Categoría: Cultura

  • La oscura disonancia

    La oscura disonancia

    Encarar las grandes preguntas sobre la condición humana es una tarea que está al alcance de un número muy limitado de personas.


    Por: Manuel Alcántara Sáez


    Hacerlo además con un lenguaje transparente que bascula «entre el lirismo, la narratividad y la sentencia de carácter ensayístico a lo largo de su trayectoria», siendo además «enemiga del sentimentalismo, las palabras cansadas y los lugares comunes», como dice Francisca Noguerol en su estudio introductorio de Piedad Bonnett, es algo reservado a mentes privilegiadas como la de la escritora colombiana nacida en Amalfi en 1951. La oscura disonancia es el título dado al volumen que recoge una selección de la poesía de Bonnett desde 1989 por cuya obra recibió el XXXIII Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana y a la vez da cabida al brillante estudio realizado por la profesora Noguerol intitulado «Del deseo y otras cicatrices»

    En su trabajo, la catedrática de la Universidad de Salamanca, explica que la expresión que da título al volumen «define mejor que ninguna otra su personal escritura, tan tensa como arriesgada, especialista en sobrenadar los dilemas que nos definen como seres humanos. Así, en el plano individual ha hecho gala de una punzante introspección… En el amoroso se ha mostrado heredera de románticos y surrealistas… En el social ha denunciado la violencia colombiana… En el familiar ha expresado su hostilidad hacia las instituciones que coartan a los individuos, declarando un espíritu rebelde compartido, sin duda, con su hijo» Daniel trágicamente fallecido.

    No sabes lo que llevas/en tu valija. Cuando la abras/volarán golondrinas/y murciélagos a los que harás cantar/para espantar el miedo.

    Toda historia de amor no es otra cosa/que dos modos distintos de hilvanar los olvidos

    Abro la puerta de mi casa, enciendo las luces/saco de mi maleta la ropa sucia, el cepillo de dientes, /los libros recién comprados/apilo los periódicos de los últimos días, las cuentas/abro una ventana para ventilar un poco, /y en el reflejo miro, de reojo/ a la recién llegada/que así/sin más ni más/se deshabita.

    Piedad Bonnett (2024). La oscura disonancia. Introducción y edición de Francisca Noguerol. Ediciones de la Universidad de Salamanca y Patrimonio Nacional. Salamanca. 379 págs. ISBN: 978-84-1311-984-7

  • Libro| Psicología de las masas

    Libro| Psicología de las masas

    Charles Marie Gustave Le Bon, fue un sociólogo francés nacido en el siglo diecinueve. Tuvo una gran influencia en el campo de la psicología social, por sus aportaciones en la dinámica social y grupal. Publica “Psicología de las masas” en mil ocho cientos noventa y cinco.

    Por: José Guillermo Mártir Hidalgo*

    Dicha obra inicia con la afirmación de que, en su época, el pensamiento humano se hallaba en una transformación por la creación de nuevas condiciones de existencia, dadas por los descubrimiento de las ciencias y la industria. En dicha época, la voz de las masa se había convertido en preponderante. El derecho divino de las masas reemplazo al derecho divino de los reyes.

    Pero los amos del mundo, fundadores de religiones o imperios, siempre han tenido un conocimiento instintivo del alma de las masas. Se sostiene que puede seducir a las masas, aquellas impresiones que se forman y germinan en su alma. La masa, desde el punto de vista psicológico, es una aglomeración de seres humanos con características nuevas, distintas de la de los individuos que la componen. La personalidad consciente se esfuma y los sentimientos e ideas de todos se orientan en una misma dirección. Se forma un alma colectiva transitoria. Esta alma colectiva los hace sentir, pensar y actuar distinto a como hacía cada uno de ellos por separado. Al ser la masa anónima y, en consecuencia, irresponsable, desaparece por completo el sentimiento de cordura. El individuo sacrifica su interés personal al colectivo. Habiendo perdido su personalidad consciente, obedece las órdenes del operador que le ha hecho llegar a ese momento. El individuo sumergido en la masa, se aproxima al estado de fascinación del hipnotizado en manos de un hipnotizador. La influencia de una sugestión, lo lanzara a la ejecución de determinados actos.

    La mayoría de las masas no están influidas por la razón, muestran una sugestibilidad excesiva, sus sentimientos son simples y exagerados, las creencias sugeridas son aceptadas o rechazadas en bloque y son fanáticas. Las ideas sugeridas son dominantes, si son muy simples y están representadas por imágenes. Las masas son incapaces de reflexionar y están privadas de espíritu crítico. Convenientemente sugestionadas, están prestas a sacrificarse por el ideal sugerido. Las masas presentan un sentimiento religioso asistido por la intolerancia y el delirio.

