperas, acontecía la quiebra, el barbarismo y la anarquía. “Una violencia indómita: el siglo XX europeo”, es escrito por el historiador español Julián Casanova Ruiz y publicado en el dos mil veinte.


    Por: José Guillermo Mártir Hidalgo*


    El autor acredita que fue en la Europa del Este, donde aparecieron las primeras grietas del viejo orden. La agitación social se explayaría por la Europa Central y del Este, tras la victoria de la revolución de mil novecientos diecisiete en Rusia. El siglo diecinueve acabaría en mil novecientos catorce. Ya que la Primera Guerra Mundial, marco el derrumbe de la civilización liberal-burguesa occidental del siglo diecinueve. Por eso es que varios historiadores conciben que, el siglo veinte, fue un siglo corto. Duró desde mil novecientos catorce, hasta la desintegración de la Unión Soviética en mil novecientos noventa y uno.

    El análisis de la violencia indómita en Europa que presenta Casanova Ruiz, rompe la muy aceptada división del siglo veinte creada por Gran Bretaña y Francia, que concibe una mitad de siglo muy violenta y otra pacífica. Esta división, dirá Casanova Ruiz, resta importancia a los procesos históricos de Europa Central y del Este, así como de los países mediterráneos.

    En los primeros dos capítulos, Casanova Ruiz examina la tensión entre el mundo de privilegios, lujo y poder en que estaba emplazada, una parte de la sociedad europea antes de mil novecientos catorce. Donde muy pocos anticiparon su hundimiento. Esta caldera, era alimentada por el poder explosivo del colonialismo, surgido del reparto del pastel africano desde los años ochenta del siglo diecinueve. Este imperialismo, de las principales potencias europeas, contagio a sus sociedades con racismo, militarismo y etnonacionalismo.

    Fue en las colonias donde comenzó la orgia de violencia, que destruyo la vida de millones de personas y reboto en Europa, volviendo a la dirección de origen de mil novecientos catorce. El nacionalismo étnico-racista, el imperialismo colonial y los conflictos de clase allanaron el camino a la violencia, agudizados por la crisis prolongada del capitalismo y el triunfo de la Revolución Bolchevique. La línea entre combatientes y no combatientes había desaparecido en las colonias.

    En el tercero y cuarto capítulo, Casanova Ruiz cubre la primera oleada de violencia masiva que vivió el continente. La Primera Guerra Mundial no acaba en mil novecientos dieciocho, fue seguida de una ola de violencia paramilitar que criticaba a la democracia tras los desastres de la guerra, la revolución y el comunismo. La democracia aguanto en poco países. En los demás, triunfo un nuevo autoritarismo, representado por el fascismo y los movimientos populistas de la derecha radical. El orden de posguerra se desmoronó y obligo a resolver las crisis por las armas en una nueva guerra “total”. De esta forma, España sufrió tres años de guerra civil causada por un violento golpe de Estado.

    En el capítulo cinco, el autor analiza la limpieza étnica, los genocidios y la violencia sexual. Aparecieron cuatro oleadas de limpieza étnica y genocidio: la guerra de los Balcanes de mil novecientos doce, el periodo de hegemonía nazi en Europa y la Unión Soviética de Stalin, a final de la Segunda Guerra Mundial y años posteriores y en la antigua Yugoslavia de los años noventa, donde las mujeres musulmanas sufrieron violaciones masivas en Bosnia-Herzegovina. Con la derrota de los nazis, en la primavera de mil novecientos cuarenta y cinco, parecía que se ponía punto final a la limpieza étnica y al genocidio. Pero, en los tres años siguientes finalizada la guerra, fascistas, colaboradores y criminales de guerra, fueron víctimas de violencia retributiva y vengadora.

    En el capítulo sexto, se plantea que del apocalipsis surgió una Europa cambiada por completo. Estados Unidos y la Unión Soviética, ocuparon el vacío dejado por las potencias europeas. La derrota del militarismo y los fascismos, allanó el camino para una sociedad democrática. Pero, la violencia no despareció en la democracia, potencias europeas occidentales, estuvieron implicadas en guerras “sucias” en sus colonias. Y en los años setenta, surgieron nuevas organizaciones terroristas que utilizaron la violencia, para conseguir sus fines políticos. La violencia continuo en los países del bloque soviético, así como en las dictaduras de Portugal y España. Igualmente, la persecución política fue parte de la vida cotidiana de Grecia, de mil novecientos sesenta y siete a mil novecientos setenta y cuatro.

    En el séptimo capítulo, se examina lo que vivieron los ocho países de Europa del Este donde el miedo, la denuncia, la sumisión y la despolitización se habían instalado. En algunos de ellos, surgieron insurrecciones abiertas, las cuales fueron aplastadas por intervenciones militares. El sistema aguanto, pero, fue cada vez más difícil legitimarse. Entre mil novecientos ochenta y nueve y mil novecientos noventa y uno, se dio el final de comunismo en esos países. Con la desintegración de la Unión Soviética, surgen movimientos nacionalistas en los países bálticos y en Ucrania. Desde comienzos de la década de los noventa, Yugoslavia vivía una historia de masacres, violaciones, expulsiones y desplazamientos de población.

    En el epilogo, Casanova Ruiz concluye no hay una única historia europea, sino, múltiples historias que se superponen y entrecruzan. En ellas, los hilos conductores son las ideologías de la raza, las ideologías de la nación, los momentos de crisis generados por las guerras y revoluciones y los proyectos de utopías totalizadoras.

    Son relevantes los actores políticos principales y secundarios, casi siempre masculinos, así como las mujeres y niños que sufrieron las arbitrariedades e inseguridades de las ocupaciones, deportaciones, hambre y epidemias. Los genocidios y la limpieza étnica, tuvieron características similares. Aunque, la cámara de gas fue especialidad nazi. La tortura, parte del ritual de la confesión, fue perfeccionada por el comunismo. La violencia sistemática contra las mujeres, fue una práctica común en los nacionalistas serbios. Entonces, la historia de los grandes personajes, se cruza con historias de multitudes de hombres y mujeres anónimos.

    *Psicólogo salvadoreño

  • ALEGRIA: DESDE MICHAEL ENDE A OSWALDO ESCOBAR, TODOS LEVANTAMOS LA ESPERANZA.

    ALEGRIA: DESDE MICHAEL ENDE A OSWALDO ESCOBAR, TODOS LEVANTAMOS LA ESPERANZA.

    Por: MIGUEL BLANDINO.
    En El ponche de los deseos Michael Ende transcribe una canción del Cancionero de Satanás que cantan a coro Belcebú Sarcasmo y su tía Tirania.
    En uno de sus versos dice: “Quien mate su conciencia tendrá el poder total”.
    Desde que la familia perversa ha hecho presa de El Salvador y ha convertido un país pequeño y pobre, pero orgulloso de su dignidad, conseguida a balazos, en una copia de la Villa Pesadilla, cada día despierto tarareando la coral composición que dice así:
    “La octava campanada
    Desata el nudo del mal.
    ¡Verdad, razón, sentido,
    Hacia el abismo marchad!
    Caóticas mis palabras
    Mendaces fluyen ya:
    Mentira es el futuro
    Y falso lo real.
    Espíritu y Natura
    Desorden conocerán.
    Capricho es el sentido;
    Capricho la libertad.
    Quien mate su conciencia
    Tendrá el poder total.
    ¡Gran enseñanza es esta
    Del arte de hechizar!
    Rompamos las cadenas.
    Juremos conjurar.
    ¡Arriba la locura!
    ¡Viva lo irracional!
    Es que Michael Ende, igual que ahora yo, andaba por su germánica tierra arrastrando la cobija de la tristeza en 1989, viendo como se imponía en el mundo el neoliberalismo bestial y salvaje. Contra todo sentido, contra toda la lógica, la humanidad caminando tras su Flautista de Hamelin que la lleva cruel e insensible al despeñadero, como a las ratas hipnotizadas por las notas musicales hechiceras.
    Así despierto yo. Triste y amargado. Contrariado. Pensando que no es justo.
    Pero luego acabo dándole la razón a los que lucran con la estupidez común. “En arca abierta el justo peca”, decían mis predecesores sabios sin escuelas ni academias o liceos. El trono del soberano no puede estar vacío. Si el pueblo no usa su condición de soberano, otro lo desplazará para entronizarse.
    El FMLN se desligó del pueblo y fijó su mirada en el gobierno. Se olvidó de los que fueron su fuerza y trató de gobernar aislado.
    AMLO dice “con el pueblo todo, sin el pueblo nada.”
    Los sandinistas también se alejaron del pueblo. Una vez que se deshicieron de Somoza dijeron “seamos solo nueve” y lanzaron la consigna “Dirección Nacional, Ordene”
    El FMLN ignoró a las organizaciones populares, se alejó de los sindicatos, impuso la no huelga y la no protesta callejera. “Déjenme dialogar con el enemigo”, dijo.
    El FSLN no tenía que dialogar con el enemigo, porque lo había borrado. Enseñó a las organizaciones populares la obediencia y ellas aprendieron a someterse: “Dirección Nacional, Ordene”, nosotros, el pueblo, obedecemos.
    Pueblos obedientes no pueden ir sino con rumbo a la infantilización, a la renuncia de su condición ciudadana. Al despojarse de ella abandonan su soberanía y se postran ante el nuevo soberano que al matar a su propia conciencia abre la puerta para obtener el poder total, como cantan a dúo Belcebú Sarcasmo y su tía Tirania en la novela del creador de El ponche de los deseos.
    Es que el sitio del poder nunca puede estar vacante. Si un soberano renuncia a ocupar el puesto, otro lo ocupará indefectiblemente.
    Sin riendas que lo controlen, el tirano avanza desbocado, desenfrenado, en su acumulación de riqueza y, en esa deriva, la ambición crece en vez de saciarse. Pero para que la fortuna de uno se acreciente la del otro debe disminuir porque su fuente es la misma y única: la riqueza nacional, la del producto interior bruto del país. Para que unos acumulen, otros deben ser despojados. No importa si mueren de hambre y enfermedad.
    El régimen totalitario inicial hoy se ha convertido en puro absolutismo, negación pura del derecho de existir del otro.
    Donde hubo República hoy existe monarquía. Donde hubo ciudadanos, hoy pululan súbditos, con solo un pequeño conglomerado de personas dignas.
    Así como en la obra previa de Michael Ende, Die unendliche Geschichte, la Nada avanza devorándolo todo. Pero el pequeño Atreyu (en Gran Lenguaje, el idioma Fantasio Clásico, Atreyu significa “el hijo de todos”), el pequeño cazador valiente, pone el pecho para frenar la ignominia que amenaza la existencia de su reino y de su pueblo que mira impávido como se acerca la extinción y no mueve un dedo.
    Este sábado, Atreyu va a ir de nuevo a empujar el sol para que llegue el alba a borrar la negra oscurana.
    “Digan, canten, poetas del alpiste (…) Digan que somos lo que somos: un pueblo doloroso, un pueblo analfabeto, un pueblo desnutrido y sin embargo fuerte, porque otro pueblo ya se hubiera muerto.”
    ¡El 23 marchamos hacia la luz del sol radiante, lejos de Villa Pesadilla

  • ¿Reactivación argentina?

    ¿Reactivación argentina?

    La curiosa “reactivación” de Milei explica con sencillez el descenso de la inflación que hace unos días anunciaron con bombos y platillos. Ese descenso se debe a una cuestión simple: la gente no tiene plata, la reactivación no es más que maquillaje semántico que enmascara la recesión.


    Por: Marcelo Valko*


    El dólar baja, porque no hay demanda, muy por el contrario, la clase media que tenía algo ahorrado lo está vendiendo en las cuevas del mercado negro porque no llega a fin de mes y lo utiliza para pagar prepagas, colegios y servicios. ¿Y la gente que no tiene nada verde para vender?

