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¿Quién es quién en el campo religioso? Crisis, mito y realidad.

Por: Elio Masferrer Kan.

El peso de las distintas iglesias y la población que se congrega en ellas es motivo de controversia y de un conjunto de versiones, muchas veces interesadas en obtener ciertos beneficios pensando que el poder político y los políticos sólo ven votos potenciales, ante el riesgo constante de quedarse sin clientelas electorales. En México tenemos la ventaja de que la pregunta religión está desde el primer censo de población de 1895, hasta el último de 2020. El problema que tenemos es que los que diagramaron el Censo desde el 2000, 2010 y 2020 repitieron el mismo error de pretender que los creyentes se adhieren a una iglesia en particular y no asumen que la población se considera partícipe de una cierta visión del mundo que se expresa en su sistema de creencias. Esto se confirma con una serie de respuestas de auto adscripción, tales como cristianos, evangélicos o creyentes. La cuestión se agudiza más pues un segmento importante de creyentes evangélicos considera que no practica una religión y “simplemente” se dedican a adorar a Cristo.

Afortunadamente en el Censo de Población del 2020 se puso un casillero especial para ateos y otro de agnósticos. El otro problema es que algunos analistas, asiduos lectores de la realidad de los Estados Unidos están convencidos que todos los que dicen “ninguna religión” son equivalentes a los llamados “nones” en el país del Norte, algo así como “en materia de religión, nada en particular”, con esta respuesta se colocan a la izquierda de los ateos, pues ni siquiera desean proclamar su ateísmo.

Los censos económicos fueron pensados para ponderar las diferentes actividades productivas del país y recientemente, en el 2019 incorporaron a los establecimientos de organizaciones de la sociedad civil a los “establecimientos religiosos”. Esto nos da otra información interesante pues nos permite ponderar el grado de institucionalización de las diferentes propuestas religiosas, a través de los inmuebles dedicados al culto y a otras actividades institucionales de las iglesias, que en el sistema jurídico mexicano se llaman “asociaciones religiosas”, que involucran a organizaciones que por diversas razones no son iglesias, aunque hagan cosas “similares”. Un dato interesante es que hasta 1992 todos los lugares dedicados al culto religioso eran y siguen siendo propiedad de la nación. Por lo cual el INDABIN, la entidad dedicada a administrar bienes nacionales nos informa que tiene 68,616 templos, de los cuales 42,416 están dedicados al culto católico y 25,200 pertenecen a organizaciones religiosas que no son católicas, Este era el panorama en 1992 en que se cambia la Constitución nacional y se autoriza a las iglesias a tener sus propios bienes.

En el Censo Económico de 2019, los establecimientos religiosos que encuentran el personal de INEGI son interesantes, hay 86,857 establecimientos religiosos, de los cuales 32,049 son católicos y 50,519 son cristianos evangélicos. En 27 años los católicos bajaron en una cuarta parte y los evangélicos se incrementaron a más del doble, Cual es la diferencia, los templos (de antes de 1992) siguen siendo propiedad del estado, pero muchos católicos están cerrados pues no tienen personal y por ello el INEGI no los registra. También debemos entender que estamos hablando de templos y no de congregaciones, pues el INEGI no registrará si se reúnen en casas particulares o salones cuya apariencia externa no es de un establecimiento dedicado al culto. Los datos del Censo Económico de 2024 son similares.

Es interesante poder ponderar las tendencias que tienen más presencia en el campo cristiano evangélicos y la conclusión es que está sumamente atomizado, aunque las iglesias pentecostales son mayoría, de estas la mayoría pertenecen a iglesias fundadas en México (4928), mientras que las de origen norteamericano son menos (3466) y las iglesias neopentecostales son 465, Luz del Mundo (1161). Debemos destacar una fuerte presencia en el campo de “iglesias históricas”, tomando como tales a las llegadas a México desde la segunda mitad del siglo XIX, estas son numerosas, mencionaremos algunas de ellas: presbiterianos (1674), metodistas (465), bautistas (3856), adventistas (3422),  Testigos de Jehová (3692), mormones (1220). Una mención especial requiere la Confraternidad de Iglesias Cristiano Evangélicas (CONFRATERNICE), dirigida por el pastor Arturo Farela, que coordina más de 400 asociaciones religiosas, pequeñas y medianas que totalizan más de 10,000 congregaciones, donde cada iglesia mantiene plena autonomía e independencia en cuestiones teológicas, pastorales y de formación ministerial.

Como puede deducirse de las cifras expuestas, ninguna iglesia puede arrogarse la representatividad del campo religioso en términos de política electoral, la Iglesia Católica está en una crisis aguda y reduciendo cada vez más su presencia. Las “Iglesias históricas” mantienen una fuerte presencia pero no son mayoría, los pentecostales son mayoría pero están divididas en muchas iglesias. La Luz del Mundo no tiene más del 1.3% de los templos registrados, Confraternice es importante, pero sólo puede coordinar ciertas acciones, la Iglesia Católica está en una profunda crisis y no puede convocar a su feligresía. Podemos concluir que “muchos son los llamados y no sabemos quienes son escogidos”.

Doctor en antropología, profesor investigador emérito ENAH-INAH