Categoría: Cultura

  • Libro: HIPNOCRACIA.

    Libro: HIPNOCRACIA.

    POR: JOSÉ GUILLERMO MÁRTIR HIDALGO

    “Hipnocracia: Trump, Musk y la Nueva Arquitectura de la Realidad”, fue publicada en enero de dos mil veinticinco. El libro explora como la tecnología moderna, el capitalismo y la sociedad de la información han dado lugar a un nuevo tipo de control social. Este control opera a través de una hipnosis colectiva o Hipnocracia. Se manifiesta en que las personas son manipuladas para consumir, trabajar sin cuestionar y vivir en un estado de distracción constante. Es un estado de susceptibilidad y pasividad, donde las personas son llevadas a aceptar ciertas realidades y actuar de maneras predeterminadas, animados por la sobre estimulación mediática, algoritmos de las redes sociales y la presión por la productividad. De esta manera, los individuos se convierten en consumidores pasivos y trabajadores obedientes lo que genera un vacío existencial, llenado por más consumo y más distracción, perpetuando el ciclo. Las principales herramientas de tal hipnosis son las plataformas digitales y sus algoritmos. Las redes sociales y los motores de búsqueda muestran lo que queremos ver, también nos condicionan a pensar y sentir de cierta manera.

    La des hipnosis se propone como la única forma de combatir la Hipnocracia. Esto implica desarrollar la conciencia: el pensamiento crítico y la capacidad de estar presentes en el momento. Es crucial aprender a desconectar la constante avalancha de información, cultivando la introspección, para recuperar la autonomía individual. Hipnocracia es una crítica a la sociedad contemporánea, como la tecnología y el capitalismo han creado un sistema de control que opera a nivel psicológico. Asimismo, ofrece una hoja de ruta para que las personas recuperen su libertad y pensamiento individual.

    WIRED es una revista estadounidense, un sitio web y una editora fundada en mil novecientos noventa y tres. Se enfoca en como la tecnología afecta a la cultura, a la política, a la economía y a la ciencia. Anna Lagos, es la jefe de redacción de WIRED en español. Entrevista al filósofo y ensayista italiano Andrea Colamedeci. La conversación se centró en el libro “Hipnocracia: Trump, Musk y la Nueva Arquitectura de la Realidad”, que escribió en colaboración con una inteligencia artificial.

    La obra está firmada bajo el seudónimo de Jianwie Xun, supuestamente un filósofo hongkonés afincado en Berlín. El libro es un experimento filosófico, que busca analizar cómo el poder se ejerce en la era digital, no por represión, sino a través de la multiplicación de narrativas que hacen imposible cualquier punto de referencia. Andrea Colamedeci es un filósofo italiano, pionero en el estudio del pensamiento en la era algorítmica y profesor de Pensamiento Rápido (Prompt Thinking) en el Istituto Europeo di Design (Instituto Europeo de Diseño), IED, con sede en Roma. El libro expone cómo la tecnología emergente redefine el poder a través del control perceptivo. El poder ya no opera mediante la represión, acaso, mediante la manipulación de la percepción de la realidad.

    A través del seudónimo de Jianwei Xun, analiza el surgimiento de una nueva forma de control social: La Hipnocracia. Régimen que no censura ni reprime e induce a un estado de trance funcional permanente, mediante la modulación algorítmica de la conciencia colectiva. Según el propio autor, buscaba alfabetizar sobre la Inteligencia Artificial (IA), inventar un concepto nuevo para esta era y ser teórica y práctica a la vez. ¿Si la IA puede dibujar mejor que nosotros, si puede conducir mejor que nosotros y si puede hacer música mejor que nosotros, Qué hacemos aquí? Colamedeci responde, buscar nuestra propia realización personal y encontrar la manera de expresarnos con o sin IA.

    Colamedeci imparte clases de Pensamiento Rápido y lidera un proyecto de investigación sobre IA, se ha dado cuenta que sus estudiantes usan ChatGPT de la peor manera. Sugiere que debemos usar la IA como un interlocutor que nos ayuda a pensar distinto. De lo contrario, no entenderemos que estas herramientas están diseñadas por grandes tecnologías que imponen una ideología.

    El punto de partida del libro es, que hay que usar esta herramienta correctamente y enseñar a hacerlo. El segundo desafío es describir lo que está ocurriendo ahora. Debemos entender que las narrativas las construimos nosotros, si no lo hacemos, la ultraderecha monopolizará los relatos, creara mitos y nos pasaremos haciendo verificación de hechos mientras ellos escriben la historia. El método de Colamedeci en el IED está basado en crear contrastes, originar una forma de pensar y usar la máquina de manera antagónica. El autor utiliza la IA como herramienta de apoyo, no como sustituto del pensamiento humano. Usa su propio intelecto, conocimiento y experiencia para generar ideas originales. Luego, utiliza modelos de lenguaje GPT y Claude de forma estratégica, para contrastar sus conceptos. Así la IA actúa como “Copiloto” o “Socio de Debate” para ayudar a refinar y fortalecer las ideas originales.

    La IA es una herramienta que debemos aprender a usar, si la usamos mal, perderemos nuestra capacidad de pensar. Lo que debemos hacer es comprenderla, si no, será el instrumento con el que las grandes tecnologías no solo nos controlaran, sino que nos manipularan. Esta tecnología permite crear infinitas narrativas, versiones paralelas del mundo, ellos juegan con eso. Ya no se trata de ocultar la verdad quitándola de la mesa, sino, llenar la mesa de mentiras hasta ahogarla.

    El poder ya no actúa sobre los cuerpos, ni siquiera sobre las mente, sino, sobre el estado de conciencia. Están manipulando mediante algoritmos nuestra forma de percibir el mundo, esto, cuando usamos smartphones y redes sociales. Pensamos que habitamos el mismo mundo que los demás, pero, nuestra realidad se moldea según nuestros sesgos, opiniones y posiciones políticas. Necesitamos contacto con quienes piensan distinto. Debemos tender puentes con lo diferente, si no, caminamos hacía la guerra civil. El otro se convertirá en una amenaza, cuando en realidad es un misterio.

    Para Colamedeci, lo verdaderamente revolucionario ya no nacerá de occidente, aunque, siga creyéndose el centro del universo, podría surgir de China, más aún, de espacios frontera donde las culturas se entrelazan. Hipnocracia nace del punto de vista del autor, pero, no podría haberse generado este concepto sin la IA. Si no respetamos lo que es la IA, una herramienta, terminaremos degradando nuestra humanidad. El riesgo es doble, humanizar la IA que no es humana y plataformizar a las personas y convertirlas en interfaces. Confundir las categorías nos deshumaniza.

    Estamos al borde de perder la habilidad de pensar y vivir, sin dependencia tecnológica, la paradoja es que la propia inteligencia artificial, usada con lucidez, puede ser nuestro antídoto. La IA repite la paradoja: promete conocimiento, mientras vacía de sentido el acto de conocer. El truco está en hacer como Platón, usar el veneno como antídoto: criticar la máquina desde la máquina, escribir sobre la escritura y pensar contra el pensamiento único

  • DE FÁBULA PARA LOS NECIOS.

    DE FÁBULA PARA LOS NECIOS.

    POR: MIGUEL BLANDINO.

    Escrita hace casi tres mil años, por cierto, la fábula sigue vigente como lección de Moral y de Ética política.

    La Fábula del halcón y el ruiseñor de Hesiodo
    (adaptación de Matías Corbani)

    “Ahora contaré una fábula a los reyes, aunque sean sabios.

    “Un halcón llevaba a un ruiseñor atrapado entre sus garras. Éste gemía lastimosamente, ensartado entre las uñas y el halcón, con tono de superioridad, le dijo: “¡Infeliz!, ¿por qué gritas? Ahora te tiene en su poder uno mucho más poderoso. Irás adonde yo te lleve por muy cantor que seas y me servirás de comida si quiero, o te dejaré libre. ¡El que quiere ponerse a la altura de los más fuertes está loco! Será derrotado, torturado y maltratado.”

    “De esa forma habló el halcón volando muy rápido con sus amplias alas.

    “¡Perses! (hermano de Hesíodo, reprochado por su ociosidad y por sobornar a los jueces para conseguir la herencia), atiende a la justicia y no alimentes tu soberbia; pues es mala la soberbia para un hombre de baja condición y ni siquiera puede el noble llevarla con facilidad, sino que se ve abrumado por ella. Es preferible el camino hacia un proceder recto, porque la justicia termina imponiéndose sobre la violencia y el necio aprende del sufrimiento. Pues al instante caerá un mal sobre los hombres que la rechazan y no la distribuyen con equilibrio.

    “Para aquellos que son justos con los extranjeros y sus ciudadanos y respetan absolutamente la justicia, su ciudad se hace floreciente y la gente prospera dentro de ella; su juventud tendrá paz y Zeus nunca decretará guerra contra ella. Jamás el hambre ni la ruina acompañan a los hombres rectos, sino que alternan con fiestas su trabajo. La tierra les produce bastante sustento y en las montañas los árboles se llenan de frutos. Las ovejas se llenan de lana, las mujeres dan a luz hijos iguales a sus padres y todos disfrutan de muchos bienes. Nadie tiene que viajar y el campo fértil les da muchos productos.

    “A los violentos y mal intencionados, tienen a Zeus en contra. Muchas veces toda una ciudad carga con la culpa de un malvado cada vez que comete delitos o proyecta barbaridades. Zeus hace caer sobre ellos terribles calamidades. El hambre y la peste los irán consumiendo. Las mujeres no dan a luz y las familias se reducen por determinación de Zeus, quien en otras ocasiones destruye sus ejércitos y destruye sus murallas, o en medio del mar hunde sus barcos.

    “¡Reyes! Tengan en cuenta ustedes también esta justicia, pues de cerca los dioses los vigilan. Treinta mil son los dioses puestos por Zeus sobre la Tierra como guardianes de los hombres. Éstos vigilan las malas acciones, yendo y viniendo envueltos en niebla, por todos los rincones.

    “Cada vez que Dike, diosa de la Justicia, es ultrajada, su padre Zeus hace pagar esa ofensa. Teniendo presente esto, ¡reyes!, enderecen sus caminos y dejen de comportarse de manera retorcida.

    “El hombre que trama males para otro, trama su propio mal. Un plan malvado perjudica más al que lo planeó.

    “El ojo de Zeus que todo lo ve y todo lo entiende, puede fijarse qué tipo de justicia es la que tiene cada ciudad. Pero ahora ni yo mismo deseo ser justo entre los hombres, pues cosa mala es ser un hombre justo si mayor justicia va a obtener uno más injusto. Lo que espero es que Zeus no deje como definitiva esta situación.

    “¡Perses! Grábate esto en el corazón, escucha la voz de la justicia y olvídate por completo de la violencia. Pues esta ley impuso Zeus: a los peces, fieras y aves, que se coman entre ellos, ya que no existe justicia entre ellos. A los hombres, en cambio les dio la justicia que es mucho mejor. Y así, si alguien quiere proclamar lo justo a conciencia, a él, Zeus le concede prosperidad. Pero al que ultraja y causa daños, su descendencia será maldecida, en tanto que, quien se mantenga recto, tendrá una descendencia mucho mejor.”

  • El reinado de la misandria.  

    El reinado de la misandria.  

    Por Fredis Pereira.

    La misandria es la hermana siamesa de la misoginia. Su gestación comparte el odio como cordón umbilical en el vientre de la perversidad y la desdicha. Así representa una grave amenaza a la especie humana, y una enemiga a destruir para preservar la vida, la familia y la paz social; pero cuyo reinado lamentablemente se profundiza cada día más, bajo el patrocinio de grupos de intereses oscuros.

    El reinado de la misandria se integra por una diversidad de funcionarios ociosos, incompetentes y siniestros. Sin importar la posición y grado de poder, estos coinciden en el tiempo para atentar contra la persona humana, solo por el hecho de ser hombre, a quién odian de manera prejuiciada, y le violentan de manera reiterada sus derechos, en su afán de venganza contra agresiones inexistentes, a las que se refieren con términos vagos para facilitar el abuso de poder y torcer la jurisdicción, con artimañas de falsas víctimas, abandonando el principio de la dignidad humana y la no discriminación.

    En el reinado de la misandria se practica la discriminación y se estimula la mediocridad. Bajo los parámetros de este reinado, que han sido concebidos por mentes siniestras, se conviene en excluir del derecho a la legítima defensa al hombre, solo por ser hombre; y así también, le ponen en desventaja en relación con el goce de sus derechos y  libertades, al grado que, aunque objetivamente demuestre mayores méritos para ocupar un cargo público, por ley se le excluye de la igualdad de oportunidades en el empleo, para favorecer a quien no ha demostrado méritos; contribuyendo a desmotivar la superación profesional, favorecer la mediocridad y obstruir el desarrollo humano.

    El reinado de la misandria se ensancha contra la familia y la preservación de la especie. Así utiliza la escuela y el magisterio nacional para infestar con su germen de odio y promover su perverso adoctrinamiento contra la sana convivencia del hombre y la mujer en el seno de una familia, atentando contra la base de la sociedad, sembrando odio y discordia desde la niñez hasta grados universitarios, introduciendo esa doctrina en la literatura de las escuelas y obligando a los maestros a ser propagandistas de esa manera prejuiciosa de concebir las relaciones humanas. Como si esto fuera poco, se promueve la muerte sin tregua desde el vientre por medio del aborto, y lo defienden públicamente para facilitarlo por ley en las redes de servicios de salud.

    El reinado de la misandria quiere cultivar una mente enfermiza entre la población. Así, procura trastornar el pensamiento y la capacidad cognitiva del ser humano, al grado impulsar la torcida idea de que un acto de cortesía, como el cederle el asiento a una mujer en un bus, puede ser interpretado como acoso, prepotencia y discriminación contra la mujer. Así también, insisten en cultivar la distorsión de la percepción para acusar de acoso hasta cuando un hombre está sentado a varios metros sin ningún contacto ni comunicación.

    El reinado de la misandria trastorna la justicia para impulsar su agenda de odio. Así es común, que desde un juzgado, que fue creado con fines legítimos, en los peores casos se practique el prevaricato, se sucumba ante los grupos de poder aglutinado en ONG promotoras del aborto, solo porque una influyente misándriaca pida prisión contra un ciudadano, a quién se le despoja de la dignidad humana y se le desprestigia de manera sistemática, pero que al final de varios años de vituperio, desprestigio y violación a sus derechos, el desenlace de los procesos judiciales muestre, que solo se trataba de otra falsa acusación acostumbra desde el reinado de la misandria.

    El reinado de la misandria usa el poder para perseguir a los disidentes. La libertad de expresión no es compatible con el reinado de la misandria, así es frecuente que, de manera siniestra, se califique la crítica como hostigamiento, burla y con otros apelativos ambiguos, dentro de esa vaga idea de violencia de género, que no es más que la estrategia ideológica para atacar a la disidencia contra el reinado de la misandria, y expresar el odio hacia la especie humana de manera sistemática y legalizada. Estos ataques son más feroces cuando se trata de críticas hacia la incompetencia, la mediocridad y las iniciativas para favorecer el aborto por parte de esas siniestras mentes impulsoras del reinado de la misandria.

    *Máster en Administración y Gerencia Pública

  • Padre Sivatte: La alegría de una promesa cumplida.

    Padre Sivatte: La alegría de una promesa cumplida.

    Por: Mauricio Manzano.

    La muerte del padre Rafael de Sivatte, Jesuita, hombre bueno, nos enfrenta a una de las paradojas más profundas de la fe: el fin de una vida terrenal, lejos de ser un vacío se convierte en la afirmación de un legado que trasciende el tiempo. Su partida no es un punto final, sino la última página de un libro que otros habrán de seguir leyendo.

    La vida del padre Rafa se caracterizó por el amor a Jesús, a su compañía y a los desprotegidos. Su bondad no era una virtud aislada sino un manantial que fluía y daba vida a quienes lo rodeaban. Su fe, su servicio a los demás y su compromiso con la justicia no eran meros actos, sino el tejido con el que construyó un puente entre lo finito y lo infinito. Por ello, su muerte no es una pérdida de su presencia, sino el momento en que su presencia se hace más palpable.

    El miedo a la muerte se basa en la idea de que es el gran aniquilador, el final abrupto de todo lo que somos. Pero la vida de hombres como el padre Sivatte nos demuestra lo contrario. Él no temía a la muerte porque la veía no como un muro, sino como una puerta. Sabía que la verdadera existencia no se mide en años, sino en el amor que se ha dado a los demás, en las almas que se han tocado y en la semilla de esperanza que se ha sembrado en otros corazones. Su muerte es la prueba de que, para el creyente, el final de la vida física no es la desaparición, sino el cumplimiento de una promesa. Es el regreso al hogar donde la vida plena comienza.

    Por eso, en la memoria del padre Rafa no hay lugar para el duelo de la ausencia, sino para la alegría de una promesa cumplida. Su muerte es el eco de una verdad que él mismo predicó con su vida: que el amor, la fe y la justicia son más fuertes que el tiempo, y que en el plan de Dios el final de la vida no es el fin, sino la gloriosa continuación junto al Dios que camina con su pueblo.

  • CHEMA.

    CHEMA.

    Chema

    Por: Omar Serrano. *

    Se pueden decir tantas cosas de Chema Tojeira que cualquier espacio como este se queda corto. Y es que desde que llegó a Centroamérica en 1969 siendo todavía un joven estudiante jesuita de 22 años, comenzó a escribir una historia de servicio que se prolongó por 56 años, tiempo en el que hizo el bien por donde pasó. En Honduras, ya como sacerdote, acompañó pastoralmente a campesinos y campesinas, cuyos padecimientos y esperanzas sellaron su vida para siempre. Dirigió allá a Radio Progreso, el medio de comunicación con mayor credibilidad en ese país y en 1981 fundó, junto a otros jesuitas, el Equipo de Reflexión, Investigación y Comunicación (ERIC), un centro social que es un referente para comprender la realidad hondureña y al que los más pobres sienten como un aliado cercano de sus causas y luchas.

    El Salvador le abrió las puertas en 1985 y Chema le entregó su corazón a este pueblo del que, una vez cumplidos los requisitos legales, se hizo ciudadano a finales de los años ochenta. Chema fue un salvadoreño más, su inculturación fue sorprendente, desde su lenguaje hasta sus gustos, pero sobre todo porque hizo suyos los problemas, clamores y alegrías de la mayoría de la población. En 1988, fue nombrado provincial de los jesuitas de Centroamérica, cargo que le permitió recorrer la realidad de los otros países de la región y amar también a sus pueblos, comprobando que compartían historias, sufrimientos y esperanzas. Siendo provincial, le tocó vivir y enfrentar la masacre de la UCA en 1989. El rol que jugó exigiendo justicia por el magnicidio de sus seis compañeros y dos mujeres lo hizo una figura pública en El Salvador y más allá de sus fronteras.

    La valentía con la que enfrentó al poder de entonces, su serenidad a la hora de desvelar las mentiras de los perpetradores del crimen y la férrea búsqueda de la verdad lo convirtieron gradualmente en un referente ético para el país. Después fue rector de la UCA durante 14 años, plataforma que amplificó tanto su voz como el reconocimiento hacia él de personas y sectores cristianos, académicos y sociales, nacionales e internacionales. A pesar de ocupar cargos encumbrados, Chema nunca abandonó su humildad. Cuando terminó su rectorado en la UCA en 2011, le preguntaron cuál era su legado, a lo que él contestó, desde su modestia, que tal vez haber sembrado varios cientos de árboles en el campus.

    A propósito de su reciente y sorpresivo fallecimiento el 5 de septiembre, ya se ha escrito algo —y en los próximos días se escribirá mucho más— destacando sobre todo los cargos que desempeñó y el eco que tuvo su voz. Las innumerables manifestaciones de pesar y solidaridad por su fallecimiento a la Compañía de Jesús y a la UCA son solo una muestra que refleja lo que el padre Tojeira representó para mucha gente y para la historia de este país. Aquí queremos destacar algunas de las características que lo hicieron una persona extraordinaria, muy querida y apreciada, y que ahora se convierten en un poderoso llamado para todos y todas aquellas que quieren aportar a El Salvador en una etapa compleja de su historia, como la que le tocó vivir a él.

    Desde su inspiración cristiana y espiritualidad ignaciana, Chema fue, ante todo, una persona compasiva y comprometida con el dolor y la suerte de los pobres. Demostró con su vida que la mejor manera de amar a Dios es servir a los demás, especialmente a los más sufridos. Puso su privilegiada inteligencia al servicio de los excluidos y marginados para evidenciar las raíces históricas y estructurales que producen injusticia y perpetúan la exclusión. Por ello, entendió que su responsabilidad desde la UCA trascendía el campus universitario, y se comprometió con la transformación del país, dando continuidad al legado de los mártires que ofrendaron su vida por decir la verdad. Por eso, Chema defendía la causa de los excluidos desde la palestra de los medios de comunicación y participaba en toda comisión, gubernamental o de la sociedad civil, a la que era invitado, siempre y cuando fuera para resolver algún problema que afectaba a personas o al país. Otra de sus características es que era una persona serena y capaz de conservar la compostura aún en situaciones que hubieran tumbado a cualquiera. Su palabra oportuna y valiente, que transmitía con serenidad, iluminó situaciones nacionales críticas, a la vez que transmitía esperanza. Su realismo no se contraponía a su constante optimismo.

    Otro rasgo envidiable de Chema era su buen humor. No había conversación en la que no aflorara su alegría contagiosa. Era capaz de expresar las cosas más serias esbozando una sonrisa, pero sin ningún asomo de burla. Desde su serenidad, podía decirles las verdades a los poderosos o a sus detractores, sin recurrir nunca a la ofensa. Su presencia y su voz imponentes hacían difícil no tomar en serio sus intervenciones. Incluso cuando sus denuncias de violaciones a los derechos humanos lo hicieron blanco de ataques hasta de la más alta autoridad, Chema nunca respondió irracionalmente a las mentiras y calumnias. Unido a lo anterior, era un hombre de diálogo y de escucha, unos principios y herramientas muy poco comunes en estos tiempos. Siempre llamaba a dialogar, porque consideraba al diálogo una herramienta fundamental de la democracia y, además, lo practicaba en su vida misma. Sin embargo, eso no le impedía ser contundente a la hora de defender los derechos humanos de las víctimas.

