
Libro: Hasta que empieza a brillar.
Por Manuel Alcántara Sáez.
Novelar una vida es un ejercicio central en el arte de la escritura en la que Andrés Neuman es un maestro. En esta obra Neuman lleva a cabo con una notable brillantez una tarea triple en torno a la figura de María Moliner. Una mujer cuya trayectoria vital es clave para entender cuestiones capitales del pasado reciente: el papel de la mujer en la sociedad, el dramático devenir de la vida pública española a lo largo del medio siglo que se extiende entre 1925 y 1975, y, por último, el fascinante mundo de las palabras desde el archivismo, la filología y la lexicografía.
La literatura permite configurar un mundo que mezcla los hechos con la ficción y el análisis con un determinado propósito. El autor ha dado sobrada capacidad de aunar sendos hilos conductores en su obra anterior algo que en este libro logra con mayor éxito. Relegar a una mujer en su actuar intelectual por razón de su género en el seno de una sociedad no solo patriarcal sino ungida por el terrible legado de la guerra civil que satanizó durante décadas al bando perdedor supone, en su denuncia, un argumento muy sólido sobre el que articular la propuesta escrita. Los propios inicios de María Moliner en el primer tercio de su vida desde la España rural del momento hasta su vinculación con la Institución Libre de Enseñanza y en medio las vicisitudes de una familia de clase media que el padre abandona son una joya literaria sobre las que se asienta el núcleo ulterior de la obra.
María Moliner, nacida en 1900 ejemplifica en su vida que se extingue en 1981 la historia de millones de mujeres de su época que solo pudieron dar cauce a su vocación en la trastienda de la vida pública. Escribe Neuman: «Una tarde cualquiera, sola en casa, mientras hojeaba a una joven novelista, se detuvo para hacer una consulta. Abrió el diccionario de la Real Academia, localizó el vocablo, comprobó que ninguna de las definiciones la convencía. Y, casi sin pensarlo, las enmendó a su gusto con un lápiz. Repasó en voz alta el resultado. Asintió satisfecha. Y cerró el sólido volumen». Más tarde, su encantamiento es claro: «Escribo una palabra y me quedo mirándola hasta que empieza a brillar·.
Pero el escenario de marginación no le venía solo por su imposibilidad de acceder al mundo profesional monopolizado por los varones, ni a su tarea bien diferenciadas en las labores y en las responsabilidades del hogar, también la política era un elemento de exclusión y de dolor para ella y para su marido, que siempre mantuvieron un compromiso cívico, por las depuraciones franquistas a quienes eran funcionarios públicos afines a la República: «Aquella había sido otra victoria del Régimen: convertir al enemigo en un manojo de dolientes que desconfiaban entre sí». Un país oscuro, represor, vengativo, cerrado, que cambiaba lentamente de manera que «en las tiendas ya no se preguntaba qué quedaba: ahora se elegía… las cartillas de racionamiento habían desaparecido y con ellas, toda una economía lingüistica, cierto pudor para nombrar los alimentos»
Las palabras habían inundado su vida de manera que «su diccionario era una casa dentro de la casa» y todo iba a girar a la obsesión que supuso una obra, «el Moliner», llevada a cabo con pasión y laboriosidad infinita. Cuando se publicó reemplazó en su uso cotidiano popular a la consulta del diccionario de la Real Academia de la Lengua. Una suerte de triste venganza por el hecho de que a María Moliner una mayoría suficiente de académicos bloqueó su acceso a la Real Academia en 1972 impidiendo que fuera, como le ocurrió a otras escritoras antes, la primera mujer miembro de ella. Un año después, la Real Academia de la Lengua concedió a María Moliner el premio Lorenzo Nieto López que ella rechazó.
Andrés Neuman (2025). Hasta que empieza a brillar. Anagrama. Barcelona. ISBN: 978-84-10496-27-9. 293 págs.