    Todo este combo de variables económicas deprimidas hace que al no disponer de dinero, las ventas bajen, los fabricantes vendan menos, produzcan menos y provoquen cesaciones y despidos en las fábricas. Es una espiral que se potencia por la caída monumental del consumo.

    A poco de asumir el gobierno de Javier Milei en una nota mencioné a la fábrica de calzado Bicontinentar ubicada en el Parque Industrial de Chivilcoy (una ciudad pequeña de la provincia de Buenos Aires) que en su momento trabajó para Adidas y seguía con una importante cartera de clientes como New Balance, Diadora, Montagne, Le Coq Sportif y Hush Puppies entre otros), que de sus 370 trabajadores despidió un centenar. La razón que la empresa argumentó en aquel entonces fue “la falta de pedidos”. Pero desgraciadamente la cosa no queda allí, el panorama siguió agravándose.

    El 13/11/2024 La Razón de Chivilcoy menciona que los 170 trabajadores de la empresa que quedan en la actualidad tomaron la fábrica. En principio la empresa les había adelantado una semana de vacaciones en agosto y otra a comienzo de noviembre y al volver se encontró con un eventual cierre. La firma que no les abonó los salarios de octubre menos tiene dinero para eventuales indemnizaciones por despido.

    El panorama es muy incierto y llevó a que los trabajadores tomaran la planta que no se resignan al cierre. La perspectiva laboral es muy funesta. La actividad económica de la ciudad en esta crisis no tiene manera de absorber con nuevos empleos a toda esa gente que se queda sin sustento y empuja a una mayor caída del consumo local.

    La rueda sigue y sigue girando hacia atrás, hacia una motosierra que corta para atrás y que golpea a la clase trabajadora, a las universidades, jubilados y la salud más y más con una recesión que no se detiene y explica el “éxito económico” de un gobierno enceguecido que habla de las Fuerzas del Cielo y no deja de autoelogiarse por haber sido recibido por Trump, flamante ganador de las elecciones en USA.

    Una obsecuencia tan vil y rastrera como pocas veces vimos en nuestra historia de políticos viles y rastreros.

    No es necesario ser Milton Friedman o un premio Nobel de economía para advertir que si alguien deja de comprar zapatos el fabricante cortará el hilo por lo más delgado dejando cesante al operario que a su vez dejará de comprar otros bienes y el círculo, en este caso una espiral de carencia, se incrementará arrastrando un alud de miseria cada vez mayor mientras el gabinete económico ajeno a las cuestiones terrenales de los ciudadanos hablarán por boca de sus escribas a sueldo de éxitos económicos.

    En mi nota anterior mencioné que en la actualidad Argentina tiene el consumo de carne por cápita anual más bajo en 110 años. En otro país quizás sería un dato negativo más, en nuestro caso no lo es. Para que tengan una idea, el asado de los domingos era un clásico nacional.

    Cuando yo era chico, mi padre (mecánico) hacia asado a la parrilla como todo el mundo y jamás escuché en la mesa familiar quejas y lamentos por el precio de la carne. Sin más, en la escuela, tanto los manuales como la maestra nos explicaban que debido a las bondades de su suelo Argentina es el granero del mundo y por eso “somos el país del trigo y las vaquitas”.

    Todos los chicos sabíamos eso. Era una verdad que no estaba en discusión. Hoy en cambio, más de una vez le pregunto a niños de mis amigos que van a la escuela primaria si alguna vez su maestra les dijo que somos el país del trigo y las vaquitas… Me miran como si hablara del sexo de los ángeles o de algo que pasó en la historia hace siglos.

    En solo un año de gobierno de Javier Milei causó un tremendo daño estructural al país, un daño en todos los órdenes que al menos, y debido a tantos puñetazos en la cara comienza a abrir los ojos a tanta gente que ingenuamente imaginó que votaban un cambio para bien. Es lento, pero viene…

    *Escritor, psicólogo, docente, periodista, especialista en etnoliteratura y geografía sagrada, dedicado a la investigación del genocidio indígena y afrodescendiente.

  • Ponerse en sus zapatos

    Ponerse en sus zapatos

    Los tiempos que corren son hegemónicos de parte de la inteligencia artificial. Hubo una época no lejana que el mantra más reiterado se refería una y otra vez al peso de la inteligencia emocional.


    Por: Manuel Alcántara Sáez*


    [dropcap]S[/dropcap] e enfatizaba que había razones que el corazón ignoraba para subrayar la necesidad de superar una estricta y restringida visión del ser humano como animal racional para dar cabida al universo de los sentimientos. Algo que ya había estado presente en Baruch Spinoza o en David Hume frente a las ideas de René Descartes y de la Ilustración con Emanuel Kant a la cabeza. Las emociones derretían el frío mundo de las cogniciones en una cabalgadura fascinante por entender las complejas formas de actuación de las personas.

    Durante algún tiempo los afectos parecieron controlar al comportamiento humano. Mirar a los ojos, ponerse en lugar del otro, dejarse guiar por las buenas vibraciones, ser empático, desarrollar el altruismo constituían una letanía de actitudes necesarias para la interacción humana y por ello imprescindibles para entender la acción social. El pensamiento religioso, pero también formas de convivencia suscitadas en torno a ideas comunitarias y de solidaridad desempeñaron un papel fundamental en el desarrollo de una educación sentimental afectiva.

    Sin embargo, en la actualidad la inteligencia artificial pareciera devolver las cosas a su lugar anterior, de manera que la invitación a abocar por la compasión o la generosidad pareciera ahora una antigualla y ya no se diga llegar a comprender el silencio o el surgimiento de las lágrimas. El reinado del algoritmo y de la información ilimitada generadora de millones de datos con los que se entrenan las máquinas no guarda espacio para el reconocimiento del otro o para entender a una persona desde su punto de vista en vez del propio e incluso percibir veladamente sus sentimientos y percepciones. Son tiempos duros de aislamiento, singularidad e individualismo.

    ¿Qué tiene que ver todo esto con la vida de M? ¿Puede la inteligencia artificial generativa ayudarlo a superar la zozobra que le invade con frecuencia frente al hecho de que las cosas no salen como espera, de que sus contrapartes van a su rollo? Las evidencias de hechos a los que tuvo que enfrentarse en su momento se acumulan y su imagen no deja de azotar su memoria. No importa que se trate de asuntos que acaecieron hace apenas unos días entremezclados con otros de épocas pretéritas. Siente una incomodidad que se ceba en las dificultades que tiene para percibir el presente. No puede ser una excusa. Tampoco debe serlo el hecho de la profunda incomprensión que lo embarga sobre los mecanismos de funcionamiento de la inteligencia artificial de los que todo el mundo habla y que no encuentra acomodo en su vida aunque sabe que están presente en múltiples facetas. Rememora al azar dos instantes de su pasado y no encuentra alivio alguno porque tiene claro que lo fundamental es ponerse en los zapatos del otro algo que los algoritmos sirven de poco.

    M recuerda que en una ocasión no hace mucho en el marco de un viaje de trabajo un compañero que lo acompañaba tomó la palabra y no la soltó durante las casi dos horas que duró el trayecto. No hubo interrupción alguna para alabar el paisaje ni la bondad del clima ni menos aun para significar la precariedad de la ruta. El vecino habló de sus preocupaciones laborales con énfasis en las relaciones con su jefe y del exitoso contrato que acababa de lograr para su empresa. Después se centró en lo que denominó el erial de su vida amorosa que enseguida recondujo para loar la trayectoria universitaria de su única hija a quien solo veía cada quince días porque vivía con la madre en una ciudad distinta. Subrayó sus variadas actividades deportivas así como el tiempo que dedicaba para llevar a cabo tareas solidarias con una asociación del barrio. También le anunció el lugar al que quería ir en las próximas vacaciones. M solo pudo interrumpirlo un momento para decirle que llevaba tiempo sin encontrarse bien y que esperaba preocupado el resultado de unos análisis que se había hecho recientemente. Tras un breve silencio él le contestó que no se preocupara, que seguro que no era nada, y continuó su perorata informándole de la tienda en la que había comprado su último capricho digital del que le enumeró sus excelencias durante un buen rato. Al llegar al destino se despidieron. M se sintió vacío.

    Nunca M notó su propia vulnerabilidad ante la desgracia ni tampoco jamás albergó el pensamiento de que la persona que ahora veía sufrir pudiera ser su caso. Lo que acontecía a los demás era algo siempre ajeno. Historias que podían equipararse a los relatos leídos en la adolescencia. Por ello, le azotó su memoria la perplejidad que sintió cuando la mujer le dijo que llorara. No entendía la razón pues el asunto había concluido con el cadáver postrado sobre una camilla. Todo había acabado. El rostro hierático era el de un desconocido, solo el pelo aun engominado recordaba a quien fue. No importaba el traje nuevo con el que había sido amortajado. ¿Llorar? Ninguna lágrima se acercaba a sus ojos y los sentimientos se hallaban bajo mínimos. Sabía del oficio de plañidera, pero nunca se había parado a pensar hasta qué punto su expresividad era fingida. Ahora le pedían que sollozara, que adoptara el papel que correspondía. Sin embargo, no lo concebía por mucho que quien allí yaciera fuera su padre. Eran los demás quienes deberían ponerse en sus zapatos para confrontar la angustia que sentía.

    M sigue pensando que un día de estos interaccionará con un programa reciente que ha descargado en su ordenador que le permitirá formular estas vicisitudes vividas y otras que recuerda del mismo estilo para saber si la respuesta dada tendría visos de mayor empatía. Si fuera así, piensa que hay un futuro promisorio aunque hoy por hoy ese escenario le acongoje.

    *Politólogo español, catedrático en la Universidad de Salamanca.

  • Origen

    Origen

    Origen es el nombre de una novela de Dan Brown que leí hace como siete años, cuando todavía el actual tiranito salvadoreño no asomaba sus diabólicas orejas lobunas puntiagudas.


    Por: Miguel Blandino


    [dropcap]E[/dropcap] ste Dan Brown, por cierto, es el mismo autor de El Código Da Vinci, que fue la primera novela que leí de él y que, en su momento causó mucho revuelo por la temática del papel ultra reaccionario del Opus Dei y la presunta vida sexual de Jesús y la dirección del movimiento cristiano en manos de su esposa y madre de su hija, María Magdalena.

    Hace como veinte años lo descubrí y desde entonces renació en mí una viejísima propensión a buscar su nombre en las librerías, como cuando era niño o adolescente e iba en busca de los libros que firmaban Arthur Conan Doyle, Agatha Christie o Edgar Alan Poe.

    La novela policiaca, de espías, de conspiraciones y de misterio, eran como la miel y yo la mosca.

    Robert Langdon es el protagonista de estas novelas de Dan Brown, y no es investigador privado o espía ni policía, sino un profesor universitario que por sus conocimientos y amplia cultura siempre resuelve los problemas, por muy complejos que sean.

    Pues bien, en una parte de Origen, Langdon asiste a una conferencia de un ex alumno suyo, convertido ya en todo un científico y tecnólogo cibernético que se ha vuelto un magnate multimillonario que dio con la clave del origen de la vida.

    La conferencia va a ser transmitida en vivo a todo el mundo por Internet y retransmitida, millones de veces, después.

    Consciente de lo grave del asunto para toda la humanidad, como consecuencia del impacto que va a tener su revelación en todas las culturas, decide buscar a los líderes católicos, islámicos y judíos para explicarles todo y advertirles, para que estén preparados ante las reacciones previsibles. A ellos les dice vagamente que la divulgación de su descubrimiento será realizada en un futuro cercano, pero la verdad es que la conferencia la ha organizado para un par de días después del encuentro con esos tres religiosos.