    Quienes lo trataron de cerca dan fe de que Chema, ese hombre de sonrisa a flor de piel y de mano siempre extendida, fue un buen compañero de trabajo, una persona que construyó amistades entrañables y un faro para quienes contaban con su acompañamiento espiritual. La misión universal de la Compañía de Jesús, trabajar por la justicia como exigencia de la fe cristiana, fue la brújula que orientó su existencia, dando testimonio del amor de Dios ahí donde le tocó servir. Esa misión le dio el don de saberse mover tanto en las esferas de poder para incidir en la toma de decisiones como en la llanura donde hacía vida la opción preferencial por los pobres. Su muerte repentina ha sido lamentada por personas y organizaciones, instancias multinacionales y embajadas, iglesias y comunidades.

    Un rasgo que quizá los que no lo trataron de cerca desconocen del padre Chema, y que es una de las razones por las que mucha gente en la UCA y fuera de ella ha llorado su partida, es que, siendo rector y después como director de Pastoral y del Idhuca, no solo saludaba a todos los trabajadores que encontraba a su paso, sino que los saludaba por sus nombres, desde quienes trabajaban en la limpieza hasta las que ocupaban altos cargos. Los estudiantes lo reconocían y apoyó a muchos de ellos cuando lo necesitaban. También, como sacerdote, impartió el sacramento del matrimonio a muchas parejas, de la UCA y de fuera, así como el bautismo a sus hijos. Chema fue una voz profética de fe y justicia, además, cargada de un gran humanismo.

    El actual contexto que vive el país demanda cada vez más que el legado de Chema sea un llamado serio a asumir con valentía y serenidad el compromiso de la justicia desde la fe y la defensa de los derechos humanos. Una estatura moral difícil de alcanzar, pero que, sin duda, es una inspiración que vale la pena atender.

    * Omar Serrano, de la Vicerrectoría de Proyección Social.

  • Libro: Sin miedo. Defender la democracia desde la democracia.

    Libro: Sin miedo. Defender la democracia desde la democracia.

    Por: Manuel Alcántara Sáez.

    El momento político actual, no solo de zozobra en el orden democrático sino de amenaza a su propia existencia, comporta desde el pensamiento, además del diagnóstico de las causas que pudieran explicar su devenir, la elaboración de propuestas con las que confrontar esos retos. La literatura académica ofrece un amplio listado de trabajos que abordan lo primero, pero es más escasa en lo segundo. Una aproximación weberiana que integre la acción con el pensamiento, la ética de la convicción con la de la responsabilidad es imprescindible.

    Fernando Carrillo Flórez, académico, exministro y exprocurador colombiano con una amplia experiencia profesional en el ámbito internacional y hoy vinculado a un relevante grupo empresarial en el ámbito de la comunicación, ofrece en este libro una reflexión comprometida y urgente sobre el estado de la democracia. Su tesis central es que la democracia no solo es vulnerable, sino que su fragilidad es también su fuerza: nos obliga a defenderla activamente y sin temor.

    El autor subraya que los principales peligros provienen de la mala política —no de la democracia en sí—, caracterizada por líderes populistas que utilizan las instituciones democráticas para acceder al poder y luego socavan su esencia. Identifica como amenazas clave la polarización extrema, la corrupción sistémica, el debilitamiento institucional, el autoritarismo encubierto y el centralismo excesivo. En particular, condena el uso de la desinformación —potenciada por redes sociales e IA— como un mecanismo para exacerbar divisiones sociales, sembrar miedo y erosionar la cohesión democrática.

    Carrillo reivindica el movimiento de la “Séptima Papeleta” y la Constitución colombiana de 1991 en el que en su juventud tuvo un notable protagonismo y sobre el que se alzó la construcción de su identidad como símbolos de cambio democrático logrado mediante consenso y participación ciudadana. Hoy que está tan peligrosamente de moda, advierte contra intentos de convocar reformas constituyentes por capricho político, pues no hay necesidad ni garantías suficientes; en cambio, ofrece, como tesis fundamental de su libro, que el camino es defender y hacer cumplir la Constitución vigente.

    El libro abandona pronto la senda de la especulación teórica articulada sobre la biografía canónica para hacer un llamado claro a una ciudadanía activa, especialmente a los jóvenes, para que no den por sentado el sistema democrático. Carrillo los ve como herederos del espíritu constituyente de 1991, llamados a ser defensores de la democracia. Introduce como aportación teórica interesante el concepto de «capital democrático», entendido como los principios, valores y normas que sustentan la democracia más allá de las ideologías polarizantes.

    Carrillo propone seis rutas para revitalizar la democracia que constituyen un programa articulador muy relevante: Reformar los sistemas educativos para formar ciudadanos críticos y participativos; fortalecer la justicia y las instituciones judiciales para aumentar la transparencia y rendición de cuentas; fomentar el periodismo de calidad como línea de defensa clave contra la desinformación en consonancia con la idea de que la salud de la libertad de prensa es reflejo de la salud democrática; promover un diálogo deliberativo y ético que supere la confrontación estéril y asegure consensos para mejorar la gobernanza; descentralizar y fortalecer liderazgos locales, en oposición al excesivo centralismo político; y, por último, impulsar alianzas público-privadas comprometidas con el bien común, sin perder principios democráticos.

    Para concluir, Fernando Carrillo Flórez brinda un ensayo profundamente arraigado en el contexto latinoamericano, que no solo diagnostica las fracturas democráticas, sino que ofrece una hoja de ruta clara: defender la constitución, activar a la ciudadanía, fortalecer instituciones y cultivar una cultura democrática crítica, transparente y participativa —todo ello sin miedo, desde la democracia misma.

    Fernando Carrillo Flórez (2024). Sin miedo: Defender la democracia desde la democracia. Debate. Bogotá. ISBN: 978-628-7669-47-5. 372 págs.

  • LA TENTACIÓN NEOFASCISTA.

    LA TENTACIÓN NEOFASCISTA.

    POR: JOSÉ GUILLERMO MÁRTIR HIDALGO.

    “La tentación Neofascista: el odio y el miedo como política de sometimiento”, fue publicado en el mes de julio de dos mil veinticinco. Su autor, Enrique Carpintero, es un psicoanalista, doctor en psicología, ensayista y editor argentino. En dicho libro analiza el surgimiento y la consolidación de nuevas formas de autoritarismo en el mundo. El neofascismo no es una repetición del fascismo clásico, es un fenómeno adoptado a las condiciones efectivas del capitalismo y a la subjetividad actual.

    Carpintero indica que las políticas neoliberales, destruyeron las bases de la solidaridad y la vida comunitaria. Esto genero vacíos que fueron llenados por el neofascismo. El proceso neofascista se ha asentado en el avivamiento del odio y el miedo, como herramientas para someter a la población. Y en defender la eliminación de los derechos y las conquistas sociales.

    Carpintero reconoce que la pandemia de COVID-19 exacerbo miedos e inseguridades que, engendraron un terreno fértil a las ideologías de extrema derecha. Estas ideologías promueven el orden y la seguridad, a cambio de la restricción de libertades. El autor establece que el neofascismo es un fenómeno psicológico, político y cultural que busca destruir la democracia, la justicia social y las libertades individuales.

    El libro de Carpintero es fundamental para entender los factores subjetivos que han tolerado los ascensos de los neofascismos en el mundo. Los cuales han incorporado la violencia destructiva y auto destructiva. Esto, desde la visión psicoanalítica, ha acentuado la pulsión de muerte.

    El neoliberalismo es un exceso del sistema capitalista. Los sectores de poder, reclaman el plus valor que obtienen de ese exceso. La crisis financiera global del dos mil ocho, originada en la burbuja de las hipotecas de alto riesgo de impago de Estados Unidos facilito que proyectos, grupos políticos y experiencias de gobierno manifestaran mayor conservadurismo, autoritarismo y neoliberalismo como proyecto económico y social.

    Uno de esos modelos neofascistas es el de Viktor Orban en Hungría, quien se dedicó a desgastar la democracia por medio del acoso legal, regulaciones, violentas críticas a periodistas y a todo lo que se oponga a su política, ahogo financiero a medios de comunicación independientes y el uso de influencers de ultraderecha, para promover fake news en las redes sociales. Seguidores de Orban son Donald Trump, Nayib Bukele y Javier Milei.

    La ultraderecha y el populismo son expresiones de la expansión del neoliberalismo, no solo como desarrollo económico, sino, como forma de vida. Lo primordial del fascismo clásico y el neofascismo neoliberal es el odio hacía lo ajeno. Lo distinto que se odia puede ser diferente en cada país: el extranjero, el inmigrante pobre, el musulmán, el indígena, el homosexual, los izquierdistas, el loco y la mujer. El odio anula la simpatía, la cual es una faceta usada por las nuevas derechas para justificar diferentes posturas sociales, donde los pobres e inmigrantes no deben ser tomados en cuenta. Las formas de democracia molestan a esa necesidad de poner límites a las libertades de los sujetos. El objetivo es conseguir un capital desinhibido, protegido por el libre mercado, sin límites y sin frenos. Esto a través del miedo y la violencia represiva.

    La libertad del capital se impone como pensamiento único, lo que dificulta el aparecimiento de un pensamiento alternativo. El neoliberalismo ofrece la ilusión de un espacio vacío, como el libre comercio, donde circulan mercancías y sujetos que deben concebirse a sí mismos como empresarios y competir entre sí. No hay explotados ni explotadores, no hay dominados ni dominantes, solo el sujeto que se auto explota. Si fracasa es porque no hizo bien su proyecto. El enemigo es interno, su falta de capacidad, afuera, los enemigos son todo aquello que limita su libertad de hacer lo que cree conveniente. Nos encontramos con un individualismo darwiniano del “sálvese quien pueda”. El objetivo de este pensamiento único es, defender la desigualdad y el derecho de los ricos a ser más ricos y los pobres más pobres. La meta es una sociedad del rendimiento por una lógica de exceso de positividad y voluntad de emprendedores. Esto da lugar a la subjetividad del sometimiento y la ilusión de la meritocracia.

    El neoliberalismo de Margaret Thatcher y Ronald Reagan exigía austeridad, privatización, reducción de los servicios públicos, represión de la protesta y desregulación de impuestos. La promesa era la “Teoría del Derrame”. La idea era aumentar la riqueza de los sectores más altos de la pirámide económica. Estos invertirían más en la economía, creando nuevos empleos y oportunidades. Por “efecto derrame” mejoraría la situación de las clases media y baja. Esto no ocurrió, pero su fracaso no impidió paralizar al movimiento obrero, como fuerza política y al socialismo, como perspectiva de futuro. El proceso neoliberal se consolida con la caída de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) y el auge de la globalización.

    El neoliberalismo ha sido eficaz en destruir las formas democráticas. El vacío dejado fue ocupado por el neofascismo que, a través de formas autoritarias de gobierno, ha eliminado las conquistas sociales y civiles. En Argentina, el ascenso de Milei afianza una época de traumatismo generalizado que abarca al conjunto de la sociedad.

    Las políticas del fascismo clásico eran estatistas y nacionalistas. La violencia dirigida al otro era básicamente hacía los socialistas y comunistas. Ese fascismo era industrial y estatista. Por el contrario, el neofascismo es neoliberal y financiero. Las políticas neofascistas están basadas en políticas neoliberales. Y este neofascismo neoliberal, se apoya en el auge del capital financiero. El neofascismo plantea al neoliberalismo no solo en el plano económico, sino, como un sentido de vida. Como sentido de vida funciona acá el “sálvese quien pueda”. Y predispone a un determinado proceso de desarrollo de violencia destructiva y auto destructiva. Todo esto ha suscitado un traumatismo social generalizado, que nos lleva a índices muy altos de depresión, angustia y suicidio, especialmente, en adolescentes y jóvenes.

    Los neofascistas usan las democracias para subir al poder, luego, rapan las libertades civiles, sociales y políticas. Porque el neoliberalismo ha desarrollado tanto los poderíos lucrativos que ya no necesitan de la democracia republicana. Los gobiernos desbastan la libertades democráticas, para generar políticas basadas en el odio y el miedo como formas de sometimiento. Y es en las redes sociales, plataformas y herramientas digitales para la interacción y el intercambio de información entre usuarios, donde se generan procesos de despersonalización y anonimización en los cuales el individuo queda atrapado, magnetizado y desaparece como sujeto. Sobre estos procesos de desidentificación y desubjetivación se funda este traumatismo social y se establece el neofascismo. Carpintero llama a la sociedad a la acción, proponiendo la apropiación de la cultura y la construcción de alternativas que enfrenten el sometimiento y recuperen el lazo social.

  • Después de la guerra comercial, las ruinas del sistema regulado.

    Después de la guerra comercial, las ruinas del sistema regulado.

    La economía global se encuentra en un estado de cambio constante. Antes de las últimas elecciones estadounidenses, ya se veía afectada por shocks geopolíticos y la perspectiva de innovaciones tecnológicas transformadoras. Ahora, también tiene que soportar una volatilidad política inusualmente alta.

    El sistema de comercio global se desarrolló como parte de la estructura económica multilateral que Estados Unidos lideró en su construcción, desde la Segunda Guerra Mundial hasta principios de este siglo, Junto con el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, Washington estableció primero el Acuerdo General sobre  Aranceles Aduaneros y Comercio (GATT), con un conjunto de normas.

    Entre ellas,  el trato de Nación Más Favorecida (que exige que los miembros de la OMC se traten por igual, excepto cuando hayan negociado acuerdos de libre comercio), y creó un proceso mediante el cual los países negociaban compromisos de apertura de mercados, que se están desechando a medida que EEUU amenaza o impone aranceles que van del 10 % al 50 % a docenas de países.

    El acuerdo de la Ronda de Uruguay de 1994, que estableció la OMC, introdujo una serie de nuevas disciplinas comerciales y un procedimiento vinculante de solución de diferencias, lo que marcó un gran avance en el fortalecimiento del sistema multilateral basado en normas. En su fundación, la OMC contaba con 76 países miembros; hoy, con más de 160, que representan el 98 % del comercio mundial

    Las normas mejorarían la estabilidad, promoverían la apertura y la integración, y facilitarían la resolución pacífica de disputas económicas, en beneficio económico y estratégico de Estados Unidos. Pero incluso antes de que este sistema estuviera plenamente implantado, surgió oposición ya a principios de la década de 1990 con el intenso debate sobre el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN). Ya la primera reunión ministerial de la OMC celebrada en Seattle en 1999, fue recibida con protestas masivas.

    El presidente estadounidense Donald Trump parece satisfecho: el sistema de comercio global tal como lo conocíamos, está muerto. La Organización Mundial del Comercio ha dejado de funcionar, al no negociar, supervisar ni hacer cumplir los compromisos de sus miembros. Para los analistas, si Estados Unidos continúa su rumbo actual, cabalgando el unilateralismo, el transaccionalismo y el mercantilismo, las consecuencias serán nefastas, sobre todo si China continúa su propio camino.

    El riesgo de que  EEUU y China actúen según sus propias reglas, otros países harán lo mismo cada vez más, lo que generará una creciente incertidumbre, lastrará la productividad y reducirá el crecimiento general. Si el poder fuera la única limitación real, si las dos mayores economías del mundo operan al margen del sistema basado en reglas, el futuro no sólo será incierto sino también negro para el mundo.

    En este marco es relevante la reciente declaración del Secretario General de la Cámara Internacional de Comercio (CCI), el australiano John W.H. Denton. El representante empresarial ha sido elogiado por el Banco Mundial y por numerosos organismos multilaterales, entre ellos la ONU y APEC, al ser considerado “un líder empresarial global, asesor internacional en políticas y experto legal en comercio e inversión internacionales”.

    La CCI representa formalmente a 45 millones de empresas en 171 países; sin embargo, en la actual crisis del sistema corporativo de comercio mundial se evidencia el fracaso tanto del organismo como de su líder en la defensa de los intereses de sus agremiados, ya que en pocos meses han estallado las reglas del comercio internacional de la Organización Mundial de Comercio (OMC), de numerosos tratados comerciales y del propio derecho internacional.

    La OMC, en su Informe de Perspectivas y Estadísticas del Comercio Mundial de abril, advierte que “Se espera que los recientes cambios arancelarios tengan un impacto negativo general en las perspectivas del comercio mundial, en comparación con el pronóstico de abril.

    Señala que esto se debe a una combinación de factores. Por un lado, la tregua entre Estados Unidos y China y las exenciones para vehículos de motor contribuyen positivamente;  mientras que por otro, se prevé que los aranceles ‘recíprocos’ más elevados, introducidos el 7 de agosto, afecten cada vez más las importaciones en Estados Unidos y reduzcan las exportaciones de sus socios comerciales en el segundo semestre de 2025 y en 2026.

    El Secretario General de la Cámara Internacional de Comercio (CCI), el empresario australiano John W.H. Denton quiso poner paños fríos a la situación al afirmar que ¨no estamos en una guerra comercial declarada”.

    Denton inisitió en la necesidad “de mantener cierta perspectiva sobre el entorno general del comercio global” y señaló que no se puede negar que estamos ante una guerra arancelaria mundial de facto, acelerada por el gobierno de Estados Unidos -que muchos países también perciben como grave— y reflejan la falta de objetividad, la subordinación política y la disfuncionalidad de la institución que representa.

    Tras las medidas anunciadas por Estados Unidos, es evidente la orfandad en que ha quedado la OMC, esa vieja representación corporativa, reducida a plegarse al curso de los acontecimientos que han minado el “orden basado en reglas” que antes alababan.

    Muchos economistas latinoamericanos han denunciado durante más de tres décadas que el sistema denominado “libre comercio” ha sido un dogma, un fin en sí mismo, y no una herramienta de desarrollo para nuestros pueblos. Ese sistema de dominación económica, financiera y tecnológica de corte neocolonial está cambiando e, incluso, siendo demolido por la propia política dogmática de Estados Unidos.

    A diferencia del neoliberalismo mercantil y financiero en retroceso, se observa en el Sur Global —particularmente en los BRICS, el Sudeste Asiático y África— experiencias alternativas que, más allá de las preferencias arancelarias, se centran en políticas no condicionales. Experiencias de cooperación real en materia de desarrollo multidimensional y regional, que abren paso a la sustentabilidad socioambiental.

    Desde esta perspectiva, la renovada política comercial unilateral, autoritaria y destructora del viejo orden basado en reglas, se presenta como un signo más de un proceso internacional en el que un modelo en crisis no termina de extinguirse, mientras otros modelos avanzan lentamente, pero con creciente alcance global.

    Es evidente que tanto la estrategia comercial «América primero» de Trump como las estrategias análogas de China, la «circulación dual» y «Hecho en China 2025», son reflejo del desprecio a sistemas basados en normas y reglas, y una clara preferencia por un sistema basado en el poder para reemplazarlo.

    El uso agresivo de aranceles por parte de Trump y su desprecio por los acuerdos anteriores parecen haber púesto el clavo final al ataúd. Hay que tener en cuenta que tanto demócratas como republicanos acogieron con entusiasmo esta postura contra el comercio global en los últimos años, aunque aún queda por inventariar los costos y las desventajas que conlleva su desmantelamiento.

    Hoy, las tres funciones principales de la OMC se han paralizado. Como foro de negociación, en los últimos años solo ha logrado concluir acuerdos multilaterales marginales. Como organismo de supervisión de las prácticas comerciales de sus miembros, no ha tenido ningún recurso cuando las grandes economías simplemente ignoran su obligación de informar sobre sus políticas.

    Y como organización de solución de diferencias, se ha visto obstaculizada por desacuerdos sobre el mandato y el funcionamiento de su órgano de apelación. EEUU, a lo largo de varias administraciones, se opuso primero a la reelección de ciertos miembros del organismo y, en última instancia, al nombramiento de nuevos miembros, lo que impidió cualquier esfuerzo significativo para resolver las diferencias.

    Hoy el reto consiste en crear un sistema de reglas distinto del antiguo sistema basado en reglas. Aferrarse al viejo sistema y añorar su restauración sería ilusorio e inútil. Ni la nostalgia ni la esperanza son estrategias.

    Destruyendo el sistema

    El sistema de comercio global se desarrolló como parte de la estructura económica multilateral que Estados Unidos lideró en su construcción, desde la Segunda Guerra Mundial hasta principios de este siglo, Junto con el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, Washington estableció primero el Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio (GATT), con un conjunto de normas, como la NMF, y creó un proceso mediante el cual los países negociaban compromisos de apertura de mercados, y luego, en 1995, la OMC.

    El acuerdo de la Ronda de Uruguay de 1994, que estableció la OMC, introdujo una serie de nuevas disciplinas comerciales y un procedimiento vinculante de solución de diferencias, lo que marcó un gran avance en el fortalecimiento del sistema multilateral basado en normas. En su fundación, la OMC contaba con 76 países miembros; hoy, cuenta con más de 160, que representan el 98 % del comercio mundial.

    Las normas mejorarían la estabilidad, promoverían la apertura y la integración, y facilitarían la resolución pacífica de disputas económicas, en beneficio económico y estratégico de Estados Unidos. Antes de que este sistema estuviera plenamente implantado, surgió oposición, comenzando a principios de la década de 1990 con el intenso debate sobre el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN). Ya la primera reunión ministerial de la OMC celebrada en Seattle en 1999, fue recibida con protestas masivas.

    Quienes critican el sistema tienden a confundir los efectos de la globalización con los de la política comercial. La globalización en sí misma tuvo menos que ver con los acuerdos comerciales que con la tecnología, en particular con la invención del contenedor marítimo y la expansión de la banda ancha. A partir de la década de 1960, la contenerización redujo drásticamente el coste del transporte de mercancías por mar y tierra, y también se observó una mejora en la eficiencia del transporte aéreo.