    Las creencias de las masas nacen y se establecen por factores lejanos, convicciones que imposibilitan dejarse convencer por otras y factores inmediatos, que provocan una persuasión activa. Raza, tradiciones, tiempo, instituciones y educación entre los factores lejanos. Medio ambiente, circunstancias y acontecimientos entre los factores inmediatos. Es posible evocar imágenes, en las masas, mediante el empleo de palabras. Basta con elegir bien los términos correspondientes, para conseguir la aceptación de las cosas más odiosas. Igualmente, los pueblos han experimentado siempre la influencia de las ilusiones. Quién sabe encandilar a las masas, se convierte fácilmente en su dueño. La experiencia, es el único procedimiento para establecer una verdad y destruir espejismos demasiado peligrosos.

    Las masas no son influenciables mediante razonamientos. Para vencer a las masas, hay que tener en cuenta los sentimientos que las animan. La masa es un rebaño que necesita de amo. El líder, es el sujeto hipnotizado con la idea de la cual se ha convertido en apóstol. Los conductores de masas no son hombres de pensamiento, sino, de acción. La multitud escucha siempre, al hombre dotado de una fuerte voluntad. El papel de los grandes conductores de masas es crear fe y esperanza.

    La autoridad de los líderes es muy despótica y las masas se someten a la servidumbre, su sed de obediencia las hace sujetarse a aquel que se declara su dueño. Hay líderes de fuerte voluntad, pero, momentánea. Otros poseen una voluntad fuerte y persistente. Para penetrar ideas o creencias en el ánimo de las masas, los líderes siguen el método de la afirmación pura y simple, la repetición y ambas constituyen una corriente de opinión que se propaga mediante el contagio.

    El prestigio es una fascinación que un individuo ejerce en el espíritu de las masas. El prestigio adquirido o artificial es el más difundido dado por cierta posición, fortuna o títulos. En cambio, el prestigio personal ejerce una fascinación auténticamente magnética sobre los que lo rodean. El prestigio puede desaparecer a través de la discusión de forma lenta, pero, desaparece para siempre con el fracaso.

    Las creencias de las masas, están formadas por creencias permanentes y opiniones momentáneas y cambiantes. El peso de las opiniones móviles de las masas es mayor que nunca, las antiguas creencias ya no actúan como antes, la creciente potencia de las masas encuentra cada vez menos contrapeso y la prensa transmite sin cesar opiniones diversas. Las opiniones de las masas tienden a convertirse cada vez más, en el supremo regulador de la política. Espiar la opinión se ha convertido hoy, en la preocupación esencial de la prensa y de los gobernantes.

    Las masas se clasifican en heterogéneas anónimas y no anónimas. A la vez en masas homogéneas como las sectas, las castas y las clases. Le Bon expresa que algunos actos de las masas son, seguramente, criminales. Pero, los crímenes de las masas son resultado de un poderosa sugestión.

    Los jurados son excelentes ejemplos de multitud heterogénea no anónima. Igual que las masas, los jurados son muy impresionados por sentimientos y muy poco por razonamientos. Las masas electorales, constituyen masas heterogéneas que actúan en elegir entre diversos candidatos. Manifiestan escasa aptitud de lógica y en sus decisiones se manifiesta la influencia de líderes.  Para seducirla el candidato debe de poseer prestigio, abrumarlas con las más fantásticas promesas, su programa escrito no debe ser categórico y el verbal no corre peligro si es excesivo. El orador debe saber manejar las palabras con gran poder.

    Le Bon considera que, las civilizaciones han sido obras de minorías con espíritus superiores que constituían la punta de una pirámide. Los sufragios de las masas son con frecuencia peligrosos. Por lo que la grandeza de una nación, no puede depender del sufragio de elementos inferiores. Pero, el dogma del sufragio universal posee hoy el poder que tenían antes los dogmas cristianos.

    Las Asambleas Parlamentarias, representan masas heterogéneas no anónimas. En ellas encontramos características general de las masas, asimismo, individuos que las componen consiguen conservar su individualidad en un gran número de casos. Las Asambleas Parlamentarias, son el mejor método encontrado por los pueblos para gobernarse y sustraerse del yugo de las tiranías personales.

    *Psicólogo salvadoreño

  • Me quedo contigo

    Me quedo contigo

    Escucho en una conversación entre amigos que alguien dice que solo hay dos formas de viajar: como turista y como emigrante. Es posible que sea así llevando las cosas a la simplificación máxima pues pienso en los peregrinos o en los viajantes de comercio, dos ejemplos que casan difícilmente en sendas categorías.


