Etiqueta: Guerra.

  • El verdadero enemigo

    El verdadero enemigo

    Por: Guillermo Alvarado.

    La negativa de Estados Unidos de servir de intermediario para que el gobierno polaco enviara un grupo de aviones a Kiev, con el propósito de apoyar a la desbaratada fuerza aérea de Ucrania, es una decisión que tiene muchas lecturas más allá de la excusa esgrimida por la Casa Blanca.

    Dijo Washington que no apoyaba la iniciativa de Varsovia porque eso significaba involucrarse directamente en el conflicto armado, del que por cierto la potencia norteña es la principal patrocinadora.

    Si alguien conoce puntillosamente lo que ocurre en Ucrania, cuáles son los grupos dominantes que manejan los hilos del poder, que no es el presidente Volodomir Zelensky, y qué ambiciones tiene cada cual, es precisamente Estados Unidos, cuya mano maneja los acontecimientos desde hace dos décadas.

    La “revolución de colores” en la Plaza Maidán fue coordinada y dirigida por Victoria Nuland, actual subsecretaria de Estado para asuntos políticos y su influencia es permanente en el país este europeo.

    No ignoran en la Oficina Oval el enorme poder de las ideologías ultranacionalistas y neofascistas que radican en Ucrania y cuyas raíces vienen desde la II Guerra Mundial, cuando apoyaron abiertamente a la Alemania hitleriana.

    En diciembre de 2021 la ONU adoptó, a propuesta rusa, una resolución contra la «glorificación del nazismo, el neo nazismo y otras prácticas que promuevan el racismo, la xenofobia y la intolerancia» y hubo sólo dos votos en contra, los de Estados Unidos y Ucrania.

    Más aún, el periodista Ángel Guerra Cabrera recordó en un reciente artículo que el presidente Zelensky prometió durante su campaña, e intentó al principio de su mandato, desescalar los ataques contra la región del Donbass y poner bajo el control a las fuerzas de extrema derecha.

    La arremetida neonazi en su contra fue tan grande, que terminó condecorando como Héroe Nacional a Dmytro Kotsyubaylo, uno de los cabecillas de la Plaza Maidán y responsable, junto al batallón Azov, de las matanzas contra la población civil ruso parlante de las autoproclamadas repúblicas de Lugansk y Donetsk.

    Es absurdo negar la presencia de ideologías ultranacionalistas y extremistas en el gobierno de Zelensky y en parte de la sociedad. Cuando la ocupación alemana funcionó allí una división de las SS formada por miembros de la Unión de Nacionalistas Ucranios.

    Ese es el verdadero peligro en esa región y el principal obstáculo para hallar una salida diplomática al conflicto y Estados Unidos lo sabe muy bien. Que los use para debilitar a Rusia es una cosa, que les vaya a permitir convertirse en una fuerza poderosa y fuera de control, es otra muy distinta.

  • Crisis en Ucrania: refugiados que huyen del país superan los 368.000.

    Crisis en Ucrania: refugiados que huyen del país superan los 368.000.

    El jefe de la administración regional, Oleg Sinegubov, informó en Facebook que se registró una “incursión de vehículos ligeros del enemigo ruso en la ciudad de Járkov, incluida la parte central”.

    Cerca de las 2 de la tarde (hora local), el Gobernador de Járkov informó, sin embargo, que Ucrania controla la ciudad y expulsó a los rusos.

    El ejército ruso, por su parte, afirmó el domingo haber rodeado dos grandes ciudades al sur de Ucrania, Jersón y Berdiansk, con 290.000 y 110.000 habitantes respectivamente. El ministerio también reivindica la toma de la ciudad de Genichesk, a orillas del mar de Azov, y de un aeródromo cerca de Jersón.

    El presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, reportó que “la noche pasada fue dura, hubo de nuevo tiros, nuevamente se registraron bombardeos en barrios residenciales”. En Kiev, la capital, los civiles pasaron la noche resguardados en sótanos, estaciones de metro y en antiguos refugios de la época Soviética, pero la mañana parecía más tranquila. Hasta el lunes rige un estricto toque de queda.

    Le contamos, minuto a minuto, qué está sucediendo tras la invasión rusa.