    Entre 1970 y 2014, el coste del transporte de mercancías por peso se redujo entre un 33 % y un 39 %, y el coste del transporte de mercancías por valor, entre un 48 % y un 62 %, lo que hizo que el desarrollo de cadenas globales de suministro de mercancías fuera cada vez más atractivo. Lo mismo ocurrió con el comercio de servicios con la expansión de las computadoras y el acceso a Internet. La conectividad perfecta significó que todo, desde el procesamiento de clientes y back-office hasta la codificación y el análisis de datos, se podía realizar prácticamente en cualquier lugar del mundo.

    La disminución del empleo manufacturero que se produjo en los países industrializados avanzados, comenzó mucho antes de que Washington firmara ningún acuerdo comercial importante. El surgimiento de China como la plataforma manufacturera de la economía mundial aceleró esta tendencia, pero no la causó por sí sola. En las economías desarrolladas con sectores manufactureros robustos, el declive secular del empleo manufacturero precede con creces a la era de máxima globalización.

    Un factor clave de la actual desconfianza hacia el comercio es que las reglas del sistema basado en normas no anticiparon suficientemente el desafío de China . El surgimiento de China como potencia económica impulsada por las exportaciones resultó en lo que se conoce como el «shock chino»: el cierre repentino de fábricas en ciertas comunidades de Estados Unidos.

    Cuando China se adhirió a la OMC en 2001, había motivos para creer que Pekín se encontraba en una senda irreversible hacia la reforma y la liberalización del mercado. Dichas esperanzas se basaban no solo en la retórica de los dirigentes chinos de entonces, sino también en las duras medidas que adoptaron para reestructurar importantes sectores de la economía. Las esperanzas se vieron frustradas cuando la reforma se estancó durante la presidencia de Hu Jintao y se revirtió durante la presidencia de Xi Jinping .

    Asimismo, las normas de la OMC sobre propiedad intelectual, subsidios y empresas estatales resultaron insuficientes ante el surgimiento e integración de una China que reformó su enfoque económico menos de lo previsto. El excedente de productos manufacturados de China supera con creces el de gigantes manufactureros anteriores, como Alemania y Japón. Según estimaciones de la Organización de las Naciones Unidas para el Desarrollo Industrial, China está en camino de producir el 45 % de la producción industrial mundial para finales de la década.

    A medida que la estrategia económica de China ponía cada vez más en entredicho la integridad del sistema comercial, Washington se volvió más escéptico respecto al propio sistema. En 2015, el gobierno de Barack Obama abandonó la Ronda de Doha de negociaciones comerciales globales, preocupado de que el acuerdo resultante hubiera consolidado un trato preferencial para China a expensas de Estados Unidos y el resto del mundo.

    Ya en su primer mandato, Trump mostró un amplio desprecio por el sistema multilateral, prefiriendo volver al período anterior a la OMC, en el que EEUU, como la mayor economía del mundo, ejercía su poder unilateralmente. Y el gobierno de Biden no hizo nada significativo para reformar la OMC.

    Hoy, las tres funciones principales de la OMC se han paralizado. Como foro de negociación, en los últimos años solo ha logrado concluir acuerdos multilaterales marginales, como uno sobre facilitación del comercio que agiliza la entrada de mercancías en las aduanas. Como organismo de supervisión de las prácticas comerciales de sus miembros, no ha tenido ningún recurso cuando las grandes economías simplemente ignoran su obligación de informar sobre sus políticas.

    Y como organización de solución de diferencias, se ha visto obstaculizada por desacuerdos sobre el mandato y el funcionamiento de su órgano de apelación. Washington, a lo largo de varias administraciones, se opuso primero a la reelección de ciertos miembros del organismo y, en última instancia, al nombramiento de nuevos miembros, lo que impidió de hecho cualquier esfuerzo significativo para resolver las diferencias.

    El Banco Mundial ha concluido que «el comercio ha sido un poderoso impulsor del desarrollo económico y la reducción de la pobreza». Entre 1990 y 2017, el PIB mundial casi se triplicó, la participación de los países en desarrollo en las exportaciones aumentó del 16 % al 30 %, y la pobreza mundial se desplomó del 36 % al 9 %..

    Otra falacia común es que este solo ha beneficiado a otros países, no a Estados Unidos. El beneficio más evidente ha sido para los consumidores estadounidenses, al brindarles acceso a más y más variados bienes a precios más bajos. Los acuerdos comerciales también facilitaron la exportación de productos y servicios fabricados en EEUU al eliminar las barreras arancelarias y no arancelarias en otros mercados (Trump ha señalado que generalmente han sido más altas que las barreras en el mercado estadounidense).

    De este modo, redujeron el impulso para trasladar la producción al extranjero para atender a esos mercados, donde viven casi todos los consumidores globales, y apoyaron empleos que, en promedio, pagan más que los empleos no relacionados con la exportación en Estados Unidos. Desde la creación de la OMC, las exportaciones de bienes han crecido más del 150 %, ajustadas a la inflación, según datos de la Oficina de Análisis Económico de Estados Unidos.

    Tomado de:         

  • 2 de septiembre de 1960, luchas y sacrificios en la Habana y San Salvador.

    2 de septiembre de 1960, luchas y sacrificios en la Habana y San Salvador.

    Por: Dr. Víctor Manuel Valle Monterrosa.

    El 2 de septiembre de 1960 lo recuerdo por dos eventos que me quedaron grabados, indelebles, de por vida. Ese día, en la Habana, Fidel Castro Ruz, pronunció el histórico discurso llamado Primera Declaración de la Habana donde confirmó las bases para el proceso revolucionario cubano. El mismo día, los cuerpos de seguridad del gobierno salvadoreño del teniente coronel Lemus invadieron violentamente la Universidad de El Salvador para reprimir una manifestación universitaria.

    La recién iniciada revolución cubana había tomado caminos intolerables para Estados Unidos y gobiernos de América Latina y el Caribe que seguían sus dictados. Cuba y su intento de ejercer plena independencia en su vida política era mal vista en la región y, para concretar dicha animosidad, se llevó a cabo, en agosto de 1960, en San José Costa Rica una Reunión de Consulta de ministros de Relaciones Exteriores de la OEA con el claro propósito de amedrentar y, de ser necesario, aislar al gobierno revolucionario cubano.

    En la reunión los Cancilleres de la OEA emitieron, el 22 de agosto de 1960, una declaración que decía que la reunión de Consulta “Condena enérgicamente la intervención (…) de una potencia extracontinental en asuntos de repúblicas americanas” y “rechaza (…) la pretensión de las potencias sino soviéticas…” en ese mismo sentido.

    Sin duda, los Cancilleres se alineaban con Estados Unidos que reaccionaba a varias medidas del gobierno cubano, principalmente, las nacionalizaciones que dañaban a empresas de capital estadounidense y, sobre todo, al evidente acercamiento de Fidel Castro a la Unión Soviética, pues en febrero de ese mismo año, había ocurrido la visita de Estado a Cuba del alto dirigente soviético Anastas Mikoyan durante la cual se habían sellado acuerdos políticos, económicos y comerciales.

    Por eso, como reacción a la Declaración de San José, Fidel Castro convocó una masiva concentración en la Plaza de la Revolución el 2 de septiembre de 1960 para leer y obtener la aprobación por aclamación de la Primera Declaración de la Habana cuyo primer artículo decía que la Asamblea Nacional del Pueblo Cubano, “Condena en todos sus términos la denominada Declaración de San José de Costa Rica, documento dictado por el Imperialismo Norteamericano, y atentatorio a la autodeterminación nacional, la soberanía y la dignidad de los pueblos hermanos del Continente.”

    En un gesto teatral, al terminar de leer su Declaración, Fidel hizo pedazos una copia de la Declaración, gesto que fue aprobado por ovación por una enardecida concurrencia.

    Mientras eso sucedía en la Habana, El Salvador pasaba uno de sus incontables períodos de represión que ha sufrido a lo largo de su historia. Un tiranuelo de turno escalaba una represión que fue breve pero muy violenta. El 2 de septiembre de 1960, universitarios y trabajadores sindicalizados protestaban por la represión desatada desde el mes anterior muchos policías invadieron los recintos universitarios y golpearon con garrotes e hirieron con bala estudiantes y autoridades de la Universidad de El Salvador.

    Profanaron el edificio de la Rectoría y aulas de la Facultad de Humanidades que, desde el incendio que destruyó la sede principal de la UES en 1955, funcionaban en el antiguo edificio colegio religioso femenino Sagrado Corazón, sito en la sétima avenida, cerca de la esquina de la calle Rubén Darío, de San Salvador.

    El Rector Napoleón Rodríguez Ruiz y el secretario general Roberto Emilio Cuéllar Milla fueron cruelmente golpeados a palos y casi fallecen en las celdas de la policía nacional a donde fueron llevados. El estudiante Mauricio Esquivel Salguero murió como consecuencia de la paliza, con su cerebro triturado. Muchas víctimas de la golpiza fueron capturadas y sobrevivieron.

    Como emblema de la furia represiva de un régimen autoritario y antipopular, un anónimo uniformado la emprendió, con su yatagán, contra pinturas con los retaros del humanista Francisco Gavidia y el presidente Juan Lindo, fundador de la Universidad, con los que se había decorado el Paraninfo Universitario.

    La fotografía de esos cuadros víctima y las rasgaduras fue publicada en un folleto del periodista Adrián Roberto Aldana titulado “Lo que no se pudo decir” difundido después de la caída del tiranuelo Lemus, que se creyó omnipotente y duradero, pero cayó del poder el mes siguiente.

    Ese 2 de septiembre de 1960 marcó un mojón de la trayectoria de dos países hermanos de las Américas: Cuba afirmaba su revolución que, a pesar de todo, sobrevive después de 66 años y El Salvador iniciaba un largo y doloroso camino de luchas y esperanzas aún en la espera de una revolución que lleve a un país donde todas las personas vivan con dignidad para satisfacer sus necesidades básicas y gocen de derechos fundamentales como seres humanos.

  • Mujeres solidarias y un final de película.

    Mujeres solidarias y un final de película.

    Journaliste RP/periodista RP
    Tel: (00 41) 078 859 02 44
    sergioechanger@yahoo.fr
  • EL JEFE PSICÓPATA.

    EL JEFE PSICÓPATA.

    POR: JOSÉ GUILLERMO MÁRTIR HIDALGO.

    Hugo Marietan, es un psiquiatra y escritor argentino. Publica “El jefe Psicópata: radiografía de un depredador” en el dos mil diez. En dicha obra explora la personalidad y el comportamiento de los psicópatas en posiciones de poder. Estos individuos utilizan su inteligencia, carisma y manipulación para ascender en la jerarquía y mantener su posición de control. Se caracterizan por su falta de empatía, impulsividad y tendencia a explotar a los demás en beneficio propio. La psicopatía puede causar daño y destrucción a organizaciones y a personas que le rodean.

    Marietan analiza la figura del psicópata integrado. Centrándose en el hecho que, los psicópatas utilizan a las demás personas para lograr sus objetivos, generándoles daños psicológicos y emocionales. Por eso, el psicópata es considerado un depredador emocional, que se alimenta de la energía y emociones de los demás. Pero se camufla bajo una apariencia encantadora y seductora. Aunque carecen de empatía, remordimientos y culpa. Su principal objetivo es dominar, controlar y manipular a las personas para su propio beneficio. El jefe psicópata no solo destruye la moral y la motivación de su equipo, también tiene un impacto negativo en su salud mental desarrollándoles depresión, ansiedad, estrés crónico y baja auto estima. Son hábiles para mantener una fachada positiva ante la dirección de la empresa y sus supervisores.

    Característica básica de la psicopatía y del jefe psicopático es, la búsqueda del poder. Esta búsqueda puede ser a nivel macro, donde encontramos a psicópatas extravagantes como caudillos, líderes militares o jefes delincuenciales. Igualmente, puede ser a nivel cotidiano sobre la familia o sobre una persona. Lo importante es, que necesitan tener ascendencia sobre los humanos, a los que consideran cosas u objetos útiles para sus fines. La particularidad de ellos es la falta de escrúpulos, la falta de empatía y el egocentrismo. Son personas muy frías y controladas en sus impulsos.

    Tienen claridad a donde quieren llegar. Gozan de un entusiasmo para auto empujarse a la cima del poder. Tienen una energía extra para subir al poder. El psicópata en ascenso tiene una energía suplementaria. Cuando el psicópata está al mando es un sujeto impiadoso, no tiene miramientos de las consecuencias de sus acciones sobre los otros y nadie lo aparta de su objetivo. Si alguien lo parta de su objetivo, va a intentar hacer todo lo posible para que la persona abandone su oposición. El psicópata hace sus actos psicopáticos sin pagar la consecuencia de ellos.  Esto, para que no sea señalado como el autor de esas acciones negativas. El jefe psicópata no es el enloquecido que presentan los medios. Este frenético es más bien un neurótico insensato que tiene poder. El psicópata es un ser sereno y frio, nada que ver con el exaltado que presentan las películas.

    El jefe común siempre anda buscando consenso, hace equipo, establece cierta horizontalidad del poder y tiene mucha capacidad de delegar. El jefe psicópata es verticalista, es un jefe militar al mando. La orden baja desde él y se hace lo que él dice. Cuando un jefe normal comete un error, entre todos soportan las consecuencias de ese error. En el jefe psicópata cuando se equivoca, son los de abajo los que tienen la culpa. Establece una defensa aloplástica, “los otros han hecho que mi orden sea distorsionada”. Otra característica del jefe psicópata es, que es persuasivo. Su capacidad de persuasión no la tienen ningún otro ser humano. Otra característica del psicópata es, hacer que los otros hagan. Entonces, nos encontramos con una persona equilibrada, serena, agradable, carismática, con capacidad de persuasión, hace hacer y es indiferente a las consecuencias de sus actos sobre los demás.

    El psicópata es funcional a un sistema de empresas, involucrado en los resultados y no en la calidad de vida de los subordinados. Donde hay un jefe psicópata, impera un clima laboral de tensión. Pequeñas cosas generan desasosiegos desproporcionados. Pequeñas escusas se convierten en grandes problemas. Esto provoca un alto grado de tensión, que desemboca en llevar a la gente al agotamiento. Con lo anterior se consigue que se instale el miedo, la inseguridad y las sospechas entre el grupo humano que dirige. Siempre se sospecha del neurótico que tiene al lado, ya que las personas normales no aguantan esta atmósfera y se van. Pero los neuróticos están fascinados con el psicópata. Hay un encantamiento y una fascinación en todos los aspectos. Este es el tipo esclavizado, el chupamedia, el que va a cumplir las órdenes del psicópata.

    Igualmente, otra persona será la que hará el trabajo sucio del psicópata. Mientras que el jefe psicópata permanece con su traje implacable, otro es el que se ensucia. El jefe común puede ser una persona con mal carácter, un cascarrabias, es decir, un colérico, pero, cuando las situaciones lo ameritan, son paternales. El jefe psicópata nunca va a hacer eso. Los jefes psicópatas se encuentran en todos los ámbitos. Los psicópatas se disfrazan de policías, militares, políticos, religiosos y artistas para hacer sus psicopatías.

    Las figuras políticas relevantes, influyentes o de gran calibre, son psicópatas porque el psicópata ama el poder. Usa a las personas para obtener más poder, las transforman en cosas para su propio beneficio. Esto no quiere decir que todos los políticos o líderes son psicópatas, pero, sí que el poder es un ámbito dónde ellos se mueven como pez en el agua.

    La psicopatía es una manera de ser en el mundo. Es una variante poco frecuente del ser humano que se caracteriza por el afán desmedido de poder, protagonismo y ajusticiamientos. Funcionan con códigos propios. Están dotados para ser capitanes de tormenta, por su insensibilidad y tolerancia a situaciones extremas de tensión. En la psicopatía no hay tipos, sino, grados e intensidades diversas. Hay un tres por ciento de la población con características psicopáticas. La relación de género es de tres varones por cada mujer. Una característica básica del psicópata es la mentira. Es un mitómano, es decir, presenta una tendencia compulsiva por mentir.

    Un dirigente común sabe que tiene que cumplir su función en un tiempo determinado, cumplida su misión se va. Al psicópata, una vez está en la cima no lo saca nadie. No se larga del poder, mucho menos lo delega. Otra característica es la manipulación que hace de la gente. La gente bajo su efecto persuasivo es capaz de hacer cosas que de otro modo no haría. Son gente sojuzgada. Este tipo de líderes no toman a los ciudadanos como personas con derecho, los toman como cosas.

    El psicópata trabaja para sí mismo, aunque su discurso diga lo contrario. Para el líder político con estas características, personas y dinero para comprar voluntades tienen que estar a su servicio. Utilizan el dinero como elemento de presión. Su dar no es un dar desinteresado, ni movido por la sensibilidad de ayudar a quien no tiene. Es un uso de las personas para construir su propio poder. El acto psicopático, le quita a la gente la capacidad de elegir. La gente que manipula está en desventaja económica tan así que no tienen otra salida: o como y lo hago o no lo sigo y no como.

    La psicopatía siempre utiliza la bandera supra personal para ocultar sus verdaderas intenciones, presentándose como abanderado de algo más grande. Banderas a las que puede apelar son el hombre nuevo, el proyecto nacional, la liberación de la raza superior, la nación y la patria. La psicopatía siempre necesita buscar un enemigo para aglutinar. El psicópata no se adapta a la tranquilidad, necesita de la crisis para ser reconocido como salvador. Las sociedades lideradas por políticos psicópatas viven de crisis en crisis.

    El talón de Aquiles del psicópata es la frustración de sus planes. Cuando apuesta por un proyecto, pone todo en él y no le sale. El psicópata se desorganiza y empieza a hacer tonterías. Cuando el psicópata político se aferra al poder, hace falta un motón de líderes normales u otro psicópata pesado que se le contraponga. Entre muchos se puede lograr sacar al dirigente psicópata o al menos reducir su poder. Hay que aprender a no elegirlos. Si uno va entendiendo como es su mecanismo, los puede distinguir y votar por otros líderes.

    En resumen, el psicópata con poder es un depredador voraz e impiadoso. Marietan describe que su narcisismo, le devuelve una imagen embellecida que justifica su accionar. No hay resquicio para el error propio. Sin error no hay arrepentimiento y sin arrepentimiento no hay corrección de rumbo, sino, persistencia. Su obrar psicopático se ajusta a sus códigos propios, que lo hacen impermeable e intolerante a las críticas. El que lo crítica no es un adversario, sino, un enemigo.

  • Jóvenes pianistas realizan hazaña en Europa.

    Jóvenes pianistas realizan hazaña en Europa.

    Conozco dos músicos jóvenes pianistas salvadoreños que han sido admitidos en uno de los centros con más prestigios a nivel mundial, me refiero al Real Conservatorio Superior de Música de Madrid, considero que es un logro tanto a nivel personal para ellos como a nivel nacional, pues son los primeros salvadoreños en ser admitidos y uno de los pocas personas de Latinoamérica, pues es una institución en la que ser admitido es demasiado complicado, ya que existe una competencia y pruebas muy exigentes y estos dos chicos ponen en alto el nombre del País.
    Sus nombres son: Ángel Perdomo de 21 años y Wilfredo Inestroza de 27 años, los dos pianistas salvadoreños.
  • ¿CUÁL ES LA FUENTE OBJETIVA DE LA INDISCIPLINA EN LOS CENTROS ESCOLARES?

    ¿CUÁL ES LA FUENTE OBJETIVA DE LA INDISCIPLINA EN LOS CENTROS ESCOLARES?

    Luis Arnoldo Colato Hernández, Educador.

    Durante la pasada reinauguración de un mercado que se incendió en el centro capitalino, el caudillo ha referido en su disperso discurso que “…ha regresado la disciplina a las escuelas…”.

    Esto en el marco del reciente nombramiento de una militar sin cualificación pedagógica como ministra, que el pasado lunes visitará en uniforme de campaña un par de centros escolares, saludando a algunos estudiantes, para luego partir sin una revisión exhaustiva del estado de la infraestructura, cruzando apenas formalismos intrascendentes con el personal.

    Ahora bien, todos sabemos que la escuela pública los pasados treinta años fue blanco de las pandillas, espacios territoriales, semilleros para nutrirse, terrenos en los que cometieron sus felonías, que los docentes lo abordaron apenas reduciéndose a su labor, lo que no es condenable, pues además todos sabemos que las pandillas conforman una extensión de la partidocracia, y fueron protegidas por esta.

    Cualquier acción que emprendieron algunos docentes para enfrentarlas y purgarlas de las instalaciones escolares chocó con ese hecho, lo que redundo en que fueran perseguidos, teniendo que reubicarse junto a sus familias.

    Y algunos, todos lo sabemos, fueron asesinados.

    Ahora se presenta este personaje que ha robado el ejecutivo con la complicidad del ejército y de la partidocracia más rancia del país, que es el artífice de uno de los pactos más humillantes para el estado salvadoreño por las concesiones que hizo y sigue haciendo para con esas estructuras terroristas, a pretender aleccionar a la comunidad educativa sobre disciplina, cuando no es capaz de disciplinar a sus cercanos en lo tocante al erario público, instalando en el cargo de ministra de educación a una persona que sencillamente carece de los créditos académicos para ello, con un discurso sensacionalista para además ocultar que esa indisciplina referida, responde al descrédito al que ha reducido al estado salvadoreño bajo su dirección, por lo insolvente y amoral, pretencioso y superficial, que en seis años, además de logros estéticos y maquillados, no puede presentarnos más.

    Pero es cierto, esa indisciplina es real.

    Si bien responde en alguna medida a que la escuela incumple con su propósito por las limitaciones que se le han impuesto, por los recortes que ha sufrido bajo este régimen ilegal, responde sobre todo a la condición de sus familias, desestructuradas bajo la presión de un modelo que los excluye, persigue por su condición de pobres, que los asedia militarmente en sus comunidades, negándoles empleo y salario digno, salud integral o educación de calidad, abandonándolos a su suerte y urgiéndolos a emigrar, para que sean ellos, los desheredados, los que sustentan al fracasado modelo asegurando los privilegios para los de siempre.

