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Entrevista: Karen Hao, periodista que ha destapado la verdad sobre ChatGPT: «La IA no es en absoluto un negocio viable».

Su quirúrgica e inquietante investigación sobre el magnate tecnológico Sam Altman y OpenAI, la empresa de inteligencia artificial más influyente del mundo, han convertido El Imperio de la IA en uno de los mejores libros del año y en un éxito de ventas instantáneo.

Por: Carles Planas Bou. (El Periódico. España).

A finales de 2019, Karen Hao se convirtió en la primera periodista que visitaba las oficinas de OpenAI. Por aquel entonces, la start-up de inteligencia artificial era una desconocida fuera de Silicon Valley. Su líder, Sam Altman, insistía en que su misión era alumbrar una máquina con la capacidad de aprendizaje y razonamiento de la mente humana para salvar al mundo, pero Hao supo detectar muchas grietas en ese discurso idealista. Tras publicar su crítico y riguroso reportaje, la empresa le prohibió volver a entrar en su sede. «Al principio me sentí muy mal (…) pero lo importante no es mantener el acceso, sino decir la verdad», explica a EL PERIÓDICO. Dos años después, el lanzamiento de ChatGPT desencadenó una competición comercial y geopolítica que ya ha alterado nuestra realidad.

Hao utilizó el desprecio de OpenAI como motivación. Sus dotes periodísticas y profundos conocimientos técnicos —es ingeniera mecánica por el MIT— han cristalizado en El Imperio de la IA (Ediciones Península), una enciclopédica investigación que disecciona con precisión quirúrgica el impacto global de la industria de la IA. Cuenta con más de 200 entrevistas, documentos internos y una lucidez narrativa que transforma su primer libro, un ensayo de casi 600 páginas, en una lectura fascinante. A Altman le ha disgustado tanto que tuiteó que nadie debería leerlo.

Compara la industria de la IA con los antiguos imperios. ¿Por qué?

Porque estas empresas están acumulando una cantidad histórica de poder económico y político.

¿Cómo?

Hago cuatro paralelismos. El primero es la apropiación de recursos que no son suyos, como los datos que recopilan de Internet para entrenar sus modelos. El segundo es la explotación laboral de trabajadores que no obtienen casi nada a cambio y que también se manifesta en el diseño de sistemas que automatizan el trabajo y erosionan los derechos laborales. Eso no es una característica inherente a la IA, sino una elección política. El tercero es que monopolizan la producción de conocimiento, capturan el talento investigador en IA y distorsionan la comprensión fundamental que tiene el público de las limitaciones y capacidades de estas tecnologías, permitiendo solo determinados tipos de investigación y censurando la investigación crítica. Y el cuarto es que recurren a un discurso moral imperativo sobre su existencia.

La automatización del trabajo y la erosión de los derechos laborales no son una característica inherente a la IA, sino una elección política

Ganar la carrera para evitar que lo haga China.

Dicen que son los imperios buenos con una misión civilizadora para llevar el progreso y la modernidad a toda la humanidad. Necesitan acceso sin restricciones a todos estos recursos porque están inmersos en una intensa carrera existencial con el imperio malvado: China, según Silicon Valley. Y si los malos llegan primero a la meta, eso conducirá a la desaparición de la humanidad. En cambio, si gana Estados Unidos, la humanidad tendrá la oportunidad de elevarse a una utopía o a un paraíso de IA.

Muchos políticos abrazan acríticamente esa narrativa de que la IA equivale a progreso. Pero para que un imperio prospere, siempre hay que sacrificar a una parte de la población.

Exacto. Debemos rebatir la creencia de que necesitamos imperios y las zonas de sacrificio que conllevan para obtener los beneficios de la IA. Hay ciertos tipos de IA que pueden ser profundamente beneficiosas para la sanidad o las oportunidades económicas, pero hay que separar eso de la concepción que vende Silicon Valley, que es la forma imperial que requiere su capacidad para controlar toda la tierra, la energía, el agua, los datos, la mano de obra y el capital del mundo para producir algo que, en última instancia, no genera tantos ingresos y no es realmente un modelo de negocio viable. Por eso creo que cuando los políticos caen en la trampa de que solo hay un camino para el desarrollo de la IA también caen en el error de que hay ciertos tipos de daños planetarios que tenemos que aceptar.

Silicon Valley quiere controlar toda la tierra, energía, agua, datos, mano de obra y capital del mundo para producir algo que, en última instancia, no es un modelo de negocio viable

Daños medioambientales, laborales…

No solo. Lo que está ocurriendo es muy peligroso porque no hablamos de daños aislados, sino de un peligro para la democracia. Con la administración Trump 2.0 hemos visto como están despojando a tanta gente de sus recursos, de su capacidad de acción, que ya no sienten que pueden controlar su futuro. Y entonces volvemos a una época en la que un pequeño grupo de personas en la cima puede tener una profunda influencia en la vida de miles de millones de personas en todo el mundo. Y esa erosión fundamental de la libertad es lo que permite la proliferación de estos imperios.

OpenAI ha pasado de prometer curar el cáncer a crear algo parecido a un chatbot porno. La empresa va camino de perder 27.000 millones de dólares en los próximos dos años. El boom de inversiones de la IA son siete empresas haciéndose préstamos de forma circular. Y el inversor Michael Burry, que anticipó la crisis hipotecaria de 2008, ha vendido sus acciones en Nvidia. ¿Es un negocio viable?