    El propósito de no decirles la fecha exacta es el de evitar filtraciones o indiscreciones que pueden poner en riesgo su propia vida o por lo menos boicotear la conferencia.

    A los invitados los cita en un centro cultural en Barcelona, que dirige la novia del Príncipe de Asturias, pero sin mencionar el motivo del evento ni dar pistas.

    Les envía los boletos de avión y las reservaciones de hotel, junto con la tarjeta para el acceso al evento, y confía en que asistan tan solo por el prestigio del anfitrión. Nada más.

    Uno de los invitados especiales es Robert, su antiguo maestro.

    A su llegada al sitio, Langdon es recibido por un guía virtual que se comunica con él por medio de unos audífonos y que lo condujo a un elevador que llegaba a una galería de arte moderno.

    En esa galería estaban expuestas unas obras muy sugerentes, y espectaculares por lo enorme de sus dimensiones. Entre todas ellas Robert vio una que le llamó bastante la atención.

    Era una larga fila de lobos (99 en total) que de un salto se lanzaban contra una pantalla de vidrio transparente y al estrellarse y caer se levantaban y volvían a colocarse al final de la columna para volver a intentarlo y estrellarse otra vez. Uno por uno, no en bloque.

    Esa imagen de los lobos en fila india me hace evocar otras varias imágenes que a lo largo de la vida he ido percibiendo por la calle y por la lectura y que me han hecho reflexionar acerca de nosotros, los seres humanos.

    Representaciones muy antiguas, todas descriptivas del común de la gente.

    Unas, muy académicas, otras, muy corrientes.

    Por ejemplo, la famosa de Thomas Hobbes, recuperada de una antigua locución latina, o la de mi mamá, aprendida quizás de boca de mi abuelita Fide. Y aquella leída en tercero de la primaria cuando de niños estudiamos al príncipe de las letras, Rubén Darío. O la referencia escuchada de la boca desdentada de la anciana de espaldas recias, la Juliana-la india Julia de las manos de un color blanco espantoso de tanto lavar con lejía las sábanas del Hospedaje Central, de mi abuelito Toño- que por las noches, mientras se deshacía la larguísima trenza de su pelo sin una sola cana, negrísimo y grueso, fumando un puro apestoso después de cenar, nos contaba el cuento de La Caperucita Roja o las historias de los cadejos de ojos rojos de allá por Rosario de Mora y Panchimalco, por donde ella vivió hasta que los indios huyeron de sus aldeas para vestirse y hablar “como la gente”, en los tiempos del genocidio que fue ordenado por los honorables señores cafetaleros al General Maximiliano Hernández Martínez.

    O aquellas historias del hombre lobo sanguinario de las divertidas películas mexicanas de Santo El Enmascarado de Plata o las similares de Hollywood, pero nada divertidas, con  el cadavérico Vincent Price.

    En todas partes el lobo.

    El lobo malo, el hombre lobo a secas, el hombre lobo del hombre, el lobo bueno víctima de la maldad humana.

    Pero en la de Origen, la imagen no es la de un lobo bueno o malo, sino  la de un lobo estúpido. Un lobo que se estrella contra el cristal al igual que todos los que saltaban adelante y que después de experimentar un fracaso vuelven a formarse a esperar su turno y solo para volver a romperse la crisma.

    Es ahí justamente cuando recuerdo aquella frase de filósofo callejero, cotidiano, que escuchaba cuando niño: “¿Adónde vas, Vicente?”, y la estúpida respuesta del famoso Vicente: “A donde va toda la gente”.

    Parece mentira como centenares de analistas se devanan los sesos tratando de entender cómo es posible el triunfo de Trump.

    Hace unos treinta años el entonces ministro argentino de Economía, Domingo Cavallo, preguntaba ¿cuánto peso de pobreza podrá soportar las alas de la libertad? Eran los albores del neoliberalismo.

    Hoy estamos en el umbral del hiperneoliberalismo, con bolsonaros, bukeles, noboas, mileis y trumps.

    Contra toda la lógica los pobres y las clases medias, los negros y las mujeres, los que lo han perdido todo a manos de los ultra ricos -dueños de unas decenas de corporaciones globales-, siguen dando toda su confianza a sus opresores.

    Contraintuitivo, dicen los expertos en Ciencia Política. Síndrome de Estocolmo, dicen los genios de la Psicología.

    ¿Contraintuitivo o resultado de un trabajo sistemático? El triunfo de un proceso de educación mundial que comenzó hace cincuenta años, al orientar todas las baterías del sistema para dinamitar los cimientos que cohesionaban al proletariado.

    Cuando crearon los grupúsculos “progres” atacando la consigna principal de los comunistas ¡Proletarios del mundo, uníos!, facilitaron no solo la victoria del imperialismo contra el campo socialista.

    En aquellos años, a mediados de los setenta del siglo pasado, advertíamos la amenaza y le llamamos con la expresión “diversionismo ideológico”. Entonces nos dijeron machistas, y nos acusaron de querer invisibilizar a las mujeres. Se negaron a reconocer que en el máximo nivel de dirección del Comando Central de nuestra organización estaba Melida Anaya Montes, la Compañera Ana María, y en cada nivel y espacio muchas mujeres eran las responsables.

    Andaban afligidos defendiendo ballenas mientras al otro lado de la calle morían sin atención médica los desamparados que vivían sin seguro social y sin empleo.

    Nos rompieron en miles de iglesitas de garaje para acabar con la influencia de la teología de liberación.

    Nos dispersaron. Y lograron vencer en la Guerra Fría. Después dijeron que con el campo socialista también habían muerto las ideologías. Claro, todas las ideologías, menos la ideología individualista del capitalismo.

    A la dispersión y la inyección del individualismo siguió el abandono de la huelga y las acciones de calle como métodos de lucha popular.

    Luego vino la tecnología para meterle el tiro de gracia a la organización revolucionaria. El nihilismo y la búsqueda de la satisfacción individual hicieron presa de toda la niñez y la juventud.

    Mientras tanto, los poderosos se mantuvieron bien unidos, los del mundo visible y los del crimen organizado. Juntos apretándole el cuello al proletariado.

    Hoy, los analistas de pacotilla dicen que bukele es bruto porque reduce el presupuesto de Educación y elimina escuelas enteras. No son capaces esos sesudos opinadores de entender que ese es precisamente el nivel actual de la lucha de la burguesía contra el proletariado.

    Hoy, los lobos van solitos a estrellarse de cabeza contra el espejismo. Los mejores y más inteligentes están luchando aislados unos de otros. Se rompen el hocico mientras bukele los mira divertido desde Costa Rica a la que ha comenzado a militarizar metiendo en la cabeza de los ticos que los soldados son buenos, regalan comida y medicinas como Santa Claus armados. Los pobres ticos no se enteran de que con la militarización se pretende recrear el frente sur de la Contra para atacar a Nicaragua como hace cuarenta años.

    El lobo, el símbolo de la astucia y la persistencia, tiene que dejar de ir en fila india y formarse hombro a hombro y agarrarse fuertemente de las manos entrelazando los dedos.

    El camino es la unidad.

    Unidad en la lucha hasta la victoria final.

    Todos los males tienen un mismo origen. El enemigo está en el origen.

  • El libro verde

    El libro verde

    Muammar al-Gadhafi, militar, político y líder libio, gobernó su país por cuarenta y dos años. Fue asesinado en octubre de dos mil once. Presentó “El Libro Verde” en abril de mil novecientos setenta y tres.


    Por: José Guillermo Mártir Hidalgo*


    “El Libro Verde” es un tratado de filosofía política, donde expone su credo, a semejanza de “El Libro Rojo” de Mao Tse-Tung. Dicha obra hace referencia a la forma de gobierno mediante comités populares. Ghadafi pretendía que su ideología fuera válida para cualquier país o sociedad. Su filosofía panarabista, en sintonía con la de Gamal Abdel Nasser, pretendía ver a las naciones árabes libres de la dominación occidental.

    Gadhafi rechazaba la democracia liberal y alentaba una democracia directa. En su pensamiento e ideología, el Corán jugaba un papel de suma importancia. Ya que antes de la llegada de las naciones occidentales a los países árabes, era la base de sociedades libres y justas. Su perspectiva económica se centraba, en transformar a los trabajadores asalariados en socios. En general, “El Libro Verde”, es una mezcla de socialismo, islam y nacionalismo. Esta organizado en tres apartados: temas de carácter político, sobre el trabajo y asuntos económicos y distintos temas de la sociedad.

    Sostiene que las Asambleas Parlamentarias, son una falsa representación del pueblo. Es un sistema de poder que no representa más que a una minoría. La democracia es el poder del pueblo, no el poder de un sustituto del pueblo. La existencia de una Asamblea Parlamentaria significa, la ausencia del pueblo. Es monopolizar la soberanía popular por sí misma, en sustitución de masas y pueblos. La verdadera democracia no puede establecerse más que, por la participación del propio pueblo. Cuando una Asamblea Parlamentaria se forma en consecuencia, del triunfo de un partido político en unas elecciones, es una Asamblea del partido y no una Asamblea del pueblo.

    Un partido político, solo representa a una parte del conjunto de la sociedad. Por tanto, no es admisible que un partido político gobierne a todo un pueblo. Un partido político se compone de gente que tiene los mismos intereses, los mismos puntos de vista, la misma cultura, etc. Forman partido para conseguir sus intereses e imponer sus opiniones, así como extender el poder de su doctrina a toda la sociedad. El referéndum es un sistema represivo y dictatorial.

    Gadhafi propone como único medio de democracia los congresos populares. El poder del pueblo solo puede ejercerse mediante congresos populares de base, comités populares, sindicatos y uniones. Cuyos representantes integran el Congreso General del Pueblo. El autor asegura que la democracia directa es un método ideal de gobierno.

    Crítica que no es válido y es antidemocrático que, un parlamento legisle por la sociedad. Considera que la verdadera ley de cualquier sociedad se da por uso o por religión. Otra tentativa para encontrar la ley, al margen de estas dos fuentes, es no valida e ilegal. Gadhafi afirma que, una persona debe tener el derecho a expresarse. Pero, la prensa democrática es aquella que pública bajo un comité popular compuesto por todas las categorías sociales.

    Esgrime que el problema económico se da, porque los trabajadores permanecen en condición de asalariados. La solución definitiva es rescindir del salario convirtiéndolos en socios, liberar al hombre de su esclavitud y regresar a las normas naturales. La vivienda, la renta, el transporte y la tierra son necesidades imprescindibles para el individuo y la familia. Por tanto, no pueden ser propiedad de otros. Y es que las necesidades del hombre están incompletas, mientras sus necesidades dependan de otros.

    La finalidad de la nueva sociedad socialista es, la formación de una sociedad feliz para ser libre, para ello, es necesario satisfacer las necesidades materiales y morales del hombre. Esta satisfacción debe llevarse a cabo sin la explotación por parte de otros. Gadhafi habla sobre los movimientos históricos. Considera que las naciones con su nacionalismo destruido son naciones destinadas a la ruina. Cree que la vida del hombre es perjudicada, si deja de tener en cuenta el nacionalismo. El Estado es un sistema artificial político. La familia es más importante que el Estado para el individuo. Por tanto, una sociedad floreciente es, aquella en la que el individuo crece naturalmente dentro de la familia. Y la familia dentro de una sociedad. Una tribu sería una familia extendida y una nación, sería una tribu ampliada. La tribu es una protección social natural y la nación, protección político nacional del individuo.