    Por: Manuel Alcántara Sáez*


    [dropcap]P[/dropcap] or otra parte, ambos términos admiten muchos matices. Seguramente, el turista es el viajero banal mientras que emigrante es aquel que busca en otro lugar su nueva residencia o un espacio para sobrevivir. Los motivos que impulsan a ambos son muy variados entrando de lleno la subjetividad humana. Hay montones de sensaciones e impulsos que los envuelven: desde el miedo a la búsqueda de la felicidad; desde huir de la abulia a escapar de la pobreza; desde satisfacer una ambición personal hasta dejarse llevar por los demás. ¿Qué decir de la duración del periplo? El emigrante temporero no tiene nada que ver con quien tomó una decisión de por vida.

    Hoy, viajar y estas dos formas vicarias, parecieran estar en dos de los escenarios más disruptivos que asolan a la humanidad siendo objeto de preocupación general. El turismo, que para muchas sociedades es una tabla de salvación en su precario desarrollo económico, por cuanto que supone la llegada de inversiones y la creación de puestos de trabajo para atender a las oleadas de viajeros, es anatema en otros lugares en los que la masificación supone que se vean invadidos modificando su estilo de convivencia e incluso que sus vecinos sean expulsados. Además, la explosión de problemas vinculados con la degradación medioambiental, la propia insostenibilidad de los viajes, el incremento del consumo de estupefacientes y unas economías excesivamente dependientes de una industria con muy bajo valor añadido cuestionan su milagrosa bonanza.

    La emigración, siempre presente bajo distintas formas en la historia de la humanidad, es un azote en la actualidad de un planeta que supera los 8 mil millones de habitantes. Los conflictos armados, la ineficacia política y económica, y los desastres naturales están en el origen de su expansión incontrolada. Los flujos son de tal naturaleza que terminan siendo manejados por una floreciente economía del tráfico de personas que exacerba aún más un fenómeno que en la gran mayoría de los casos resulta traumático. La respuesta en los países receptores en muchas ocasiones suscita nuevos patrones de articulación política en torno a identidades vernáculas que se sienten amenazadas. Nada importa que el desbalance demográfico como consecuencia de su envejecimiento y de la bajísima tasa de natalidad sea un motivo pragmático para facilitar la aceptación de las oleadas migrantes.

    Entiendo que en ambos casos subyace una pulsión donde el margen de deliberación juega un papel determinante. Quien viaja por turismo o lo hace como emigrante ¿lo ha decidido libremente? Pareciera clara la respuesta afirmativa para los primeros, fuera del atavismo que conllevan las modas, mientras que en los segundos su capacidad de elección es menos obvia por no decir nula. Las pulsiones desesperanzadoras pueden ser tan altas para estos que la salida de su lugar de origen es imperiosa. Apenas puede quedar margen, si acaso, con respecto a la elección del destino y, en algunos casos, a la duración de la estancia. La libertad para elegir es un asunto clásico en la teoría económica y un postulado básico en la teoría de juegos donde la oportunidad y la autonomía constituyen los dos elementos básicos que subyacen a la hora de que un individuo realice una acción sin restricciones de terceras partes. Fue también el título de un libro superventas en 1980 de Milton y Rose D. Friedman que además constituyó el soporte argumental de una exitosa serie televisiva.

    El grupo musical de Los Chunguitos dio el título “Me quedo contigo” a la canción estelar de la banda sonora de la película Deprisa, deprisa de Carlos Saura. En ella había un gran condicionante que articulaba toda la letra que rezaba: “si me das a elegir”. Los distintos escenarios que pudieran darse en los diferentes siguientes dependían de que se cumpliese esa premisa. No viajar, permanecer en el sitio, se supeditaría a que tuviera una opción de elegir que alguien brindara previamente. Más aún, no salir y quedarse contigo presuponía que hubiera una puerta explícitamente abierta, una invitación que a guisa de señuelo suprimiera la callada por respuesta. Si me das a elegir. No se trataba de que hicieras lo que quisieras, sino que tomaras la decisión al amparo de saber que existía la posibilidad de la elección. Al final, quedarte a su lado era la culminación de las expectativas que inhibían cualquier veleidad de huida. Era la aceptación de que el viaje había concluido eliminándose toda opción de salida.