    Ya sabes, males estructurales.

    Que los educandos sufren.

    No, el problema no está en la escuela si bien debe resolver lo que le toca, está en el modelo económico que nos aliena, en el esquema partitocrático que nos corrompe, en la milicia que nos secuestra, tortura y asesina.

    En el personaje que robó la presidencia.

  • PSICOLOGÍA. Narcisismo, psicopatía y maquiavelismo: la tríada oscura,

    PSICOLOGÍA. Narcisismo, psicopatía y maquiavelismo: la tríada oscura,

     Un vago constructo para explicar lo peor de la personalidad.

    Este concepto cotiza al alza como campo de análisis en psicología y su uso popular se ha ido generalizando. Una alta indefinición y varias flaquezas metodológicas ponen en duda su validez científica

    El director ejecutivo de Tesla, Elon Musk en la ceremonia de toma de posesión de Donald Trump como 47.º presidente en enero de 2025, Washington (Estados Unidos).El director ejecutivo de Tesla, Elon Musk en la ceremonia de toma de posesión de Donald Trump como 47.º presidente en enero de 2025, Washington (Estados Unidos).Ricky Carioti (The Washington Post/Getty)

    En un libro publicado hace dos años, Rosa Díez —socialista renegada y fundadora del partido UPyD— aseguró que los “comportamientos” de Pedro Sánchez “se ajustan como un guante a la personalidad descrita en psicología como tríada oscura”. El presidente del Gobierno condensa, según Díez, las tres patas del taburete sobre el que se alza el mal en estado puro: narcisismo, psicopatía y maquiavelismo. Una acusación a la ligera (que se sepa, la política vasca no sometió a su ex-compañero de partido a un riguroso test de personalidad) que ejemplifica un nuevo fenómeno de contagio cultural made in USA en torno a las sombras de la psique. En él convergen endebles pilares científicos y un cierto desmadre mainstream.

    Con su morboso magnetismo, el término ha ido ganando popularidad en EE UU antes de proyectarse hacia el resto del mundo y explotar en mil ramificaciones virales. Hoy proliferan definiciones de la tríada oscura a gusto del consumidor en las que se estira o desvirtúa su sentido original, ya de por sí voluble. Abundan guías para identificar a sus encarnaciones cuando estas acechan a nuestro alrededor. Mientras, la etiqueta corre de boca en boca, ya sea para categorizar con barniz empírico las excentricidades de Elon Musk o las siniestras estratagemas de ese compañero de trabajo que, juzgamos, nos está haciendo la vida imposible.

    La expresión fue acuñada en 2002 por Delroy Paulhus y Kevin Williams en su publicación The Dark Triad of Personality […], que vio la luz en Journal of Personality Research, una revista menor. Su tesis es que estos tres rasgos de personalidad coexisten con manifestaciones propias y, en algunos individuos, se solapan para constituir un núcleo común de fuerte arraigo. Desde entonces, el tirón académico de la tríada oscura no ha parado de crecer. Hoy circulan miles de estudios en cuyo título figura tan enigmático constructo, una mina para evocar desde subterráneas mafias orientales hasta el triángulo del casco por el que respira asmáticamente el maléfico Darth Vader.

    “No creo que sus creadores sean unos genios del marketing o pensaran que estaban fundando una nueva área de investigación, pero lo cierto es que el término resulta idóneo para hacer ciencia de calidad dudosa y periodismo clickbait”, afirma Josh Miller, profesor de la Universidad de Georgia (EEUU), que en 2019 diseccionó en un artículo las flaquezas de la extensa literatura sobre el asunto. Según Miller, gran parte de las investigaciones se basan en cuestionarios realizados por unas 200 personas. En ellas se suelen cruzar las puntuaciones sobre maquiavelismo, psicopatía y narcisismo con un comportamiento o inclinación concretos: gustos sexuales, éxito laboral, patrones relacionales, preferencias políticas…

    La profesora británica Minna Lyons, que hace unos años publicó un libro sobre la tríada oscura y hoy se ha alejado de sus postulados, constata la fascinación que este campo de análisis ejerce sobre las nuevas hornadas de psicólogos: “A mis alumnos les encanta, lo encuentran terriblemente sexy y muchos me proponen trabajos al respecto”. La supuesta facilidad metodológica que ofrece su análisis y el poder seductor del reclamo como síntesis de la maldad explican, en gran medida, por qué la tríada oscura está tan en boga en las facultades de psicología de medio mundo.

    La vaguedad conceptual también contribuye a su éxito. Y, al mismo tiempo, agudiza la confusión que la rodea. Varias preguntas flotan en el aire. ¿Hemos de poner el foco en cada parte por separado o en el eje compartido que aglutina a estas tres facetas de la personalidad? ¿Existe realmente, como ente observable, esa intersección de narcisismo, psicopatía y maquiavelismo? ¿Por qué focalizarse en estos tres rasgos y no en otros (de hecho, varios autores hablan de tétrada oscura, con el sadismo como cuarto elemento)?

    Las respuestas se muestran esquivas. Tras más de dos décadas de existencia, aún no se han pulido los contornos de la tríada oscura, que a Jaime García-Fernández, investigador de la Universidad de Oviedo, se le antoja reduccionista como paradigma. Él y sus colaboradores están trabajando en una “batería psicométrica de nueve rasgos de la personalidad socialmente aversiva con entidad suficiente para ser diseccionados de forma independiente”. No obstante, García-Fernández sí otorga “validez científica” al constructo. Siempre que no perdamos de vista su “brutal solapamiento teórico” y lo abordemos como escala de grises, espantando tentaciones maniqueas. En su uso académico o a pie de calle, a la profesora Lyons le repele nuestra pulsión ancestral por trazar líneas divisorias entre las mentes lúgubres y las, digamos, normales: “Esa idea de que hay gente mala ahí fuera que, por supuesto, no somos nosotros”. Y Miller abomina del propio término oscuro, que juzga “acientífico, sensacionalista y superficial”.

    Al medir, prosigue Lyons, los rasgos de la tríada (u otros hostiles, según otra etiqueta de uso habitual en psicología de la personalidad), abunda el laissez faire. “Es un auténtico lío”, resume. En las investigaciones circulan incontables cuestionarios y escalas que, con afán clarificador, no han hecho sino echar más leña al fuego del desconcierto. Uno de los más utilizados, que contiene 12 ítems, fue bautizado por sus autores con otra denominación (la docena sucia) que tira de gancho léxico para remitir a los rincones más innobles de la condición humana.

    Cameron Kay, de la Universidad de Oregón, expuso en una revisión de 2022 las debilidades metodológicas que socavan la robustez de la literatura sobre el tema. “Resulta frecuente que, bajo el nombre narcisismo, por ejemplo, demos por hecho que se está evaluando más o menos lo mismo, cuando en realidad se trata de cosas muy diferentes”, afirma por videoconferencia. En sentido inverso, abundan tests en teoría diseñados para ponderar rasgos diversos (pongamos por caso maquiavelismo y psicopatía) que, al acercar la lupa, se observa que tratan de cuantificar cosas casi idénticas.

    El término, opinan los cuatro expertos consultados, es además terreno fértil para la estigmatización del prójimo, sobre todo en atmósferas polarizadas y proclives a las etiquetas de quita y pon. García-Fernández dice que “se está empezando a utilizar, también en España, para acallar o desprestigiar a otras personas”. Sin matices ni contexto, con el sambenito presto a ser colgado en cuanto algo en el otro nos chirria. “A la gente le encanta pensar que los rasgos hostiles de personalidad son categóricos, que los tienes o no, cuando la evidencia nos dice que suelen ser de naturaleza cambiante”, añade Kay.

    Otro frente de controversia se halla en la frontera —tan difusa en salud mental— entre lo patológico y lo, por así decirlo, no estrictamente insano. Los creadores de la tríada oscura especificaron que esta se refería a niveles de narcisismo o psicopatía elevados, pero que no entraban en los dominios del trastorno. Quizá por ello —porque sería un rasgo de personalidad y no una enfermedad— se permitieron la licencia de utilizar el adjetivo oscuro en una época en la que tanto se cuida (al menos en entornos clínicos y académicos) la forma de referirnos a individuos aquejados de patologías mentales. “Ya no llamamos locos a la gente que sufre un trastorno psicótico”, dice Miller, a quien la terminología elegida por Paulhus y Williams le parece “de otra época”, resuma ciertos tipos de personalidad o una afección digna de ser tratada.

    Como en las parábolas moralizantes o en las películas de buenos y malos, a la tríada oscura le ha salido un reverso lleno de luz y bondad. Ideada en 2018 por Laura Johnson, la tríada luminosa se compone de empatía, compasión y altruismo. Y, como su hermana lóbrega, también padece de indefinición y brumas metodológicas, aunque ello no haya impedido que esté experimentando su propio boom (aunque menor) investigador y mediático. Si hay quien blande, ante los seres tildados de tóxicos, la inagotable positividad de las personas vitamina, quizá a algunos consuele saber que, aunque la tríada oscura ronde nuestras vidas, siempre nos quedará el lado claro de la fuerza.
  • El Salvador. ¿QUE SE TRAE BAJO LA MANGA PARA EDUCACIÓN EL RÉGIMEN?

    El Salvador. ¿QUE SE TRAE BAJO LA MANGA PARA EDUCACIÓN EL RÉGIMEN?

    Luis Arnoldo Colato Hernández, Educador.

    ¿Sabes de donde viene el modelo educativo?

    No es de Atenas como la mayoría supone.

    De Lutero.

    Lutero vio la necesidad de financiarse cuando se separó de la iglesia católica, para lo que descubrió el potencial que ofrecía el que los nuevos prosélitos que captaba lo hicieran, lo que calculo lograría reintroduciendo el diezmo.

    Para ello envió cartas a los gobernantes alemanes que lo protegían para urgirles a imponer la instrucción pública, para que todos los niños en edad escolar tuvieran la obligatoriedad de asistir a las nuevas escuelas, vendiendo su idea haciéndoles ver que de ese modo el estado no tendría ya que seguir cubriendo los gastos de la reforma, lo que rápidamente aquellos entendieron que, al apropiarse ese modelo de educación, podrían manipularlo para generarse también ingresos para ellos, como para establecer normas comunes por su medio.

    Es decir; todo era cuestión de cuánto se ganaría.

    Federico el Grande lo retoma y lleva al modelo a su tácito esquema actual, el que conocemos, transformándolo en una proyección del ejército, para que a su vez fuera la escuela la fuente nutricia de aquel, lo que llevó en menos de veinte años a Prusia a convertirse en el primer poder militar de la historia moderna.

    El soldado ya no necesitaba que alguien le gritara órdenes, simplemente tenía que leerlas, lo que permitía a la institución castrense reproducirlas «n» veces de acuerdo a su necesidad.

    El estado tiene entonces en la escuela un semillero con el que tutela el pensamiento colectivo, al que modela mediante los programas de estudio.

    Es decir, conforma la escuela una mera herramienta que más allá de reproducir los graves propósitos pedagógicos que apreciamos en los manuales con que se forman los nuevos educadores, es un espacio en el que el estado establece los parámetros con los que modela conductualmente a sus ciudadanos, lo que apreciamos por ejemplo en la cortesía y orden del estudiante japonés y oriental en general, o en el memorismo bancario que también en general desarrolla el estudiante occidental, para citar dos ejemplos.

    Ese memorismo para el caso no tiene el propósito de promover la reflexión o la interpretación de hechos y datos que, por otro lado, simplemente absorbe, sin buscar la comprensión, sino sencillamente ser capaz de repetirlos y reproducirlos.

    Por supuesto existen las excepciones, que dependen de educadores comprometidos y hasta idealistas, pero no son la regla, sino meras peculiaridades.

    Así, debes haberlo calculado ya, el propósito de colocar en el cargo de ministro de educación a una militar no tiene otro propósito que el de retomar precisamente sus orígenes por parte del régimen, orillando a abandonar cualquier resquicio de la libre cátedra para en cambio imponer el orden castrense, es decir, la sujeción de la cerviz.

    Porque el propósito es reducir a la escuela a su mínima expresión, a ser solo una extensión del ejército, a disponerla para favorecer la privatización a favor de los de siempre.

    El juego que conocemos.

     

  • Libro: «SOBRE EL PODER».

    Libro: «SOBRE EL PODER».

    POR: JOSÉ GUILLERMO MÁRTIR HIDALGO.

    El filósofo, ensayista y teólogo surcoreano, Byung-Chul Han, publica el libro “Sobre El Poder”, en el dos mil cinco. La edición española aparece en el dos mil dieciséis. El libro “Sobre El Poder”, es una crítica a las nociones tradicionales del poder. El poder disciplinario, ejercido por la coerción y la prohibición, ha sido reemplazado por un poder seductor y sutil que opera a través de la libertad, la positividad y la auto explotación.

    El poder disciplinario prohíbe y castiga, busca normalizar y hegemonizar a los individuos confinándolos en instituciones. Por ejemplo, el panóptico de Jeremy Bentham. El poder pastoral se basa en la guía y la manipulación a través del “pastor” espiritual, que conoce todas las “verdades” del individuo. Como es el marketing y la literatura de auto ayuda. En el poder neoliberal no ejerce coerción, el individuo se convierte en su propio supervisor y explotador, porque se siente libre y empoderado. Es una forma de dominación interna que presiona a ser productivo, optimizar el rendimiento y mostrar positividad. El poder neoliberal es efectivo, porque el individuo se está realizando a sí mismo, sin darse cuenta que está trabajando para el sistema. Por ende, la auto explotación nunca se detiene generando fatiga mental y agotamiento crónico. En el poder neoliberal, el individuo no tiene un enemigo visible contra quien rebelarse, porque el explotador y el explotado son la misma persona.

    La noción habitual del poder es la coerción y el dominio sobre los otros. En esto se dan cita varios elementos: la fuerza, la opresión, la jerarquía, la destrucción y el estruendo. El poder exige obediencia, neutraliza la voluntad, se irradia desde arriba hacia abajo; opera negando, quitando, eliminando, inhibiendo, restringiendo, etc. y se deja notar de manera aparatosa. Lo que brinda poder al poderoso es la posibilidad de imponer sanciones negativas al otro. Pero cuando la amenaza deja de surtir efecto, se acaba el poder.

    El poderoso tiene que ser libre, debe de tener margen de maniobra y capacidad de elección para tomar una decisión. Si no tiene capacidad de movimiento y está encajonado por las circunstancias, estará expuesto a la decisión, estará coaccionado por esa decisión. Si no es libre no tiene poder. El poderoso tiene que poder elegir o escoger entre varios cursos de acción. Si no puede decidir, estará siendo obligado por algo o por alguien y no tiene poder.

    Lo decisivo en el poder como libertad estará en motivar a los otros individuos, estará en persuadirlos hasta conseguir que quieran por sí mismos, lo que quiere el poderoso. El poder trata de hacer que la voluntad del otro se amolde voluntariamente a su voluntad. El poder trata de configurar el futuro del que realizará la acción. Por eso, trabaja sobre los entornos de la acción. Actúa como catalizador, provoca y acelera una reacción, hasta hacer arrancar una acción. El que ejerce el poder es un titiritero que mueve los hilos, consigue transformar los improbable en algo imposible. La voluntad del Yo del poderoso puede actuar a través de los otros, mediante coerción o mediante la libre decisión del otro.

    Mediante la coerción, el poder es frágil porque la intermediación es débil. Mediante la libre decisión del otro, el poder capacita al Yo del poderoso para continuar en el otro, para verse a sí mismo en el otro. El poder, como coerción o como libertad, se diferencian en el grado de intermediación del poderoso con los súbditos. El poder siempre está inscrito en un proceso de comunicación. Un Yo del poderoso trata de decirle algo a algún otro: haz esto, haz aquello por las malas (coerción) o por la buenas (libertad). Aunque el poder como violencia pura y ciega no es poder, porque no hay intermediación. La aparición de la violencia es el fracaso del poder. El poder se diferencia de la pura violencia por el sentido, es decir por la relación, comunicación e intermediación.

    Han confirma la vertiente positiva del poder como creador y transformador de la realidad. El poder crea formas. Por sí mismo, no se basa en la represión ni en la violencia. El poder va tejiendo un nexo de costumbres, se va haciendo cotidiano, se automatiza hasta hacerse continuo y obvio. Efectivamente, el Yo del poderoso quiere imponer su decisión, su elección, su perspectiva sobre la voluntad del otro. El otro hace lo que el Yo del poderoso quiere. El Yo del poderoso entabla una tremenda sensación de libertad, cuando no encuentra trabas en la voluntad del otro. El otro se comporta como una materia pasiva y se limita a padecer la voluntad del Yo del poderoso. El otro percibe su falta de libertad y la distribución asimétrica de la libertad. Ante esta inestabilidad, el poder puede establecer una relación más sólida, cuando logra la capacidad de recobrarse a sí mismo en el otro.

    La primera relación del poder con el otro es exteriorizada. El otro puede obedecer al Yo del poderoso, pero, no ha interiorizado en sí mismo el Yo del poderoso. Cuando ocurre la interiorización, es decir, cuando se ha asimilado lo distinto poco a poco hasta hacerlo idéntico, el otro obedece al Yo del poderoso porque ha asumido su elección, su decisión, su perspectiva en su propio yo. El poder, dirá Han, es un fenómeno de interioridad y subjetividad. Lo decisivo en la cuestión del poder es, el grado de intermediación entre el Yo del poderoso y el otro. A mayor conexión, relación y comunicación con el otro, mayor será el poder.

    El soberano teológico es poseedor de un poder absoluto que prevalece “sobre toda norma jurídica positiva”. El soberano teológico niega la intermediación con sus súbditos al suspender la normativa jurídica. El soberano absoluto va configurando un círculo de poder conformado por ministros, secretarios, consejeros y expertos. El soberano no puede alcanzar a todo el mundo, la solución operativa es que el soberano alcanza a su círculo de poder y estos son los que alcanzan a los súbditos. El aparato de poder aísla al soberano de la realidad, elimina la intermediación y termina sustrayéndole todo el poder.

    El soberano formal procura que la normativa jurídica tenga vigencia. El soberano formal tiene un poder relativo. Tiene que establecer un aparato organizado de poder, por lo que la intermediación vuelve a disminuir. En las sociedades moderna, el poder está sometido a una dispersión, división y multiplicación de centros desde donde irradiarse.

    El poder necesita de un espacio donde habitar y moverse que lo afirme y legitime. Si el Yo del poderoso estuviera encerrado en sí mismo, podría conquistar la voluntad del otro solo por la violencia. El Yo del poderoso violenta al otro porque no tiene poder sobre él. La violencia es un síntoma de impotencia, no de poder. Cuando el Yo del poderoso se continua a sí mismo en el otro, es cuando aparece el poder. La continuidad de unos y otros procura el poder al poderoso. La fractura genera violencia.

    En una revolución también puede intervenir la violencia, esta violencia no surte efecto mientras se quede en violencia, mientras no se apoye en un poder. Sin poder, sin el consentimiento del otro, está condenada a fracasar.

    Según Hannah Arendt el poder tiene dos momentos. El primer momento surge por la capacidad del Hombre para la acción, nace para conectarse con otros y actuar de acuerdo a estos. Es la dimensión colectiva del poder, donde los Hombres actúan conjuntamente. El segundo momento es que esa actuación conjunta no genera poder alguno, si la comunidad no se acompaña de un nivel de organización, una planificación táctica y un fin determinado. La política real esta simulada de transigencias, cesiones, concesiones, negociaciones, etc. Aceptan las ideas y los actos de los otros, incluso, cuando están en contra de la propia perspectiva.

    La ubicación es ocupar un lugar, un espacio, una tierra, etc., es un acontecimiento del poder. A lo largo de la historia, el poder ha necesitado ocupar un territorio, formando los Estados Nacionales. En la actualidad globalizada, el poder ya no ocupa territorios, pero, eso no significa que no necesiten ubicación. Asistimos a una reubicación en los nuevos espacios digitales, en las luchas por las cuotas de mercado, etc.

    El poder tiende a la centralización, a succionar y arrastrarlo todo hacía su espacio propio. El poder es centrado en sí mismo por defecto propio. El poder se auto justifica y se centra en sí mismo. El poder aparece en presencia de libertad. La libertad es la condición de posibilidad del poder. Libertad es la capacidad del Hombre de elegir, decidir, asintiendo o negándose. Con pura violencia, el otro es una cosa pasiva, no tiene capacidad de elección.

    El poder encierra en sí mismo la posibilidad de resistencia. El otro puede elegir entre obedecer o decidir no hacerlo. El poder que no tiene resistencia alguna es aquel que, se las arregla para convencer a todos los otros que acojan la perspectiva del Yo del poderoso. Ejercer el poder es imponerse uno mismo a todos los otros, es continuarse a sí mismo en el otro. El poder arrastra a todos hacía sí mismo. Intenta someter a su propia voluntad todo lo que hay en la vida y apropiarse de todo ello.

    La justicia es prescindir de sí mismo, es poner en suspenso la propia convicción, la propia decisión, la propia perspectiva, es un abstenerse de sí mismo. Se opone al poder, ya que el poder será siempre colocarse uno mismo por delante y, antes que nada.

    En consecuencia, Han desecha la concepción del poder como violencia. Los elementos fundamentales del poder son la libertad y la intermediación. Solo así el poder del Yo del poderoso es estable, bien establecido y seguro de sí mismo. No teme al otro, ni su acción, si su decisión, ni su resistencia, porque ha construido los cauces necesarios y las conexiones indispensables, para que todo transcurra como estaba decidido.

  • Libro: ¡Al menos mis flores, al menos mis cantos!

    Libro: ¡Al menos mis flores, al menos mis cantos!