    Gadhafi justifica el papel que tiene cada género y las diferencias que hay entre hombre y mujeres. Para nuestro autor, el papel de la mujer está en la maternidad, en su capacidad reproductiva. Expresa que, si la mujer lleva a cabo un trabajo físico, es culpa de una sociedad materialista. Con respecto a las minorías, el autor encuentra dos tipos: las que pertenecen a una nación y las que no y forman su propio “marco social”. En otro tema, estima que la educación controlada por el Estado, es un método de supresión de la libertad. Ya que es dictatorial imponer ciertos temas y forzar a una ser humano, a aprender según un plan de estudios programado.

    Repara que la humanidad está atrasada, pues no se comunica con el lenguaje común de los ancestros: los sentimientos y las artes. El deporte puede practicarse en forma pública o privada. Pero, es ilógico que una sociedad permita a un individuo o a un equipo monopolizar los deportes, mientras la sociedad paga los costos de tal monopolio.

    Gadhafi creo un centro mundial de estudios e investigaciones, para la promoción internacional de “El Libro Verde”. Dicho libro influenció la educación libia, al instruir a los futuros ciudadanos en el islam y en panarabismo.

    *Psicólogo salvadoreño

  • Un faro palestino ha encendido su luz en El Salvador

    Un faro palestino ha encendido su luz en El Salvador

    El sábado 16 de noviembre de 2024, sucedió en el Club Árabe de El Salvador un evento de gran significado cultural y simbolismo histórico: la Asociación Salvadoreña Palestina inauguró el Museo Palestino.


    Por: Dr. Víctor Manuel Valle Monterrosa


    La cultura palestina es expresión de un pueblo que se asentó en lo que hoy es Palestina y tierras aledañas desde hace varios milenios. Es una cultura de identidad fuerte y raíces profunda que resiste los embates de los tiempos. El Museo que se inauguró el mes en curso, por la iniciativa de descendientes palestinos en El Salvador, recoge en pequeña escala aún la expresión cultural del admirable y respetable pueblo palestino.

    Al acto concurrieron, a pesar de la lluvia, casi 250 personas, la inmensa mayoría descendientes palestinos de varias generaciones y de otros países. Desafiaron la adversidad del clima y juntaron sus momentos alegres; pero al mismo tiempo recordaron las luchas de sus antepasados y de los que llegaron a estas tierras para precederlos. Era un acto cultural y, puesto que el museo es sobre cultura palestina, no se soslayó la mención, con dolor humano y decisión de vencer, de las durezas por las que pasan Gaza y otras áreas circunvecinas.

    Issa Hanna Bandak, Vicepresidente de la Junta Directiva del Club Árabe Palestino se refirió al apoyo irrestricto de su Club a la fundación del Museo y la decisión de albergarlo. El Presidente de la Asociación Salvadoreña Palestina, Simán Koury, habló sobre la importancia del Museo como un faro de cultura palestina y explicó que es el único que hay en América Latina, lo cual es meritorio por cuanto en otros países de dicha región hay comunidades de origen palestino más numerosas; pero sobre todo explicó que la idea del Museo como proyecto permanente debe mostrar la vocación de lucha y heroísmo  para seguir existiendo del pueblo palestino que ahora pasa momentos de muchos dolores en Gaza y otros lugares.

    Rafael Gustavo Alas, Presidente Consejo Internacional de Museos, Sección El Salvador mencionó el fundamento técnico de la organización del Museo y el apoyo a la idea de parte del Consejo que representa. Patricia Comandari y Karla Hananía, describieron el proceso que llevó a fundar el Museo, sus fundamentos técnicos, propósitos a futuro y razón de ser cultural. El Embajador de Palestina en El Salvador, Marwan Burini pronunció palabras que le dieron un gran significado de amplio respaldo a la idea del Museo como punto de encuentro e ilustración sobre la cultura palestina y las luchas de su pueblo para preservarla.

    Es digno de mención decir que noviembre es un mes propicio para que nazca el Museo. En 1977 la Asamblea General de las Naciones Unidas declaró el 29 de noviembre como el Día Internacional de Solidaridad con el Pueblo Palestino. La fecha se escogió para recordar que ese día, 30 años antes, en 1947, esa misma Asamblea aprobó una resolución que determinó la existencia de dos Estados, uno, el judío y otro en Palestina. De esos dos Estados previstos sólo se ha creado Israel.

    Por eso la Asamblea General de Naciones Unidos estableció ese día de solidaridad como una manera de llamar la atención sobre que la llamada “cuestión de Palestina” está pendiente de resolverse.

    No cabe duda que Palestina y El Salvador se dan la mano en algunos versos de nuestros poetas revolucionarios. Oswaldo Escobar Velado dijo sobre El Salvador que somos un pueblo fuerte “porque otro pueblo ya se habría muerto.” Roque Dalton una vez escribió que “…deberían dar premios de resistencia por ser salvadoreño.”

    Ambas expresiones pueden fusionarse en una paráfrasis aplicable a Palestina, porque tiene un pueblo muy fuerte, pues otro pueblo ya se habría muerto y debe recibir, en forma de solidaridad, un premio universal a su capacidad de resistencia.

    Ciertamente, el Museo Palestino de El Salvador es un faro que emana luz sobre la cultura palestina que es fuerte y se resiste a morir; es un bastión para que la luz prevalezca en medio de muchos nubarrones oscuros por los que pasa la humanidad. Que no se apague ese faro es el desafío de la Asociación Palestina de El Salvador.

  • Al borde de un desastre climático irreversible

    Al borde de un desastre climático irreversible

    Entretenido, en el mejor de los casos, por la política y la geopolítica, el público se arriesga a ignorar la principal amenaza a la que nos aboca el capitalismo

    Estamos al borde de un desastre climático irreversible. Se trata de una emergencia mundial fuera de toda duda. Gran parte del tejido de la vida en la Tierra está en peligro. Estamos entrando en una nueva fase crítica e impredecible de la crisis climática… Durante medio siglo, el calentamiento global se ha predicho correctamente, incluso antes de que se observara, y no sólo por científicos académicos independientes, sino también por las empresas de combustibles fósiles.

    A pesar de estas advertencias, seguimos avanzando en la dirección equivocada; las emisiones de combustibles fósiles han aumentado a un máximo histórico, los 3 días más calurosos de la historia se produjeron en julio de 2024, y las políticas actuales nos tienen en camino de un calentamiento máximo de aproximadamente 2,7 grados centígrados para 2100.

    Trágicamente, no estamos consiguiendo evitar graves impactos, y ahora sólo podemos esperar limitar la magnitud de los daños. Estamos siendo testigos de la sombría realidad de las previsiones a medida que se intensifican los impactos climáticos, provocando escenas de desastres sin precedentes en todo el mundo y sufrimiento humano y no humano. Nos encontramos en medio de una alteración climática abrupta, una situación calamitosa nunca antes vista en los anales de la existencia humana. Hemos llevado al planeta a unas condiciones climáticas nunca vistas por nosotros ni por nuestros parientes prehistóricos de nuestro género…

    En este gráfico se muestra hasta qué punto la situación está fuera de control, ya que los principales parámetros climáticos han alcanzado niveles muy alejados de los registros históricos:

    Los científicos explican los detalles más escabrosos, que ilustran nuestra dirección global equivocada:

    El consumo de combustibles fósiles aumentó un 1,5% en 2023 en relación con 2022, principalmente debido a los aumentos sustanciales en el consumo de carbón (1,6%) y el consumo de petróleo (2,5%).

    La pérdida global de cubierta arbórea aumentó de 22,8 megahectáreas (Mha) por año en 2022 a 28,3 Mha por año en 2023, alcanzando su tercer nivel más alto; esto se debió, al menos en parte, a los incendios forestales, que provocaron que la pérdida de cubierta arbórea alcanzara un récord de 11,9 Mha.

    La temperatura de la superficie está en máximos históricos, y se espera que 2024 sea uno de los años más calurosos jamás registrados

    Las emisiones anuales relacionadas con la energía aumentaron un 2,1% en 2023, y superan por primera vez las 40 gigatoneladas de dióxido de carbono equivalente… las concentraciones de dióxido de carbono y metano están en máximos históricos. . Recientemente se ha observado un aumento de los niveles de dióxido de carbono. Además, la tasa de crecimiento de las emisiones de metano se ha acelerado, lo que es muy preocupante… Las emisiones antropogénicas anuales de este potente gas de efecto invernadero de larga vida han aumentado aproximadamente un 40% entre 1980 y 2020.

    La temperatura de la superficie está en máximos históricos, y se espera que 2024 sea uno de los años más calurosos jamás registrados. Cada 0,1 °C de calentamiento global sitúa a 100 millones de personas más (o más) en temperaturas medias cálidas sin precedentes.

    El mérito de este grupo, dirigido por William Ripple, de la Universidad Estatal de Oregón, es situar la situación en el contexto general del sobregiro ecológico.

    El calentamiento global, aunque catastrófico, no es más que un aspecto de una profunda policrisis que incluye la degradación medioambiental, el aumento de la desigualdad económica y la pérdida de biodiversidad. El cambio climático es un síntoma evidente de un problema sistémico más profundo: el sobregiro ecológico, en el que el consumo humano supera la capacidad de regeneración de la Tierra. El sobregiro es un estado intrínsecamente inestable que no puede persistir indefinidamente. A medida que aumentan las presiones y el riesgo de que el sistema climático de la Tierra pase a un estado catastrófico, cada vez más científicos han empezado a investigar la posibilidad de un colapso social.

    En un mundo con recursos finitos, el crecimiento ilimitado es una ilusión peligrosa. Necesitamos un cambio audaz y transformador: reducir drásticamente el consumo excesivo y el despilfarro, especialmente por parte de los ricos, estabilizar y reducir gradualmente la población humana mediante la potenciación de la educación y los derechos de las niñas y las mujeres, reformar los sistemas de producción de alimentos para apoyar una alimentación más basada en plantas y adoptar un marco económico ecológico y posterior al crecimiento que garantice la justicia social.

    Incluso si todos los planes se aplican en su totalidad, una propuesta muy incierta, la contaminación climática sólo se reduciría un 2,6%

    ¿Escuchará el mundo? ¿Ha escuchado ya décadas de llamamientos en este sentido? Un nuevo informe de Naciones Unidas evalúa los planes climáticos de las naciones del mundo. El Secretario Ejecutivo de la ONU para el Cambio Climático, Simon Stiell, afirma: «Las conclusiones del informe son crudas pero no sorprendentes: los actuales planes nacionales sobre el clima están muy lejos de lo necesario para impedir que el calentamiento global paralice todas las economías y destroce miles de millones de vidas y medios de subsistencia en todos los países.»

    Incluso si todos los planes se aplican en su totalidad, una propuesta muy incierta, la contaminación climática sólo se reduciría un 2,6% respecto a los niveles de 2019 para 2030, frente al 43% necesario para mantener el calentamiento global por debajo de 1,5 °C, límite a partir del cual se aceleran bruscamente los trastornos climáticos.

    Está claro que el mundo no lo está entendiendo.

    Tomado de www.diario.red

  • Argentina en la ONU:  El idiota de la familia

    Argentina en la ONU: El idiota de la familia

    Mientras aun humeaban los restos de Berlín, en junio de 1945, 51 países resolvieron fundar la ONU (Organización de Naciones Unidas) entre ellos USA, URSS, China, Reino Unido, Brasil, México, Francia, India y Argentina entre otros.


    Por: Marcelo Valko*


    [dropcap]E[/dropcap] l propósito que señala el Preámbulo de su Carta Fundadora señala la necesidad de evitar guerras, promover los DDHH e igualdad de derechos, mantener la justicia y respetar los tratados internacionales. Mas allá de sus alcances reales para cumplir efectivamente tales premisas, no podemos negar que es un avance en la historia humana. Ahora bien, con el tiempo, otros países se agregaron a la ONU y hoy totalizan 193 naciones.