    📄📄📄 Antes de empezar, un poco de contexto:

    • El domingo transcurre la cuarta jornada desde que Rusia invadió el territorio ucraniano en la madrugada del jueves (noche en América), bajo el argumento de “desmilitarizar” Ucrania.
    • Hasta el momento, se ha reportado la muerte de 198 muertes de civiles, incluyendo tres niños. El Alto Comisionado de los Derechos Humanos de la ONU informó de 240 civiles heridos y 64 muertos.
    • El sábado estuvo marcados por más sanciones por parte de Occidente, incluyendo el anuncio de la exclusión de bancos rusos del sistema Swift, considerada de las más drásticas medidas financieras; sin embargo, no se especificó qué bancos ni desde cuándo serían castigados.
    • Alrededor del mundo, en países como Chile, Costa Rica, Estados Unidos, Francia, Portugal, Israel, Japón, entre otros, personas se manifestaron en contra de la invasión rusa y en señal de apoyo a Ucrania.
    • Más países bloquearon el espacio aéreo para los aviones rusos, entre ellos Alemania, Bélgica, Finlandia y Dinamarca. Rusia respondió a los países bálticos, que fueron los primeros en cerrar sus cielos, bloqueándoles también el espacio aéreo.
    • Lea más de lo sucedido en la jornada del sábado: EE. UU. y UE acuerdan bloquear bancos rusos del Swift y más sanciones

    07:15 a. m.: Gobernador de Járkov dice que Ucrania controla la ciudad

    Luego de que se reportara la incursión rusa en Járkov, su gobernador afirmó cerca de las 2 de la tarde (hora local) que Ucrania controla la ciudad y expulsó a los rusos.

    07:13 a. m.: Papa Francisco pide abrir corredores humanitarios

    El papa Francisco pidió el domingo la apertura “urgente” de “corredores humanitarios” para los refugiados que huyen de la invasión rusa en Ucrania.

    “Pienso en los ancianos, en todos los que en este momento buscan refugio, en las madres que huyen con sus hijos. Son hermanos y hermanas para los que es urgente abrir pasillos humanitarios y que hay que acoger”, dijo el pontífice al final de su tradicional oración del Ángelus en la plaza de San Pedro.

    06:37 a. m.: Ucrania acudió a la Corte de La Haya contra Rusia

    Ucrania acudió a la Corte de Justicia de La Haya para que ordene a Rusia detener las hostilidades. “Rusia tiene que rendir cuentas por manipular la noción de genocidio para justificar una agresión”, declaró Volodimir Zelenski en un tuit.

    “Pedimos una decisión urgente que ordene a Rusia cesar su actividad militar, y esperamos que las audiencias empiecen la semana que viene”, añadió.

  • Occidente se alinea contra Rusia, que avanza en desmilitarización de Ucrania

    Occidente se alinea contra Rusia, que avanza en desmilitarización de Ucrania

    Al cabo del segundo día de la operación militar especial de Rusia en Ucrania, los presidentes de Rusia, Vladímir Putin, y el ucraniano, Volodímir Zelenski, expresaron públicamente su deseo de negociar.

    Al respecto, el vocero del Kremlin, Dmitri Peskov, dijo que, de acuerdo con «las instrucciones del presidente (Putin), se conformó una delegación de los ministerios de Defensa y de Asuntos Exteriores, y de la Administración Presidencial. Esta información fue comunicada a los ucranianos», citó Russia Today.

    Zelenski había declarado su disposición a discutir el estatus neutral de Ucrania, ante lo cual Putin dispuso lo dicho por Peskov. Pero Zelenski dijo que estaban reconsiderando la sede y que quería Varsovia, tras lo cual abandonaron la comunicación, reflejó Russia Today.

    Luego el Gobierno de Kiev pospuso una posible decisión para este sábado, mientras continúa con el despliegue de múltiples lanzacohetes en zonas residenciales de las principales ciudades, incluida la capital.

    Por su parte, el ministro de Asuntos Exteriores de Rusia, Serguéi Lavrov, reiteró que la operación que Moscú está llevando a cabo desde el jueves último fue provocada por las propias autoridades ucranianas. Los objetivos son claros: la desmilitarización y la desnazificación del territorio ucraniano, dijo.

