
El Salvador: AHORA CARGAN EL SALARIO DE LOS TRABAJADORES, IMPONIÉNDOLES QUE RESUELVAN EL DESASTRE FINANCIERO QUE EL OFICIALISMO PROVOCÓ.
El modelo aseguró los ingresos para el fisco entre los que menos seguridad económica tuvieron siempre, a lo que arena añadió en su día el IVA, haciendo de los desheredados el genuino soporte para nuestra economía, mientras al mismo tiempo y por la vía de las exenciones y exoneración, favoreció el enriquecimiento de la gran empresa y las élites financieras, que son la verdadera carga financiera para el país, que responde aumentando sus privilegios como conservándolos a perpetuidad.
La cosa empero, cambia ahora, pues el oficialismo ha establecido una nueva tabla impositiva a los salarios, grabando con el 10% a todo aquel con ingresos salariales desde los $1000, hasta los $2 mil y fracción, donde el impuesto alcanza el 30%, mientras se exime a la élite financiera, la gran empresa y a las inversiones, desobligándola a la transferencia de conocimientos y tecnologías, refrendando al país como simple plaza maquilera, mientras se anula las perspectivas de un proyecto económico propio desde tecnologías compartidas, y por otro, favoreciendo de nuevo con el modelo y por la vía impositiva, una mayor concentración de la riqueza para los de siempre, el 1% de la población, que se ha apropiado el 86% del PIB nacional, de los que apenas el 0,00002%, menos de 2,000 personas, para quienes los beneficios proyectados serán aún mayores, habiendo logrado al presente y gracias al esfuerzo del régimen los pasados 6 años, transformarse en super ricos, los únicos, instrumentalizando al estado como plataforma para lograrlo [FMI], en detrimento de las mayorías, a las que precariza.
Dicho de otro modo, aplicando la vieja regla de socializar las pérdidas mientras se privatizan las ganancias, presentándolo como una medida necesaria para “democratizar el desarrollo”, el de las élites, sin referir que quienes nos condujeron al hoyo financiero en el que nos encontramos son precisamente ellas, los únicos beneficiados del proyecto del régimen, a través de sus representantes políticos, la partidocracia de derecha, con el oficialismo a la cabeza.
Digámoslo como debemos decirlo; se traslada así a los trabajadores su responsabilidad en el desfinanciamiento del estado, ganando un respiro, mientras como responsable del descalabro, el régimen y sus secuaces, la administración más corrupta del país, siguen proyectando su narrativa de país exitoso que nadie cree, prendiéndose como superiores moralmente sobre los demás, de ser la alternativa para el país, mientras lo desfinancio, desvió la deuda que contrató, generó más pobreza, corrupción y desinstitucionalización.
Así, el robo a los trabajadores continuará, y estos, desunidos, desorganizados y sin conciencia de clase, serán una presa fácil.
¿Será?