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    La pandemia supuso un momento de insólita creatividad para académicos habitualmente enredados en tareas propias de su quehacer cotidiano vinculado con su especialización demandante. Los horarios rígidos, los plazos para la entrega de compromisos escritos, el tiempo dedicado a la preparación de conferencias, ya no digamos los desplazamientos para atender compromisos, se vieron afectados y de pronto se abrió una oportunidad para confrontar el desarrollo de proyectos soñados en los que vertir la pasión adormecida. Baste una idea añeja como es el descubrimiento azaroso en el centro histórico de la ciudad de un «infiernillo», que era el cuarto donde se colocaban los libros prohibidos de una biblioteca que tuviera la (excepcional) licencia de la Inquisición para resguardarlos, donde se encontraba un manojo de documentos para que el relato tenga su asidero. La imaginación entonces es fértil cuando la sabiduría le acompaña.

    La Ciudad de México es el lugar perfecto para llevar a cabo una introspección sobre una etapa fundamental en su historia como es el siglo XVI. Es una excusa también excelente para dialogar sobre un sin fin de temas abordados por diferentes autores a lo largo del tiempo en lo que puede constituir el canon del pensamiento occidental. Todo ello se puede llevar a cabo con la maestría del ingenio de quien está dotado de una gran capacidad analítica y de un bagaje intelectual indudable.

    José Luís Méndez Martínez, Profesor-investigador en el Colegio de México, A.C., y experto en políticas públicas, administración pública y liderazgo político, me sorprende con un volumen que, como él señala en el prólogo, «contribuye a que conozcamos mejor el pasado de la actual nación mexicana, a la vez que nos hace reflexionar sobre su presente y su futuro, algo especialmente importante en estos momentos». Un esfuerzo que articula de la mano de su némesis, Ernesto de María, que le hace llegar unos documentos que entrelazan las vidas de fray Bernardino de Sahagún y de Antonio Valeriano, dos personajes fundamentales de la Nueva España del siglo XVI. El primero un fraile, maestro y estudioso español y el segundo uno de sus alumnos y colaboradores indígenas quien además fue un importante gobernador.

    La transcripción de esos documentos, transcritos al español moderno con cierta libertad por el enigmático Ernesto de María y que según el autor anónimamente han sido depositados en su domicilio, se ve acompañado de un riquísimo glosario recogido en notas finales que en si mismo configuran una obra paralela dominada por la erudición y el espíritu crítico. Traer a colación la extraña metáfora del poeta griego Arquiloco que dará título al célebre ensayo de Isaiah Berlin del erizo y el zorro, con quienes simultáneamente se identifica el autor, es un acierto completo.

    Las memorias aquí recogidas, por el amplio abanico de temas abordados, permiten entender el empeño en hacer realidad la utopía de crear una «Nueva Roma» en la Ciudad de México pues se evidencia el «mundo altamente simbólico y sobrenatural en el que vivían los habitantes de esta ciudad» entonces. Pero también recoge la existencia del propósito de crear una institución de estudios superiores para los indígenas y un libro muy especial sobre ellos. Estos dos propósitos «constituyeron algunas de las primeras manifestaciones institucionales e intelectuales de las posturas liberales y multiculturales que han estado presentes en México a lo largo de su historia».

    De este excelente libro solamente es cuestionable su título, aunque solo se trate de un asunto menor que no desmerece el conjunto del trabajo.

    José Luís Méndez Martínez (2024). ¡Al menos mis flores, al menos mis cantos! Diarios, cartas y otros interesantes documentos encontrados (presuntamente) en el «infiernillo» del antiguo convento de San Francisco el Grande. Tirant humanidades. Ciudad de México. ISBN: 978-84-1183-169-7. 486 páginas.

  • Relato de Manuel Alcántara: LO INDECIBLE.

    Relato de Manuel Alcántara: LO INDECIBLE.

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    Asumió que había callado demasiado tiempo y que era hora de manifestar aquel malestar acumulado a lo largo de tantos inviernos cuando los días menguados daban paso a largas noches frías y desabridas, de tantos estíos luminosos. Sin embargo, no supo hacerlo y dejó pasar la oportunidad de oro que le brindó aquel primer encuentro cuando se abrieron el uno al otro. Ella fue la persona que no solo le habría escuchado, sino que podría haber sido la cuidadora de su desdicha. Además, sus múltiples contactos en el círculo de amistades y su capacidad de ser oráculo cotidiano de los diferentes avatares le hacían proyectarse como el canal de redención adecuado. Pero no lo hizo. Desde entonces sabe que sus cuitas son simientes que nunca germinarán y que esa esterilidad le acompañará el resto de sus días. No le importa. Han pasado tantas cosas desde entonces.

    Es consciente que el legado de aquella oscuridad persistente no tiene nada que ver con la supuesta maldad, ¿o solo se trataría de torpeza?, con que entonces pudo valorar lo acaecido. Fue el contexto del lapso vivido dominado por la posguerra, el mortecino espíritu del tiempo de silencio que le tocó vivir, los entresijos de una sociedad provinciana y clerical acostumbrada a aquello de la callada por respuesta, o su complementario de quien calla otorga, los que encorsetaron unos hechos que terminaron constituyendo una mochila excesivamente onerosa. Un proceso que, durante el tiempo subsiguiente, no dejó de engordar en su fuero interno, ajeno a cualquier percepción del entorno voluntariamente ignorante de su agraviado malestar.

    Hoy es agua pasada, la que no mueve molino, pero su pervivencia se mantiene enquistada dando pábulo a sus obsesiones que, asegura, lo mantienen vivo contra viento y marea del conformismo que lo rodea, si bien nunca se haya atrevido a decirlo en voz alta y menos a escribirlo. Por ello, no deja de preguntarse acerca de qué hace que algo acontecido termine constituyendo el jugoso acervo de lo indecible. Un conjunto de circunstancias, hechos y situaciones cuya narración termina quedando oculta por un manto de textura heterogénea, pero cuya fibra silenciosa la construye una aleación donde el miedo se lleva las de ganar por encima de otras emociones también presentes como la vergüenza, el complejo de inferioridad, la angustia, la culpa o la inseguridad. Así, lo nefando cobra vida.

    Callar para mantener un secreto que no se quiere guardar. Morderse la lengua una y otra vez para asegurar el orden de la convivencia. Reprimir la mala conciencia. Cambiar de opinión en torno al valor sagrado de algo que ha dejado de tenerlo o lo contrario. Respetar el recuerdo de quién se fue. Contribuir a la forja de una leyenda, del relato incompleto sobre el que se yergue una historia que conformará un mito. Asumir que lo que uno almacena es una parte, y solo una parte, de un todo más complejo compuesto por otros pedazos que muchos también atesoran. Apropiarse del secreto de confesión como una práctica que no es patrimonio únicamente de quienes usufructúan ese sacramento. Construir un muro de silencio para contener la tempestad y cimentar la convivencia necesaria mediante la confianza que requiere del mutismo.

    Lo indecible es asimismo una consecuencia de la incapacidad de las palabras a la hora de comunicar con exactitud lo acontecido. A veces no bastan o de plano son incluso inadecuadas para transmitir la intensidad de la luz sobre una escena, la tristeza de una mirada, el sonido cargante de un vocablo repetido docenas de veces, el vacío que generan las frases hechas reiteradas hasta la saciedad, el lento transcurso del tiempo mientras el orador pronuncia su perorata. Puede haber palabras imprecisas, vagas, polisémicas, que confunden más que aclaran. Lo indecible es también un recurso retórico banalizado de forma recurrente: “No tengo palabras”, un latiguillo insustancial que se adueña del lenguaje cuando se inicia un discurso en tono de agradecimiento.

    Ella lleva rumiando todo el día cómo darle cuenta de aquella circunstancia que había ensombrecido su jornada. Sabe que de ordinario llega cansado y que no quiere que le cuenten historias y menos aún si ello supone tareas extra a llevar a cabo durante el fin de semana pues casi nunca abordan otros asuntos. Todo se pospone o simplemente las cosas se acometen cuando su presencia se hace insoportable. Por ello, semi en broma, se dicen mutuamente que hace tiempo que sucumbieron al arte de la procrastinación de la que son maestros. Hoy, no obstante, es diferente. Supone un ejercicio de confrontar el suceso que nunca le contó posiblemente porque resultara muy doloroso, aunque no elude la posibilidad de que lo hubiera enterrado hace mucho formando parte de un tiempo pretérito definitivamente olvidado.

    Lo ha pensado largamente. Ha sopesado los pros y los contras. Su indecisión le generó primero un fuerte dolor de cabeza al que siguieron lágrimas amargas. Cree que si no da el paso adelante su vida estará arruinada. No solo por proseguir una relación basada en la desconfianza permanente sino por el hecho de conocer aspectos de la vida de él que condicionan la misma relación de pareja y, además, cuestionan sus propios valores. Cierto que todo configura un escenario de un pasado distante y que los personajes involucrados ya no están. El manojo de cartas de aquella maleta depositada en el trastero que nunca debió abrir ahora se alza como la guillotina pendiente sobre su relación de años. Lo indecible aparece como una hidra de numerosas cabezas que le hablan con lenguajes diferentes, con propósitos que no entiende y a los que no sabe cómo responder. Siente que su vida se diluye hacia el sumidero de la existencia.

  • Educación sin cabeza: Otra escaramuza fallida para no transformar.

    Educación sin cabeza: Otra escaramuza fallida para no transformar.

    «Confunden disciplina con castigo, obediencia con sumisión, y autoridad con instrucción autoritaria.»
    Por: Por Enrique Fernández / Redactor Comunitario
    Durante siglos, la familia, la iglesia y la escuela fueron los grandes forjadores de carácter, brújula moral y criterio de quienes luego serían ciudadanos. Hoy, en plena cuarta revolución industrial, se ha sumado un cuarto actor con un protagonismo que no admite discusión: las redes sociales, esa plaza pública digital donde se moldea tanto la opinión como la distracción, a golpe de “likes” y algoritmos.
    La pregunta no es menor: ¿cómo formar a una nueva juventud en artes, literatura y ciencias, al tiempo que la dotamos de las habilidades blandas y del rigor técnico que exige este siglo? Y, sin embargo, mientras el mundo corre en dirección a la innovación, aquí seguimos empeñados en desempolvar a Pavlov con su simplismo binario de premio o castigo.
    Frente a este nuevo escenario, ¿cómo repensar las artes, la literatura, las ciencias y las tecnologías? ¿Cómo dotar a las nuevas generaciones de habilidades blandas y competencias STEM que exige este tiempo? Lo que vemos, sin embargo, es un retroceso: la insistencia en medidas trasnochadas, basadas en el esquema pavloviano del premio y castigo, como si estuviéramos aún en las aulas de hace dos siglos.
    La historia enseña que las grandes civilizaciones no se erigieron sobre sanciones arbitrarias, sino sobre la sabiduría y la visión de sus dirigentes. Roma, Atenas, el Renacimiento: todos supieron que gobernar es mucho más que gritar órdenes. La ironía amarga es que hoy, en nombre de la “disciplina”, se reinstaura un sistema de normas golpeadas con martillo y sostenidas con amenazas.
    ¿De qué sirve revisar el peinado impecable del alumno si nadie pregunta por qué llega tarde? Quizás porque viene a pie desde la comunidad, desde su colonia o barrio, o varios kilómetros pasando un río en la zona rural; sin dinero para el bus o el pickup del cantón y lógicamente sus zapatos no llegarán relucientes. ¿De qué sirve exigir un uniforme reluciente si en su casa llevan semanas sin agua potable? ¿De qué sirve castigar su “falta de orden” cuando quizá no desayunó más que un café ralo porque no hay para más…? La paradoja es brutal, exigimos obediencia militar a quienes apenas sobreviven en condiciones civiles.
    Esa es la realidad cotidiana en la que se intenta imponer un modelo educativo autoritario, desconectado del humanismo más básico.
    La educación, convertida en un peón más dentro del tablero del poder, en su batalla ideológica, ha sido relegada como lo fueron ya la agricultura, la vivienda o la economía social. Y mientras la salud se privatiza con la nueva red de hospitales con destreza quirúrgica para engordar bolsillos privados, la educación se maquilla con «medidas de orden y disciplina «uniformes y botas como si eso bastara para reformar algo.
    Confundir disciplina con obediencia ciega
    Se confunde deliberadamente disciplina con castigo y rebeldía con desviación. Pero todo niño, incluso el más tímido, tiene momentos de inquietud, respuestas incómodas y, sí, también rebeldía. Eso no es un defecto, sino parte de la psicología básica del ser humano.
    Las medidas de gobiernos anteriores no fueron perfectas, pero muchas veces se rodearon de expertos preparados en universidades extranjeras. Hoy, en cambio, se recurre a un simplismo torpe: uniformes, botas y estética militar como símbolos de disciplina, dejando de lado la reflexión y la pedagogía crítica. El resultado es un sistema que no forma individuos empáticos ni reflexivos, sino moldear ciudadanos obedientes al miedo y al castigo.
    Confunden disciplina con castigo, obediencia con sumisión, y autoridad con autoritarismo. Nadie recuerda o finge no recordar que incluso el más tímido de la clase tiene derecho a su rebeldía ocasional, a su pensamiento incómodo, a su desorden creativo. La psicología humana no se doma a gritos, así como tampoco la ciencia se construye con rezos.¡Cada cosa en su lugar… ¡
    Las viejas políticas educativas tenían aciertos que hoy se desechan con el argumento pueril de que pertenecían a “los otros”. Incluso dictaduras pasadas y qué ironía reconocerlo, tuvieron la sensatez de rodearse de expertos formados en Europa, mientras hoy se privilegia el dogma sobre el conocimiento. El resultado: un híbrido grotesco de escuela y cuartel, donde se aprende más a temer que a pensar.
    No necesitamos más aulas que repitan mecánicamente contenidos; necesitamos laboratorios vivos de ciudadanía. La educación del futuro no se mide en certificados ni uniformes impecables, sino en la capacidad de formar ingenieros que comprendan la ética de sus diseños, matemáticos que valoren la belleza de la justicia social tanto como la de una ecuación, programadores que escriban código con responsabilidad y poetas que sepan traducir los dilemas tecnológicos a palabras humanas.
    El negocio detrás de la educación
    La educación, como la agricultura, la vivienda o la economía social, se ha convertido en un pilar abandonado del desgobierno. Los sectores que no resultan rentables para la acumulación y los negocios privados quedan relegados. La salud, en cambio, sí ha sido transformada en un jugoso negocio bajo esquemas público-privados, donde millones de fondos públicos terminan desviados a cajas negras.
    En este contexto, la educación parece va a correr la misma suerte: en lugar de reformas profundas e integrales, se adoptan medidas simbólicas y autoritarias que no preparan a los futuros profesionales para los retos del siglo XXI.
    Mientras que del presupuesto que se asigna cada año al final no se gasta ni el 70% de su monto asignado, pues se les exige devolver dinero y liquidar sus sobrantes o por decreto, reasignan fondos para otros gastos, sacrificando el precario fondo para educación, y esa historia se ha vuelto común bajo esta administración.
    La ciencia, la tecnología, la ingeniería y las matemáticas (STEM) no deben ser el pasaporte exclusivo hacia el mercado laboral, sino herramientas para una democracia más lúcida y compasiva. Porque no hay educación cuando el conocimiento se usa solo para el provecho individual, pero sí la hay cuando ese saber se transforma en servicio, cuando la innovación se pone al servicio de la equidad y no del capital ciego.
    Silencios cómplices.
    Lo más preocupante no es solo la ocurrencia gubernamental de vestir a la escuela con botas y camuflajes en tiempos de paz, sino la complicidad silenciosa a veces cómplice, a veces resignada de ciertos gremios magisteriales. Callan, aplauden a medias, o se limitan a negociar migajas salariales o cargos en oficinas  adjuntas (Junta carrera docente, Bienestar Magisterial donde los dirigentes se reparten cargos para parientes ,jugosos sueldos y dietas)mientras legitiman un proyecto que desempolva cartillas de disciplina al más puro estilo hitleriano. Sí, como se lee: un manual viejo, oxidado y violento, disfrazado de innovación pedagógica.
    Estos dirigentes sin credibilidad  y cada vez  sin seguidores no pasan de ser figuras decorativas a los que llama el régimen sólo cuando necesita validar diálogos mudos y como resultado , tristemente, estos gremios se quedan cada vez sin afiliados para convertirse en.»Bases Ministeriales» «SIMELUCRO»  y NIANDES» como parodia actual de lo que antes fueron.
    En lugar de defender el derecho de sus alumnos a pensar, a disentir, a rebelarse creativamente, terminan convalidando un modelo que pretende convertir a los estudiantes en un contingente dócil de juventudes uniformadas. Y ya sabemos cómo comienza esa historia: con consignas de orden y disciplina, y cómo suele terminar… con generaciones enteras moldeadas no para la ciudadanía crítica, sino para la obediencia ciega.
    Paulo Freire tenía razón
    El pedagogo Paulo Freire nos recordaba que la verdadera educación transforma porque cuestiona permanentemente. El actual modelo, en cambio, está diseñado para producir una clase trabajadora dócil, no reflexiva y sin compromiso social. Se dirá que es meritocracia, pero no lo es pues si lo fuera, todos tendrían las mismas oportunidades.
    No, lo que tenemos es un sistema perverso que necesita obediencia, no pensamiento crítico. La educación auténtica, por el contrario, incomoda, despierta, y sobre todo, cambia.
    La ironía es grotesca pues se promete formar “capital humano para el futuro” cuando, en realidad, se está ensayando el pasado más oscuro. La escuela, que debería ser un semillero de ciencia, arte y empatía, se transforma en un cuartel simbólico donde la consigna es obedecer hoy… y quizá marchar mañana hacia cualquier guerra que surja, incluso la del poder contra su propio pueblo.
    El modelo actual no busca ciudadanos críticos ni agentes de cambio solo pretende súbditos dóciles y sumisos. Pero la verdadera educación, como diría Paulo Freire, no domestica, sino que libera; no repite, sino que transforma; no teme al cambio, sino que lo provoca. La cuestión es si queremos seguir produciendo piezas obedientes para una maquinaria desgastada, o ciudadanos capaces de reinventar el mundo que heredarán.
    Estamos ante otra escaramuza fallida que no busca transformar la educación, sino asegurar la obediencia. Y mientras la disciplina siga siendo sinónimo de miedo, y el uniforme un recordatorio de castigo, la educación seguirá siendo un terreno fértil para el control, no para la libertad.
    La respuesta, aunque incómoda, es urgente.
  • CRIMINOLOGÍA PSICOANALÍTICA, CONDUCTUAL Y DEL DESARROLLO.

    CRIMINOLOGÍA PSICOANALÍTICA, CONDUCTUAL Y DEL DESARROLLO.

    POR: JOSÉ GUILLERMO MÁRTIR HIDALGO.

    El criminólogo mexicano Wael Sarwat Hikal Carreón, ha resumido diversas teorías de la personalidad que explican el crimen y los sujetos que los comenten. Su obra “Criminología Psicoanalítica, conductual y del desarrollo” publicada en el dos mil cinco, adiestra a elaborar iniciativas en la prevención del crimen, en la reacción contra el crimen y en la reinserción del criminal. El fenómeno antisocial se puede estudiar en tres niveles: el primer nivel, la interpretación conductual, estudia la conducta antisocial individual. El segundo nivel, la interpretación personal, se analiza el autor de la conducta antisocial y se busca la aplicación de cierto tratamiento y rehabilitación. Y el tercer nivel, la interpretación general, estudia el conjunto de las conductas antisociales y sus características en un lugar y tiempo determinado. Hikal Carreón define criminología del desarrollo, al estudio de los problemas que se presentan en cada etapa del desarrollo evolutivo y su influencia en el sujeto como factores criminógenos, para que su conducta se tornara antisocial y del conocimiento de éstos, realizar una prevención. Cita como criminólogos desarrollistas a Cesar Lombroso, Benigno Di Tullio, José Ingenieros, Entienne de Greef, Angelo Hesnard, Jean Pinetal, Alfonso Quiroz Cuarón y Stephan Hurwitz.

    Los métodos de investigación usados en criminología son el método científico: la criminología observa, induce, formula hipótesis, experimenta y obtiene resultados que le ayudaran a plantearse conclusiones a cada caso. El Método Positivo: estudio integral del sujeto antisocial y sus circunstancias. El Método Clínico: estudia a profundidad la historia de una persona, para encontrar el origen de su comportamiento antisocial. El Método Histórico: hechos históricos del sujeto del pasado al presente. El Método Inductivo: de los fenómenos particulares a conocimientos generales. El Método Deductivo: de conocimientos generales a casos particulares. El Método Experimental: observación del fenómeno y su repetición bajo las mismas circunstancias. El Método Estadístico: reunión de hechos delictuosos que se puedan valorar numéricamente para hacer comparaciones. El Método Longitudinal: estudia el pasado del individuo hasta el momento actual en que se ha cometido el crimen. El Método Sociológico: estudia los factores sociales en la génesis de los problemas de la delincuencia. El Método Ecológico: estudia la interacción del ser humano con el ambiente.

    Dentro de las técnicas de investigación menciona la técnica de exploración, la observación, la encuesta de victimización, la encuesta social, la entrevista criminológica, el cuestionario criminológico social, los exámenes criminológicos, la técnica histórica y la técnica estadística.

    Hikal Carreón detalla que anormalidad, es una conducta dañosa o contraria a lo que la sociedad indica como correcto. La criminología de la anormalidad o crimino patología, se interesa por la causas de la conducta anormal. La crimino patología dependerá de la crimino génesis, es decir, factores y causas que dan como consecuencia la conducta antisocial. Y de la crimino dinámica, que es la interacción entre factores y causas y sus efectos en el individuo. La causa criminógena, reseña las condiciones que llevaron al sujeto a realizar un comportamiento antisocial. Los factores criminógenos, narran los elementos que favorecen a un determinado resultado antisocial. Pueden ser endógenos, ya sea características constitucionales o de personalidad. Se clasifican en somáticos o psíquicos. Y exógenos, en relación al ambiente por el que se ve rodeado el sujeto el cual puede ser puede ser físico, familiar o social. El móvil criminógeno es la causa o razón, consciente o inconsciente, por la que una entidad lleva a cabo una actividad delictiva. El criminólogo necesita comprender la causa de la conducta anormal y formarse una idea de lo que constituye la conducta normal, a fin de producir un cambio. La criminología de la personalidad estudia los cambios en el comportamiento de una persona con su medio. Los componentes de la personalidad antisocial son egocentrismo, agresividad, labilidad e indiferencia afectiva.