    A la par, el Consejo de Europa suspendió la membresía de Rusia, propuesta por Polonia y Ucrania, que obtuvo el consenso de 42 de los 47 miembros del comité, y la secretaria de Asuntos Exteriores del Reino Unido, Liz Truss, advirtió que Londres seguirá tomando medidas hasta que la economía rusa se vea deteriorada. Varias entidades deportivas, incluido el Comité Olímpico Internacional, han vetado la participación de atletas rusos en eventos.

    La OTAN, aunque ha insistido en que no enviaría efectivos a Ucrania, anunció un despliegue de sus tropas en la parte oriental del bloque, y el Alto Representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores, Josep Borrell, confirmó nuevas sanciones –el segundo paquete en menos de 48 horas– para Putin y Lavrov.

    La personalización de las medidas ha sido secundada por el Gobierno de Canadá, en tanto Estados Unidos, además de al estadista y al Canciller, sumó en sus sanciones al ministro de Defensa ruso, Serguéi Shoigú, y al jefe del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas de Rusia, general de Ejército Valery Gerasimov.

    En su argumentación, la secretaria del Tesoro de Estados Unidos, Janet L. Yellen, apeló a las palabras del presidente Biden, quien dijo que «Putin rechazó todos los esfuerzos que de buena fe hicieron Estados Unidos y nuestros aliados y socios para abordar nuestras preocupaciones mutuas de seguridad a través del diálogo, a fin de evitar conflictos innecesarios y el sufrimiento humano».

    La invitación al diálogo ha sido, en realidad, una voluntad constante del Gobierno de la Federación de Rusia, no solo por razones de seguridad e intereses geopolíticos ante la expansión de la OTAN, que, durante años, ha pretendido cercar a la potencia euroasiática, sino, además, por detener los ataques permanentes sobre la población de la región del Donbás, mayoritariamente de origen ruso.

    Estados Unidos solo ha sido el gran instigador de un conflicto que, llevado a las actuales consecuencias, le permite a Occidente presentar a Rusia como invasor injustificado.

    También en el Consejo de Seguridad de la Organización de Naciones Unidas, este viernes se presentó un proyecto de resolución propuesto por países occidentales que condenan el operativo militar, pero Rusia, en su condición de miembro permanente, lo vetó.

    A última hora del viernes, Hungría se ofrecía para acoger las conversaciones entre negociadores de Rusia y Ucrania, informó el ministro de Asuntos Exteriores húngaro, Péter Szijjártó. «Ninguna de las dos partes rechazó (la propuesta), ambas se mostraron agradecidas y la están considerando», aseguró, según RT.

    En la segunda jornada de operaciones, las tropas rusas llegaron hasta la periferia de Kiev, donde tomaron el control de un aeródromo. También entraron en la ciudad ucraniana de Melitópol sin encontrar resistencia, comunicó el Ministerio de Defensa. «Mientras se desplazaban por la ciudad, los habitantes de Melitópol dieron la bienvenida a los soldados rusos. Algunos ciudadanos mayores salieron a la calle con banderas rojas», agregaron.

    RT informó que Vladímir Putin se dirigió a los integrantes de las Fuerzas Armadas de Ucrania y les instó a no permitir que los neonazis usen a «sus hijos, esposas y ancianos como escudos humanos». El Jefe de Estado afirmó que, como se esperaba, los enfrentamientos no son contra tropas regulares, sino con las formaciones nacionalistas armadas por el Gobierno, quienes están desplegando armas pesadas en zonas centrales de grandes ciudades, incluidas Kiev y Járkov, para provocar fuego de respuesta de los militares rusos contra barrios residenciales.

    «Actúan de la misma forma que los terroristas en todo el mundo: se escudan en la gente con la esperanza de culpar a Rusia de víctimas entre la población civil», subrayó.

    El conflicto mantiene vivas las llamas que Occidente hizo arder, sin embargo, Rusia busca una salida que garantice su seguridad nacional y frene el cerco que hace años la OTAN empuja hacia sus fronteras, a fin de imponer su hegemonía.

  • Los orígenes del actual conflicto en Ucrania

    Los orígenes del actual conflicto en Ucrania

    Por: Guillermo Alvarado.

    El reconocimiento por Rusia de las Repúblicas Populares de Donetsk y Lugansk, el envío de tropas para garantizar la paz en esos territorios y la operación militar especial contra arsenales de Ucrania, repletos de armas occidentales, levantaron una ola de furibundas declaraciones.

