
La diversidad en el campo religioso.
Por: Elio Masferrer Kan. *
La Dirección General de Asuntos Religiosos del gobierno mexicano tiene registradas más de diez mil asociaciones religiosas, la cifra resulta impresionante y nos ubica ante la complejidad del campo religioso. Este texto intentará ubicar al lector para que asuma que es complicado el tema, pero en realidad es bastante sencillo, para quienes vimos cómo se iba complicando.
La Constitución fue reformada en 1992 y dio personalidad jurídica a las iglesias con el nombre de asociaciones religiosas como persona jurídica. El asunto es que existen dos categorías, principales y derivadas. Cada diócesis. u orden religiosa católica tiene un registro como principal, pero una parroquia o un seminario será derivada, ello hace que más de cuatro mil registros sean de la Iglesia Católica, Apostólica y Romana, ello le permite, por ejemplo, dar un recibo por cualquier cobro, sin necesidad de ir con el obispo.
Las iglesias evangélicas independientes son cerca de 3500 y otras religiones no cristianas tienen alrededor de 300 registros. Los evangélicos también tienen derivadas, como es el caso de los seminarios.
La Iglesia Católica hace énfasis en la unidad institucional y esto implica que tiene a su interior proyectos teológicos y eclesiales muy diferentes e incluso confrontados entre sí. No les gusta exhibir en público sus polémicas, que pueden llegar a ser radicales, también existen distintas tendencias al interior de las órdenes y congregaciones católicas. Su consigna es la unidad en torno al Papa, el que sea y esté instalado en Roma.
Las iglesias cristianas tienen otra lógica organizacional y prefieren dividirse cuando tienen discrepancias teológicas o eclesiales, su lógica es diferente, consideran que cada una de ellas son denominaciones del cuerpo de Cristo, o sea de su iglesia, pero esa iglesia no es una localidad física. Esto implica que cada una es un segmento o denominación de la iglesia. Consideran además que la Iglesia Católica peca de soberbia al considerar que es la «única y verdadera».
En sentido técnico los antropólogos aplicamos el concepto de sociedades segmentarias, definido por Evans-Pritchard. Judios y musulmanes también son estructuras segmentarias pues cada mezquita o sinagoga es totalmente autónoma de las otras, para decirlo desde la cosmovisión católica no tiene un papa o líder similar, para los católicos es un defecto, para los otros es una virtud.
Hay iglesias que mencionar que son ecuménicas y otras que lo rechazan contundentemente. La idea del ecumenismo fue planteada a principios del siglo XX por las iglesias cristianas europeas, que se propusieron unir fuerzas para trabajar en forma coordinada en los países donde hacían trabajo misionero y donde evidentemente no entendían por que estaban divididos. Se hicieron varios congresos ecuménicos y llegaron a importantes niveles de coordinación. La Iglesia Católica exigía que las iglesias se unieran a ella. Hasta que después del Concilio Vaticano II (1963-65) decidieron que podían existir otras formas de creencias y ahora los otros cristianos ya no serían herejes, sino simplemente hermanos separados, los judíos ya no fueron denostados como «deicidas» y serían ahora «hermanos mayores». Muchos protestantes consideraron que que esta era una trampa de los católicos y rechazaron el concepto de ecumenismo, la idea de que todos compartimos el oikumene, la Casa Común.
Estas preocupaciones no eran compartidas por otras iglesias como los bautistas o los pentecostales, ellos no están interesados en trabajar con otras iglesias, sino que por el contrario, de lo que se trata es de «rescatar» a quienes «viven en el error» en materia religiosa y ven en muchos casos el trabajo ecuménico como peligroso o peor aún, una trampa demoníaca.
La fragmentación de los proyectos religiosos implica que prácticamente todos los «nichos sociales» son cubiertos por las iglesias evangélicas, lo cual le asegura un crecimiento exponencial, pues pueden definir propuestas «viables» para cada sector o grupo social.
Las órdenes y congregaciones católicas podrían cumplir funciones similares, complementados con la organización territorial de las parroquias, el problema que tienen es el «clericalismo», una distorsión burocrática donde el éxito personal está asegurado en tanto sepan congraciarse con el obispo o superior de la orden religiosa y no necesariamente por los resultados en el trabajo pastoral.
En el caso de los evangélicos si no tienen resultados se desmorona el proyecto eclesial y el pastor carecerá de recursos para seguir trabajando como tal y deberá buscar su supervivencia en otro contexto. En esta dinámica donde el que no tiene resultados, simplemente desaparece del campo religioso está el éxito del mundo evangélico, pues constantemente deben estar confrontándose con los desafíos de la existencia y la aceptación y reconocimiento de su compromiso religioso.
Estas dinámicas les permiten cubrir diferentes espiritualidades, habrá quienes están interesados en innovar en los rituales y ceremonias religiosas y pueden sentirse reflejados en un concierto de música cristiana donde imperan nuevos ritmos, antes «profanos y pecaminosos» y ahora rescatados para el mundo sacralizado, otros no se identificarán con estas «novedades» y prefieren cosas más tradicionales, refugiándose en sus lealtades primordiales.
Como afirmaba Mao Tse Dong, fundador de una religión política, «florecerán mil flores».
Doctor en antropología, profesor investigador emérito ENAH-INAH
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