Creencia

Silencios y profecías incómodas en el mundo evangélico.

Por: Luis Felipe Ramirez Cerecedo. *

Para nadie es ajeno escuchar del conflicto sociopolítico-religioso que está ocurriendo en la Franja de Gaza. El Estado Israelí está cometiendo un genocidio sistemático contra la población palestina, esto con el afán de derrotar al grupo Hamás, que​ es una organización política y paramilitar islámica.  El ente político supremacista que representa el Estado de Israel, ha limitado de forma sistemática la entrada de alimentos y ayuda humanitaria para la población civil, así como crear una imagen del pueblo palestino objetivándolo como «animales» y difundiendo discursos ante el mundo de que es un enemigo que debe ser aniquilado.

Ante este proceso violento de colonización, que se basa en el exterminio metódico y ordenado de un pueblo, cabría deducir que la enorme multiplicidad de iglesias evangélicas en México habrá condenado el genocidio o bien podríamos pensar que algunas de las instituciones del mundo cristiano evangélico al menos darían declaraciones teológicas en contra de la agresividad del Estado de Israel sobre la población civil gazatí, pero la realidad social es otra. La amplísima mayoría de iglesias evangélicas dispensacionales tienden a mostrar un apoyo abierto al Estado ilegítimo de Israel, esto por un respeto mítico-teológico al judaísmo y al bíblico pueblo hebreo, mientras tanto, parece ser que a algunas de las más grandes, históricas e importantes iglesias evangélicas les apremió de manera más urgente mostrar su pronunciamiento respecto al PIN Parental y oponerse de manera contundente a las «agendas progresistas y lo woke» que condenar los crímenes de lesa humanidad.

Las iglesias evangélicas dispensacionales, es decir, aquellas que creen que el tiempo histórico-profético se divide en dispensaciones o periodos históricos particulares, muestran su apoyo a Israel porque este, en su teología, representa un reloj profético, una especie de mecanismo mediante el que Dios da certeza de las profecías sobre el fin de los tiempos. Los dispensacionales no hacen distinción entre judíos étnicos y religiosos o hebreos bíblicos e israelíes, su teología reza que, sin distinción, ellos son los hijos del patriarca Abraham y Jacob, que el Estado Israelí es el mismo pueblo que estableció Josué en la Tierra Prometida cuando fueron liberados de la esclavitud de Egipto por Dios a través de Moisés. Y, por tanto, declaran la promesa de Dios en el libro Génesis de bendecir a los hijos de Abraham y maldecir a los que los maldicen. En el mundo dispensacional el Estado de Israel y sus habitantes son el pueblo al que Dios le ha prometido la tierra donde fluye leche y miel. Usualmente estos evangélicos condenan de forma enérgica mediante sermones en los cultos las atrocidades del régimen Nazi contra la población judía en el Holocausto, pero ignoran (O en ocasiones omiten deliberadamente) el hecho histórico de que el Israel actual fue creado como un proyecto colonial con una ideología supremacista y racista que es el sionismo.

Los dispensacionales tampoco son ignorantes de lo que sucede. Lo que pasa en la franja de Gaza y en el territorio ocupado de Cisjordania, es el genocidio más documentado de la historia. El Estado de Israel es linchado mediáticamente por muchos noticieros y el activismo civil en las redes socio-digitales. Sin embargo, el cristianismo dispensacional ha hecho del pueblo gazatí, lo que René Girad en 1986 llamó un Chivo Expiatorio en su libro del mismo título y ha justificado a su verdugo el Estado sionista de Israel, vemos a «… otro régimen, superior al nuestro, de funcionamiento persecutorio» (Girad, 2024:75).

La teología dispensacional negocia con sus propias creencias, su dialéctica es la de aceptar que «la congoja y dolores en medio oriente estaban profetizados, que esa tierra está maldita, que el sufrimiento no parará hasta que Jesús mismo vuelva a la tierra a reinar o que a menos que todos los cristianos oren por la salvación de Palestina y Dios decida cambiar su profecía sobre Israel esta situación no cambiará”. Estas negociaciones de creencias no solo evidencian que el mundo evangélico no es ajeno a lo que sucede, sino que en términos simbólicos la violencia observada ha sobrepasado sus creencias, el despojo de humanidad de todo el pueblo palestino ha rebasado incluso los credos más esenciales de esta parte del mundo cristiano. De una manera figurada estos cristianos pretenden dar validez a la exterminación del pueblo palestino apelando a un mandato singular de las Escrituras.

En contraste, las iglesias protestantes históricas, han sido tan influenciadas por el discurso del mundo «Evangelical» estadounidense, es decir, aquellos cristianos con posturas militantes, patriarcales y en ocasiones con discursos de supremacismo blanco, que prefieren guardar silencio, en vez de alzar la voz contra la injusticia apoyan a un régimen violento mediante la mudez y la apatía. Eligen apoyar al gobierno de los Estados Unidos, y por consiguiente a Israel, únicamente porque el gobierno de Donald Trump tiene un compromiso de combatir la sombra de la cultura «woke» progresista.

Como autor debo decir que los cristianos evangélicos estamos tan cómodos peleando con enemigos incorpóreos que ya no tenemos hambre y sed de justicia, nos olvidamos de darle de comer y beber al hambriento, vemos caer a nuestro lado mil y a nuestra diestra diez mil pero aun así enmudecemos; los cristianos nos hemos olvidado que los que tienen más dones que otros debemos usarlos para servir a los demás, hemos borrado de nuestra memoria que debemos llorar con los que lloran y celebramos que El Rey resucitó pero su tumba vacía está sitiada por el ente sionista.

El mundo evangélico debe recordar que la fe no se valida en la sangre de pueblos, sino en la prueba íntima donde se arriesga lo más amado. En tal caso, los cristianos deberíamos sacrificar a nuestros hijos como Abraham y si la voz de Dios mismo no irrumpe y detiene el sacrificio, entonces tampoco la voz de Dios ha ordenado la masacre del pueblo palestino. ¿O acaso el espíritu del anticristo de la cosmovisión cristiana dividió al mundo en dos?, ¿Estamos invocando la Escritura para justificar la aniquilación de otros?, ¿Será que los evangélicos escucharemos el juicio «Nunca os conocí, apartaos de mí, ¿obradores de maldad”?

*ENAH – México

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