    Jefes de Estado o de gobierno, líderes de organizaciones internacionales y varias personalidades rasgan sus vestiduras y condenan con dureza a Moscú y al presidente Vladimir Putin, pero muy pocos recuerdan en estos momentos que serpiente puso el huevo de donde nació esta crisis.

    Con el propósito de refrescar la memoria dedicaré varios trabajos a estos antecedentes, ubicados por muchos en los acontecimientos de la Plaza Maidán, de Kiev, en 2014 cuando se derrocó a Víctor Yanukovich, pero que se gestaron casi desde la disolución de la Unión Soviética en 1991.

    Entre 2000 y 2005 varios países ex soviéticos, pero que permanecían cercanos a la Federación Rusa, sufrieron las llamadas “revoluciones de colores”, aparentemente populares y no violentas, que formaron parte de un proyecto elaborado en Estados Unidos y ejecutado con ayuda de la Unión Europea.

    El objetivo fue instalar regímenes pro norteamericanos en Serbia, Georgia, Ucrania y Kirguistán, entre otros.

    De esta manera en Serbia se derrocó al gobierno de Slobodan Milosevic y se creó allí un sitio de adiestramiento internacional, el Centro de Estrategias y Aplicación de Acciones no Violentas, CANVAS por sus siglas en inglés, del que hablé en comentarios publicados el 12 y el 15 de febrero de 2019.

    Dije entonces que “CANVAS se fundó en Belgrado en 2004 luego de analizar y sintetizar toda la experiencia recogida durante los disturbios que llevaron al derrocamiento del presidente Milosevic en el año 2000…”

    Uno de sus instructores, Iván Marovic, declaró a la revista Política Exterior que «las revoluciones (de colores) son a menudo vistas como espontáneas… Parece como si la gente simplemente salió a la calle. Pero es el resultado de meses o años de preparación”.

    “Si se planifica cuidadosamente, para el momento en que empiezan, todo ha terminado en cuestión de semanas”, agregó.

    Respecto al tema del dinero precisé que: “¿de dónde salen los recursos para mantener este centro? No de Serbia, por supuesto, ni de la Unión Europea. La mano que mece la cuna, mis amigos, es la de la Fundación Nacional para la Democracia, es decir la CIA o, más exactamente Estados Unidos”.

    En ese sitio fueron adoctrinados muchos “líderes” captados en Europa y otros lugares, incluida América Latina, para favorecer los intereses hegemónicos de Washington y es precisamente una de las cunas donde se incubaron los acontecimientos que llevaron a una enérgica acción de Rusia para defender sus fronteras y su seguridad. Seguiré con el tema.

  • Algunas reflexiones en torno a la crisis en Ucrania

    Algunas reflexiones en torno a la crisis en Ucrania

    En el trasfondo, lo que está en juego son los intereses superiores del capitalismo global que observa impávido la pérdida de su poder omnímodo. Ucrania es solo un instrumento despreciable para Occidente en la búsqueda de salvar al capitalismo en el momento de su mayor debilidad.

    Por: Sergio Rodríguez Gelfenstein.

    Durante una entrevista realizada en días pasados, el periodista Carlos Arellano me sorprendió al preguntarme si el recuento histórico que hizo el presidente Putin en su reciente comparecencia para explicar la decisión de reconocer la independencia de Lugansk y Donetsk, era necesario.

     

    Arellano con sapiencia, trataba de encontrar explicaciones a dicha decisión y desentrañar el intríngulis del asunto. Con mucho respeto por el presidente Putin, me permití diferir de su opinión que le achacaba la responsabilidad de lo que está ocurriendo en Ucrania a los bolcheviques y a Vladimir I. Lenin.

     

    Cuando los bolcheviques llegaron al poder no solo tuvieron que formar un gobierno para dirigir Rusia sino todo el gigantesco imperio zarista que agrupaba a alrededor de 100 nacionalidades, la mayoría de las cuales habían sido incorporadas a la fuerza. La creación de la Unión Soviética que llegó a tener 15 repúblicas socialistas, 20 repúblicas autónomas, 125 óblasts, 7 óblats autónomos, 10 distritos autónomos y 7 krais, fue el intento diseñado por los bolcheviques para resolver el problema de las nacionalidades y darle a cada una la representación que merecía.