    Para Sigmund Shalom Freud Nathansohn, la personalidad la conforman tres elementos: El Ello, que comprende los deseos e instintos primitivos. En él todos sus sectores son inconscientes.  El Yo nos permite adquirir conciencia de uno mismo y del exterior. Regula la actividad entre el Ello y el mundo exterior.  Y actúa con base en el principio de realidad. El Súper Yo, indica lo que se debe hacer y lo que no está permitido en la sociedad. Lo constituyen la conciencia moral y el ideal del Yo. El delincuente es un ser privado de “Súper Yo”. Carece del controlador de instintos, por lo que actúa bajo el poder del Ello.

    Alfred Adler empleó el concepto “complejo de inferioridad”, al hecho de no haberse sobrepuesto a los sentimientos de inferioridad desarrollados en la infancia. La compensación es el solucionador de dicho conflicto. Esto se refiere al esfuerzo de las personas por recuperarse de sus debilidades personales reales o imaginarias. Por eso el principal estímulo y motivo humano es el deseo de superioridad, esto se refiere a logar un desarrollo y perfección personales. La actividad antisocial se da en el esfuerzo de compensación, donde los demás pueden ser considerados como objeto de su pertenencia y exteriorizar esta opinión mediante una avidez de poder.

    Carl Gustav Jung sugería la existencia de un inconsciente colectivo. Éste contiene arquetipos, es decir, representaciones simbólicas de personas, objetos y experiencias. El inconsciente colectivo de carácter criminal en un delincuente es la supervivencia del hombre primitivo.

    Erik Homburger Erikson propone ocho etapas del desarrollo psicosocial. Cada etapa presenta un conflicto que, si no se resuelve adecuadamente, la personalidad se vuelve más ininteligible. El estadio sensitivo oral, va del nacimiento a los dieciocho meses de vida y el conflicto es confianza frente a desconfianza. El estadio muscular anal va de los dieciocho meses a los tres años de edad, el conflicto es autonomía frente a vergüenza y duda. El estadio genital locomotor va de los tres a los cinco años de edad, el conflicto es iniciativa frente a culpa. El periodo de latencia va de los cinco a los trece años, el conflicto es laboriosidad frente a inferioridad. El Estadio de la Pubertad y la adolescencia va de los trece a los veintiún años de edad, el conflicto es identidad frente a confusión de roles. El Estadio de Juventud adulta va del veintiuno a los cuarenta años de edad, el conflicto es intimidad frente a aislamiento. El estadio de la madurez va de los cuarenta a los sesenta años de edad, el conflicto es generatividad frente a estancamiento. Y la adultez tardía va de los sesenta años hasta la muerte, el conflicto es integración del Yo frente a desesperación.

    John Bowlby menciona que el apego es cercanía y contacto con una imagen protectora. Éste puede ser apego seguro, si hay una accesibilidad y sensibilidad frente a las señales del hijo. Apego Ansioso o ambivalente, por conductas contradictorias de los padres. Y Desapego o Apego Evitativo, cuando hay un deseo de vivir sin el amor o apoyo de otras personas. El apego ansioso o desapego pueden producir confianza compulsiva en sí mismo, tender a un cuidado compulsivo, buscar un cuidado compulsivo y una retirada con enfado.

    Abraham Harold Maslow dicta que los individuos pasan de las necesidades básicas a las necesidades superiores. Luego, buscan la autorrealización, que es el desarrollo integral de las posibilidades personales. La frustración de necesidades fisiológicas puede producir enfermedades graves e irreparables. La frustración de las necesidades superiores sobrelleva la falta de sentido de la vida.

    Carl R. Rogers especula que las personas están en un proceso de encontrar sus máximos potenciales durante su vida. Discurre que el sujeto antisocial es un ser privado de amor.

    El conductismo ha explicado la relación estimulo-reforzador-respuesta, que incita al sujeto a un acto antisocial. Burrus Frederic Skinner desarrolló el condicionamiento operante, utilizando la recompensa o el castigo. Éste se aplica a respuestas voluntarias realizadas intencionalmente por un organismo ya sea reforzando, debilitando o eliminando la conducta con el fin de producir un estado deseado. Skinner hablo que por medio de un diseño cultural, se puede controlar la inclinación a comportarse de determinada manera.

    Albert Bandura sostiene que gran parte del aprendizaje puede describirse como aprendizaje por observación. El aprendizaje por observación es, cualquier tipo de conducta imitada de un modelo real o simbólico. Por tanto, el antisocial puede surgir por un moldeamiento inadecuado, al seguir modelos equivocados y resistir la influencia de los modelos apropiados.

    La criminología de Hikal Carreón permite ajustar destrezas contra el crimen y el criminal. Según el psicoanálisis el delincuente carece de Súper Yo, por lo que se pueden constituir proyectos encaminados a crear el censor moral, como la asignatura de Moral y Cívica en las escuelas. Si la ambición de poder lleva a considerar objetos a los demás, pueden establecerse estrategias dirigidas a superar el mobbing familiar y laboral. Si el antisocial inconscientemente presenta un atavismo criminal, se puede trabajar su sombra, en los recintos penitenciarios, para lograr su autoconocimiento. Las escuelas para padres pueden orientar a que sus hijos lleven una vida acertada en cada etapa del desarrollo. El apego es importante para subsistir, por lo que es necesario construir relaciones íntimas en la familia, relaciones solidarias en la escuela, en la comunidad, en la terapia y relaciones respetuosas en el trabajo. La pirámide de necesidades acredita que, para prevenir la criminalidad, es obligatoria una política social a sectores vulnerables. Se debe mantener el binomio padres-escuela para lograr un ambiente creativo con padres-maestros apoyadores, así lograr una buena adaptación psicológica del niño. El diseño cultural puede implementarse en el sistema penitenciario para la reinserción social de los reos. Los agentes culturales deben ofrecer modelos deseables a los niños y los medios de comunicación, ejercer control sobre los modelos simbólicos violentos. Estos insumos pueden constituirse en parte de una política criminal integral que equilibre la prevención, la represión y la reinserción.

  • LA SOLUCIÓN PROPUESTA POR EL RÉGIMEN PARA EL SISTEMA EDUCATIVO, UNA MILITAR.

    LA SOLUCIÓN PROPUESTA POR EL RÉGIMEN PARA EL SISTEMA EDUCATIVO, UNA MILITAR.

    Por: Luis Arnoldo Colato Hernández, Educador.

    El ingenio del caudillo no deja de asombrarnos, presentándonos ahora a una militar en el cargo de ministra de educación.

    Simplemente porque sí.

    Sin embargo, al revisar su prontuario no se aprecia ninguna formación en el área pedagógica, todo lo contrario, su elección responde a su formación como además a su disposición de concretar misiones.

    Y la misión que se le ha encomendado ejecutar en educación es preparar al sistema para la reingeniería que implica encajarlo en el proyecto que adelanta el régimen.

    Detengámonos un instante.

    Los parámetros que en general adelanta cualquier proyecto educativo ahora vigente, tienen un solo propósito, producir una clase trabajadora sumisa y obediente para el capital.

    Esto lo debe haber intuido cualquiera que con honradez se cuestione sobre la formación con qué básica lo preparó para la vida, ante la que se presenta sin las herramientas que lo cualifiquen realmente, lo que el elemental proceso de ingreso a la academia demuestra [apenas un promedio que ronda el 4% del total de candidatos que buscan un lugar en la academia superan la prueba de aptitud que está hace cada año, fuente: rectoría UES], mientras en cambio sí lo califica para asumir el elemental papel que se le asigna en la maquinaria productiva capitalista, que abraza además en un elevado porcentaje alienado por la formación recibida, rechazando participar y organizarse en el ánimo de transformar esa realidad excluyente.

    Porque de eso se trata.

    En cambio, un modelo educativo que cumple su función idealmente supone desarrollar en el educando una aptitud y actitud hacia la vida que implique abrazarla desde el elemental entendimiento de que es parte de un todo, donde el individualismo es un elemento particular que se le subroga, mientras aboga por reproducir los valores, conocimientos y habilidades que la colectividad desarrolló para llegar hasta acá, recordando con particular énfasis los costes que supuso a lo largo de las eras la construcción de nuestra humanidad, y entendiendo que solo dentro de ella el futuro es viable, para lo que el concurso de los saberes pasados conservados por las generaciones mayores es fundamental, lo que debe orillarlo a reconocer y valorar en estas el papel de mentor, como además asumir su rol de guía para las generaciones jóvenes, como su lugar participando en la construcción de la siguiente fase del futuro.

    No se reduce como se cree a solo saber las vocales, a sumar o restar, sino a transformar a las nuevas generaciones en el relevo potable que comprende su lugar ante la historia.

    Un proceso para nada fácil, que descalifica por principio a cualquiera que incluso con la voluntad, carezca de las habilidades y dominios para emprenderlo.

    Sin duda esta persona tiene alguna cualificación derivada de su formación, pero para el cargo que se le ha asignado, no lo tiene, pues llega con la tarea de garantizar que se seguirá reproduciendo la misma mediocre sumisión que se generó hasta hoy.

    Asegurándose introduciendo la privatización.

  • La Página de Maíz: La población entre la rebusca y la incertidumbre.

    La Página de Maíz: La población entre la rebusca y la incertidumbre.

    La Página de Maíz: La población entre la rebusca y la incertidumbre.

  • LIBRO: Ivo y Jorge.

    LIBRO: Ivo y Jorge.

    Por: Manuel Alcántara Sáez.

    «Estoy convencido de que, el siglo que viene, la tragedia comunista se habrá olvidado. Será prehistoria. Nadie hablará de eso. Cuando ha sido una obsesión en nuestra vida», profetiza Semprún. Ante esa reflexión, Montand apoyando el brazo en el hombro del amigo susurra: «El comunismo no era la juventud del mundo, pero fue nuestra juventud».

    Patrick Rotman, historiador, escritor y guionista realizador lleva a cabo un ejercicio en el que a lo largo de tres largas décadas que se inician tras la guerra civil española y finalizan en las brasas que deja Mayo de 1968 sigue la pista de dos testigos fundamentales de su tiempo de origen y trayectorias muy diferentes que, sin embargo, terminan convergiendo gestando una sólida amistad. En su ejercicio, y gracias a una aproximación que puede recordar al ejercicio de Plutarco en Vidas paralelas, traza dos biografías que poco a poco van solapándose. También ello le da pie para describir una época dramática convulsionada por el conflicto que primero supuso uno de carácter armado con sus secuelas brutales y seguidamente otro de tipo ideológico que alienta la guerra fría.

    Ives Montand, cantante y actor, y Jorge Semprún, político y escritor, constituyen el dúo protagonista que, unidos por el cineasta griego Costa-Gavras, tuvieron su epifanía en la amistad y en el desencanto del comunismo en el que militaron, con mayor intensidad el segundo que el primero, en el lapso que supuso la realización de dos películas fundamentales en la historia del cine político, pero también de la denuncia del autoritarismo fuera de tipo militar o estalinista. Tanto en Z como en La confesión, películas dirigidas por Costa-Gavras en 1969 y 1971, respectivamente, Semprún será el guionista y Montand el actor. El estreno de la segunda en Moscú en 1990, un año antes de la muerte de Montand, es el punto de arranque de este libro que cierra medio siglo del siglo corto (1914-1989) que fue el más violento en la historia de la humanidad y sirve a Rotman con técnica de flasback para construir su espléndido trabajo.

    Montand nació en 1921 en el seno de una familia de clase obrera italiana que emigró a Marsella huyendo del régimen de Mussolini y cuya simpatía comunista estuvo presente toda su vida sin llegar al compromiso militante por cierto reflejo individualista. Rotman subraya su «falta de entusiasmo frente frente a las imposiciones de la militancia, los esfuerzos rutinarios y el molde ideológico». Pronto comenzó Montand a destacar como cantante en el París ocupado por los nazis, una carrera que prosiguió teniendo una deriva hacia la interpretación fílmica. Compañero de viaje durante un cuarto de siglo de los comunistas franceses, la progresiva crítica que comenzó a suscitarse después de las denuncias de las atrocidades del estalinismo y, sobre todo, de la terrible represión de la primavera de Praga le llevó a una postura de denuncia sin abandonar su militancia en favor de la democracia.

    Semprún nació en 1923 en un ambiente radicalmente opuesto al de Montand, pues se trataba de la alta burguesía española incardinada con el mundo de la política con raíces en el ámbito conservador de la Restauración, pero también en el marco republicano. La guerra civil llevó a su familia al exilio en el que Jorge vivirá toda su vida. Su militancia en la resistencia francesa la pagó con una experiencia que marcó su vida en el campo de concentración alemán de Buchenwald durante año y medio. Su incorporación al partido comunista español en el exilio le propició tener una actuación muy relevante durante diez años con la base del partido en la España franquista en tareas clandestinas de mensajería, información y de formación de cuadros. «La clandestinidad es su identidad» escribe Rotman. Miembro del Comité Central del partido fue expulsado del mismo en 1965 por divergencias con respecto a la línea oficial. Sus libros El largo viajeLa guerra ha terminado y Autobiografía de Federico Sánchez son un vívido relato de esa época. Su culminación sienta las bases para coincidir con Montand e iniciar una etapa de nueva camaradería una vez que ambos ya eran conscientes de que no era posible corregir los errores ni volver a las fuentes de la utopía.

    «Extrañas afinidades electivas entre el niño pobre de La Cabucelle y el retoño de los barrios ricos madrileños, entre el autodidacta que ha dejado la escuela prematuramente y el impregnado de cultura» subraya Rotman y como telón de fondo la Historia.

    Patrick Rotman (2022). Ivo y Jorge. Tusquets editores. Barcelona. ISBN: 978-84-1107-125-3 299 págs.

  • Libro: LA CLASE POLÍTICA.

    Libro: LA CLASE POLÍTICA.

    POR: JOSÉ GUILLERMO MÁRTIR HIDALGO.

    El profesor italiano de ciencias políticas, Francesco Leoni, considera que el libro “La Clase Política”, es un pilar fundamental de la teoría elitista. La idea central de dicho libro es que, en toda sociedad, independientemente de su forma de gobierno, existe una minoría organizada que detenta el poder. Esta minoría es la clase política. Y la mayoría desorganizada es la gobernada. La división entre minoría gobernante y mayoría gobernada, es una constante histórica. La minoría esta cohesionada y actúa de manera coordinada, para mantener su poder. Sus miembros poseen cualidades que les permiten ascender y gobernar como riqueza, habilidades militares y conocimientos jurídicos.

    Para asegurar su poder y asegurar la obediencia de las masas, la clase política crea una “fórmula política”. Esto es una ideología, una religión, un principio, una narrativa. Para esta minoría, el cambio político es, un reemplazo de una clase política por otra, no un cambio fundamental en la estructura de poder.            La formación de la clase política a lo largo de la historia es hereditaria, como la aristocracia, que se cierra a nuevos miembros. También, la clase política se renueva con elementos de las clases bajas, esto es la tendencia democrática. Los sistemas políticos que mejor se adaptan, son aquellos que logran un equilibrio entre ambas tendencias, permitiendo una renovación constante, pero, manteniendo la estabilidad.

    Gaetano Mosca fue un sociólogo, politólogo, político y senador vitalicio italiano. “Elementos de la Ciencia Política o La Clase Política” fue publicado por primera vez, en mil ochocientos noventa y seis. La ciencia política italiana, tiene su origen en “Teoría del Gobierno y Gobierno Parlamentario”, escrita entre mil ochocientos ochenta y dos y mil ochocientos ochenta y tres. En ella Mosca critica las instituciones democrático-parlamentaria y el principio de soberanía popular sobre la que se fundan.

    En “Elementos de la Ciencia Política o La Clase Política”, presenta que hay una minoría dominante sobre la mayoría. Esto, es una realidad histórica. El autor enuncia dos teorías: La Clase Política y la Fórmula Política. La Teoría de la Clase Política explica que, en cualquier tipo de organización social, hay una minoría organizada que detenta el poder en los centros efectivos de decisión. Y la Teoría de la Fórmula Política plantea que la clase política produce ideologías, creencias y mitos, para justificar su dominio sobre el resto de la sociedad. La clase política adopta siempre la fórmula que más le conviene. La fórmula política es una justificación del poder de la minoría en términos abstractos, para conseguir la obediencia de las masas. La minoría encuentra justificación de su poder en principios abstractos en una fórmula, por ejemplo, los funcionarios reciben su autoridad del soberano y a su vez la reciben de Dios. Otra fórmula es la creencia que todos los poderes tienen su base en la voluntad popular. La motivación de la clase dirigente es que desean el poder por sí mismos, esto, por los privilegios que conlleva. De esta manera, encubren y promueven sus intereses, en contra de los muchos que deben obedecerla. Por tanto, la fórmula política es un velo auténtico lanzado fríamente, por un cálculo racional, sobre la realidad. La clase política siempre adopta la fórmula que más le conviene, sin profundas raíces morales e intelectuales. Hay siempre una relación entre la fórmula y la composición de la clase política. Aquella cambiará con el cambio de esta última.

    La clase política siempre necesita una base moral y legal a su poder, conectado con doctrinas y creencias reconocidas y aceptadas. En la base de la fórmula, pueden existir creencias sobrenaturales y conceptos racionales que corresponden a la necesidad no ceder solo a la fuerza, sino, a un principio moral. Dentro de un organismo político residen dos tipos sociales, la clase dominante y el tipo subordinado, ambos tienen su clase dirigente. Esta diferenciación es típico de las sociedades burocratizadas. Con la introducción de elementos de impersonalidad entre gobernantes y gobernados, la burocratización se ve acompañada de una exclusión de la minoría dominante sobre la mayoría dominada. Esta diferenciación, puede ser aprovechada por una fracción de la clase política que se apoya en la plebe descontenta. Se forma en medio de la plebe, otra clase dirigente que puede competir con aquella, en el desempeño del poder. Lo que es importante para el cambio interno de la clase política en los puestos de gobierno.

    El concepto de defensa jurídica, permite desarrollar un discurso orgánico sobre el control social y la socialización. Por el sentido moral, la tendencia natural a actuar correctamente por sí mismo es frenado por la natural compasión hacía los otros. Pero, habrá una elite que no siente esa natural compasión por los otros. Entre estas dos élites esta la inmensa mayoría de conciencia mediocres que, pueden ser disciplinadas gracias al miedo al daño o al castigo. La disciplina del sentido moral es confiada a las religiones y a la organización legislativa. El control de la religión es, la amenaza de sanciones ultra terrenales. Mientras que el control del Estado es, la amenaza de sanciones legales.

    Mosca considera que un buen gobierno, se expresa en una división real y en un equilibrio de poderes. Cada institución política debe representar a una distinta fuerza política. Y el equilibrio real se da por una separación entre el poder temporal y espiritual, entre el poder económico y político y entre el poder militar y político. Según el autor, una de las condiciones ideales para el buen gobierno es, la existencia de una clase política económicamente independiente y culta.

    Mosca critica al gobierno fundado sobre el sufragio universal, que permite la participación de un número de “valores sociales” y la organización de muchas “fuerzas políticas”. Mosca no cree en la democracia entendida como la progresiva participación de las masas y el auto gobierno popular. Ya que donde hay hombres habrá sociedad, donde esté una sociedad hay un Estado y donde hay un Estado hay una minoría dirigente y una mayoría que es dirigida por ella. El consenso de la mayoría depende de la fe que la clase gobernante tiene en la fórmula política con la que justifique su poder. Por tanto, es un engaño, una manipulación, sin más, es un plagio de la masa. Se invoca como garantía de un buen gobierno, la multiplicidad de las fuerzas política y el control reciproco.

    En la tercera edición de “Elementos de la Ciencia Política o La Clase Política”, publicada en mil novecientos treinta y nueve, cuando Mosca tenía ochenta años, escribe que los Estados modernos se caracterizan por grandes burocracias y ejércitos permanentes. La revolución es un cambio rápido y violento en la que hay una función preparatoria de las sociedades secretas y el papel de los “desplazados”, que siempre están preparados para lanzarse a la revolución. Para su éxito, es fundamental el concurso de las masas que, se mueven solo en circunstancias especiales como las crisis económicas. Las revoluciones en los Estados modernos, vencen si consiguen apoderarse del ejército y la burocracia.

    El sistema parlamentario es criticado por Mosca por la preponderancia concedida al “rico” y la manipulación de toda la administración pública. Controlar el parlamentarismo está bien, para quien cree en la democracia, no para quien cree en la doctrina de la clase política.  Para Mosca, el gobierno no es un asunto del pueblo. Consiente a todas las fuerzas políticas organizadas a participar en el juego y con ello, a actuar en el más elevado grado de defensa jurídica. La supresión del sistema parlamentario, llevaría a un absolutismo burocrático. La cosa más importante para Mosca es, combatir la teoría democrática, ya que no es verdad que todos los hombres, pueden colaborar racional y responsablemente a contribuir a la historia. Por ello es perjudicial la idea de igualdad política como la de igualdad social. Mosca ataca a Russeau por afirmar que, el hombre es bueno por naturaleza y ha sido descarriado por la sociedad.

    En las sociedades organizadas comunistas, existirán siempre los que administran la riqueza pública y siempre estará la gran masa de administrados. Siempre habrá dominantes y dominados, privilegiados positivamente y privilegias negativamente. La reducción a una sola fuerza política que controle el gobierno y la economía da lugar al más tiránico de los gobernantes. Los comunistas buscan construir una sociedad donde se presupone un tipo de hombre, que estará formado por el socialismo en marcha. La dictadura del proletariado, ha sido pensada justo para resolver estas dificultades. Paradójicamente, tales modificaciones positivas se producirán, cuando se multiplican las fuerzas que “participan” y se controlen recíprocamente. Añade que debe temerse a la continuación de la revolución y la inevitable reacción, que constituye después un gobierno bastante autoritario. Una revolución puede estallar, solo por errores de los gobernantes y por sucesos catastróficos inconscientemente provocados, como la guerra.

