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Trump en crisis. Valores religiosos y comportamiento político.

Por: Elio Masferrer Kan. *

La crisis de popularidad del presidente Trump es evidente en los Estados Unidos y esto tiene múltiples implicancias, tanto a nivel nacional como internacional. Lo más notable es que muchas de las acciones que está tomando Trump, como un arancel del 100% adicional sobre los productos chinos están pensadas para robustecer su popularidad en los Estados Unidos. Siguiendo su estrategia de las apuestas y pensando en un poder absoluto de la economía norteamericana y él mismo como estratega invencible, ha logrado desarrollar varios enemigos muy fuertes y estos se están coaligando para “torcerle el brazo”. El “talón de Aquiles” es la caída de su popularidad.

La crisis de popularidad

Las encuestas aplicadas por Pew Research Center muestran un giro interesante en la popularidad del presidente, del optimista 52% de los primeros días descendió al 40%, una cifra muy preocupante pues se acercan las elecciones intermedias y una debacle electoral sería funesto para su gestión y el Partido Republicano. Los entrevistados señalan que Trump se excedió “en las órdenes ejecutivas”, decretos presidenciales que tienen fuerza de ley en el sistema político norteamericano y que sólo puede suspenderlo el Poder Judicial y reformularlo el Poder Legislativo. Lo más importante de las encuestas es que Trump está perdiendo respaldo en los votantes republicanos, sólo mantiene un 20% en este segmento, por supuesto que los demócratas tampoco están de acuerdo.

El “dinero no tiene patria” , y el ego de la codicia acostumbra exhibirlo sin pudor, es así como nos enteramos por The Wall Street Journal (03/Oct./2025) que sus hijos Donald Trump Jr. Y Eric Trump lanzaron su empresa insignia de criptomonedas World Liberty y qué al capitalizarse, ahora sus tokens tienen valor como acciones de una empresa y los tres juniors “se hicieron” con activos por 5,000 millones de dólares. Donald papá figura como “fundador emérito” de esta exitosa empresa financiera. No podemos olvidar que el presidente en su campaña electoral acusaba precisamente al hijo de Biden de enriquecerse a la “sombra” de su padre y que prometió erradicar la corrupción de los demócratas; el nepotismo es parte de la cultura política, y por ello fue tema electoral.

El caso Epstein tiene muchos matices e involucra a personajes muy importantes de la política, los negocios y de la realeza europea. Exhibe la forma en que el sistema genera mujeres vulnerables que simultáneamente son abusadas por los poderosos, este asunto tiene un gran impacto en la cultura religiosa de los Estados Unidos, herramienta que Trump empleó en forma intensiva en su campaña electoral. Trump se posicionó en la primer campaña como alguien representativo del machismo norteamericano, un elemento clave en la cultura religiosa conservadora, que asigna a las mujeres roles subordinados que tratarían de ser redimidos por los movimientos feministas, Trump retomó el tema y se lanzó contra lo que llama “cultura woke”, descalificando a los

colectivos LGTTTBQ, al movimiento feminista y a quienes pretenden despenalizar las drogas, pero en este asunto, el reclutamiento de menores de edad para ser prostituidas y abusadas por quienes “controlan el mundo” se confronta con la moral cristiana y es éticamente inaceptable para la mayoría de la población.

La persecución a los migrantes excedió los límites de la cultura norteamericana y esto incide también en la perdida de popularidad, mientras perseguía a los “recién llegados”, el asunto estaba en “las reglas de juego” del control migratorio y Trump fue exitoso en su descalificación, mediante el racismo, la xenofobia y la discriminación de la cultura WASP (blanca, anglosajona y protestante), pero llevar esta persecución a migrantes con más de diez años de residencia, donde los mismos pudieron dar un testimonio de seriedad y honradez hizo que rápidamente la paranoia desarrollada por el presidente perdiera fuerza, y el 62% no está de acuerdo con su estrategia, antes tenía un apoyo mayoritario.

Un asunto que tiene aristas importantes son los intentos de “invadir” sus propias ciudades que estarían en situación “caótica” y que curiosamente coinciden con las urbes gobernadas por los demócratas se le complican por razones muy sencillas, la población que señala es mayoritariamente afromexicana y latina y muchos de ellos son católicos, aquí entra el Papa León XIV, quien se reunió con los sindicatos de esta ciudad acompañados del cardenal Cupich, el jueves 9 de octubre, donde los instó a persistir en el cuidado del medio ambiente, la acogida a los migrantes y refugiados y el respeto a la dignidad humana de los más vulnerables. Un programa que se confronta con MAGA y los planes de Trump de invadir Chicago para “pacificarla”.

Como diría Maquiavelo, el problema es que Trump no supo capitalizar el factor sorpresa, se abrió demasiados frentes de confrontación y además se volvió predecible, en su desesperación ahora resulta que Lula, el presidente de Brasil le parece una persona interesante.

Doctor en antropología, profesor investigador emérito ENAH-INAH