     

    Si eso se deformó no fue culpa de los bolcheviques y mucho menos de Lenin. Hay que recordar que todo eso se hizo en medio del asedio absoluto del capitalismo mundial que pretendió destruir el naciente poder de obreros y campesinos cuando nacía en el marco de una hambruna generalizada de los pueblos. “Pan, paz y tierra” fue la consigna bolchevique de entonces. Por cierto, esa decisión fue la que permitió a los ucranianos tener por primera vez un Estado nacional. Si eso fue un error como planteó el presidente Putin, es bastante discutible o al menos, necesario de debatir. Pero es comprensible que entre Lenin y Putin haya diferencias, el fundador de la Unión Soviética era un revolucionario comunista e internacionalista y Putin, un nacionalista ruso que se ha propuesto defender y salvaguardar los intereses de su país cuando ya no existe el mundo bipolar.

     

    Otra arista del problema es la razón jurídica enmarcada en el derecho internacional. Sabiendo que éste es un instrumento para ser cumplido sólo por los países pobres, atrasados y subdesarrollados, lo cierto es que Rusia actuó como lo que es: una gran potencia mundial a la que solo se ha podido avasallar mediante la traición de Gorbachov y la incompetencia etílica de Yeltsin. Putin llegó al poder a comienzos de siglo para recuperar el honor y la dignidad de Rusia que desde el mismo momento de la desaparición de la Unión Soviética fue vilipendiada y marginada de su condición de potencia dentro del sistema internacional.

     

    El debate y argumento principal de Occidente para decidir sanciones contra Rusia es que se violentó la soberanía y la integridad territorial de Ucrania tras la decisión tomada por Putin el pasado lunes 21, pero está visto que las potencias actúan así en cualquier condición. Nadie ha hecho escándalo por las 8 invasiones militares, las 11 revoluciones de colores y los más de 20 países sancionados por Estados Unidos desde la desaparición de la Unión Soviética mientras se trataba de instalar un sistema internacional unipolar basado en el uso de la fuerza que ha significado millones de víctimas en todo el planeta, marginando además al derecho internacional que ha pasado a ser una entelequia a la que apelan los países del sur para intentar salvaguardar su existencia.

     

    En este ámbito, el argumento más sólido esgrimido por Rusia para explicar su decisión fue dado a conocer por el presidente Putin al informar que la medida tomada se hizo con el fin de evitar que se siguiera realizando un genocidio. Hay que recordar que la aún vigente y mal llamada Declaración “Universal” de Derechos Humanos de la ONU establece en su artículo 3 que: “Todo individuo tiene derecho a la vida, a la libertad y a la seguridad de su persona”. Rusia actuó en defensa de la vida y la seguridad de 4 millones de ciudadanos que corren peligro cotidianamente desde hace 8 años.

     

    Hay que recordar que el actual gobierno de Ucrania es heredero de un golpe de Estado fascista en la que bajo conducción de Occidente, la OTAN y en especial de Estados Unidos en la figura de la sub secretaria de Estado para asuntos europeos Victoria Nuland, promovieron la acción vandálica de grupos neonazis que hasta se permitieron incendiar sinagogas bajo la mirada complaciente de Estados Unidos y el silencio cómplice de Israel, a quien el falso discurso del “antisemitismo” se le olvidó transitoriamente.

     

    Fue precisamente esta funcionaria quien en una conversación con el embajador estadounidense en Ucrania Geoffrey Pyatt en febrero de 2014 cuando ultimaban detalles sobre la forma de derrocar al gobierno de Víktor Yanukóvic, expuso el talante despreciativo que siente Estados Unidos por sus “aliados”. Ante una observación del embajador Pyatt en el sentido de que determinadas decisiones de su país no concordaban con la opinión de la Unión Europea, Nuland exteriorizó la emblemática frase que define el poco respeto y consideración que tiene Estados Unidos por sus socios del Viejo Continente: “Que se joda la Unión Europea” expresó la hoy subsecretaria de Estado para asuntos políticos.