    Hace muy poco, el 22/10/2024, se realizó una sesión para considerar una resolución que refuerza el compromiso internacional de proteger y promover los derechos de las comunidades originarias en áreas como el acceso a la justicia, la protección del medio ambiente y la preservación de sus lenguas y culturas ancestrales. En dicha sesión se hicieron presentes 176 representantes de los países miembros para debatir dicha Resolución presentada por Bolivia, Dinamarca, Dominica, Ecuador, Liberia, México, Paraguay y Venezuela. La resolución fue votada favorablemente en forma abrumadora por 168 países, con 7 abstenciones (Francia, Laos, Lituania, Mali, Rumania, Bulgaria y Eslovaquia) y un solo país de todo el mundo se opuso: Argentina.

    Vale destacar, que se trata de la primera votación en la ONU desde que Gerardo Werthein reemplaza a Mondino como canciller quien evidentemente sintoniza con las oscuridades de las ocurrencias de su jefe Milei, ya que existen diferencias entre un pensamiento y lo que no pasa de mera ocurrencia. Mientras hoy Argentina tiene el consume de carne por cápita anual más bajo en 110 años debido a su política económica recesiva, una y otra vez escuchamos al presidente exaltar la figura de Alberdi y asegurar que en tiempos de Julio Roca, la belle epoque del Centenario, el país estaba en el primer mundo.

    Cabe preguntarse: ¿El podio lo ocupaba el país o un pequeño grupo? De aquel entonces cuando el ganado engordaba solito y el trigo brillaba al sol viene el dicho “tiene la vaca atada” debido a la costumbre de Nicolás Anchorena de llevar su propia aberdeen-angus amarrada en el barco cuando viajaba a Europa. “Tirar manteca al techo” es de la misma época cuyo iniciador en bares parisinos fue el jovial Martín Álzaga Unzué. Sin ninguna duda esa oligarquía del campo, toda “gente de bien” estaba en el primer mundo como señala Milei, en cambio a los obreros que en Buenos Aires o Rosario luchaban por reducir la jornada laboral de 14 horas les aplicaban la Ley de Residencia si era extranjero o la Ley de Defensa Social a los criollos. En peor situación estaban los indígenas que buscaban romper la invisibilidad y dejar de ser siervos de la gleba. De hecho Bialet Massé en su Informe sobre el Estado de las Clases Obreras señala que los indios “están mucho peor que los obreros, a la par de los animales de tiro”. Es decir, el 99% del país no tiraba manteca al techo… No es casual que unos se consideren herederos de otros y que confunda a un héroe de clase con un prócer argentino.

    Señalé que el pensamiento de Milei y su canciller atrasan, no solo enarbolando la figura de Roca, sino también exaltando “Las Bases” de Alberdi. Recordemos las palabras que pronunció Javier Milei en su primer discurso como presidente electo de espaldas al Congreso Nacional: “Hoy volvemos a abrazar las ideas de Alberdi. De nuestros padres fundadores que hicieron que en 35 años pasáramos de ser un país de bárbaros a ser potencia”. Y si leemos “Las Bases” no debe extrañar el solitario y anacrónico voto de Argentina en la ONU en contra de una resolución favorable a los Pueblos Originarios. Veamos un parrafito. Alberdi al hablar sobre el “verdadero espíritu de progreso” plantea que “debe preguntar a los hombres de nuestro pueblo si se consideran de raza indígena, si se tienen por Indios pampas o pehuenches de origen, si se creen descendientes de salvajes y gentiles, y no de las razas extranjeras…Hoy mismo, bajo la independencia, el indígena no figura ni compone mundo en nuestra sociedad política y civil. Nosotros, los que nos llamamos americanos, no somos otra cosa que europeos nacidos en América”.

    Ahora bien, Alberdi escribió a mediados del siglo XIX en tanto que Milei y su Canciller están en 2024. Pasaron 170 años y mucha agua bajo el puente de la historia no solo argentina sino del mundo, algo que explica con absoluta sencillez la muy solitaria e incongruente oposición argentina en la ONU. Evidentemente es necesario resaltar con todas las letras semejantes bajezas que continúan negando e invisibilizando un país pluricultural. En aquella época del Centenario a la que desea regresar Milei, es unaa época en que Buenos Aires instaló la idea de la “excepcionalidad argentina” asegurando que todos por estos lares venimos de los barcos, es decir somos descendientes de europeos blancos, y por ende poco tenemos que ver con el resto de Latinoamérica. No hace mucho el mismo Alberto Fernández reafirmó el concepto al asegurar “los mexicanos salieron de los indios, los brasileños salieron de la selva pero nosotros los argentinos llegamos de los barcos, y eran barcos que venían de Europa, y así construimos nuestra sociedad” (Perfil, 09/06/2021). Es enorme el daño que semejante imaginario unitario viene provocando en el alma de un país cuya revolución nació fraterna e inclusiva como bien señala aquella estrofa del Himno que aspira “a ver en el trono a la noble igualdad” y que San Martín pronuncio con absoluta claridad al hablar sobre “Nuestros paisanos los Indios”. Es lento, pero viene…

    *Escritor, psicólogo, docente, periodista, especialista en etnoliteratura y geografía sagrada, dedicado a la investigación del genocidio indígena y afrodescendiente.

  • Egotismo: El Reflejo Narcisista que Fragmenta Nuestra Realidad

    Egotismo: El Reflejo Narcisista que Fragmenta Nuestra Realidad

    Si hoy les quiero hablar sobre el Egotísmo, y no, no me equivoqué al escribir. No estoy escribiendo mal la palabra egoísmo. Hoy quiero hablarles sobre el egotismo, con “t”. El término egotismo se acuñó en el siglo XVIII.


    Por: Claudia Viveros Lorenzo


    Algunos autores consideran que el egotismo es una versión socializada del narcisismo, ya que las personas egotistas necesitan darse importancia y ser elogiados. Las personas egotistas son capaces de negar la realidad con tal de hacer ver que nunca se equivocan.

    Tienden a invalidar la experiencia o la opinión de los demás y, además, son insistentes y tienen un gran poder de convicción. Los egotistas no asumen la responsabilidad de sus actos. La principal diferencia entre egotismo y egoísmo es que las personas egoístas anteponen sus propios intereses a los de los demás, mientras que las personas egotistas tienen una necesidad constante de hablar de sí mismas

    Vivimos en una era donde la exposición personal parece ser sinónimo de éxito y aprobación, un tiempo en que el término “ego” ha dejado de ser una palabra para convertirse en una fuerza determinante en nuestras vidas. Las redes sociales, el deseo de reconocimiento, y la búsqueda constante de validación pública han dado lugar a una tendencia que podría calificarse como el nuevo “pecado capital” de nuestros tiempos: el egotismo.

    El egotismo, a diferencia del ego bien gestionado que impulsa a las personas a alcanzar sus metas con seguridad y propósito, representa una distorsión narcisista de la percepción personal. Esta actitud lleva a la sobrevaloración de las propias opiniones, deseos y logros, mientras se menosprecian o ignoran las aportaciones y necesidades de los demás. Desde figuras públicas hasta personas anónimas que construyen una marca personal a diario, esta tendencia nos lleva a comportarnos como si el mundo fuera una extensión de nuestra personalidad.

     El Egotismo y la Sociedad de la Comparación

    En redes sociales, el egotismo se ha convertido en un arma de doble filo: por un lado, permite que individuos compartan aspectos de su vida, logros y experiencias; pero por otro, refuerza un círculo vicioso de comparación constante, en el que solo se muestra la versión idealizada y, muchas veces, irreal de la vida. La narrativa de «mi éxito, mi verdad, mi identidad» se vuelve el epicentro de nuestras interacciones, y en esta obsesión por el “yo”, se diluye la empatía y la capacidad de ver más allá de la propia burbuja.

    Esta exaltación individualista afecta incluso a nuestras relaciones interpersonales, en las que las personas parecen haberse vuelto actores secundarios en sus propias historias, moldeados y juzgados en función de cuánta atención puedan otorgar a los triunfos de otros. Así, las interacciones se vuelven transaccionales y calculadas, medidas en términos de beneficios personales, en lugar de ser fuentes genuinas de conexión y apoyo.

    El egotismo, lejos de limitarse al ámbito personal, también impregna los ambientes profesionales y académicos. En los espacios de trabajo, por ejemplo, quienes caen en esta trampa del egotismo tienden a priorizar su propia reputación y logros sobre el éxito colectivo, lo cual puede desencadenar conflictos internos, falta de colaboración y una cultura de desconfianza. La insistencia en ser visto, en destacar sin importar los costos, destruye la cohesión y socava los objetivos comunes.

    En el ámbito académico, el egotismo se refleja en la idea de que el conocimiento es un vehículo para alimentar el estatus personal y no una herramienta para el crecimiento colectivo. Esto no solo limita el desarrollo de la comunidad académica, sino que también impide la creación de una cultura de innovación y aprendizaje constante, pues cada éxito personal es magnificado a costa de la colaboración y el intercambio de ideas.

    La pregunta entonces es: ¿qué podemos hacer para contrarrestar esta ola de egotismo? La respuesta, si bien sencilla en teoría, requiere un esfuerzo consciente en la práctica: debemos redescubrir la humildad, el valor de lo compartido y la importancia de reconocer los logros ajenos sin que ello demerite nuestra propia identidad. Aprender a escuchar, a valorar otras perspectivas y a celebrar el éxito compartido, es fundamental para construir una sociedad más cohesionada y menos egocéntrica.

    Cultivar la empatía y practicar la introspección son pasos cruciales en este proceso. La capacidad de mirar hacia adentro y cuestionar nuestros propios motivos nos permite darnos cuenta de si nuestras acciones están guiadas por el deseo genuino de contribuir o si, en cambio, estamos impulsados por una necesidad insaciable de reconocimiento. No es sencillo, pero es necesario, si deseamos construir un entorno donde el verdadero mérito sea aquel que suma y no el que resta.

    El egotismo puede parecer inofensivo, pero su impacto en la sociedad y en nuestras vidas individuales es significativo. La transformación, aunque lenta, debe empezar en cada uno de nosotros, recordando que nuestras acciones, en última instancia, deben buscar el bien común, no el engrandecimiento personal. Solo así podremos mitigar los efectos de este reflejo narcisista y construir una sociedad más consciente y menos centrada en la ilusión del “yo”. En esta era de exposición, el verdadero poder reside en la capacidad de conectar, de escuchar y de valorar al otro en su justa medida.

  • Receta para financiar un modelo politizado de educación

    Receta para financiar un modelo politizado de educación

    No debemos olvidar que lo de politizar supone sujetar el esquema de nuestro interés a los parámetros políticos que buscamos consolidar, exacerbando en este los elementos que le son de utilidad al marco que se busca establecer.


    Por: Luis Arnoldo Colato Hernández*


    Así las cosas, empecemos… Primero, debemos desfinanciar al sistema educativo, limitando todo recurso destinado a él primero para después sencillamente y bajo cualquier excusa cortar todo financiamiento y apoyo logístico con el propósito único de que deje de funcionar.

    Ah, cuando a algún comprometido con la educación, docente convencido, director o directora, me resulte respondón, se la lleve de listillo, buscando solucionar por su cuenta los problemas que surgirán, tales como falta de recursos para pagar los salarios de quienes ejercen por contrato dentro del sistema, reparar los daños en la infraestructura que surgirán, etcétera, lo acusó de actuación indebida en el cargo y me deshago de él o ella. Total, no me faltarán los sobalevas que lo venderán, acompañándome en la falsa acusación que le levantaré, si de todos modos yo tengo bajo control al aparato judicial, por lo que levantar falsos cargos en su contra no es problema.

