Generación Z y su marcha conservadora.
Por: Dennis Landa Hanzeth (ENAH – México)
El pasado 15 de noviembre, se llevó a cabo una marcha convocada por la “generación Z”; se le considera generación Z a aquellos individuos que nacieron a finales de los años 90 y finales de la primera década del 2000, esta marcha se convocó desde meses antes, las primeras manifestaciones se encontraron en grupos de redes sociales como discord, instagram, telegram, twitter, entre otras.
Una de las principales demandas por la cual se llamaba a la marcha era por el hartazgo de la violencia que se vive en el país aludiendo a un “narcoestado”, se pedía por lo tanto una revocación de mandato, pues se argumentaba que la actual presidenta Claudia Sheinbaum no está llevando una buena administración.
Al principio parecía que toda la organización estaba bajo demandas legítimas, ya que sí había indicios de movilización por las diferentes problemáticas que afronta el país, sin embargo, semanas próximas a la marcha ocurrió el asesinato de Carlos Manzo, presidente municipal de Uruapan, Michoacán, con lo cual se comenzó a instrumentalizar su muerte en beneficio de la convocatoria de la marcha.
No obstante, en redes sociales diversos grupos y colectivos comenzaron a sospechar del origen de dicha convocatoria pues influencers y figuras públicas que no estaban involucrados en temas y movilizaciones sociales en otras ocasiones, esta vez estuvieron muy activos; otro aspecto que hizo levantar las sospechas fue el uso desmedido de contenido generado por inteligencia artificial así como el discurso que se manejaba, pues poco después dentro de las “reglas” se mencionaba que no se podía intervenir en algunos negocios grandes, no banderas o insignias, símbolos de otros colectivos y grupos.
Esta convocatoria se mantenía como una “marcha apartidista”, no simpatizantes del PRI, PAN, MORENA y otros. Se usó un símbolo que ha estado asociado con la resistencia en otras partes del mundo, principalmente por el uso de la bandera del mugiwara que fue estandarte en las protestas en Nepal por la generación Z, símbolo tomado de un manga y animé llamado One Piese.
Sin embargo, cuando comenzaron a ver el origen de la supuesta marcha, se encontró que estaba siendo financiada por personas asociadas a la política, en específico miembros del PRI y el PAN, como una forma de contrarrestar este movimiento, se convocó el 8 de noviembre a una congregación en diferentes puntos tanto de la Ciudad de México como de otros estados, pues ambas marchas fueron con intenciones nacionales. Colectivos por la lucha Palestina, la reforma por las 40 horas laborales, colectivos LGBTQ+, sobre las demandas a la regulación de la gentrificación, el acceso a la vivienda, las luchas por el agua, derechos de los animales, las exigencias a hacia el combate a la corrupción y el narcotráfico, las recientes movilizaciones por precios justos en el maíz, los transportistas, etc.
Todas estos reclamos y peticiones que tienen no sólo la generación Z, sino toda la población, tuvieron lugar en la marcha del 8 noviembre, claro que sin toda la cobertura mediática que tuvo la del 15 del mismo mes, pues para esas fechas ya se sabía que no era una marcha apartidista, en todo caso no hubo ninguna demanda que realmente hiciera referencia a las problemáticas del país, extrañamente todos los medios de comunicación cubrieron la movilización de principio a fin.
No se quiere decir que en una marcha convocada por un grupo de edad que exige un país mejor, no pueda haber otros grupos etarios, pues son asuntos que incumben a toda la población, pero por lo menos a simple vista, había gente de la tercera edad o de la generación X, que entre las consignas sólo enunciaban: “¡FUERA MORENA!”, “¡FUERA CLAUDIA!”, las pintas y pancartas notificaban “NARCOESTADO” y hacían alusión despectiva hacia la persona y el cuerpo de la actual presidenta; se demandaba irónicamente la intervención de Estados Unidos para “combatir” el narcotráfico.
Estandartes de la resistencia de la generación Z se hicieron presentes, pero también símbolos que han estado asociados a los valores conservadores como la Virgen de Guadalupe encabezaba muchas de los contingentes, banderas de grupos Nazis, símbolos fascistas, vestidos de blanco, con un sombrero, recordando a Carlos Manzo; agua bendita y figuras como el expresidente Vicente Fox, fueron las imágenes más interesantes de la marcha.
Se exaltaron gobiernos de ultraderecha como el de Estados Unidos, Argentina o El Salvador, las figuras mediáticas que acudieron a la marcha sólo resaltaron el hartazgo hacia la violencia, se mencionó que había una persecución intensa hacia los empresarios, algunos incluso simpatizan con las ideas de Ricardo Salinas Pliego, dueño de empresas como ELEKTRA, Banco Azteca y TV Azteca, deudor de miles de millones de pesos, quien ha tomado fuerza en los últimos tiempos y que presume una supuesta próxima candidatura y quienes estuvieron en la marcha respaldan tan idea.
Aunque no se afirmó tajantemente que regresara al poder algún partido en específico, el subtexto de este hecho era claro, pues las ideas racistas, clasistas, meritocráticas, el apoyo a los empresarios, el refuerzo de la religión como valor central de la sociedad, tiene una clara tendencia a las ideas y valores asociados a las derechas, incluso ya se develaron contratos a creadores de contenido por salarios elevados por parte del PAN. Nadie afirma que el gobierno de MORENA realmente vea por los intereses de los sectores marginados y que esté poniendo especial atención a las problemáticas que han representado graves problemas estructurales a lo largo de la historia del país con sexenios anteriores.
Sin duda cuando todos los recursos están enfocados en cambiar o limpiar la imagen de ciertos grupos, se puede tener el poder de la narrativa para el beneficio del sistema, para manipular a la población y para hacer uso de la falta de memoria histórica de la población, pues el PRI ahora a través de redes sociales hace apología a la desaparición y represión de personas con la retórica de un partido que ve por el beneficio de los mexicanos.
