DestacadasOpinión

PARÁSITOS POLÍTICOS.

Por: Juan Vicente Chopin Portillo. (Sacerdote)

El Tribunal Supremo Electoral y la Procuraduría de los Derechos Humanos: dos ejemplos de parásitos políticos en El Salvador.

1. El Tribunal Supremo Electoral de El Salvador debería cambiar de nombre.

Primero, porque de “tribunal” no tiene nada, en cuanto que no dirime nada. El ejecutivo actual cambió la fecha de votación presidencial proyectada para el año 2029 al año 2027, por evidente conveniencia política. Ellos, no solo no dijeron nada, sino que además avalaron el cambio.

En segundo lugar, porque de “supremo” no tiene nada, en la medida que es genuflexo a las decisiones tomadas por el régimen actual y no anteponer su autoridad para proteger a los diversos actores políticos que tienen derecho como en cualquier régimen democrático.

En tercer lugar, porque de electoral no tienen nada, en la medida que no fungen como árbitros, asegurando los derechos de todos los que participan en las votaciones programadas y muy por el contrario le allanan el camino al régimen vigente para que imponga su autocracia, despotismo y tiranía.

Por tanto, llámeseles «Comisión Electoral de la Presidencia», porque eso son y no otra cosa.

2. La procuradora de derechos humanos no procura nada

No procura nada en favor de las víctimas, sino que su procuraduría está toda orientada a proteger los intereses del ejecutivo.

Afirma no haber recibido denuncias de tortura en las cárceles salvadoreñas. Y tampoco actúa de oficio.

3. Son parásitos políticos

Tanto los magistrados del TSE como la procuradora de derechos humanos de El Salvador, pueden ser considerados «parásitos políticos», en la medida que ejercen su función sociopolítica no apegados a los cometidos de su oficio y en la medida que cobran un sueldo por hacer eso. Porque dicho sueldo no lo paga quien se beneficia de su perversión, sino los ciudadanos todos —simpatizantes o no del ejecutivo— que pagamos los impuestos.

Poco a poco los ciudadanos van identificando este tipo de funcionario público que van cobrando un sueldo, pero vive como un parásito sin aportar nada al bien común de la sociedad.