     

    Hay que recordar también que el nacimiento de las repúblicas de Donetsk y Lugansk tuvo su origen en el rechazo a ese golpe de Estado, dadas las acciones racistas, extremistas y violadoras de derechos humanos por parte de la administración ucraniana contra la minoría rusa que habita esos territorios. En este sentido, la creación de estas instancias respondió al derecho de legítima defensa, consagrado en todos los documentos atingentes al tema en el marco del derecho internacional

     

    Han sido ocho años de denuncias continuas y permanentes, simultaneas a la inoperancia del Formato de Normandía y los Acuerdos de Minsk al que Estados Unidos y Europa siempre le concedieron poca importancia, sin jamás hacer un esfuerzo mínimo para conminar al gobierno subordinado de Ucrania a que los cumpliera. Ahora, Occidente se acordó de los acuerdos de Minsk, los que después de años de estar apartados de la media informativa, ha comenzado a atiborrar desde ayer las salas de redacción y los estudios de los canales de televisión. Incluso, el presidente francés, con total desparpajo, ha creído válido utilizarlos como instrumento para su campaña electoral.

     

    Finalmente, en el marco del maltrecho orden internacional, lo que se debe analizar es, si se interviene militarmente en un país para promover un genocidio como lo ha hecho Estados Unidos en Venezuela, Nicaragua y Cuba o se interviene para evitar un genocidio. En el caso de Cuba se prueba que el derecho internacional es solo un “saludo a la bandera” como lo muestran 63 años de bloqueo repudiado por casi toda la humanidad menos dos países, decisión que todos los presidentes de Estados Unidos han echado al tiesto de la basura.

     

    Precisamente, en la década de los 70 de siglo pasado, Cuba “invadió” Angola, ayudando a concretar la independencia de ese país y haciendo el aporte más relevante para destruir el oprobioso apartheid que convivía bajo la mirada cómplice de Occidente, mientras se ejecutaba un largo genocidio contra la población negra de Sudáfrica. ¿Alguien puede objetar que haya sido un pequeño país subdesarrollado el que haya hecho la mayor contribución para conseguir el fin del apartheid?

     

    ¿Quién puede creer en el derecho internacional, en el sistema multilateral y en la ONU cuando el pueblo saharaui ha esperado por 30 años el referéndum prometido para definir su status político?, no realizado porque Europa, los poderes coloniales y los intereses económicos de Occidente le han dado la venia a Marruecos para que protagonice otro genocidio continuado, solo evitado en su total dimensión, por la acción solidaria de África y en particular de Argelia. ¿Dónde está el derecho internacional?

     

    Pero, más allá de estos sucesos que llenan el espacio informativo de los últimos días, lo interesante es estudiar qué está ocurriendo realmente en la dinámica internacional y qué repercusiones tienen estos hechos en la emergencia de un nuevo orden mundial que se anuncia. ¿Cuál es la verdadera intención de Estados Unidos al organizar una guerra para que Europa sea nuevamente devastada, tal vez por tercera vez en cien años?

     

    En el trasfondo, lo que está en juego son los intereses superiores del capitalismo global que observa impávido la pérdida de su poder omnímodo. Ucrania es solo un instrumento despreciable para Occidente en la búsqueda de lograr su objetivo primordial que es salvar al capitalismo en el momento de su mayor y creciente debilidad. En particular, está visto a través de la historia que a Estados Unidos no le importa sacrificar millones de vidas, incluyendo la de sus propios ciudadanos humildes que son los que conforman su ejército, si de preservar su sistema se trata. Sus 800 bases militares en todo el mundo y sus 11 portaviones son el instrumento más importante con que cuenta Estados Unidos para resolver los problemas que plantea el derecho internacional.

     

    Durante los cinco últimos siglos, es decir desde que se inició la globalización hegemonizada por Occidente, el poder mundial se asentaba sobre el control de los mares. Eso ha comenzado a cambiar generando una transformación paradigmática en la que Estados Unidos está quedando fuera. La creación de un gran espacio euroasiático en territorio terrestre a partir de la alianza entre Rusia y China establece parámetros novedosos en la estructuración del poder mundial. Hay que tener en cuenta que fueron pensadores occidentales como el inglés Halford Mackinder y el estadounidense de origen neerlandés Nicholas Spykman quienes expusieron que el control del Asia Central como “corazón continental” o “área pivote”, conduciría al control del mundo.

     

    En años recientes la alianza ruso-china que ha llegado al súmmum de su fortaleza tras la declaración conjunta del 4 de febrero pasado firmada por los presidentes de ambos países en Beijing, manifiesta la concreción de los primeros pasos en la creación de un nuevo orden mundial. Tras la derrota y huída de Afganistán por parte de Estados Unidos y la OTAN, y después del fracaso de los golpes de Estado en Kirguistán en enero de 2020 y en Kazajistán en enero de este año, se ha puesto de relieve la incapacidad de Estados Unidos por dominar ese territorio estratégico del planeta.