    Finge estar atribulada. Lleva unas semanas inquieta, azorada. La última vez que decidió quedarse con alguien fue un desastre. Se sintió turista en un parque temático que resultó no solo ser ajeno sino alienante. Pensó que era una migrante transterrada sin capacidad alguna de disponer no solo de su destino sino de cada instante cotidiano. Ahora vuelve a repetirse una historia similar. Tiende a creer que no es una farsa, pero su histrionismo le lleva a mostrarse mustia. Después de la última velada las dos palabras que escuchó no le sorprendieron, pero le disgustaron su tono: “¡Quédate conmigo!” Calló. No había elección, constituía casi un exabrupto imperativo. En cierto momento había pensado que era lo que deseaba oír envueltas en aquella voz tan seductora. Sin embargo, ahora siente que para quedarse necesita un margen mínimo de libertad que no percibe. Desearía poder decir parafraseando a la canción “si me das a elegir me quedo contigo”, pero esa fórmula no aparece en el libreto de su vida. Una vez más se quedará sola.

    *Politólogo español. Director del CIEPS (Centro Internacional de Estudios Políticos y Sociales)

  • Anestesia de las conciencias

    Anestesia de las conciencias

    Una observación de Voltaire (1694-1778) nos ayuda a entender por qué tantas personas publican ofensas en las redes digitales y con eso revelan más sobre su propio carácter que sobre el perfil del irrespetado. “Nadie se avergüenza de lo que hace en colectivo”, escribió en “Dios y los hombres”.


    Por: Frei Betto


    Eso explica la insania de los linchamientos virtuales y la violencia generada por el prejuicio, como bien demuestra el filme El infiltrado del Klan, de Spike Lee, ganador del Oscar al mejor guión adaptado en 2019.

    Muchos de nosotros nunca ofenderíamos personalmente a un interlocutor con injurias y palabrotas. Pero hay quien es capaz de dirigirles ofensas en las redes sociales a innumerables personas sin siquiera tomarse el trabajo de averiguar si su información es procedente.

    Al ser humano le ha sido dada la capacidad dediscernimiento, atributo que le permite el ejercicio de la libertad. Pero hay quien prefiere renunciar a ese derecho de optar libremente. Prefiere dejar que sea el líder, el gurú o el mentor del grupo social con el que se identifica quien tome las decisiones. Opta por la “servidumbre voluntaria”, para decirlo con palabras de La Boétie (1530-1563). Es lo que los antropólogos llaman “macho alfa”: una tendencia innata en el ser humano de ser dirigido por alguien a quienconsidera más poderoso que él. Y todos los que no comulgan con el credo del líder se consideran enemigos, herejes o traidores, y deben ser barridos de la faz de la Tierra.

    Esa sumisión a la voluntad del otro se da en partidos políticos, empresas, asociaciones y, sobre todo, en sectores religiosos. En el caso de las Iglesias, la dominación ideológica se legitima por la supuesta voluntad de Dios, de la que se hace eco la voz del pastor o el padre. Así, se difunda una peligrosa teodicea según la cual todo se explica por la lógica divina, aunque la humana no logre digerirlo.

    Si ocurre una catástrofe como la de Brumadinho, si estoy desempleado, si pierdo a un hijo alcanzado por una bala “perdida”, no debo protestar ni lamentarme. Dios tenía algo en mente que permitió que esas desgracias ocurrieran. La teodicea se transforma en panacea.

    Es el recurso de la apatía como anestesia de la conciencia. El ejemplo paradigmático es el exterminio de las víctimas del nazismo. La orden genocida no salía de la cabeza de un trastornado, sino de la de alguien con plena (y tranquila) conciencia de lo que hacía, como demostró Hannah Arendt.

    La orden inicial se desdoblaba en una secuencia. Uno conducía el camión hasta el lugar donde estaban alojadoslos presos; otro los llevaba al vehículo; otro ordenaba que se desnudaran y distribuía toallas y jabón; otro apretaba el botón rojo; y, por último, un grupo retiraba los cuerpos de la cámara de gas sin preocuparse de que estuvieranmuertos.

    Un proceso confirmado por el descubrimiento en 1980 del testimonio escrito por el griego Marcel Nadjari y guardado en el interior de un termo enterrado en el suelo de Auschwitz, donde él, prisionero, formaba parte del Sonderkommando, el equipo que retiraba los cadáveres de las cámaras de gas.

    Eso se repite hoy en las instituciones que controlan el mercado financiero mundial, como el FMI y el Banco Mundial. Al proponer ajustes fiscales, austeridad, un techo de gastos a países periféricos, sus oráculos no actúanmovidos por un sentimiento de maldad hacia los pueblos que verán agravada su situación de pobreza.

    Siguen la lógica del sistema: esos países tomaron dinero prestado deacreedores nacionales e internacionales y ahora deben honrar sus deudas. Aunque eso signifique un aumento de la mortalidad infantil y el desempleo.

    Es la lógica del poder, que no siempre tiene en cuenta los derechos de los subalternos. Vale también para los casos de feminicidio, en los que el hombre agrede a la mujer; los de los neonazis, que odian a los negros y los homosexuales; los de los internautas que vociferaron porque la Justicia permitió que Lula, preso, asistiera al entierro de su nieto.

