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¿CUÁL ES LA FUENTE OBJETIVA DE LA INDISCIPLINA EN LOS CENTROS ESCOLARES?

Luis Arnoldo Colato Hernández, Educador.

Durante la pasada reinauguración de un mercado que se incendió en el centro capitalino, el caudillo ha referido en su disperso discurso que “…ha regresado la disciplina a las escuelas…”.

Esto en el marco del reciente nombramiento de una militar sin cualificación pedagógica como ministra, que el pasado lunes visitará en uniforme de campaña un par de centros escolares, saludando a algunos estudiantes, para luego partir sin una revisión exhaustiva del estado de la infraestructura, cruzando apenas formalismos intrascendentes con el personal.

Ahora bien, todos sabemos que la escuela pública los pasados treinta años fue blanco de las pandillas, espacios territoriales, semilleros para nutrirse, terrenos en los que cometieron sus felonías, que los docentes lo abordaron apenas reduciéndose a su labor, lo que no es condenable, pues además todos sabemos que las pandillas conforman una extensión de la partidocracia, y fueron protegidas por esta.

Cualquier acción que emprendieron algunos docentes para enfrentarlas y purgarlas de las instalaciones escolares chocó con ese hecho, lo que redundo en que fueran perseguidos, teniendo que reubicarse junto a sus familias.

Y algunos, todos lo sabemos, fueron asesinados.

Ahora se presenta este personaje que ha robado el ejecutivo con la complicidad del ejército y de la partidocracia más rancia del país, que es el artífice de uno de los pactos más humillantes para el estado salvadoreño por las concesiones que hizo y sigue haciendo para con esas estructuras terroristas, a pretender aleccionar a la comunidad educativa sobre disciplina, cuando no es capaz de disciplinar a sus cercanos en lo tocante al erario público, instalando en el cargo de ministra de educación a una persona que sencillamente carece de los créditos académicos para ello, con un discurso sensacionalista para además ocultar que esa indisciplina referida, responde al descrédito al que ha reducido al estado salvadoreño bajo su dirección, por lo insolvente y amoral, pretencioso y superficial, que en seis años, además de logros estéticos y maquillados, no puede presentarnos más.

Pero es cierto, esa indisciplina es real.

Si bien responde en alguna medida a que la escuela incumple con su propósito por las limitaciones que se le han impuesto, por los recortes que ha sufrido bajo este régimen ilegal, responde sobre todo a la condición de sus familias, desestructuradas bajo la presión de un modelo que los excluye, persigue por su condición de pobres, que los asedia militarmente en sus comunidades, negándoles empleo y salario digno, salud integral o educación de calidad, abandonándolos a su suerte y urgiéndolos a emigrar, para que sean ellos, los desheredados, los que sustentan al fracasado modelo asegurando los privilegios para los de siempre.

Ya sabes, males estructurales.

Que los educandos sufren.

No, el problema no está en la escuela si bien debe resolver lo que le toca, está en el modelo económico que nos aliena, en el esquema partitocrático que nos corrompe, en la milicia que nos secuestra, tortura y asesina.

En el personaje que robó la presidencia.

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