    Mosca cierra con un pronóstico dirigido a la civilización occidental, la cual está destinada a decaer en el caso que se continúe cediendo a las fuerzas de la democracia social, como en el caso que se recurra a la reacción, abandonando los “ideales” liberales. La democracia social es irrealizable, pues siempre habrá una minoría que gobernará y una mayoría que será gobernada.

  • LIBRO: El papel oculto de América Latina en la configuración de la política exterior de Estados Unidos.

    LIBRO: El papel oculto de América Latina en la configuración de la política exterior de Estados Unidos.

    El nuevo libro del historiador Greg Grandin muestra cómo el hemisferio occidental, no Europa, puede explicar el papel de Estados Unidos en el mundo

    Para gran parte del aparato de política exterior de Washington D.C., América Latina, una región plagada de inestabilidad económica, agitación política y calamidad social, representa poco más que un dolor de cabeza o una ocurrencia tardía.

    No para Greg Grandin.

    El autor ganador del Premio Pulitzer, profesor de Historia Peter V. y C. Vann Woodward en la Universidad de Yale, y miembro no residente del Instituto Quincy para el Arte de Gobernar Responsable, argumenta en un nuevo libro que la identidad nacional y la política exterior únicas de Estados Unidos surgieron de hecho de un compromiso constante y turbulento con América Latina que ha moldeado los contornos de la historia de Estados Unidos.

    Grandin sostiene que siglos de agitación, derramamiento de sangre y diplomacia en América Latina han dado forma no solo a los resultados políticos en los Estados Unidos, sino también a las leyes, instituciones e ideales que gobiernan el mundo moderno. La reinterpretación original y accesible de Grandin de la historia del Nuevo Mundo también ilumina cómo la tradición socialdemócrata profundamente arraigada de América Latina, a pesar de los profundos obstáculos, ha persistido a lo largo del tiempo, ofreciendo lecciones para los Estados Unidos y otras naciones occidentales.

    RS se sentó con Grandin para hablar sobre su nuevo libro, «America, América: A New History of the New World», lanzado en abril por Penguin Random House.

    La siguiente entrevista ha sido editada por motivos de extensión y claridad.

    ARTE DE GOBERNAR RESPONSABLE: Los académicos de política exterior en los Estados Unidos generalmente tienden a mirar hacia Europa para comprender la identidad nacional y la historia únicas de los Estados Unidos. ¿Por qué deberían mirar a América Latina?

    GREG GRANDIN: Bueno, no tanto en cambio, sino también, diría yo. Creo que la intensidad de la relación dentro del Nuevo Mundo, comenzando con la violencia y los horrores de la conquista, creó una especie de revolución moral dentro de la Iglesia Católica que puso en la agenda muchas preguntas que ahora asociamos con la modernidad política. Ciertamente no frenó la violencia ni disminuyó los horrores de la conquista, pero planteó preguntas sobre la igualdad, la dignidad y los derechos humanos. Más específicamente, la relación de Estados Unidos con América Latina era diferente a cualquier otra relación que un imperio, aunque informal, que niega que sea un imperio, tenía con sus colonias, o al menos que una superpotencia tenía con su periferia, dado que era tan ideológicamente combativo. La lucha fue por un conjunto compartido de ideales comunes, comenzando con la naturaleza del cristianismo, abriéndose camino a través del republicanismo y luego las nociones de propiedad, derechos, soberanía y el papel del derecho internacional. América Latina realmente fue formativa para la forma en que Estados Unidos se relacionó con el resto del mundo.

    El libro argumenta específicamente sobre la importancia de América Latina para los Estados Unidos, pero también argumenta sobre la importancia de esa relación en la creación de, a falta de una palabra mejor, el orden basado en reglas, o el orden internacional liberal, que es lo que se estableció en 1945. América Latina ha sido ignorada en gran medida por muchas razones, pero la tradición liberal y republicana dentro de América Latina se minimiza como resultado. No ha sido un sitio de historia intelectual. Cuando los historiadores intelectuales o los historiadores europeos comienzan a considerar la historia global, miran a Europa y sus colonias como los orígenes de la Sociedad de Naciones o las Naciones Unidas. Tienden a no incorporar a América Latina en ese marco. Y eso es lo que estaba tratando de hacer en este libro.

    RS: ¿Cuáles son uno o dos momentos críticos, movimientos, eventos históricos o tendencias en los que América Latina ayudó a dar forma a ese orden internacional liberal que mencionó: las normas legales, las ideas y las instituciones que sustentan el orden actual?

    GRANDIN: El libro cubre 500 años y hay muchos momentos, encuentros e historias que desarrollan en detalle concretamente lo que estoy argumentando aquí de manera abstracta. Pero yo diría desde el principio, piensen en los orígenes de Hispanoamérica, que vino al mundo como una especie de Sociedad de Naciones ya existente, con siete repúblicas independientes en un continente que los líderes de los movimientos independentistas imaginaban que ya estaba lleno. Contrasta eso con Estados Unidos, que vino al mundo como una sola república en un continente que imaginaban como mayormente vacío. Obviamente, no estaba vacío. Aparte de España, estaban Francia, Gran Bretaña, las soberanías indígenas: el continente estaba lejos de estar vacío, pero se percibía como vacío en la conceptualización del derecho internacional. Estados Unidos revivió entonces la doctrina de la conquista para justificar su empuje hacia el oeste. Su tesis de soberanía era una revitalización de la doctrina de la conquista, el derecho a hacer la guerra y a conservar el territorio que se apodera en esa guerra.

    América Latina no hizo eso, no pudo. Como un concierto de naciones independientes, América Latina no podría venir al mundo afirmando la doctrina de la conquista porque solo conduciría a una guerra sin fin. ¿Qué impediría que Argentina dijera: «nosotros también queremos llegar al Pacífico, al igual que Estados Unidos, así que ¿por qué no podemos simplemente cruzar los Andes y tomar Chile?»

    Tuvieron que aprender a vivir juntos. Y cada nación legitimó la existencia de la otra porque cada nación afirmó la validez de poder romper y crear repúblicas a partir del imperio católico, pero también se amenazaron mutuamente porque bajo los viejos términos de lo que ahora llamamos derecho internacional, estarían involucrados en guerras interminables por más territorio por la razón que quisieran. Entonces, los hispanoamericanos rechazaron tanto el resurgimiento de la doctrina de conquista por parte de Estados Unidos como el equilibrio de poder de la política real de Europa.

    Simón Bolívar famously argued that real-politik, in which nations push against each other to pursue their interests, will always lead to war because it’s inherently unstable. So one of the transcendent principles that Latin America helped pioneer was the idea that nations had common interests and that cooperation, not competition, should be the guiding principle of international relations. They also came up with laws affirming the sanctity of borders, principles against aggressive war, offensive war — basically all of the principles that one finds in the United Nations in 1945, or even the League of Nations.

    One could see these origins in the first decades of Latin American independence as they worked out the norms on how to deal with each other. The moral revolution that rejected much of the violence of the conquest also questioned the legitimacy of the Spanish empire. People like Bartolome de las Casas, who has a large role in the book, went as far as rejecting Spain’s claim to dominion and sovereignty in the Americas and certainly rejecting the doctrine of conquest. So Spanish America’s independence leaders were already primed with a critique of empire, and once they cast off the Spanish empire, they had to deal with another empire: the United States. So all of the criticisms that Latin America would level at the United States were already in many ways worked out vis-a-vis Spain.

    I’ll just give you one very concrete example. In the early 1890s, the United States organized the first Pan American Conference and for a long time rejected all of Latin America’s critiques of international law, what Latin American jurists had already begun to call American international law. The United States representatives kept saying, there can only be international law. There are no regional variations. It has to be universal. So Latin Americans said, “okay, but we’re still calling America international law.” And at that very first meeting, one of the main points of contention was Latin Americans insisting that the United States reject and acknowledge that the doctrine of conquest was invalid and agree to abrogate it. And the United States resisted.

    But they finally reached a compromise in which the United States agreed that conquest would be illegal for only two decades, and then revisit the question. Latin Americans went along with it because they didn’t have much power in relation to the United States, but still it’s an interesting moment in which Latin America is constantly trying to get the United States to reject the doctrine of conquest and the United States refusing.

    RS: Many examples are listed in the book, but are there one or two particularly salient examples of Latin American historical figures or moments in 20th century U.S.-Latin American ties that have been most consequential in molding sort of the contours of world history. I’m thinking about the Good Neighbor policy, Latin America’s role in the Marshall Plan and World War II. What bearing did these events and Latin America’s role in them have for what would come later in the 20th century?

    GRANDIN: Las políticas del Buen Vecino abrieron mercados en América Latina que dieron lastre a la coalición del New Deal, incorporando un nuevo sector corporativo al que no le importaba la expansión del liberalismo de FDR en casa si eso significaba mercados abiertos en el extranjero. Una de las figuras clave de esto es Cordell Hull, secretario de Estado de FDR. En 1933, en la 7ª Conferencia Panamericana en Montevideo, aceptó extemporáneamente casi toda la agenda latinoamericana del derecho internacional más que cualquier representante de Estados Unidos (el rechazo de la conquista, el rechazo del derecho a la intervención, etc.). Esto es algo importante entre los latinoamericanos porque Estados Unidos estaba enviando cañoneras, ocupando Haití, República Dominicana, Nicaragua y México, tomando Panamá, Cuba y Puerto Rico, y luego devolviendo a Cuba, pero como una especie de colonia informal.

    Por lo tanto, la aceptación de Hull de esta demanda de larga data es probablemente el cambio de política exterior más exitoso en la historia de Estados Unidos porque no condujo a una hemorragia del poder de Estados Unidos, sino a un refinamiento y racionalización del poder de Estados Unidos en el mundo. Enseñó a Estados Unidos cómo ser un hegemón más efectivo dentro de su propia región, pero también a prepararse para la próxima lucha contra el fascismo.

    También analizo cómo los esfuerzos de reelección de FDR, su campaña para salir a votar, fueron dirigidos por las Ligas del Buen Vecino, que fueron tomadas conscientemente de la política del Buen Vecino. Era una forma de crear una nueva cosmovisión moral en la que la aceptación del pluralismo en el extranjero, incluido el nacionalismo económico en América Latina, era análoga a una aceptación nacional del pluralismo racial y cultural.

    Estas Ligas del Buen Vecino se convirtieron en una alternativa al tipo de protofascismo que estaba en aumento en los Estados Unidos, entendiéndose conscientemente como una respuesta a la supremacía sajona de las llamadas Ligas de la Libertad. Roosevelt ganó esa reelección con 27 millones de votos. Ganó más votos que cualquier ser humano en la historia mundial. Y ganó con un programa de lo que otros países llamarían socialdemocracia o liberalismo socializado. Y lo primero que hace a la semana de ganar es navegar a Río de Janeiro para apuntalar las relaciones con [Getulio] Vargas. Y ambos se llaman a sí mismos padres del New Deal. Vargas, por supuesto, no fue elegido. Es un dictador. Pero fue un momento en el que la reforma social se consideró tan esencial como el voto mismo.

    Hay una gran anécdota en la que los dos pasan una protesta contra Vargas en un auto abierto, y Vargas dice: «Me llaman dictador». Y Roosevelt susurra: «También me llaman así». Y luego continúa hacia Buenos Aires.

    No está claro si FDR estaba tratando de apuntalar el viejo orden destruido por la Primera Guerra Mundial, u organizando el continente para luchar contra el fascismo, pero de cualquier manera, es una unión de una especie de alianza hemisférica que fue absolutamente esencial en la derrota del fascismo, como sostengo en el libro. Porque una de las cosas que muy bien podría haber sucedido es que América Latina podría haberse convertido en una especie de España hemisférica, ya que muchas de las variables que llevaron al surgimiento del nacionalismo católico pretoriano bajo Franco estaban ciertamente presentes en América Latina: una pequeña clase terrateniente que era profundamente católica, amenazada por la organización campesina militante y el surgimiento de partidos políticos más pluralistas y una expansión de un estado federal. Hubo una reacción violenta a eso, y los fascistas podrían haber ganado fácilmente ese conflicto si Estados Unidos no hubiera inclinado el campo de juego hacia la izquierda socialdemócrata o los nacionalistas económicos y básicamente hubiera creado un frente unificado contra el fascismo.

    Sostengo en el libro que no era solo que los latinoamericanos pensaran que solo estaban luchando contra el fascismo, sino para la socialdemocracia, la idea de que la democracia implicaba algo más que el derecho al voto: implicaba una vida digna. Y eso fue lo que creó un momento tan efervescente al salir de la Segunda Guerra Mundial, y luego explica la reacción violenta y la violencia que condujo a la Guerra Fría cuando esas esperanzas y aspiraciones se vieron frustradas, cuando Estados Unidos cambió y adoptó una política exterior anticomunista en lugar de antifascista.

    RS: Entonces, si el ideal socialdemócrata es tan persistente en América Latina, como argumentas en el libro, ¿por qué no se ha obtenido o mantenido en la práctica? Pero tal vez incluso antes de llegar allí, ¿cuáles son algunos de los ejemplos concretos en los que América Latina ha estado a la vanguardia de la consagración de estos ideales socialdemócratas en sus constituciones? Sé que en el libro citas el ejemplo de México.

    GRANDIN:Los científicos sociales han pasado las últimas dos décadas preguntándose (y muchos ya han abandonado la pregunta): ¿por qué la democracia es tan débil y las instituciones tan frágiles en América Latina? Pero creo que esa pregunta es exactamente al revés. Teniendo en cuenta toda la violencia dirigida a los líderes sindicales y campesinos, feministas, activistas de género y ambientales, la pregunta debería ser, ¿por qué es tan fuerte? ¿Por qué persiste? ¿Por qué la gente sigue pensando que la historia es redimible?

    Responder a esa pregunta es realmente el cargo del libro. Traté de unir la historia intelectual, legal y social para comprender la perdurabilidad de este ideal. Y mucho de eso tiene que ver con una especie de holismo asociado con el catolicismo, una noción de la dignidad del individuo.

    El Imperio español entendió que era presidir a las personas de las que se sentían responsables, lo que tenían que justificar retóricamente. Los nativos americanos y los afrodescendientes fueron el centro del proyecto imperial español. Se extraía su riqueza, pero también eran el centro moral en el que se justificaba todo el proyecto. Y eso es muy diferente de lo que sucede en los Estados Unidos, donde el colonialismo inglés y protestante se trata de evasión y negación. Pero ese ideal en el que el individuo existe dentro de una socialidad más amplia a lo largo del tiempo, sostengo, se manifiesta como lo que llamamos derechos sociales y socialdemocracia.

    Por ejemplo, la Constitución de México fue la primera constitución socialdemócrata del mundo, la primera constitución en reconocer no solo los derechos individuales, sino también los derechos sociales y económicos. El derecho a la dignidad, a una pensión, a la atención médica y a la educación. E incluso puedes ir más atrás. Todo el conjunto de constituciones independentistas afirmaron lo que llamamos derechos negativos o individuales, en los que el estado virtuoso es aquel que se mantiene al margen y permite a los individuos la mayor área de libertad. Pero al mismo tiempo, y esto se remonta a este punto anterior, estos líderes independentistas operaban a la sombra de la conquista, que pensaban que era vil, ilegal y moralmente aborrecible, a diferencia de Thomas Jefferson y John Adams, que no tenían ningún problema con los asentamientos ingleses. Así que todas las constituciones independentistas insistían en que solo se podía tener individualidad si también se tenía sociedad.

    Para darles un ejemplo, la Constitución venezolana usa la palabra social y sociedad docenas de veces, mientras que esa palabra no aparece ni una sola vez en la Constitución de los Estados Unidos. Así que hay una sensación real de que lo que significa democracia es alguna forma de democracia social. Hasta el punto en que los reformadores, a principios del siglo XIX, no estaban tan preocupados por el sufragio, creyendo que realmente conduciría al fortalecimiento de la clase terrateniente. Pensaron que había que tener una reforma social antes de que el voto realmente importara. Así que América Latina tiene esta larga tradición de derechos sociales y socialdemocracia que se manifiesta de muchas maneras, desde una especie de experiencia vivida de socialidad hasta expresiones legales que afirman que la democracia se define no solo por derechos políticos, sino por derechos sociales.

    Entonces, ¿por qué esto no se traduce en estabilidad institucional? Mucho de esto tiene que ver con la naturaleza social de la independencia latinoamericana. A Bolívar le hubiera encantado tener una república basada en la liberación de las actividades individuales de sus propias ambiciones, pero tenemos una pequeña clase terrateniente, una población enormemente servil, tres siglos de colonialismo español y, al mismo tiempo, estados que estaban profundamente endeudados desde el principio. Los bancos de Londres enviaban facturas en 1820 por envíos de armas y telas que enviaban en 1810, y estos nuevos estados sentían que tenían que honrar esas deudas. La estructura social no permitió que se formaran coaliciones políticas que pudieran manifestar esta visión social de la democracia durante un período de tiempo prolongado: un proyecto político. Tienes estos momentos de reforma y, sin embargo, a menudo no pueden durar porque no hay una coalición de reforma que pueda establecer una especie de hegemonía electoral y retórica durante mucho tiempo, como lo hizo el New Deal, por ejemplo.

    RS: Su libro subraya la historia de cómo los golpes de Estado respaldados por Estados Unidos y la invención militar en América Latina han fomentado un sentido distintivo de nacionalismo en la región arraigado en el respeto por la soberanía y la no interferencia en los asuntos internos. ¿Qué lecciones podría ofrecer esta historia a los formuladores de políticas que están lidiando con cómo responder a estos desafíos de seguridad compartidos en todo el hemisferio?

    GRANDIN: Es difícil ver cómo la historia de América Latina y las relaciones entre Estados Unidos y América Latina se traducen en posiciones políticas útiles porque creo que las lecciones aprendidas son más intuitivas y sobre la adopción de valores trascendentales. Y sabemos cómo cuando los valores se incorporan a la política exterior, a menudo se tuercen de una manera que justifica las relaciones de poder existentes.

    Por ejemplo, a los latinoamericanos no les gusta mucho el realismo. Tienden a ser más idealistas. Mencioné que la crítica de Bolívar al equilibrio de poder de la realpolitik era que siempre conduce a la guerra, y que es necesario tener valores trascendentes. Lo que la historia enseña es que la resistencia al imperio es esencial para responsabilizar al imperio hasta cierto punto, si no reformarlo, al menos hacerlo responsable.

    En este momento, Estados Unidos está atrapado en este tipo de fiebre conspirativa en la que los líderes del partido de oposición se niegan a enfrentar el poder con su propia visión moral. Los demócratas recortan y triangulan hasta tal punto que crea un vacío para que la construcción conspirativa del mundo de algunas partes del trumpismo continúe creciendo y creciendo y creando más rincones y grietas para construir coaliciones más grandes.

    De alguna manera, creo que lo que podemos aprender de América Latina es que la izquierda en América Latina se entiende a sí misma como ideológica y se entiende a sí misma como defensora de un conjunto de creencias y valores ideológicos que utiliza para enfrentar a la derecha, y con gran éxito. Así es como se vence al fascismo. No se vence al fascismo llamándolos fascistas. Se vence al fascismo ofreciendo una alternativa, una alternativa moral que no es procedimental, sino que en realidad tiene una visión de cómo es una sociedad justa. Y esa es una de las razones por las que la izquierda sigue regresando a pesar del hecho de que más activistas ambientales son asesinados en América Latina que en cualquier otra región del mundo, más sindicalistas son asesinados en América Latina que en cualquier otro lugar del mundo, siguen luchando. Es un cierto tipo de cosmovisión e insistencia en la dignidad humana que es inextinguible.

    Los reformistas en Estados Unidos podrían mirar a América Latina, la historia del New Deal y la forma en que los New Dealers hicieron causa común con los reformadores continentales sobre temas relacionados con los salarios, la igualdad de derechos para las mujeres y la atención médica, y forjaron algo así como un frente común contra las fuerzas reaccionarias. Ciertamente, hoy hay muchas personas en América Latina con las que Estados Unidos podría aliarse, y lo vimos, francamente, cuando Biden apoyó la campaña de reelección de Lula y rechazó el intento de golpe de Estado en su contra por parte de Bolsonaro en 2022. Ahora estamos viviendo en un momento diferente en el que la administración Trump está tratando activamente de promover la reelección de Bolsonaro en las elecciones del próximo año, y no parece haber movimiento entre quienes se oponen al enfoque de Trump que enmarca lo que está sucediendo en Brasil como algo que de alguna manera influye en su propia suerte.

  • Relato de Manuel Alcántara: «Un ejercicio banal».

    Relato de Manuel Alcántara: «Un ejercicio banal».

    Por: Manuel Alcántara Sáez.

    ¿Dónde te gustaría estar? La pregunta interrumpe un lapso silencioso que ella entiende que dura demasiado. Sabe que él nunca tiene la mente en blanco y que siempre trajina. La interpelación es un clarín en un ambiente mudo que estaba durando un tiempo excesivo. Es posible que esté pensando en las cuentas que no le cuadran del último negocio en que se embarcó o quizá en la llamada pendiente a su abogado. Pero también existe la posibilidad de que su vida andariega esté provocando en él unas ganas irreprimibles de moverse, de ir al lugar soñado que siempre queda pendiente o, ¿por qué no?, de volver a realizar aquel maravilloso viaje donde, en solaz descanso, supo combinar el mar con la montaña sin dejar de aprender sobre una cultura milenaria de la que desconocía todo.

    Ella ha hecho la pregunta porque desde que amaneció siente una inquietud que no la deja en paz. No sabe si la causa de su desazón ha sido un sueño en el que se vinculaba una antigua relación con una ciudad europea que ama particularmente o el hecho de que se ha dado cuenta de que hoy es el aniversario de dos momentos relevantes de su vida separados por una década y habidos en circunstancias muy diferentes. Por todo ello, se resiste a pensar en el lugar donde le gustaría estar y se limita a transferir su zozobra al amigo de toda la vida que, vuelto en sí, la mira con asombro. Aquí, contesta. Sin embargo, es consciente de que no es verdad y ella también lo sabe.