    Ahora las burbujas de las redes digitales funcionan como aldeas virtuales en las que el usuario busca amparo y se identifica con el líder. Al renunciar al pensamiento adquiere una identificación epistémica que le brinda seguridad emocional, como el niño que le da la mano al padre para cruzar la calle.

    Transitar de la conciencia ingenua a la conciencia crítica, como señala Paulo Freire, es un desafío pedagógico para todos los que todavía nos regimos por utopías libertarias.

  • El oro bajo nuestros pies: Una oda crítica: ¿qué haría Roque Dalton García?

    El oro bajo nuestros pies: Una oda crítica: ¿qué haría Roque Dalton García?

    No traicionemos este imperfecto «Edén» (nuestro paisito) por la falsa promesa de un oro que nos empobrece, ni sacrifiquemos su canto de vida por el espejismo de un paraíso que nos lleve a la destrucción.


    Por: Enrique Fernández


    [dropcap]S[/dropcap] i Roque Dalton García, el poeta revolucionario y crítico fino sobre el contexto de El Salvador, levantase la voz hoy, su poesía probablemente resonaría con una mezcla de ironía, dolor, y una crítica mordaz ante la amenaza de convertir nuestro país en un yacimiento de oro a costa de nuestro patrimonio natural. Aquí, una interpretación de lo que podría decir en estos tiempos:

    El Poema:
    En el subsuelo de nuestro olvido, dicen, se esconde el oro del Rey Salomón, no el que deslumbra en relatos antiguos, sino el que promete sacarnos del anonimato.
    ¡Ay, qué cruel ironía! el gobernante afirma que ya estamos contaminados, como si el veneno del ayer pudiera justificar el de hoy, como si la tierra, con sus heridas abiertas, ya no mereciera nuestro amor y nuestro cuidado.

    Pero es comprensible, que no sientan nada, pues ya tienen asegurado otro refugio, un país árabe y sus riquezas, para cuando abandonen este suelo que han devastado, este país que ya no les sirve, que ya le han expoliado todo .

    Pero, ¿qué es este oro sino un espejismo? Una ilusión de progreso, un espejismo dorado, que nos ciega al verdadero tesoro: la tierra que nos ha dado vida, el río que nos canta.

    El gobernante, con su boca de promesas, nos habla de riqueza, de futuro dorado, mientras olvida mencionar que cada pepita, es un pedazo de bosque que ya no existe.

    ¿Y qué de las aves que ya no cantan?¿Qué del agua que ya no corre cristalina?¿Será el oro su compensación? O solo un epitafio para nuestra ignorancia.

    Nos prometen el cielo, pero cavan nuestro infierno, en nombre del desarrollo, del ‘progreso’, olvidan que la verdadera riqueza es la vida, la diversidad, la armonía entre el hombre y la naturaleza.

    Roque, con su voz de trueno, nos diría: «No vendamos nuestra alma por el brillo de lo efímero, pues el verdadero Rey Salomón, es quien sabe guardar el equilibrio entre riqueza y ruina.»

    Análisis y Reflexión:
    Roque Dalton, con su poesía, siempre indagó en las contradicciones de la sociedad, en la lucha entre lo justo y lo explotador. En este escenario, su crítica sería mordaz, recordándonos que la sed de oro puede convertirnos en esclavos de nuestra propia avaricia. Su voz nos invitaría a cuestionar, a no conformarnos con promesas vacías de prosperidad que solo benefician a unos pocos mientras destruyen lo que nos sostiene a todos.

    Roque Dalton nos recordaría que El Salvador no necesita más oro bajo tierra; necesita dignidad, justicia y un ambiente donde la vida pueda florecer. Su legado nos insta a ser disruptivos, a buscar la verdadera riqueza en la preservación, en la cultura, en la comunidad y en la naturaleza.

    ¿Qué haría Roque Dalton si estuviera aquí? A pesar de su edad… Seguramente, estaría en la primera línea, usando su pluma como espada para defender lo que es nuestro de verdad. Levantemos su voz, compartamos sus ideales, y luchemos por un país donde el verdadero tesoro sea la vida en todas sus formas.

    Este escenario imaginario del poeta mártir intenta capturar la esencia crítica y poética de Roque Dalton, adaptando su estilo para abordar un tema contemporáneo que afectaría profundamente a El Salvador, un país que él amó y por el cual luchó.

  • Libro | He aquí un caballo pálido

    Libro | He aquí un caballo pálido

    “He Aquí un Caballo Pálido (Behold a Pale Horse)”, fue manuscrito por el estadounidense Milton William Cooper en mil novecientos noventa y uno.