    Segundo. Una vez desfinanciado el sistema de educación pública, y consolidada la crisis subsecuente hacia su interior que busco mal intencionadamente generar, me presentó públicamente como víctima de la mala gestión del pasado, así como sin los recursos para recuperar al sistema, estableciendo así una campaña dirigida a mostrar los malos manejos pasados, para convencer a todos de que no soy yo el que ha hecho mal las cosas, sino ellos, los malos, más malos, de ayer.

    Tercero. Una vez convencida la mayoría de que no soy yo el que quiere hacer mal las cosas, y que en cambio he buscado desinteresadamente hacerlo todo bien, comienzo a hacer circular mentiras entre estos, por intermedio de la mediática de la que dispongo, haciéndoles creer la falacia de que la educación pública es mala porque sí, pues no tiene calidad.

    Cuarto. Una vez desfinanciado el sistema educativo por completo, dañada la infraestructura, el sistema en crisis, crucificados los verdaderos educadores, engañada la población, y generadas las condiciones para imponer mi proyecto político, les dejo ir sin más el proyecto de privatización educativa, el cual, de todos modos, todos aceptarán, pues son apenas corderos.

    No me debo olvidar que cuando llegue a este punto, debo de haber ya acordado con mis compinches, quiero decir, los financistas, cómo se repartirá el pastel es decir a quién le tocará la confección de uniformes, a quién le tocarán el calzado, a quién los útiles, a quién los servicios profesionales, a quién los alimentos, etcétera, con pequeños mordiscos para algunos al azar, ya saben, para darle apariencia de legalidad – con la consabida mordida ya pactada – para tener todo de toque.

    Ha, y a cualquiera que pregunte, simplemente lo amenazó con aplicarle porque sí el régimen de excepción y ya estuvo. Y todo, toditito el sistema, me responde solo a mí. Así de fácil.

    *Educador salvadoreño

  • En El Salvador los mártires llaman a la recordación

    En El Salvador los mártires llaman a la recordación

    En El Salvador hoy y durante muchos años, los mártires y víctimas de la guerra llaman a la recordación y a que se haga justicia para avanzar en la reconciliación nacional.

    [dropcap]E[/dropcap] ste miércoles será inaugurada en la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas (UCA), donde fueron asesinadas ocho personas el 16 de noviembre de 1989, la muestra expositiva “Huellas de la memoria”, altares a las víctimas del conflicto armado.

    Exposición que, según los organizadores, el Centro Monseñor Romero, La Mesa contra la Impunidad en El Salvador y el Departamento comunicaciones y Cultura de la UCA, visibiliza y rinde tributo a las víctimas del conflicto armado que dejó una estela de cera de 75 mil muertos y desaparecidos.

    El escenario está servido cuando se observa el 35 aniversario del crimen contra los sacerdotes jesuitas y dos mujeres salvadoreñas. Es la reafirmación de la memoria histórica y es, a la vez, un llamado a la Asamblea Legislativa, a trabajar en la reparación que demanda la ley de Justicia Transicional puesta en sus manos, aseguran los organizadores.

    En esta cita con la historia, se expondrán fotos históricas relacionadas con distintos casos graves de violaciones de los derechos humanos cometidos durante el conflicto armado junto con pequeños altares en honor a los muertos de la guerra.

    Este homenaje acerca a las nuevas generaciones a conocer y reflexionar sobre las graves violaciones a los derechos humanos durante el conflicto, en especial el derecho a la vida, el cual recientemente el presidente Nayib Bukele, en Costa Rica, llamó a defender.

    En coincidencia, este lunes un tribunal reprogramó para hoy la audiencia por la masacre de jesuitas con la presencia de cinco imputados y procesar a seis como ausentes.

    Entre estos se encuentran miembros del batallón Atlácatl de la fuerza armada de El Salvador, quienes bajo las órdenes del coronel Guillermo Benavides y civiles ausentes como el expresidente Alfredo Félix Cristiani y Rodolfo Parker, que escaparon para evitar la mano de la justicia.

    Las víctimas de la masacre de la UCA, los jesuitas, eran partidarios de un acuerdo negociado entre el gobierno de El Salvador y el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN), para detener un enfrentamiento que, entre otras cosas, se alimentaba con cerca de un millón de dólares diarios que invertía Estados Unidos.

    La semana histórica en la que estará el recuerda de muchas masacres como la de campesinos en El Mozote y el asesinato de cuatro periodistas holandeses por el solo hecho de denunciar el genocidio del pueblo salvadoreño, se extenderá hasta el 21 de noviembre.

    Días de recordación y homenaje durante los cuales “los altares llorarán a victimas como San Arnulfo Romero”, y expertos disertarán sobre la historia, el periodismo en escenarios desafiantes, y se expondrán fotos y gráficas que en voz popular piden el fin de la impunidad en El Salvador. (PL)

  • Libro | El espíritu de la esperanza

    Libro | El espíritu de la esperanza

    Miramos angustiados el futuro como algo nefasto. Hemos perdido la esperanza. Los escenarios apocalípticos como pandemias, la guerra mundial o catástrofes climáticas, nos hacen pensar en el fin del mundo o el final de la civilización humana. El fantasma del miedo nos acecha. Así comienza Byung-Chul Han, filosofo germano de origen sudcoreano, su obra, “El Espíritu de la Esperanza: contra la sociedad del miedo”, publicada en el dos mil veinticuatro.


    Por: José Guillermo Mártir Hidalgo*


    [dropcap]A[/dropcap] nte el miedo, cómo excelente instrumento de dominación, ya que vuelve a las personas dóciles y fáciles de extorsionar, presenta la esperanza, como la variable que nos permitiría una vida para vivir más que sobrevivir. La esperanza es opuesta al miedo. Significa mirar a lo lejos, mirar al futuro. La esperanza, nos abre los ojos a lo venidero. La esperanza sale en busca de lo nuevo, lo totalmente distinto y lo que jamás ha existido.

    Han distingue la esperanza del culto dominante en el régimen neoliberal, el pensamiento y psicología positiva. Manifiesta que la psicología positiva se desliga de la psicología del sufrimiento. La psicología positiva trata de la dicha, del bienestar. Hace que las personas a las que les va mal se culpen a sí mismas. Psicológiza y privatiza el sufrimiento en lugar de responsabilizar a la sociedad, con lo cual deja intacto el complejo cegamiento social que lo causa. El culto a la positividad aísla a las personas, las vuelve egoístas y suprime la empatía. El régimen neoliberal vuelve a la sociedad insolidaria, ya que a las personas no les interesa el sufrimiento ajeno.

    La esperanza nos hace creer en el futuro. En cambio, el miedo, nos hace perder nuestra fe y resta crédito a la realidad, por eso, impide el futuro. El tiempo venidero tiene dos modos: el futuro, que nos trae cosas que se producirán más tarde y el advenimiento, acontecimientos en forma totalmente imprevista. Han dice que ser libre significa, no estar sometido a presiones. Pero en el régimen neoliberal, esos apremios los crean las mismas personas, al convertirlas en empresarias de sí mismas e infundirle el miedo al fracaso. Quien tiene miedo, se somete al poder.

    Solo la esperanza de un mundo distinto y mejor despierta un potencial revolucionario. Por eso la palabra esperanza, no pertenece al vocabulario capitalista. Hay que distinguir entre esperanza pasiva, parecida a un deseo débil y la esperanza dinámica, que inspira a las personas a acciones eficaces y creativas. Tener esperanza significa estar dispuesto en todo momento, a algo que aún no ha nacido.

    Martin Luther King, expresa la dimensión activa de la esperanza. Las visiones que tenemos cuando soñamos despiertos engloban un nosotros, dispuestos a actuar para mejorar el mundo. Solo los visionarios que sueñan despiertos, son capaces de sacar adelante una revolución. La esperanza precede a la acción y no al revés.

    Han apunta que ser culpable significa que, el hombre está a merced de las consecuencias de sus acciones. El perdón, redime de la culpa inherente a la acción. Las promesas se dan, para formar ciertas islas perfectamente delimitadas de previsibilidad, en un mar de incertidumbre. El perdón nos permite manejar el pasado, la promesa nos permite manejar el futuro. Perdón y promesa, son condiciones básicas de la acción humana.

    La esperanza absoluta, nace ante la negatividad de la desesperación absoluta. Cuanto más profunda sea la desesperación, más intensa será la esperanza. Han denota que, el pensamiento tiene una dimensión afectiva y una dimensión corporal. Sin afectos, emociones, ni pasiones y en general, sin sentimientos, no hay conocimiento. Los sentimientos inervan el pensamiento, ese es el motivo, dirá, por el que la inteligencia artificial no puede pensar. Los sentimientos y los afectos, no pueden reflejarse en algoritmos, porque son acontecimientos análogos y corporales.

    El autor nos dice que, quien piensa es un idiota. Pensar en un gesto de hacer el idiota. Solo puede ser idiota quien lleva un nuevo comienzo, quien rompe radicalmente con lo que había y encomienda lo sido a lo venidero. Solo un idiota puede tener esperanza.

    El amor, como eros, es la aspiración del alma a un conocimiento más perfecto. El conocimiento, como visión esencial guiado por el amor, no es prospectivo, sino, retrospectivo. También la esperanza genera sus propios conocimientos, pero, no aprende de lo sido, sino de lo venidero y conoce lo que todavía no es. Es la esperanza la que genera acciones plenas de sentido, actos que traen novedades al mundo. El pensamiento de la esperanza, desplaza el interés cognoscitivamente desde el pasado hacía el futuro, desde lo sido hacía lo venidero.

    La esperanza se puede entender, igual que la angustia, como un modo ontológico básico. Priorizar ontológicamente la angustia, por encima de las demás disposiciones anímicas, no es una decisión metodológica, sino, una decisión existencial. La angustia surge, cuando se derrumba el edificio de los modelos familiares y cotidianos de percepción y comportamiento. La angustia se produce, cuando se hunde el suelo sobre el que se asentaba el mundo cotidiano. El desmoronamiento de todas las instancias que infunden sentido y dan orientación, se manifiesta como angustia.

    Cuando uno tiene esperanza, confía en algo que lo trasciende. Es un estado de ánimo general que configura la forma básica de estar en el mundo. La esperanza, como estado de ánimo básico, no está sujeta a ningún suceso intramundano. La existencia no puede desprenderse de su carga existencial. La preocupación, es el rasgo fundamental de la existencia. Pero, quien tiene esperanza se trasciende así mismo. La fórmula básica de la esperanza es “confiar en”. El Yo trasciende en un nosotros. Quien tiene esperanza ama, cree, se entrega al otro y trasciende la esencia del Yo. La esperanza dice Han, es un denuedo festivo que nos exonera del lastre existencial. El pensamiento de la esperanza no se rige por la muerte, sino, por el nacimiento. No se rige por la “estancia en el mundo”, sino, por la venida al mundo. La clave fundamental de la esperanza es, la venida al mundo como nacimiento.

    *Psicólogo salvadoreño

  • Fiestas patrias

    Fiestas patrias

    La invención de esa colectividad que llamamos nación requiere de esfuerzos tenaces cuya evolución debe contar con un relato consistente y una ejecutoria pertinaz. El proceso de toma de conciencia o si se prefiere de gestación de una determinada identidad nacional no es sencillo.


    Por: Manuel Alcántara Sáez*


    [dropcap]S[/dropcap] e trata de localizar hechos diferenciales que permitan a una concreta comunidad encontrar un hueco en el contexto regional en que esté inserta. Contar con un liderazgo convencido firmemente que puje por el inicio y luego sea instigador del avance del proceso de construcción nacional, ya sea como consecuencia de la conquista de incentivos materiales o por cierto convencimiento de cariz casi místico relativo a la bondad y a la necesidad imperiosa del propósito. Luego existen mecanismos que estimulan y de inmediato consolidan los logros. La apertura de espacios festivos es solo uno de ellos aunque de indudable éxito, también lo es la gestación de símbolos que confieran trascendencia al instante preciso vivido.