     

    La alianza euroasiática está sustentada por la pertenencia de Rusia a la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva (OTSC), que mostró su eficacia, evitando el golpe de Estado en Kazajistán, además de la Organización de Cooperación de Shanghai (OCS), donde participan China y Rusia con el objetivo de cooperar en materia política, económica y de seguridad. Vale decir que a esta organización también pertenecen India y Pakistán, al mismo tiempo que Irán, Bielorrusia, Mongolia y Afganistán esperan aprobación para su ingreso.

     

    De la misma manera la Unión Euroasiática conformada por cinco países constituye la extensión exitosa de vínculos económicos y comerciales en el más amplio espacio terrestre del planeta.

     

    China por su parte promovió y creó la mayor alianza económica del mundo, la Asociación Económica Integral Regional (RCEP por sus siglas en inglés). Esta asociación constituye el 30% de la población mundial. Pero el ámbito de mayor alcance en la región y el mundo es la nueva Ruta de la Seda proyecto desarrollado por China para el cual ha destinado hasta ahora 900.000 millones de dólares distribuidos entre 72 países, con una población de unos 5.000 millones de habitantes o sea el 65% de la población mundial según apunta el periodista belga Marc Vandepitte en un reciente artículo.

     

    El gran peligro para Estados Unidos y su sistema de predominio mundial es la incorporación de Europa y en particular de Alemania a este sistema. Si ello ocurriera, se desmoronaría irremediablemente todo la estructura hegemónica construida tras la segunda guerra mundial que tiene en la democracia representativa de corte occidental su sustento político, la Organización de Naciones Unidas su instrumento de control global, la OTAN es el soporte militar de presión, chantaje y amenaza y el Sistema de Bretton Woods constituido a partir del control occidental del Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, los pilares para sostener económica y financieramente su hegemonía global. La subordinación y control de Europa es fundamental para sustentar este modelo diseñado desde que se pusiera en práctica el Plan Marshall tras el fin de la segunda guerra mundial.

     

    El objetivo fundamental de la política estadounidense ha sido evitar que se produjeran acuerdos de integración energética entre Rusia y Europa que podrían sellar una alianza estratégica mutuamente beneficiosa para ambas partes, que por añadidura enlazaría a Europa con China dejando a Estados Unidos alejado de la posibilidad de seguir manteniendo la supremacía energética en Europa, que junto a la OTAN configuran los pilares que garantizan el control del Viejo Continente por parte de Estados Unidos. Según el periodista estadounidense Mike Whitney, el objetivo de Estados Unidos al desatar el conflicto ucraniano es impedir que el gasoducto Nord Stream 2 sea puesto en funcionamiento como lo señalara explícitamente Victoria Nuland y el propio Joe Biden.

     

    La idea de las acciones de Estados Unidos se sustenta en la doctrina Clinton de política exterior aplicada en Libia que se resume en la frase: ”Fuimos, vimos y él murió”, pronunciada por la ex secretaria de Estado tras el asesinato de Muamar Gadafi. No se puede olvidar que la señora Clinton era secretaria de Estado cuando Biden era vicepresidente.

     

    El verdadero desenlace del problema se va a producir cuando los ciudadanos europeos despierten de su aletargamiento y le pregunten a sus autoridades porque los campesinos de España, Portugal e Italia perdieron el mercado ruso que le compraba su producción de cítricos, aceite de oliva, verduras y otros productos sumiéndolos en una crisis aún más severa. ¿Por qué tienen que pagar tres y cuatro veces más por el combustible, solo para satisfacer a Estados Unidos? Y si se desata la guerra, ¿por qué tienen que poner los muertos y asistir a la destrucción de sus ciudades para hacer felices a sus líderes políticos que han decidido subordinarse a Washington?

     

    Esperemos que ello no ocurra y prime la sensatez. No vale la pena morir por algunos oligarcas que previendo el desastre que están generando en la Tierra aceleran la carrera espacial suponiendo que pueden escapar del desastre que están creando por su afán de lucro y ganancia desmedida.

    https://www.alainet.org/es/articulo/214994