    Por: José Guillermo Mártir Hidalgo*


    [dropcap]E[/dropcap] l libro consta de diecisiete capítulos. El primer capítulo, “Armas silenciosas para guerras tranquilas”, presenta la doctrina adoptada por el comité político del Grupo Bilderberg en su primer encuentro, en mil novecientos cincuenta y cuatro. Las armas silenciosas hacen referencia a sistemas autómatas de ingeniería social a escala nacional y mundial, cuyas intenciones son el control social.

    El segundo capítulo, “Sociedades secretas y el nuevo orden mundial” señala que, éstas funcionan para ellas. Cuando no son mayoría o totalidad en una sociedad, se dedican a la “destrucción de la autoridad debidamente constituida”. Pretenden funcionar como Estados dentro de Estados y trabajan hacía el mismo objetivo: el nuevo orden mundial.

    En el capítulo número tres, “Juramento de iniciación de una sociedad secreta inidentificada” se presenta como ejemplo la siguiente protesta: su santidad el Papa es el vice regente de Cristo, verdadera y única cabeza de la Iglesia Católica. Iré a cualquier parte del mundo que me envíen y libraré guerra implacable secreta o abierta contra herejes, protestantes y masones. Si me debilito, que mis hermanos de la milicia del Papa me corten manos, pies y garganta.

    El cuarto capítulo, “Tratado Secreto de Verona”, cita el tratado del veintidós de noviembre de mil ocho cientos veintidós. En dicho tratado se establece una coalición de los poderosos de Europa o Santa Alianza, para restituir la monarquía en Europa.

    En el quinto capítulo, “Adiós Estados Unidos hola Nuevo Orden Mundial”, Cooper señala que el sábado cuatro de agosto de mil novecientos noventa, una minoría de senadores aprobó la Ley de Autorización de Inteligencia del Senado, que transfiere la mayor parte de la autoridad del gobierno de los Estados Unidos directamente a manos del gobierno secreto.

    El capítulo seis, “Agencia Federal para el Manejo de Emergencias (FEMA)” señala que, en caso de emergencia de seguridad nacional, FEMA se convertirá en el gobierno nacional no electo.

    En el capítulo siete, “La Ley Contra el Abuso de Drogas de 1988”, considera que es legal, en caso de drogas, la evidencia obtenida ilegalmente.

    El capítulo ocho, “¿Están listas las ovejas para ser trasquiladas?”, presenta la Ley Estatal HB 1750 de Oklahoma del primero de enero de mil novecientos noventa y uno. En ella obligan a los residentes a declarar todo lo que poseen, incluso, las armas. Ya quieren averiguar si se encontrará una oposición fuerte y violenta, cuando se implemente el gobierno mundial.

    En el capítulo noveno, “Anatomía de una alianza: la lógica para el Nuevo Orden Mundial”, el autor informa sobre tres estudios que pronostican el colapso de la civilización tal como la conocemos y la posible extinción de la raza humana: durante la Segunda Guerra Mundial, en mil novecientos cincuenta y siete y en mil novecientos sesenta y ocho. Estos estudios recomendaron reducir la tasa de natalidad y aumentar la tasa de mortalidad.  Para lo primero, se fomentó la liberación de la mujer, la homosexualidad y la liberación gay. Para lo segundo, se propuso crear un microbio o virus mortal y a través de la guerra. La población es un problema político, fuera de control, se requiere de un gobierno autoritario, incluso, fascista.

    El capítulo diez, “Lecciones desde Lituania”, Cooper señala que la segunda enmienda da el derecho a tener y portar armas. El hecho que la mayoría de estadounidenses poseen al menos un arma de fuego, es lo que ha mantenido a raya al Nuevo Orden Mundial. Cualquier intento de subvertir la segunda enmienda es una traición. Como ejemplo, Lituania, que ordeno a sus ciudadanos a entregar sus armas al ejército ruso.

    El capítulo once, “Golpe de gracia: altos crímenes y delitos menores” informa que, a Nixon le ocurrió lo mismo que a James Forrestal, quiso decir la verdad sobre los Ovnis y termino en el pabellón mental del Hospital Naval de Bethesda. A diferencia de Forrestal, Nixon sobrevivió y permaneció en silencio.

