
Despiden al CEO de Nestlé por salir con una empleada.
Despiden a CEO de Nestlé por relación romántica no declarada.
El amor prohibido que sacudió al CEO de una empresa multinacional y le costó su puesto
Acusado por violar normas de conducta interna lo despidieron. El histórico ejecutivo, con 40 años en la compañía, cayó en medio de un código interno implacable y una crisis financiera que ya golpea al gigante.
«Esta fue una decisión necesaria. Los valores y la gobernanza son pilares sólidos de nuestra empresa». Con ese argumento, una multinacional de la alimentación, con sede en Suiza, resolvió echar a su CEO. Lo había promovido a ese cargo hace tan solo un año.
Laurent Freixe, llevaba 40 años de servicio, pero lo despidieron. La Empresa es Nestlé y descubrieron una relación del CEO con una mujer de la compañía. El tema central es que Nestlé no permite que se establezcan relaciones entre sus empleados. Mucho más en este caso, en que, por su jerarquía, pudo haber tomado decisiones que favorecieran a su pareja, disimuladas en medidas necesarias para la dirección.
«Agradezco a Laurent sus años de servicio en Nestlé«, sigue la comunicación de Paul Bulcke, el presidente del directorio. La decisión es tan extraña que ya se ha viralizado. No se trata de una relación extramatrimonial – como en el caso «descubierto» en el recital de Coldplay – sino que es una pareja que surgió en el seno del trabajo dentro de la empresa.
Pero eso viola un estricto código interno de la empresa, por lo que se decidió echar al CEO, pese a su experiencia de 40 años en Nestlé. La compañía decidió rápidamente dar un paso hacia adelante, como para superar la crisis. Nombró a Philipp Navratil, director general del área de Nespresso, la línea que revolucionó la venta de café en todo el mundo.
Pero más allá del severo código de conducta interno, hay otra cuestión de fondo. Nestlé lleva un año difícil, marcado por investigaciones judiciales, caídas bursátiles y cuestionamientos internos sobre su rumbo estratégico.
Echado por el amor a una empleada.
Nestlé, el gigante suizo de bienes de consumo detrás de marcas emblemáticas, atraviesa uno de los momentos más turbulentos de su historia reciente. La compañía anunció la destitución inmediata de su director ejecutivo, Laurent Freixe, tras comprobarse que mantenía una relación romántica no revelada con una subordinada directa. Una violación del código de conducta de la empresa. Las cuatro décadas de experiencia en la empresa no importaron. Lo apartaron de golpe. Es lo que también hace pensar que – el código de conducta – fue una buena «excusa» para dar un golpe de timón.
Fue un final abrupto para un histórico de la compañía. Freixe había asumido la conducción global en agosto de 2024, después de casi cuatro décadas dentro de Nestlé. Su trayectoria incluía cargos clave en Hungría, España y América Latina, regiones en las que se destacó como un ejecutivo influyente. Pese a lo cual, su gestión al frente del grupo duró apenas un año.
La frase «el mundo es un pañuelo», en este caso, se aplica y se potencia. Tal vez por manifestaciones del CEO y su «pareja secreta», los demás empleados comenzaron a sospechar y ese fue el principio del fin. Varios de los subalternos -usando una red de comunicación interna – hicieron llegar denuncias al directorio, sobre esta relación.
La investigación que sobrevino comenzó a mediados de la primavera boreal, sobre la red que tiene un nombre más que adecuado: “Speak Up”, que significa «hablar alto» en inglés. Las acusaciones apuntaban a un vínculo sentimental con una colaboradora de su equipo, lo que despertó sospechas de conflictos de interés y favoritismo.
En un primer momento, tras una investigación interna, la compañía afirmó que las denuncias eran “infundadas”. Pero la persistencia de las quejas obligó al directorio a recurrir a asesores externos. Fueron ellos, peritos por fuera de Nestlé, logró llegar a la verdad de esa relación amorosa. Esa segunda pesquisa confirmó las irregularidades y llevó al despido fulminante.
“Fue una decisión necesaria. Los valores y la gobernanza son la base de
Nestlé. Agradecemos a Laurent por sus años de servicio”, declaró Bulcke, en un intento por enviar un mensaje de estabilidad al mercado y a la plantilla global de más de 270.000 empleados.
Una empresa bajo presión
La destitución ocurre en un contexto adverso. Nestlé enfrenta ventas en desaceleración en sus negocios centrales y un clima de desconfianza entre los inversores. El martes, tras conocerse la noticia, las acciones cayeron un 3,2% en la Bolsa de Zúrich, hasta los 73 francos suizos, profundizando una caída acumulada superior al 40 % desde el pico alcanzado en 2022.
Los problemas no se limitan a lo financiero. En julio, las autoridades francesas allanaron oficinas de la compañía en el marco de una investigación por supuestas prácticas ilegales en la filtración de agua mineral embotellada. Además, este año la empresa debió retirar comidas congeladas en Estados Unidos por riesgo de contaminación.
Freixe había intentado reposicionar el rumbo de la compañía, criticando incluso a su predecesor, Mark Schneider, por haber “debilitado el tejido de Nestlé” con una estrategia demasiado diversificada. Su objetivo era regresar a los negocios centrales y recuperar una cultura corporativa que, según él, se había erosionado. Sin embargo, tras un año de intentar regresar al rumbo original, las finanzas de Nestlé no mejoraron.
El desafío de Philipp Navratil: código de conducta y finanzas
Philipp Navratil representa un perfil distinto. Ingresó en Nestlé como auditor interno en 2001 y desde entonces condujo áreas estratégicas, entre ellas el negocio de café y operaciones en América Latina. En los últimos años se consolidó como líder de Nespresso, una de las divisiones más rentables del grupo. Por eso la apuesta a su favor. Que replique con el sistema nuevo para realizar, preparar, servir y beber café, lo que toda la compañía necesita.
Navratil fue incorporado este mismo año al directorio ejecutivo y ahora asume el cargo máximo en un momento crítico. Analistas consideran que su designación puede aportar confianza, pero advierten que la compañía atraviesa una coyuntura extremadamente delicada, que por supuesta la rigidez del código de conducta que terminó con la vida del CEO anterior en la empresa, luego de 40 años.
No es el único cambio en Nestlé.
El movimiento se da, además, en medio de cambios en el máximo nivel de conducción. El propio Bulcke anunció en junio que planea dejar la presidencia del directorio, y todo indica que su reemplazo será Pablo Isla, el exdirector de Inditex, la multinacional española dueña de Zara.
Esa transición, sumada a la abrupta salida de Freixe, abre un nuevo capítulo en la historia de la multinacional, que deberá demostrar capacidad de adaptación frente a un panorama global complejo.
La combinación de escándalos internos, presiones regulatorias y tensiones de mercado plantea un escenario desafiante para Nestlé. La empresa no solo debe recuperar la confianza de los accionistas, sino también reforzar su reputación frente a consumidores y empleados.
El caso de Freixe deja en evidencia la importancia que las grandes corporaciones atribuyen hoy a la transparencia y al cumplimiento de normas éticas en la gestión. Pero lo que falta explicar es si, efectivamente, la mujer involucrada emocionalmente con el ahora ex CEO, logró ventajas frente a otros empleados.
Nestlé, con más de 2.000 marcas en su portafolio que abarcan desde chocolates y café hasta nutrición y alimentos para mascotas, sigue siendo un actor clave en la economía global. La pregunta ahora es si podrá salir fortalecida de esta tormenta o si los escándalos seguirán erosionando su posición en los próximos años. El código de conducta y las finanzas complicadas. ¿Un elemento salvará al otro?