
“MENSAJE RECIBIDO”.
POR: MIGUEL BLANDINO.
La Licenciada Julia Evelin Martínez es una veterana economista, ex profesora de varias asignaturas económicas en la Carrera Licenciatura en Economía de la que hasta la fecha es la más prestigiosa -académicamente hablando- universidad privada de El Salvador, y una invitada regular a todos los espacios de opinión de los medios de difusión salvadoreños.
Julia Evelin fue una de las primeras personas que mostraron su alegría y expresaron públicamente sus esperanzas en 2019, cuando se anunció el triunfo electoral del candidato bukele para la presidencia de la República, en un programa que conducía Julio Villagrán. Esa postura le granjeó muchas simpatías en la mayor parte de la sociedad salvadoreña.
Por ese tiempo yo me sentí como un orate. No conocía a nadie que compartiera mi opinión desfavorable hacia la política que estaba asomando sus orejas desde Casa Presidencial.
Al parecer nadie había notado nada irregular en bukele. Nadie había visto que su gobierno municipal legal escondía un gobierno subterráneo integrado por amigos, familiares y empleados y socios.
Me daba la impresión de que todos estaban dormidos o que yo alucinaba.
La experiencia decía que el sujeto recién ascendido al cargo de jefe del Poder Ejecutivo era muy peligroso. El nepotismo con el que había conducido su presidencia municipal en el minúsculo municipio de Nuevo Cuscatlán mostraba un estilo oscuro, corrupto y reñido con la transparencia. Después, desde la Alcaldía de San Salvador, con el incremento de su poder, bukele había mostrado conductas aún más graves que evidenciaban de lo que era capaz, cuando falsificó las portadas de los periódicos más importantes del país y retó a los golpes al Fiscal General de la República, desde una tarima instalada frente al edificio central de la FGR, mientras estaba rodeado de la cúpula de su partido FMLN.
La corrupción había escalado, al mismo nivel que el cinismo y el descaro.
Sin embargo, una cosa es ser alcalde capitalino y una mucho más grande es ser presidente del país.
Para antes de la primera quincena como presidente ya había hecho jurar -contra el texto constitucional y la tradición republicana- a los militares y policías lealtad total a su persona y estar dispuestos a derrotar al “enemigo interno”, o sea, al pueblo.
En ese tiempo declaró -hablando como un Nicolás Maquiavelo-, “prefiero ser temido antes que amado.”
Quizás eso fue lo que condujo al desencanto a Julia Evelin.
Poco tiempo tardó en manifestarse a disgusto con el “fenómeno de gran frescura y novedad” que supuestamente había llegado a la política. Y poco tiempo también tardó en convertirse en blanco de todos los adoradores del tirano.
No obstante, Julia Evelin siguió adelante. Muy juiciosa y muy crítica. Con risas y frases desenfadadas respondía a todos los ataques, entendiendo la baja estofa de esos empleados de bukele que para todos los menesteres que tienen que ver con la desacreditación de sus críticos no escatiman en insultos y burlas.
Pero mensajito breve, en su respuesta “a quien corresponda” de este día ha sido aplastante. Dos palabras, nada más. Escritas ambas con letras mayúsculas y sin otro signo: MENSAJE RECIBIDO.
Apenas con una breve posdata a modo de despedida definitiva dirigida a todos sus amigos.
La tiranía ha pegado en el blanco.
La amenaza tuvo que ir dirigida a alguien muy amado para Julia. Nunca tuvo gestos de debilidad, aunque varias veces confesó tener miedo de las represalias de los “bukele y compañía s.a. de c.v.”, como ella misma bautizó a las hienas que devoran a la sociedad salvadoreña.
Aunque en muchísimas cosas no comparto sus puntos de vista, me quedará para siempre el sentimiento de ausencia de sus opiniones técnicas y de los datos con los que sostenía sus argumentos en las charlas.
Ni modo. Así es la guerra. Caen muchos compañeros y amigos. Pero la lucha sigue y hay que recoger el fusil de los caídos. Es en su honor y por su recuerdo respetuoso.