    En el capítulo doce, “El gobierno secreto: fuente, naturaleza y fines del MJ-12” el autor nos revela que, entre enero de mil novecientos cuarenta y siete a diciembre de mil novecientos cincuenta y dos, se estrellaron o tuvieron que efectuar aterrizajes de emergencia, dieciséis naves espaciales extraterrestres. La Fuerza Aérea y la Agencia Central de Inteligencia (CIA), lanzaron un velo de silencio sobre los extraterrestres. El Ministro de Defensa James Forrestal se enfrentó a esta conspiración de silencio y fue ingresado en el Hospital de Bethesda. El veintidós de mayo de mil novecientos cuarenta y nueve, agentes de la CIA lo arrojaron por la ventana. Eisenhower y Nelson Rockefeller comenzaron a planificar una organización secreta, Majestic 12, con la finalidad de vigilar las actividades extraterrestres. En mil novecientos cincuenta y cuatro aterrizo una nave extraterrestre en la base Holloman y una segunda, en la base aeronaval de Edward. Se firmo un acuerdo formal entre la nación extraterrestre y los Estados Unidos.

    Ante la conclusión que el planeta se destruiría por sobre población y explotación abusiva de la tierra, se elaboraron tres alternativas: usar ojivas nucleares en la estratosfera para que el calor y la contaminación escape al espacio, crear una red de ciudades subterráneas entrelazadas por túneles y, permitir a una pequeña muestra de seres humanos abandonar la tierra y fundar colonias en el universo. El programa oficial espacial de los Estados Unidos es para tener engañada a la opinión pública sobre el verdadero plan espacial. Los Estados Unidos tienen un ingenio volador de propulsión atómica, con el que han desarrollado viajes a la Luna, Marte y otros planetas.

    En el capítulo trece, “Traición en las altas esferas: el tratado de las Naciones Unidas y la ley de participación de las Naciones Unidas versus la soberanía de los Estados Unidos de América” informa que, miembros del Consejo de Relaciones Exteriores y de la Sociedad JASON elaboraron el borrador de la carta de las Naciones Unidas. El tratado de las Naciones Unidas reemplaza la constitución de los Estados Unidos en los términos del artículo seis de la constitución.

    El capítulo catorce, “Una Propuesta Constitucional Modelo para los Nuevos Estados de América”, es una moción para unir esfuerzos comunes, un futuro en buen orden y un gobierno adecuado y auto reparativo.

    En el capítulo quince, los “Protocolo de los hombre sabios de Sion” plantea que la libertad política es una idea para atraer a las masas para aplastar a otro que está en autoridad. La idea de la libertad es imposible de realizar, es suficiente entregar a un pueblo el auto gobierno para que se convierta en mafia desorganizada. Solo un gobernante despótico puede elaborar planes de manera extensa y clara. Este gobernante despótico a nivel mundial será el rey de los judíos.

    El Capítulo dieciséis, “La historia de Jonathan May” nos cuenta que, Jonathan May, intento liberarnos de los grilletes de la Reserva Federal y creó un sistema bancario alternativo. Jonathan May fue arrestado y encarcelado ilegalmente. La élite mundial ha robado la idea del señor May y la usara como sistema bancario del Nuevo Orden Mundial.

    Y en el capítulo diecisiete, “Documentación: la inteligencia del ejército de Estados Unidos y su conexión con la Iglesia Satánica” narra que el Templo de Set, escisión de la Iglesia de Satán de Anton Le Vay, es liderada por el Mayor de la inteligencia militar del ejército de Estados Unidos Michael Aquino. Sus lugartenientes también son oficiales de la inteligencia militar del ejército de los Estados Unidos.

    *Psicólogo salvadoreño

  • ARGENTINA. «No son 30.000 son muchos más”

    ARGENTINA. «No son 30.000 son muchos más”

    En pocos días sale de imprenta esta nueva investigación de Norberto Urso. En estos tiempos de absurdo negacionismo del gobierno de Milei donde hasta se atreven a discutir la cifra de detenidos desaparecidos perpetrados por la Dictadura de 1976, “MEMORIA COMPLETA no fueron 30.000 fueron muchos más” se trata de un texto necesario.


    Por: Marcelo Valko*


    [dropcap]N[/dropcap] orberto Urso escribió con anterioridad “Mansión Seré, un vuelo hacia la muerte”, un ámbito que el autor conoce en carne viva dado que allí estuvo secuestrado y desaparecido; “El Chalet” un relato descarnado y minucioso sobre el grupo de tareas que operó en el hospital Posadas y también “Osvaldo Bayer, crónicas de vida” un delicioso recordatorio sobre el Maestro. Memoria Completa” es una investigación que abarca un complejo segmento de historia argentina atravesada por una constante que Urso acierta al denominar “culto a la violencia”.

