
19 de agosto de 1960: represión, protesta y esperanza.
Por: Dr. Víctor Manuel Valle Monterrosa.
Hace 65 años una manifestación universitaria fue reprimida por agentes del gobierno del teniente coronel José maría Lemus en El Salvador. Ese día 19 de agosto de 1960 se protestaba porque, a raíz de una manifestación popular llevada a cabo el 16 del mismo mes, hubo capturas y exilios de universitarios.
Agosto de 1960 fue un mes singular para las movilizaciones populares. A raíz de una convocatoria del otrora conservador Arzobispo Luis Chávez y González, nombrado en 1939 por el Para Pío XII con la venia del dictador Martínez, había convocado una llamada “Primera Semana Social”, para recordar la doctrina social de la iglesia.
En ese contexto, algunos personeros de la iglesia convocaron a una concentración de campesinos para mostrar apoyo popular a esos llamados de Monseñor Chávez y González, lo cual coincidió con el reciente anuncio del presidente Lemus de impulsar un llamado Plan Metalío que buscaba distribuir algunas tierras entre sectores campesinos sin tierra.
La manifestación universitaria del 16 de agosto era para mostrar oposición a la considerada demagogia del régimen. La marcha terminó mal. Unos manifestantes lanzaron piedras contra el local de La Prensa Gráfica que, por entonces, era bastión de posiciones antipopulares. La Prensa Gráfica pidió mano fuerte con lo que contribuyó a la represión del 19 de agosto.
Es notable darse cuenta, a la distancia en el tiempo, que Lemus entró en crisis y provocó su colapso en dos meses después del 16 de agosto pues el 26 de octubre siguiente fue depuesto por una asonada llamada “el madrugón de los compadres” que tenía detrás de la conspiración al expresidente teniente coronel Oscar Osorio que había ungido a Lemus como su sucesor. Osorio sumó esfuerzos con el movimiento popular que, por diversos medios, protestaba y buscaba el derrocamiento de Lemus.
En 1960 habían hechos internacionales que afectaban El Salvador. En Estados Unidos estaba a punto de ganar John Kennedy que anunciaba cambios en cuanto a la política imperial de EEUU. En el Vaticano había muerto en 1958 el Papa Pío XII de reconocidas credenciales conservadoras y lo había sucedido Juan XXIII impulsor de una agenda transformadora y en pro de los desprotegidos. En Cuba estaba en sus comienzos la revolución liderada por Fidel Castro que conmocionó América Latina e impactó en el mundo.
Por eso había intentos de cambios desde las élites y había actitud de lucha en sectores populares del llamado “tercer mundo”. Además, la bonanza de los precios del café, por entonces la fuente principal de ingresos de El Salvador, había concluido y los dineros para repartir habían disminuido en detrimento de los desamparados de siempre.
Ese 19 de agosto de 1960, puedo decirlo anecdóticamente, lo recuerdo por muchas razones. Una de ellas es que, a raíz de la represión mencionada, estuve sitiado por fuerzas policiales y militares junto a varias docenas de universitarios, en la Rotonda de la Facultad de Medicina (Calle Arce y 25 avenida norte) lugar histórico para cultivar la ciencia, hacer docencia y reunirse a debatir problemas sociales y políticos. El sitio concluyó con la mediación de la Cruz Roja y, sin duda, me dejó bautizado políticamente para el resto de mi vida.
Ese día conocí a Fabio Castillo Figueroa y a Roque Dalton, ambos, junto a muchos otros, en el grupo sitiado. Fabio era un respetado profesor de medicina con destacado papel desde estudiante como luchador social y notable médico científico. Ese día comenzó una amistad y compañerismo que duró varias décadas, sobre todo desde su regresó del exilio en agosto de 1962.
Roque era muy conocido. Recién el 14 de diciembre anterior, hacía menos de un año, había sido capturado por haber organizado protestas contra el gobierno el día en que se celebraba “La Revolución del 48” como le llamaron al gobierno instalado por cuartelazo el 14 de diciembre de 1948 que, a la postre, buscaba aggiornar el gobierno militar, con apoyo der algunos civiles, instalado por Maximiliano Martínez en diciembre de 1931. Las protestas por la cual Roque fue capturado eran para desenmascarar la “falsa revolución”.
Además, Roque era ya un “anticristo”, pues en 1957 había desfilado en Moscú junto a otros salvadoreños como Tomás Guerra, Roberto Castellanos Calvo y José Domingo Mira y la foto del grupo desfilando en un vehículo había circulado en El Salvador para alertar sobre “el comunismo está a las puertas” de nuestro país.
Vi a Roque un par de veces más, una cuando salió de la Penitenciaria Central conde lo tuvieron secuestrado unas semanas y fue liberado el día del derrocamiento de Lemus.
Pasados 65 años, hago esta crónica simplemente para recordar. Los salvadoreños que nacieron ese día, si viven, han de tener nietos. Los historiadores profesionales pueden verificar y documentar mi relato el cual comparto como testimonio de un espectador de hechos políticos históricos, aunque sin protagonismos determinantes en la vida nacional. Envejecer es un hecho biológico. Mientras tanto, la búsqueda para construir un país con habitantes que vivan con dignidad, libertad y bienestar es una marcha aún inacabada.