Opinión

¿SIN IDEOLOGIAS?

Por: Pacifico Chávez.

En las reuniones con las comunidades, mientras se recolectaba información para generar una propuesta en el tema de educación, la gente compartía sus vivencias de cada día, de los obstáculos y dificultades que enfrentan para generar ingresos y alimentar a su familia, “la rebusca” constante de vender algo, porque además deben aportar dinero para comprar alimentos complementarios en la escuela pues solo dan arroz, frijoles, leche, aceite. También deben ayudar con fondos extra para hacer reparaciones de puertas, techos, pupitres, porque el presupuesto estatal es poco y llega tarde. Ante esta realidad algunos con tres hijos se les hace imposible y deciden ya no enviar a los niños a la escuela.

Así mismo las comunidades deben buscar ayuda para reparar calles, caminos, porque las alcaldías no tienen fondos o voluntad para hacer obras. La población de estos lugares abandonados recibe con alegría donaciones de ropa, alimentos o algún apoyo para empujar la ventecita de pulseras, minutas, cositas para el turista que llega los fines de semana. Sin olvidar que siempre hay por allí ancianos solos que viven de la caridad de algún vecino de buen corazón que comparte algo de comer. También está el caso de la señora que le dejaron exámenes y debe madrugar para ser de las primeras en pasar en la consulta del hospital en el casco urbano, le dejan medicina que no hay, que regrese en un mes le dicen sin comprender que venir desde allá de aquel cantón significa reunir para el pasaje, ahora tiene una preocupación más: regresar el próximo mes ¿Esta y otras realidades mas duras se resuelven con ideologías de izquierda o de derecha?

¿Las ideologías murieron? ¿Ya no hay izquierda ni derecha? Lo que realmente ha muerto es la capacidad de los partidos para ofrecer principios claros. Por eso vemos en varias partes del mundo gobernantes con discursos de izquierda que actúan como de derecha y viceversa, su objetivo es nada más endulzar el oído, pero ya con el poder accionar únicamente para beneficio propio y el de sus compinches, el pueblo que vea cómo se las arregla.

Hoy día, el verdadero conflicto en El Salvador no es entre socialismos y capitalismos, sino entre autoritarismo y libertad, entre opacidad y transparencia, entre clientelismo y meritocracia. Nuestra ideología debe ser la persona humana tal y como dice la Constitución, buscar el Bien Común garantizando seguridad, educación, salud, trabajo, libertad, justicia, paz.

Lo fundamental para nuestra nación es al menos los siguientes tres principios: 1. La Dignidad humana como centro de todo, ninguna decisión debe atentar contra este principio; 2. El poder debe estar distribuido y controlado, no más concentración de poder donde lo único que crece es la maldita corrupción; 3. La rendición de cuentas no es negociable, solo así se garantiza el buen uso de los recursos que son de todos.

No se pregunten si son de izquierda o derecha. Pregúntense si están del lado de la madre que no encuentra medicamentos para su hijo, o del funcionario que se roba el dinero para comprarlo. Eso sí importa.

Sabiduría y entendimiento para identificar la falsa neutralidad del poder, el mayor triunfo del autoritarismo es convencer de que su proyecto no es ideológico, sino de ‘sentido común’. El sentido común de la sumisión y el ocultamiento de información pública.

La gran mayoría de la población tiene al menos idea de los problemas que deben ser atendidos ya, de aquellas necesidades más urgentes que se tienen como país, entonces ¿cómo nos aseguramos de que el dinero de todos se use para el bien de todos? La respuesta no es solo esperar un gobierno honesto, sino cultivar una ciudadana inteligente, vigilante, exigente y con conocimiento. No basta con decir «hay que vigilar el presupuesto», hay que motivar y enseñar a todos, cómo dar seguimiento desde ya al presupuesto que recién ha presentado el gobierno y que está en “estudio” en la Asamblea.

Hay un calendario donde todos los viernes desde el 17 de octubre hasta el 28 de noviembre está llegando ministros y directores de instituciones públicas a “explicar y defender” el presupuesto otorgado.

Los animo a formar una «Contraloría Ciudadana» o bien un «Observatorio del Gasto Público». La idea es que, entre amigos, vecinos, asociaciones, grupos de iglesia, se tomen las instituciones de mayor interés como bien puede ser: Ministerio de Salud, de Educación, Agricultura, el Instituto de Acceso a la Información Pública, la Procuraduría de Derechos Humanos, o los recién creados Red Nacional de Hospitales, Oficina Bitcoin, Hospital Chivo Pets, etc.

Es simple, como ciudadanía seguir auditar una partida específica, por ejemplo, el programa “Mi nueva Escuela” que está destinado a la mejora de la infraestructura de las escuelas o bien el presupuesto asignado al hospital donde recibe atención, una vez que lo encuentre verificar: ¿cuánto se ha presupuestado para remuneraciones?¿Y cuánto para bienes y servicios? Esto es puro gasto no tiene nada que ver con inversión, después el siguiente punto a buscar es ¿cuánto a inversión? Y la última sugerencia es buscar ¿Cuánto se financia con fondos propios, del fondo general y cuanto de préstamos externos? Esto da una idea de la necesidad de deuda y en que se usa.

Esto solo es el inicio, porque de allí para adelante no hay que perder de vista en el tiempo la ejecución donde si se comprueba la efectividad del gobierno.

La corrupción no se combate solo con indignación, sino con datos. Conviértete en un fiscal del presupuesto, esto no necesita de ideologías sino de responsabilidad ciudadana.