Liderazgo débil en la UES.
Por Fredis Pereira. *
El liderazgo débil encabeza y estructura un gobierno disfuncional en la Universidad de El Salvador (UES), que es alérgico a la transparencia, administra de manera irracional los recursos, estimulando el desperdicio, incumpliendo de manera notoria las funciones institucionales, actuando de manera sistemática contra la justicia social y la dignidad humana, y que también suele emitir comunicados hipócritas pretendiendo defender los derechos humanos.
El liderazgo débil le rehúye al debate sincero y a la rendición de cuentas. Así actúa en contrario a los principios de la ética pública previstos en el artículo 4 de la Ley de Ética Gubernamental, consintiendo que el portal de transparencia adolezca de desactualización crónica, que las memorias de labores no se gestionen conforme a los estándares de transparencia, y en los peores casos no se rindan los informes previstos en la Ley Orgánica de la UES. La elusión al debate sincero se práctica también, al incumplir con la normativa universitaria en relación con la necesaria evaluación anual de la ejecución del plan de desarrollo en las asambleas de personal académico.
El liderazgo débil aprovecha el poder para censurar la voz disidente. Su vocación represiva le hace congeniar con la práctica de la censura, que es una herencia de los grupos de poder al margen de la constitución, que busca intimidad por todos los medios disponibles, incluso aprovechándose del régimen disciplinario y hasta con denuncias falsas en las instancias judiciales, desviando a la institucionalidad de los propósitos legítimos y constitucionales. Así muestra intolerancia a la crítica, que en casos extremos presenta síntomas parecidos a los de la intolerancia a la lactosa.
El liderazgo débil tiene preferencia por las ilegalidades y un gran desprecio por la dignidad humana. Con frecuencia encuentra cualquier excusa para irrespetar el derecho de petición y respuesta de los ciudadanos. El irrespeto al debido proceso en los procedimientos administrativos es crónico, plagado de discriminación, que, por tal motivo, con frecuencia tiene que enfrentar procesos judiciales, tanto en la jurisdicción constitucional, así como en otras instancias judiciales.
El liderazgo débil ha llevado al gobierno universitario a la condición de disfuncionalidad. En los órganos colegiados del gobierno universitario, donde hay participación de mujeres, se llega al extremo de no otorgarle el uso de la palabra que le corresponde por ley, mostrando así un dominio del patriarcado. Así también se debilita la toma de decisiones al eludir la debida deliberación e incumplir con las atribuciones y deberes que por ley les corresponde, convirtiendo a los órganos colegiados en verdaderos cónclaves de improductividad.
El liderazgo débil se rige por la cultura de la vivianada y la picardía. Esto se muestra con más acentuación en los procesos de promoción laboral y en la elusión de los concursos para el ingreso a la carrera administrativa, actuando en contrario a la justicia social que prescribe la constitución y la legislación universitaria. Así se manifiesta también en los procesos eleccionarios, donde se busca cualquier artimaña para limitar la participación de la comunidad y favorecerse en elecciones turbias para mantenerse en el poder.
El liderazgo débil es un verdadero enemigo de la UES. Esto porque promueve el atraso de manera insistente con decisiones torcidas en la institución, al crear mecanismos sistemáticos de violación de derechos contra la comunidad universitaria y obstruir el relevo generacional, que pone en desventaja a la institución para enfrentar los retos que surgen en las diversas dimensiones de la vida institucional, dificultando el cumplimiento de los fines y el responder con decencia a las demandas del pueblo salvadoreño, donde su voz perdió total credibilidad. ¿Cuándo se irá este liderazgo débil?
*Máster en Administración y Gerencia Pública