    La escuela es un escenario idóneo por excelencia para asentar los mitos fundadores y para sembrar la conciencia de la diferencia en un contexto donde la exacerbación de las emociones es fácil. La arquitectura de la patria tiene allí uno de sus lugares cenitales. La secuencia de acciones es variopinta: aprender el himno cantado al unísono al iniciar la jornada cotidiana repitiendo palabras altisonantes y a veces incomprensibles; sentir el efecto de la bandera multicolor ondeante; asumir un trabajo colectivo para mostrar su ejercicio marcial de manera festiva en la exhibición del desfile callejero; adquirir la idea de una igualdad fingida y efímera al extenderse a lo largo de momentos concretos; y concebir que lo lúdico sea el paso previo al carácter sagrado y trascendente de la vida y que este termine también siendo lúdico.

    Algo de todo ello se vierte en las fiestas patrias que cada año acuden por doquier a su cita inexcusable y que concitan el clamor de unas sociedades al parecer menos cansadas de lo que dicen los teóricos. A fin de cuentas ni la auto explotación de los individuos acarrea desastre alguno perceptible ni el individualismo rampante supone una limitación al loado carpe diem. El asueto sirve además como exoneración momentánea de una actividad laboral alienante que se ve sojuzgada frente a la altiva reivindicación de algo etéreo, pero enormemente afectivo porque se labró desde la niñez con eficacia indudable. Los recuerdos contribuyen también a fijar un pasado que deja de serlo cada año para configurar la senda que al transitarla tiene la solera del ayer, la frescura del presente y el reto del futuro.

    Improvisados vendedores desarrapados venden banderas en los semáforos para el adorno de los vehículos sin cuya presencia adquieren un aire desvalido como lo tienen los jardines en los que la siembra no se llevó a cabo. La atmósfera rezuma una humedad inquietante ante la ausencia de la brisa cansada de ondear los gallardetes que ahora yacen lánguidos sobre astas erguidas y, sin embargo, nada parece cambiar. Da igual. La fiesta continúa, el asueto ha dictado sus normas y ahora es la parada, la fanfarria y el gesto sincronizado que llenan la avenida. No hay en principio discursos ni palabras vanas. La música de la trompeta y del tambor, del flautín y del acordeón, de los platillos y del fagot se apodera del momento. El maestro de ceremonias calla y sonríe mientras la guía da la orden de parar.

    El oráculo local recuerda la efeméride con puntual atino. Su beligerancia es menor a la de años anteriores pues el panorama no está para bromas. A pesar de ello vuelve a seguir el hilo argumental de toda la vida. Alineado con la autoridad del recinto proclama la derrota de la ignominia y la apertura de nuevas avenidas donde florecerán los guayacanes; ensalza el futuro que será promisorio como siempre y atempera el fragor de los más despistados para concluir refiriéndose a los que se fueron dejando en medio del camino la tarea inconclusa e invitando a desarrollar mayores dosis de sacrificio y de abnegada entrega. El silencio se apodera durante breves instantes de la estancia insospechadamente callada hasta que el repique del tambor reinicia la función.

    Mientras tanto, en la playa el alcohol fluye al alimón de la demanda de aquella música estridente que apenas tiene que ver con la de toda la vida. Los cuerpos se rozan nerviosamente y las miradas furtivas ensombrecen cualquier atisbo de conformismo. Queda mucho tiempo por delante hasta que las risas agotadas proclamen que el final de la fiesta es inminente. Las fotos que desde hace tiempo pululan por las redes serán testigo perdurable de una jornada más en que sus gestos torpes definieron la imposibilidad de que aquel encuentro efímero sellara algo más duradero. A fin de cuentas sus suspiros todo el mundo los ignoró y solo sirvieron para sellar su incompetencia para entender la vida. Por ello ahora hay todavía tiempo para desquitarse.

    Desnudo en su alcoba mira las hojas del calendario que dan fe de que un año más las efemérides del absurdo vuelven a enterrar sus propósitos. Hace tiempo que la corriente ha dejado de animar el baile de las banderas y ni siquiera la música del desfile llega a sus oídos. No quiere que nada perturbe su jornada de ocio en la que la soledad ha vuelto a imponer su mandato. Aspira al menos a que llegue otro año, solo eso. Ajeno a cualquier proclama oficial que pontifique sobre el pasado manido, su relevancia de hoy y su futuro promisorio. Harto de peroratas, de símbolos hueros manejados al capricho de la inercia y de un artificial sentido comunitario de la vida, su mano se desliza ávida porque es consciente de que no hay salida y de que todo es fingido. Sabe cómo reconducir el asco que desde hace años le provocan las fiestas patrias hasta que su inevitable desaparición sea un hecho. Entonces seguro que nadie entenderá toda esta componenda.

    *Politólogo español. Director del CIEPS (Centro Internacional de Estudios Políticos y Sociales)

  • Libro | Anatomía de la destructividad humana

    Libro | Anatomía de la destructividad humana

    Erich Seligmann Fromm, psicoanalista germano estadounidense de origen judío, publica “Anatomía de la destructividad humana” en mil novecientos setenta y tres.


    Por: José Guillermo Mártir Hidalgo*


    [dropcap]E[/dropcap] l autor indica que la violencia y la destructividad, son cada vez mayores en todo el mundo. Esto ha llamado la atención a expertos y público en general, sobre su naturaleza y sus orígenes.

    El termino agresión, asevera, se utiliza de forma ambigua. Por eso, desglosa el fenómeno de la siguiente manera: actos constructivos, actos destinados a proteger y actos empeñados en la destrucción misma. Precisamente esos dos últimos son el tema de estudio de la presente obra. Fromm revela que la agresión benigna, es una agresión defensiva y biológicamente adaptativa. Mientras que la agresión maligna, referida a la crueldad y a la destructividad, es biológicamente contra adaptativa.

    Fromm reconoce los experimentos psicológicos, como el experimento de Stanley Milgram, que es un estudio conductual de la obediencia. Y el experimento de la prisión de Stanford de Philip Zimbardo, que recrea una situación carcelaria, con roles de “guardias” y “prisioneros”. En general, crítica estos experimentos psicológicos, porque pasan por alto señales sutiles que, pueden indicar motivos detrás del comportamiento. Sostiene que, la configuración “in vitro” de muchos experimentos, tienen un efecto distorsionador.

    Fromm explora la tesis del instinto y la pulsión e intenta demostrar que, los seres humanos, no tenemos un “instinto agresivo” innato. La agresión benigna, es una respuesta “a cualquier amenaza a la vida”. Es biológicamente adaptativa, incluye el ataque y la huida. La agresión intraespecífica, en la mayoría de mamíferos, se da sin intención asesina y sin sed de sangre. La agresión interespecífica, en los animales, suele ocurrir en defensa propia, cuando es imposible escapar. Pero, en cautiverio, los animales se comportan diferente que en su hábitat natural. Fromm transfiere estos hallazgos a las personas.  Cómo muestra, una alta densidad de población per se, no es responsable de la agresión, más bien, las condiciones sociales, psicológicas, culturales y económicas que la acompañan.

    En los humanos, la determinación instintiva ya no es tan fuerte como en los animales. Los humanos se separan de los primates, cuando los instintos alcanzaron un mínimo y el crecimiento del cerebro alcanzo un máximo. Fromm asevera que, en los cazadores y recolectores primitivos eran comunes la generosidad, la falta de un “orden jerárquico” y el compartir. El “arte de la guerra” se desarrolla tarde en la evolución humana. A medida que aumenta la civilización, aumenta la tendencia de ir a la guerra. El autor clasifica a la tribus primitivas en función de su carácter social: el sistema A eran sociedades que afirmaban la vida como, por ejemplo, los indios pueblos Zuñi. El sistema B eran sociedades destructivas y agresivas, por ejemplo, los esquimales de Groenlandia Oriental (tunumiit).  Y el sistema C, eran sociedades destructivas, por ejemplo, los aztecas. La destructividad es ingrediente de un síndrome del carácter.

    En la primera guerra mundial, había objetivos económicos y de poder político. Fromm rechaza que el instinto de agresión, fuera la causa de esa guerra. Aunque hay ciertos aspectos que hacen atractiva la guerra en amplios sectores de la población como la reverencia a la autoridad, el escape al aburrimiento y ciertas formas de solidaridad. El hombre es el único ser que su propia existencia es un problema. Todas las personas tienen en común, ciertas necesidades psicológicas existenciales, que satisfacen de diferente manera. Las necesidades psicológicas existenciales fuentes de apasionamientos son: necesidad de relacionarse, necesidad de trascendencia, necesidad de tener raíces, necesidad de identidad y necesidad de estructuración.

    Los impulsos destructivos latentes son movilizados, por acontecimientos traumáticos repentinos que conducen a estallidos espontáneos de destructividad. Tales como la destructividad vengativa, la destructividad extática y el culto a la destructividad. En cambio, el carácter destructivo, es fuente de energía que fluye constantemente. Las dos formas de carácter destructivo manifiesto son el sadismo no sexual o crueldad, que se caracteriza por el deseo de infligir dolor físico o psicológico a una persona. La esencia del sadismo, es decir, su pasión, es el dominio absoluto sobre los demás. La necrofilia es, realizar actos sexuales con cadáveres o desmembrarlos, pero, el termino se transfiere a una estructura de carácter: la destructividad. La necrofilia es la atracción hacia todo lo corrompido, lo muerto, lo enfermizo y pútrido, el transformar lo que está vivo por algo que no lo está, el destruir y la atracción por todo lo que es mecánico. Las tendencias biófilas y necrófilas, son medibles y están correlacionadas con actitudes políticas y sociales. La necrofilia en los tiempos moderno, está ligada a la idolatría de la tecnología. Donde el humano mono cerebral es el nuevo tipo de personaje. Él percibe todo con el intelecto, mientras que los sentimientos y los afectos, estarían sin vida en carne viva.

    Fromm intenta explicar la necrofilia con categorías psicoanalíticas: los hombres que no lograron desarrollar una relación emocional y erótica con su madre, se vuelven autistas en casos extremos. Y en casos menos extremos, es la raíz de la necrofilia, la cual puede surgir como vinculo incestuoso con la muerte y con la destrucción. Lo opuesto a la necrofilia es la biófilia que comprende, el amor apasionado por la vida y todos los seres vivo, así como el deseo de promover el crecimiento. Para Fromm, la biófilia es un impulso biológicamente normal, en cambio la necrofilia, un fenómeno psicopatológico. La mayoría de las personas tienen tendencias biófilas como necrófilas. Aunque, predominan en ellas las tendencias biófilas.

    Fromm se esfuerza por demostrar que Adolf Hitler, estaba impulsado por un carácter destructivo. Numerosas pruebas afirman que nunca supero su narcisismo infantil.   El autor señala una contradicción entre el culto de Hitler a la fuerza de voluntad, cuando él presentaba una verdadera debilidad de voluntad y un pobre sentido de la realidad. El autor concluye que el sadismo y la necrofilia no son innatos. Estos pueden reducirse, si las condiciones socioeconómicas actuales son sustituidas por otras más favorables, al pleno desarrollo de las necesidades y capacidades reales del Hombre.

    *Psicólogo salvadoreño

  • El resentimiento

    El resentimiento

    La incapacidad a la hora de superar la angustia de la separación está en el origen de todo resentimiento, leí alguna vez que escribió Cynthia Fleury, una filósofa, especializada en política, y psicoanalista nacida en Paris hace 50 años.

    Por: Manuel Alcántara Sáez*

    [dropcap]L[/dropcap] o recuerdo mientras camino en una ciudad más en la que la segregación es la nota dominante. Si bien los muros son apenas metáforas y su existencia física no se da, la disgregación de la población es el principio dominante.

