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EDUCANDO PARA LA PAZ Y LA COLABORACIÓN.

Por: Pacífico Chávez.

La paz es una aspiración de supremo orden en toda la humanidad a lo largo de la historia. En toda comunidad humana organizada y civilizada se establece como fundamento el principio de que todo ser humano es persona, dotada de inteligencia y de libertad.

En esta sociedad organizada se establecen leyes que enseñan, primero, cómo deben regular sus mutuas relaciones en la convivencia; segundo, cómo deben ordenarse las relaciones como ciudadanos con las autoridades públicas del Estado; tercero, cómo deben relacionarse entre sí los Estados; finalmente, cómo deben coordinarse con la comunidad mundial; en todos los niveles la exigencia urgente y obligatoria es el bien común universal.

El bien común entendido como el derecho a existir con un decoroso nivel de vida, en lo que se refiere a el alimento, el vestido, la vivienda, el descanso, la asistencia médica, la educación, la posibilidad de buscar la verdad libremente; y dentro de los límites del orden moral y del bien común, manifestar y difundir las propias opiniones; por supuesto también la posibilidad de ejercer una profesión cualquiera, y, finalmente, el derecho de disponer de una información objetiva de los sucesos y desarrollo de bienes públicos, nada debería estar oculto si pertenece a todos.

En lo educativo podemos extendernos a decir que es necesario que todo ciudadano reciba instrucción y una formación técnica o profesional de acuerdo con las necesidades del país. Con este fin hay que esforzarse para que los ciudadanos puedan progresar, sí su capacidad intelectual lo permite, a los más altos grados de estudio, de tal forma que, dentro de lo posible, ocupen en la sociedad los cargos y responsabilidades adecuados a su talento y experiencia.

El trabajo, la familia, el culto a lo divino también son derechos de todo ciudadano, asociarse, organizarse también son fundamentales en una sociedad civilizada para tomar parte activa en la vida pública y contribuir al bien común.

La humanidad por naturaleza es social, conviven unos con otros, una convivencia humana rectamente ordenada exige que se reconozcan y se respeten mutuamente los derechos y los deberes. De aquí se desprende que el que cada uno deba aportar su colaboración generosa para procurar una convivencia civil en la que se respeten los derechos y los deberes con diligencia y eficacia.

De esta manera, cada quien debe actuar por su propia decisión, con convencimiento y responsabilidad, y no movido por la coacción o por presiones externas. Porque una sociedad que actúe por la fuerza ha de calificarse de inhumana, incivilizada, primitiva. La gente no puede verse privada de actuar en libertad.

Una sana convivencia civil es fructífera y congruente si su base es la dignidad humana. Una comunidad humana bajo la guía de la justicia, respetando los derechos ajenos; cuando la sociedad se mueve por amor, de tal manera, que todos sienten como suyas las necesidades del otro, así puede alcanzarse el desarrollo en libertad, con un sistema político que se ajusta a la dignidad del ciudadano, sin mentiras ni manipulaciones, cada uno responsable de sus propias acciones, pero solidarios a la vez.

 La razón de ser de los que gobiernan radica en el bien común. De donde se deduce claramente que todo gobernante debe buscarlo, respetando la ley y ajustando su trabajo a la situación real de las circunstancias del pueblo.  Los del gobierno deben prestar especial cuidado a los ciudadanos más débiles, aquellos que puedan hallarse en condiciones de inferioridad, para defender sus propios derechos y asegurar sus legítimos intereses.

Es deber de quienes están a la cabeza del país trabajar positivamente para crear un estado de cosas que permita y facilite al ciudadano la defensa de sus derechos y el cumplimiento de sus obligaciones. La experiencia enseña que, cuando falta una acción apropiada de los poderes públicos en 1o económico, lo político o lo cultural, se produce entre los ciudadanos, desigualdades en sectores cada vez más amplios y una insatisfacción cada vez más profunda que puede llegar a convertirse en fuertes protestas y reclamos legítimos que al no ser atendidos por el estado, sino que más bien son ignorados, entonces si la violencia asoma su brazo fuerte y destructivo, quizás autodestructivo.

Es más que necesario que los gobiernos pongan todo su empeño para que la economía y el progreso social avancen al mismo tiempo, en sincronía, para que se desenvuelvan también los servicios esenciales, como son, por ejemplo, carreteras, transporte, comercio, agua potable, educación, cultura, vivienda, asistencia sanitaria, todos los medios que faciliten el descanso de la mente y el espíritu.

Así con un ambiente justo y en paz, se forma en virtudes, se pueden alcanzar los mayores niveles de humanidad y plena colaboración unos con otros, así es que puede construirse una civilización en paz.