No es un negocio viable en absoluto. Y ya se están quedando sin vías para monetizarlo. Probaron con las suscripciones, pero resulta que la mayoría de la gente y de las empresas no quieren pagar por esta tecnología. Así que ahora están tratando de montar una estrategia para empezar a ofrecer anuncios. Per ni siquiera le funciona a Google, que tiene el mayor negocio publicitario de la historia. OpenAI está tratando de tapar un agujero de unos 1.400 millones de dólares. También están intentando lanzar un montón de productos de consumo que, como Sora 2, se han hecho viral y después han decaído. No veo cómo van a cerrar esta brecha, porque nunca ha existido un modelo de negocio en la industria tecnológica que haya generado tantos ingresos como los que necesitan. La cosa no pinta bien.

Nunca ha existido un modelo de negocio tecnológico que haya generado tantos ingresos como los que necesitan las empresas de IA

Con las redes sociales nos acostumbramos a ceder nuestra privacidad. ¿Qué cambia con la IA?

En el pasado, la gente proporcionaba todos sus datos sin darse cuenta de que estas empresas podían erosionar las democracias de todo el mundo. Después vimos como Meta estaba fomentando una limpieza étnica en Myanmar y la violencia en todo el mundo. Los imperios de la IA han elevado los daños a otro nivel. El ritmo actual de construcción de centros de datos está provocando un aumento histórico de la demanda energética tanto en EEUU como en Europa, y está empezando a poner en peligro los objetivos de lucha contra el cambio climático, a revertir todos los avances climáticos que hemos logrado, a aumentar la contaminación atmosférica en las comunidades, a agravar la crisis del agua.

¿Qué le diría pues a los usuarios de ChatGPT?

Que cuando proporcionan datos a estas empresas, lo que realmente están haciendo es proporcionar poder a los imperios para que sean cada vez más fuertes y menos responsables. No solo están erosionando nuestro medio ambiente, nuestra salud, nuestra privacidad, nuestra propiedad intelectual y nuestra capacidad futura para tener oportunidades económicas. También están erosionando las libertades y capacidades fundamentales para determinar nuestro futuro. ¿Qué herramienta puede valer nuestra libertad?

Hay que apostar por alternativas.

Hay muchas formas de desarrollar tecnologías de IA beneficiosas que no requieren imperios, que no requieren este comportamiento explotador y extractivo. Cuánto más se refuerza la imagen de marca de empresas como OpenAI menos inversión se destina a alternativas que no nos perjudiquen. En el primer trimestre de 2025, casi el 50% del capital riesgo se destinó únicamente a OpenAI y Anthropic. La inversión en tecnologías climáticas ha disminuido drásticamente porque los mismos inversores están retirando su dinero de ahí y destinándolo a la ampliación de estos modelos de IA. Estos imperios están perjudicando nuestro futuro de muchas más formas de las que pensamos.

Los imperios de la IA están erosionando las libertades y capacidades fundamentales para determinar nuestro futuro

¿Es el código abierto esa alternativa?

Por supuesto. Cuando se utilizan modelos de código abierto no se cede poder al imperio. Los datos no salen de tu dispositivo. No van a parar al servidor de alguna empresa que luego los utiliza para construir modelos cada vez más grandes. La forma clave de desafiar los imperios es socavar su monopolización del conocimiento. El código abierto lo permite porque los investigadores independientes que no están financiados por estas empresas pueden investigar esos modelos, comprender las limitaciones y capacidades de estas tecnologías y crear conocimiento de interés público sobre cómo queremos utilizar estas herramientas, cómo regularlas y gobernarlas. Necesitamos más de esa producción de conocimiento independiente para socavar el monopolio narrativo que tienen los imperios.

Los gigantes que quieren desplegar sus centros de datos venden promesas de grandes inversiones y de creación de puestos de trabajos a políticos locales que no saben de tecnología y solo piensan en ciclos electorales. ¿Es esa asimetría de poder una amenaza para las comunidades?

Sin duda. No solo van a las ciudades más vulnerables y económicamente subdesarrolladas para seducir al gobierno local de turno, sino que lo hacen a puerta cerrada, ocultando sus actividades, de manera que los residentes no puedan protestar. En EEUU ya están pidiendo a los funcionarios públicos que firmen acuerdos de confidencialidad antes incluso de negociar estos acuerdos sobre centros de datos. Están haciendo imposible el funcionamiento de la democracia porque niegan que la gente pueda oponerse a cómo utilizan enormes cantidades de recursos públicos como agua o a cómo aumentan las facturas de energía de la gente. Actúan en la oscuridad porque quieren instalar su infraestructura antes de que los ciudadanos reaccionen, lo que demuestra hasta qué punto son impopulares sus acciones.

No podemos hablar de IA sin mencionar las tareas cruciales que se externalizan de forma precarizada en el Sur Global. ¿Cuál es esa otra realidad que tratan de ocultar?

El usuario medio de ChatGPT no se da cuenta de que la razón por la que no se ve inundado de discursos de odio tóxicos y acoso es, en realidad, porque hay otras personas que sí se exponen a ello para enseñar a los filtros de moderación de contenidos qué bloquear. OpenAI contrató esos trabajadores en Kenia. Su tarea es similar a la de los moderadores de contenido de las redes sociales, incluso peor, porque no solo se les mostraba lo más dañino que publica la gente en internet, sino también lo más perjudicial creado por propios modelos de IA. Es como un espacio infinito de dolor.