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¿QUÉ PROPÓSITO TIENE EDUCAR?

Por: Luis Arnoldo Colato Hernández, Educador.

Eduardo Galeano una vez afirmó que conoció a doctores cuya formación era realmente “tenebrosa”, como también a personas muy cultivadas que no sabían ni leer ni escribir.

Porque no hay educación cuando los conocimientos sirven solo a propósitos egoístas, pero sí la hay cuando valoramos compasivamente a los demás.

Hagamos un esfuerzo por entenderlo.

Algunos hemos recibido al menos una formación básica dirigida a ubicarnos laboralmente, a cotizarnos en función de las habilidades respaldadas por la formación recibida.

Así, el bien último del modelo educativo es cualificarnos económicamente.

Y nada más.

Sin embargo, la definición clásica que la pedagogía nos dirá que educar es, favorecer la transmisión de valores y conocimientos que aseguren tanto el relevo generacional como la continuidad de la identidad.

Hay si notamos, una sutil pero cruda diferencia entre el haber y el hacer.

La escuela es un fenómeno surgido de la necesidad de conservar la identidad, de establecer nuestro origen, privilegiando lo técnico, pero antes y sobre ello los valores.

Pues constituyen la identidad.

Así, un tuareg, aborigen sahariano tenido por salvaje, dará su vida por un desconocido al que encuentre entre las dunas, simplemente porque es su igual, otro ser humano.

El inuit que vive entre el ventoso norte, a temperaturas congelantes, donde la ceguera del hielo roba la vida, te recibirá sin cuestionar tu fe, color de piel, o lo que tengas en los bolsillos, porque sos su igual.

Y aquí el quid de la educación, que es reconocer en el otro no solo su humanidad, también sus virtudes, fortalezas y debilidades, y con todo ello acogerlo, ayudarlo, serle compasivo, porque se es solidario y empático, detenta sentido de justicia y de la equidad, valorando la libertad de todos.

Porque ser educado es precisamente establecer relaciones que parten de estos valores, de estos principios, que la escuela debe estimular y fomentar.

Lúdica y conductualmente.

Dicho de otro modo; educar no es aprender de memoria cuantos ríos tiene el territorio, cuantas personas, oficios, cual es el territorio, cuanto es dos más dos, o cual es la raíz cuarta de x, el nombre del ejecutivo y cual la profesión u oficio al que aspiro, que, si bien importante, no es lo más importante.

Ahora mismo, al momento de intentar los nuevos bachilleres ocupar una plaza de ingreso a la UES, a pesar de sus buenas notas, solo el 4% de estos aprobaran esa elemental prueba.

Porque el modelo depende por entero del memorismo banquista.

Un yerro intensional.

Se dirá que es así para promover solo a los más cualificados, lo que sería así si la meritocracia existiera, pero no existe, por lo que esa presunción cae al someterla a prueba.

No, el modelo educativo es perverso, diseñado para producir una clase trabajadora sumisa y dócil al capital, ni reflexiva ni pensante, y menos comprometida socialmente, porque así serian lo que debían ser, agentes de cambio.

Pero al modelo no le interesa el cambio, pero sí a la verdadera educación, que cambia permanentemente.

 

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