    Las multitudes se segmentan por numerosos criterios que auguran un sinfín de confrontaciones. Ciudades asentadas a lo largo de décadas, si no de siglos, nutridas de poblaciones desarraigadas de sus lugares originarios que encaraman los chamizos en los que viven en los barrios periféricos suponen desde hace tiempo el desgarro más evidente de la desigualdad que nos desborda. A la evidencia de tratarse de una circunstancia no solo no resuelta sino agravada hoy se une la llegada de centenares de miles de personas de países vecinos.

    Los transportes colectivos desvencijados, repletos de caras soñolientas que recorren cada día trayectos de dos horas cuando todavía no ha amanecido y que vuelven a hacerlos al anochecer cargadas de efímeras ilusiones son escenarios de la frustrante segregación lacerante. Mientras son el espacio cotidiano de la movilidad de la gran mayoría otros jamás los utilizarán ajenos a su significado y a su utilidad. La aspiración voraz para lograr un vehículo del que sean propietarios para sumarse al tráfico alienante constituye una vía de salida donde el resentimiento difícilmente será canalizado.

    El miedo proyectado en las verjas que protegen los edificios es la respuesta de quienes contemplan la violación de un manifiesto privilegio, pero son también la constatación del clima de inseguridad preponderante. Constituyen un ejército de agraviados que no entiende la llegada de los que en una época fueron menesterosos, luego descamisados y hoy son chusma. T

    ambién se trata de gente atemorizada no solo ante el que no es igual por el tono de su piel, el acento que masculla o el dinero en su bolsillo sino frente al que porta un arma con actitud desafiante, a la pandilla vocinglera amenazante. Un resentimiento gestado día a día sin apenas tener conciencia de ello.

    En otro orden, el desamor es la exacerbación del origen o del resultado de la separación y por ende la fuente primigenia del resentimiento que quedará como una ascua pendiente de apagarse. Constituye un estado de desaliento animado por la humillación que siente la persona abandonada o simplemente cancelada por parte de quien la ignora. Pero supone algo más: el fin de las ilusiones y de los sueños comunes, la culminación de la capacidad de imaginar mundos compartidos, de integrar sentimientos y emociones gestadas al amparo de soledades que una vez y por un tiempo acotado dejaron de ser tales.

    Sin embargo, sin dejar de existir esos contextos de oprobio, hoy pareciera que las cosas hubieran tomado además otros derroteros que no dejan de alentar la inquina. Fleury comenzó a interesarse por los avatares del individualismo y, aunque cuando inició su trabajo intelectual las redes sociales no tenían tanta presencia como ahora, abordó el histrionismo en tanto que una deriva del individualismo. Un aspecto que como es bien sabido cobra un espacio notorio en el mundo de los políticos que tanta influencia ejercen en las sociedades por su función de imitación ejemplarizante.

    Desde Silvio Berlusconi a Donald Trump, pasando por Jair Bolsonaro, por citar a los más universales en nuestra época. Pero también Andrés Manuel López Obrador, Nayib Bukele, Gustavo Petro, Rodrigo Chaves y Javier Milei conjugan una pléyade de personajes dignos de estudio en los que se percibe una clara correlación entre su notoria falta de capacidad y su comportamiento egoísta y narcisista. Su proyección frente a la gente, por otra parte, es escuela de una forma de comportarse a veces pedante. Su modo de dirigirse como predicadores locuaces comporta consecuencias relevantes para el aprendizaje social donde no es ajena la lógica amigo-enemigo en la que se mueven por el propio juego de la política.

    La sociedad en general no solo participa del exhibicionismo de gran parte de la clase política como masa silente, pues los individuos activan en su vida cotidiana patrones de comportamiento similares, sino que se suma al exhibicionismo rampante. En las redes sociales, que son el paradigma de la información, a la vez que de la intervención pública, se encuentran evidencias notorias de hipervisibilidad, de histeria y de hipernarcisismo interno, pero al mismo tiempo sobrellevan una fragilidad enorme, señala Fleury.

    Todo eso ha explotado en esta era de espectáculo endémico en la que vivimos. El nuevo gran teatro del mundo es un panóptico construido por la inteligencia artificial y por la ingenuidad de quienes sienten que el activismo digital que no pueden interrumpir es trascendente.

    El fruto por excelencia más patente de todo ello es el resentimiento que nutre la polarización afectiva tan presente hoy en la arena pública. El cultivo del odio, de la negación del otro, de la ausencia de compasión son los motores del rencor en el presente aventado con mayor rapidez y extensión que antes. La evidencia en el plano político es manifiesta. El circo electoral norteamericano es la muestra más palmaria por su dimensión y por lo mucho que no solo el país sino también la humanidad se juega en ello.

    El resultado palpable es el estancamiento y la esterilidad que conduce a una depresión colectiva. Como advierte Fleury, añadiendo complejidad al asunto, “el resentimiento no es la traducción exacta de la desigualdad socioeconómica, es una disfunción psíquica, una alienación, una gangrena que pone en peligro las democracias”, así como a las relaciones humanas tan profundamente heridas.

    *Politólogo español. Director del CIEPS (Centro Internacional de Estudios Políticos y Sociales)

  • Reseña a Libro de Juan José Tamayo:  «Teología del sur. El giro descolonizador»

    Reseña a Libro de Juan José Tamayo: «Teología del sur. El giro descolonizador»

    En medio de la masacre diaria de las guerras abiertas en el mundo, más que nunca Europa y Occidente deben corregir inercias impuestas desde hace siglos. Durante esta semana conmovía leer la entrevista a un ingeniero judío, Tamir Gross, que vive en un kibutz fronterizo al Líbano.

    [dropcap]E[/dropcap] n ella decía que para él solo hay un principio que no es otro que el de construir. Su desconcierto y su dolor es el nuestro, porque, a poco que se observe silenciosamente la vida, se aprecia que es el principio sagrado al que nos debemos. Construir que es sinónimo de amar.

    Lo más trascendente a lo que podemos consagrarnos. Sin embargo, requiere de una fuerza desarmada, la de un corazón indiviso, capaz de abrazar indistintamente a los unos y a los otros, el cielo y la tierra, que nada tiene que defender, sino compartir compasivamente, amar de manera sostenida en la calidez del silencio. Una fuerza invisible porque está segura de sí, firme en el desierto del desapego. De lo que explica Gross me resultó especialmente revelador que recuerde que los kibutz fueron establecidos hace un siglo, cuando Francia y el Reino Unido se disputaban esas tierras después de la derrota del imperio otomano.

    De aquella disputa colonial nació la guerra que no cesa. Los franceses se sirvieron de los palestinos para llevar la frontera más al sur y los británicos de los judíos para llevarla más al norte. El 1 de marzo de 1920, un disparo al aire causó un malentendido que desató el primer enfrentamiento entre judíos y palestinos.

    El hecho de que siga habiendo guerras (unas 60 activas en el plantea) dice de la facilidad con la que abrazamos el absurdo del rumbo político o, mejor dicho, teopolítico, y de lo mucho que nos queda por hacer. Además de inquietarnos, debería hacernos pensar en aquello ahogado por la complaciente hipocresía de nuestras sociedades. Quien esto escribe tiene la convicción de que la espiritualidad es el camino que lleva a la paz, pero para ello deberíamos darle más importancia a los fundamentos que nos adentran en nuestra irreductible humanidad tan cuestionada.

    Aprender a hacerlo no resulta fácil sin la guía de un magisterio fuera de toda duda como es el de Juan José Tamayo. Desde hace casi cincuenta años, ininterrumpidamente, escribe ensayos a favor de una espiritualidad liberadora con el compromiso de abordarla desde todos los enfoques que la vida del espíritu requiere.

    Labor, de por sí, compleja por la incomodidad que despierta y que exige, porque mueve nuestros puntos de vista y pide que nos zafemos de conceptos y credos que, por miedos o por costumbre, nos mantienen en una visión de lo humano reducida y empobrecedora. Tarea, como decía, compleja, pero al tratarse, además, de un pensador y teólogo español, cabe añadir que infrecuente y valerosa en todas y cada una de sus acepciones.

    Juan José Tamayo, teólogo, profesor y director de la Cátedra de Teología y Ciencias de las Religiones «Ignacio Ellacuría» de la Universidad Carlos III de 2002 a 2020, publicó en 2017 Teologías del sur. El giro descolonizador, un libro que cuenta ya con la traducción al italiano y al alemán (algo excepcional en libros de teología españoles) en las prestigiosas editoriales Queriniana y Herder respectivamente, y del que acaba de aparecer la segunda edición actualizada en la prestigiosa editorial Trotta.

    Entre sus páginas, asistimos a las generosas explicaciones de una pluralidad de doctrinas espirituales y sapienciales que tienen en común ser, precisamente, teologías del Sur. Con una sincera curiosidad y desprendimiento, el pensador entabla un diálogo interreligioso e intercultural para que aprendamos cuánto tienen que enseñarnos las variadas disciplinas que, a lo largo de los tiempos, distintas etnias han recogido en su literatura sagrada y en sus creencias.

    Las teologías africanas, negra estadounidense, latinoamericanas, asiáticas y la indígena se nos descubren como el contrapunto necesario para la crítica de nuestra supuesta hegemonía y, algo no menor, para contemplar nuevas actitudes ante los problemas creados por la vieja Europa, bien sea el referido por Gross, el colonialismo letal con el que hemos asolado y enemistado a pueblos durante siglos, o el racismo subsiguiente, el capitalismo, la devastación del planeta; este paradigma patriarcalizante que excluye a la mujer de un protagonismo necesario y activo en la Iglesia, la intransigencia ante la diversidad de pensamiento y los males derivados de una supuesta modernidad que, en cambio, debería primero descolonizar su política y la proyección de una primogenitura histórica fundamentada en la violencia.

    Se trata de un ensayo en el que Tamayo ha escrito páginas memorables por las que no se puede menos que sentir admiración ante la imponente sabiduría, por ejemplo, del Sumak Kawsay, el modo de sentir, estar, pensar y hacer felicidad en todos y cada uno de los órdenes esenciales de la existencia personal, colectiva y cósmica.

    Una cosmovisión que, sin pretenderlo, reduce a la más burda ignorancia perniciosa la deriva de Europa y Occidente. Otro capítulo imprescindible es el detallado análisis de la grandeza de las teologías de la liberación que todos los pueblos tienen y que tan poco se les deja oír. Desde la teología india dalit a la coreana minjung, la filipina de la lucha, la islámica, la hindú, la budista, la judía, la palestina, la confuciana, hermanadas todas ellas por idénticas preocupaciones, propósitos y el mismo amor a la dignidad de cualquier persona o pueblo que los poderes imperantes sistemáticamente impiden e invalidan. Teologías revolucionarias, como la de nuestros místicos europeos, perseguidos y denostados en vida, santificados una vez muertos.

    Conforme se suceden los años, este libro se vuelve más imprescindible, estando como estamos pendientes de los medios de comunicación y de las amenazas, diariamente intensificadas, respecto a la matanza de los supuestos enemigos. En nosotros está el poder cambiar las perspectivas, el despertar de cada una de nuestras consciencias a otro paradigma en el que la guerra sea inviable. Este ensayo de Tamayo es uno de los más lúcidos y documentados trabajos que se han escrito al respecto, en el que se exponen los motivos por los cuales debemos aprender que la paz no solo se hace con el enemigo, sino desandando los fatigados pasos de una Europa violenta y poco sabia.

  • Invitación. Presentación del Libro: «Aproximaciones sobre crítica de cine y teatro».

    Invitación. Presentación del Libro: «Aproximaciones sobre crítica de cine y teatro».

    Asiste a la presentación del libro: «Aproximaciones sobre crítica de cine y teatro».

    Escrito por: Roberto Carvajal.