    Estar en otro lugar, acogido por los recuerdos, arrumado por la querencia de lo que fue, pero también sometido a planes utópicos, a quehaceres placenteros que no admitan sobornos. Es una alternativa a la vida que lo angustia por lo insípido y por su sempiterna monotonía, por la dejadez en que el trato cotidiano lo lleva a la abulia, por el hartazgo con el trabajo. Asumir que el cambio es el estado perfecto y que lo mucho que queda por conocer no admite demora o incluso, mejor, volver a los lugares de siempre, repetir los viejos itinerarios. Sopesarlo todo para tener una garantía de que la decisión de salir, una vez más, es la correcta. Por otra parte, ¿estar con quién?, ¿durante cuánto tiempo?, ¿haciendo qué?

    Por eso no hay que preguntarlo jamás, ¿o sí? Simplemente estar. Lograr que se almacene el recuerdo, otro más. Ella lo sabe y ahora le vienen a la memoria aquellos dos momentos separados en el tiempo de un 8 de agosto en Buenos Aires y en la Ciudad de México. Han pasado muchos años, pero los detalles importantes no se le escapan. En este instante no tiene claro dónde querría estar. Piensa que sería indiferente. Simplemente bastaría con estar. Sentir la brisa fría del invierno austral caminando por la calle Corrientes o la lluvia pertinaz de la tormenta veraniega montada sobre el Ajusco. Su voluntad es terca, aunque eso no le lleva a ninguna parte pues desde hace mucho tiempo no sale a sitio alguno. Los viajes son cosas del pasado y solo el ejercicio recordatorio enciende su ánimo.

    Han pasado unos minutos. Tras un nuevo silencio él se decide a tomar la palabra. ¿Sabes? Le dice a ella. De verdad, me gustaría estar en muchos sitios, cada día en uno diferente, de manera que los atardeceres fueran distintos, pero siempre en lugares en los que hubiera estado antes. No quiero hollar nada nuevo. Que mis ojos se reconforten en aquella escena de la que entonces fueron testigos. Que mis oídos escuchen de aquellos instantes el mismo rumor de los árboles mecidos por el viento o el batir de las olas contra el malecón. Que mis sentidos perciban igual intensidad con la que mi corazón latía. Sí, volver a estar, aunque solo fueran unas horas. Consolidar los recuerdos que ahora me asolan. Tener una justificación para que el olvido no sea una salida.

    Ella siente un leve estremecimiento. Le comprende de sobra. Son muy parecidos. Sin embargo, calla. El silencio se impone de nuevo. De pronto viene a su memoria la última vez que estuvo con aquel primer amor en el parque parisino que sigue teniendo bien presente y, en seguida, las muchas otras veces, sola. Aprieta los puños y detiene unas lágrimas audaces que arriesgan resbalar por su mejilla ¡Cuánto desearía estar ahora en Montsouris! ¿Por qué él no le pregunta dónde querría estar? ¿No es consciente de su permanente angustiosa ansiedad? Sí, estar como una forma de fuga, sin hacer nada, sola. Estar al precio que fuera después de sopesar el significado del vacío que toda ausencia deja tras de sí.

    Lejos en el tiempo y en el espacio. La mañana de aquel día de estío anuncia que será otra jornada calurosa, no importa que el lugar sea más fresco que en la ciudad. Tiene apenas seis años. Está jugando con su hermano menor en el jardín cerca de su padre que, como es habitual, lee un libro sentado en la mecedora debajo de la encina. Su ensimismamiento es total. La niña, inquieta, quiere saber de qué trata esa lectura que lo tiene tan concentrado. Con cuidado se ha acercado a su vera donde permanece inmóvil. No sopla la brisa y los pájaros han interrumpido su canto que solo mantienen las chicharras. Por fin, la chiquilla lo interrumpe, ¿qué estás leyendo? Sorprendido levanta sus ojos lentamente y deja el libro a un costado. Pasan unos segundos. Ahora mismo estaba leyendo algo sobre el ser y el estar, le contesta. ¡Qué tontería!, responde ella con gesto pícaro, y prosigue, ¡para estar hay que ser!

  • El arte ante la convulsión política.

    El arte ante la convulsión política.

    Por: Roberto Carbajal. (Actor)

    En tiempos convulsos de crisis política, el arte ha demostrado ser una herramienta poderosa para expresar sentimientos, denunciar injusticias y promover el cambio social. Cuando las instituciones democráticas se ven amenazadas, la libertad de expresión puede verse restringida, pero el arte encuentra formas innovadoras de continuar comunicando verdades incómodas y la motivación a la reflexión colectiva.

    Históricamente, en momentos de disturbio político, artistas de diferentes épocas han puesto en sus obras al servicio de la denuncia de abusos de poder, promover la resistencia y ofrecer esperanza. Desde las pinturas de Francisco Goya durante la Guerra de Independencia en España, hasta las obras de artistas contemporáneos que abordan temas de corrupción, desigualdad y opresión, el arte se convierte en un testimonio vivo de la historia y un llamado a la acción.

    En contextos actuales, donde muchas democracias enfrentan desafíos como la censura, la represión o la polarización, el arte se adapta para sortear obstáculos y llegar a un público más amplio. La tecnología y las redes sociales han democratizado la creación, difusión artística, el pensamiento crítico, permitiendo que artistas independientes puedan compartir sus mensajes sin intermediarios. El graffiti, la música, el cine y la literatura emergen como medios de resistencia, denunciando violaciones de derechos humanos y promoviendo la esperanza en medio del caos.

    El arte también cumple una función catártica, ayuda a las comunidades a procesar el miedo, la incertidumbre y la rabia. En muchos casos, las expresiones artísticas se convierten en símbolos de identidad y lucha, fortaleciendo la cohesión social y motivando la participación ciudadana. Además, el arte puede ser un espacio para el diálogo y la construcción de consensos, promoviendo la empatía y entendimiento entre diferentes sectores de la sociedad.

    No obstante, en tiempos de crisis política, el arte no solo actúa como un espejo de la realidad, sino que también puede ser un motor de cambio. La historia ha demostrado que obras provocadoras y comprometidas han inspirado movimientos sociales, cambios legislativos y transformaciones culturales. Por ejemplo, el muralismo mexicano de los años 30 y 40, con artistas como Diego Rivera, sirvió para promover la identidad nacional y cuestionar las desigualdades sociales.

    En conclusión, el arte ante la crisis política es un acto de resistencia, un medio de denuncia y una esperanza para el futuro. En la historia de nuestro país artistas han retratado nuestra realidad con ojo crítico entre estos muchos pintores, músicos, literatos. A pesar de los obstáculos y las restricciones, la creatividad y la valentía de los artistas siguen siendo fundamentales para mantener viva la llama de la libertad y la justicia. En momentos de incertidumbre, el arte puede ser la chispa que encienda el cambio y la transformación social que todos anhelamos.

  • Con la música actual, la vida es un error.

    Con la música actual, la vida es un error.

    Por: Lisandro Prieto Femenía

    «Sin música, la vida sería un error»

    Friedrich NietzscheEl crepúsculo de los ídolos

    Seguramente se habrán percatado que en redes sociales circula, a modo de meme, una afirmación de Friedrich Nietzsche que versa: “Sin música, la vida sería un error”. Más allá de la banalidad de la circulación de esta frase, lo que allí se está estableciendo es la diferencia de cualquier otro ser en la naturaleza como el único que es capaz de crear obras de arte, y dentro de esa creación, la música ocupa un lugar privilegiado y fundamental. Si la vida sin arte sería una existencia despojada de su máxima expresión, la vida sin música sería, para Nietzsche, un vacío insalvable. Esta cita no es una mera hipérbole, sino una tesis ontológica que eleva la música al rango de fuerza primordial, un pilar sobre el cual se sostiene la experiencia humana. Pues bien, en esta reflexión intentaremos explorar la centralidad que tiene la música en la filosofía, la conectaremos con pensadores que la han abordado desde diversas perspectivas y la confrontaremos con la degeneración de la creación sonora en la época detestable llamada postmodernidad, un síntoma de un error vital que la música, en su esencia, debería contrarrestar.

    Tengamos en cuenta que, para Nietzsche, el lenguaje y la razón, a menudo reductores, intentan encapsular la vastedad de la existencia en conceptos rígidos. La música, en cambio, opera en un plano distinto. Es el lenguaje de la voluntad misma. En su obra “El nacimiento de la tragedia”, Nietzsche sostiene que “el lenguaje de la música es anterior al concepto”, y en una carta a su amigo y confesor Peter Gast en 1877 expresó que “la vida sin la música es sencillamente un error, una fatiga, un exilio”. Esta idea nos indica que la música, al ser un lenguaje de la voluntad, nos permite acceder a la realidad de una manera más directa y auténtica.

    Esta perspectiva se entrelaza directamente con la de Arthur Schopenhauer, mentor intelectual de Nietzsche. En su obra titulada “El mundo como voluntad y representación”, Schopenhauer eleva la música por encima de todas las demás artes, argumentando que no es una copia de las ideas del mundo, sino un reflejo directo de la voluntad misma. De hecho, llegó a afirmar allí que “la música no es en absoluto, como las demás artes, una copia de las Ideas, sino una copia de la voluntad misma”, confirmando con ello que la melodía expresa el constante fluir de la voluntad, con sus anhelos insatisfechos y sus penas inherentes, convirtiéndose así en una forma de conocimiento metafísico.

    Si bien Nietzsche veía en la música una fuerza de rebeldía dionisíaca, la tradición filosófica griega la entendía como un elemento clave para el orden social y la formación ética. Platón, en su “República”, dedicó un espacio considerable a la música como pilar de la educación de los guardianes. Para él, la música no era un simple pasatiempo, sino una “ley moral” que daba “alma al universo, alas a la mente, vuelos a la imaginación”. Los diferentes modos musicales (escalas) fluían directamente en el carácter de los ciudadanos, y por ello, los modos que promovían la virtud y la moderación debían ser cultivados.

    Por su parte, Aristóteles profundizó en la idea de la mímesis (imitación) musical. En su “Política”, sostenía que la música “imita las pasiones mismas” de tal forma que “reproduce” el carácter, y por ello, su importancia en la formación del alma de los jóvenes. La música, además de evocar pasiones, las purifica a través de la catarsis, un concepto central en su “Poética”. De esta manera, la música se convierte en una herramienta para templar el alma y alcanzar el equilibrio emocional fundamental para la vida en la pólis.

    Esta idea de un orden subyacente en la música volvería a tener vigencia siglos más tarde en Gottfried Wilhelm Leibniz, quien la definió como “el placer que experimenta la mente humana al contar sin darse cuenta de que está contando”. Para el filósofo racionalista, la armonía musical no es casualidad, sino el resultado de complejas relaciones matemáticas que el alma humana percibe de forma inconsciente. En la música, Leibniz veía un reflejo de la armonía preestablecida del universo, una correspondencia entre las leyes que rigen el cosmos y las percepciones de la mente humana.

    La visión de los precitados filósofos, que veían en la música la esencia de la voluntad o la armonía del cosmos, se ve desafiada por la decadencia de la calidad del ruido llamado música en la era postmoderna. En el siglo XX, pensadores como Theodor W. Adorno, desde la Escuela de Frankfurt, ya advertía sobre los peligros de la industria cultural. En su ensayo titulado “Sobre el carácter fetichista en la música y la regresión del oído” (1938), Adorno argumenta que la música popular ha sido estandarizada y convertida en una mera mercancía, sosteniendo asimismo que “el valor fetichista de la mercancía penetra hasta en la música popular, y la estandarización de los productos crea una escucha regresiva”. Tengamos en cuenta que, para Adorno, la música de masas ya no es algo que se vive o se siente, sino que se consume de forma pasiva, perdiendo su potencial crítico y transformador.

    Esta crítica se profundiza aún más al incorporar la reflexión de Walter Benjamin sobre la pérdida del aura en la obra de arte. En su célebre ensayo “La obra de arte en la época de su reproductibilidad técnica” (1936), Benjamin define el aura como “el aparecimiento único de una lejanía, por cercana que pueda estar”. Se trata de la unicidad de una obra en su “aquí y ahora”, su historia, su autenticidad y su tradición, elementos que le confieren una presencia irrepetible. Pues bien, la reproducción técnica masiva, ya sea a través de la fotografía o, en el caso de la música, de grabaciones y streaming, destruye esa aura: “incluso en la reproducción mejor acabada falta algo: el aquí y ahora de la obra de arte, su existencia irrepetible en el lugar en que se encuentra”. Pobre Walter, si supiera que ahora las personas asisten a los conciertos y, en lugar de mirar y escuchar con atención a los artistas, la totalidad del auditorio está grabando la experiencia con un dispositivo móvil.

    En este contexto de crisis de la calidad estética, son muy pocas las voces críticas contemporáneas que se alzan para denunciar la anarquía y la falta de sustancia en el arte posmoderno. Sin ir muy lejos, en diciembre de 2024 publiqué un artículo titulado “Recuperando la distinción entre arte y bodrio”, en el cual planteaba que la cultura actual parece haber abrazado una “cultura de la mediocridad” que ha borrado esta línea entre la creación genuina y el mero simulacro. Así, la música posmoderna, en su búsqueda de lo “plural” y lo “ecléctico”, ha sucumbido a un eclecticismo vacío que mezcla y destruye géneros sin una coherencia interna real. Al respecto, el musicólogo Ramón Barce (1928-2008), crítico de la música de vanguardia, señalaba que esta “patológica necesidad de lo nuevo” conducía a una superficialidad que carecía de la profundidad que, para Nietzsche, era la esencia misma de la música. En la actualidad esta tendencia se agrava con la lógica de las plataformas digitales, donde la música se reduce a clips de segundos, a singles desechables y a algoritmos que dictan lo que el oyente debe consumir. La infinitud de la reproducción digital ha aniquilado el aura. Un concierto en vivo, repito, un vinilo desgastado por la aguja, una grabación con imperfecciones, poseían una historia y una presencia. Hoy, un track digital es una entidad sin historia, sin un “aquí y ahora”, un fetiche estandarizado despojado de su valor cultural. En este contexto, la música ya no es una afirmación de la vida, sino un ruido molesto de fondo que disimula el vacío. Lejos de ser un antídoto contra el nihilismo, se convierte en un síntoma de éste.

    Hemos realizado un recorrido, desde la visión nietzscheana de la música como afirmación de la vida hasta su degeneración en la era del consumo masivo. La crítica de Adorno, Benjamin y otras tantas voces contemporáneas nos ha mostrado que el error no es la ausencia de la música, sino la presencia de una música asquerosa, vacía, despojada de su esencia vital y de su aura. La pregunta crucial que nos queda, entonces, no es si la música es necesaria, sino qué tipo de música estamos dispuestos a aceptar en nuestras vidas.

    ¿Acaso hemos sucumbido al nihilismo que la música, en su esencia dionisíaca, debería contrarrestar? ¿Hemos renunciado a la búsqueda de la belleza en la armonía y la complejidad en favor del ruido estandarizado que nos adormece? La frase inicial de Nietzsche, en este contexto, se convierte en un espejo que debería confrontarnos. Si la vida sin música es un error, ¿qué dice de nosotros el hecho de que elijamos la música que se nos impone, la que nos exige de nosotros ninguna pasión ni compromiso, mucho menos una mínima reflexión, sino sólo una escucha molesta y pasiva? El verdadero error no está en el mundo, sino en nuestra capacidad para dejar de escuchar la melodía del ser y conformarnos con el eco hueco de la industria cultural que nos impone un Bad Bunny mientras nos hace olvidar a Mozart. La interpelación, al final, es personal: ¿qué sinfonía estamos componiendo con nuestras vidas? Y, más importante aún, ¿estamos dispuestos a dejar de escuchar el error para volver a encontrar la verdadera música, esa que representa el lenguaje universal de la humanidad?

  • Liderazgo débil en la UES.

    Liderazgo débil en la UES.

    Por Fredis Pereira. *

    El liderazgo débil encabeza y estructura un gobierno disfuncional en la Universidad de El Salvador (UES), que es alérgico a la transparencia, administra de manera irracional los recursos, estimulando el desperdicio, incumpliendo de manera notoria las funciones institucionales, actuando de manera sistemática contra la justicia social y la dignidad humana, y que también suele emitir comunicados hipócritas pretendiendo defender los derechos humanos.

    El liderazgo débil le rehúye al debate sincero y a la rendición de cuentas. Así actúa en contrario a los principios de la ética pública previstos en el artículo 4 de la Ley de Ética Gubernamental, consintiendo que el portal de transparencia adolezca de desactualización crónica, que las memorias de labores no se gestionen conforme a los estándares de transparencia, y en los peores casos no se rindan los informes previstos en la Ley Orgánica de la UES. La elusión al debate sincero se práctica también, al incumplir con la normativa universitaria en relación con la necesaria evaluación anual de la ejecución del plan de desarrollo en las asambleas de personal académico.

    El liderazgo débil aprovecha el poder para censurar la voz disidente. Su vocación represiva le hace congeniar con la práctica de la censura, que es una herencia de los grupos de poder al margen de la constitución, que busca intimidad por todos los medios disponibles, incluso aprovechándose del régimen disciplinario y hasta con denuncias falsas en las instancias judiciales, desviando a la institucionalidad de los propósitos legítimos y constitucionales. Así muestra intolerancia a la crítica, que en casos extremos presenta síntomas parecidos a los de la intolerancia a la lactosa.

    El liderazgo débil tiene preferencia por las ilegalidades y un gran desprecio por la dignidad humana. Con frecuencia encuentra cualquier excusa para irrespetar el derecho de petición y respuesta de los ciudadanos. El irrespeto al debido proceso en los procedimientos administrativos es crónico, plagado de discriminación, que, por tal motivo, con frecuencia tiene que enfrentar procesos judiciales, tanto en la jurisdicción constitucional, así como en otras instancias judiciales.

    El liderazgo débil ha llevado al gobierno universitario a la condición de disfuncionalidad. En los órganos colegiados del gobierno universitario, donde hay participación de mujeres, se llega al extremo de no otorgarle el uso de la palabra que le corresponde por ley, mostrando así un dominio del patriarcado. Así también se debilita la toma de decisiones al eludir la debida deliberación e incumplir con las atribuciones y deberes que por ley les corresponde, convirtiendo a los órganos colegiados en verdaderos cónclaves de improductividad.

    El liderazgo débil se rige por la cultura de la vivianada y la picardía. Esto se muestra con más acentuación en los procesos de promoción laboral y en la elusión de los concursos para el ingreso a la carrera administrativa, actuando en contrario a la justicia social que prescribe la constitución y la legislación universitaria. Así se manifiesta también en los procesos eleccionarios, donde se busca cualquier artimaña para limitar la participación de la comunidad y favorecerse en elecciones turbias para mantenerse en el poder.

    El liderazgo débil es un verdadero enemigo de la UES. Esto porque promueve el atraso de manera insistente con decisiones torcidas en la institución, al crear mecanismos sistemáticos de violación de derechos contra la comunidad universitaria y obstruir el relevo generacional, que  pone en desventaja a la institución para enfrentar los retos que surgen en las diversas dimensiones de la vida institucional, dificultando el cumplimiento de los fines y el responder con decencia a las demandas del pueblo salvadoreño, donde su voz perdió total credibilidad. ¿Cuándo se irá este liderazgo débil?

    *Máster en Administración y Gerencia Pública

  • Carta a los falsos intelectuales.

    Carta a los falsos intelectuales.

    Por: Mauricio Manzano. *

    A quienes visten la toga del saber sin la carga de la honestidad, a los que usan la retórica para confundir más que para iluminar, a los que edifican su prestigio sobre cimientos de humo y conveniencia:

    Los veo. Los veo en los púlpitos mediáticos, en los círculos donde se reparte la influencia, en los pasillos de poder donde su opinión se cotiza al mejor postor. Sus palabras resuenan con la grandilocuencia, pero el vacío de su contenido es un eco que no engaña a los oídos atentos.

    Adornan sus discursos con citas y referencias, no por un genuino afán de conocimiento, sino para impresionar y silenciar la disidencia. Manipulan los datos, retuercen la lógica y tergiversan la verdad, todo en nombre de una narrativa que los beneficia, que los mantiene en el centro del escenario, lejos del esfuerzo real del pensamiento crítico.

    La verdadera labor del intelectual es buscar la verdad, incluso cuando es incómoda; desentrañar la complejidad, no simplificarla; y, sobre todo, servir al entendimiento común, no a intereses particulares. Pero ustedes prefier el aplauso fácil, la reverencia vacía de quienes no se atreven a cuestionar la autenticidad de su brillo.

    Se han convertido en mercaderes de ideas, vendiendo opiniones prefabricadas y adaptadas al gusto de quien paga o de la corriente dominante. El rigor académico es un adorno, no una disciplina; la ética intelectual, una cláusula que se ignora si estorba al ascenso.

    Quizás creen que su impostura pasará desapercibida, que la sofisticación de su lenguaje ocultará la pobreza de su espíritu. Pero el tiempo desvela la verdad. Las ideas verdaderamente sólidas perduran; las construidas sobre arena se desmoronan con el primer vendaval de la realidad.

    Esta carta no es un ataque, sino una advertencia. El espacio del verdadero intelecto es sagrado, forjado con honestidad, valentía y una insaciable sed de conocimiento. Cuando lo ocupan con su falsedad, no solo se deshonran a sí mismos, sino que empobrecen el debate público y desilusionan a quienes aún creen en el poder transformador de las ideas.

    La autenticidad es un camino arduo, sí, pero es el único que conduce a una verdadera trascendencia. ¿Tendrán el coraje de emprenderlo, o preferirán seguir bailando en la cuerda floja de su engañosa reputación?
    Con la esperanza de un futuro más auténtico,

    *Atte.

    Mauricio Manzano. 

    El observador del pensamiento.