    El libro que tuve el privilegio de prologar abarca una sucesión de graves episodios de violencia desatada contra el pueblo a lo largo del país desfila en estas páginas cuyas consecuencias son hilvanadas con lucidez mediante una prosa que no utiliza artificios literarios sino la crudeza de los hechos. La historia es un todo, un continuo donde los hechos están concatenados como tan bien explicó en su momento Rodolfo Walsh: “han procurado siempre que los trabajadores no tengan historia, no tengan doctrina, no tengan héroes y mártires.

    Cada lucha debe empezar de nuevo, separada de las luchas anteriores: la experiencia colectiva se pierde, las lecciones se olvidan. La historia parece, así como propiedad privada cuyos dueños son los dueños de todas las otras cosas”. Desde siempre procuraron domesticar a la clase trabajadora, adoctrinar el pensamiento utilizando categorías mentales opresoras. Es fundamental pensar para evitar ser pensados y este libro nos ofrece nítidas herramientas en ese sentido, más aún en momentos de reflujo como los actuales donde sobrevuela en el imaginario de buena parte de la sociedad un quietismo y abatimiento generalizado. El año comienza avanzando. Es lento, pero viene…

    *Escritor, psicólogo, docente, periodista, especialista en etnoliteratura y geografía sagrada, dedicado a la investigación del genocidio indígena y afrodescendiente.

  • Luna llena

    Luna llena

    El espacio que en otras circunstancias es habilitado para mercado de artesanías y de productos de la huerta o para recitales de toda guisa da cita a una velada de meditación, conocimiento y música a la luz de la luna.


    Por: Manuel Alcántara Sáez


    [dropcap]S[/dropcap] e trata de un lugar que hace años se encontraba en el corazón de una base militar del país hegemónico situada en un área geográfica ajena a su territorialidad histórica. El Arte de Vivir es una de las instituciones convocantes de una actividad periódica que coincide con el ciclo lunar. La convocatoria atrae a un centenar de personas provistas de su correspondiente esterilla, tapete o mat. Fieles activistas en una práctica que me resulta por completo ajena. El noventa por ciento son mujeres y la gran mayoría se sitúa en la franja de una edad aparente entre los 20 y los 50 años.

    La noche está engalanada por una temperatura agradable y en el recinto el silencio se ha apoderado de la concurrencia absorta en diferentes ejercicios respiratorios. Solo la voz de la instructora interrumpe la quietud para matizar determinadas cuestiones gestuales y señalar los pasos siguientes. Al inicio recordó al grupo el poderoso influjo de la luna proyectado sobre el agua que se refleja en las mareas y en el hecho de que entre el 50% y el 70% del peso corporal de los individuos sea agua, el componente químico principal que hace que cada célula, tejido y órgano lo necesite para funcionar correctamente. La cadencia de una música monótona, aunque vibrante, acompañada por el recitado de unos mantras configura un escenario muy especial ajeno por completo a la cotidianeidad a la que estoy acostumbrado.

    El avance en el ciclo lunar afecta a la vida de las personas y ahora pareciera que los avatares de las últimas jornadas alcanzaran a cobrar sentido en medio de la vorágine que impone la variada gama de acontecederes. En el plano individual se confunde la culminación de momentos críticos para algunos, donde el abandono pudiera encontrar un sentido, mientras que para otros el logro de aquella meta tanto tiempo perseguida probablemente se alcanzara. No obstante, no hay evidencia alguna de ello. Ni siquiera el ritmo de lo que sucede en el mundo aporta claridad. Todo lo contrario. El mutismo de la gente es total y solo sus mentes que luchan por vaciarse siguiendo las demandas de la instructora retienen todavía los últimos rescoldos de las obsesiones esclavizadoras.

    Mientras tanto, la luz lechosa se ha ido apoderando de un ambiente aparentemente en calma que, sin embargo, está poseído del embrujo del entorno cuya energía de pronto ha sido activada. Ha bastado un ciclo lunar para que la antigua base militar reapareciera ante los ojos de quienes transitan sus calles diariamente, habitan sus edificios, contemplan un paisaje en el que la naturaleza se adueña de su significado. Cuatro semanas para permitir que la Historia cobre sentido y aporte explicaciones para entender racionalmente lo que está fuera del foco emocionalmente. El ejercicio respiratorio que antecede a la meditación es una pieza fundamental del proceso.

    En este lapso del reciente ciclo lunar han pasado justo 35 años cuando los gritos de las voces de mando y el rugir de los helicópteros violaron los barrios aledaños a la Zona. Hubo muertos y desaparecidos, destrucción por doquier bajo el fuego de la metralla. Un dictador de medio pelo detenido. Justo 25 años antes un grupo de estudiantes saltaron la verja para imponer que la bandera que los reconocía en su identidad ondeara como estaba acordado a la par de la del país todopoderoso que ocupaba aquel territorio. La negligencia de este suscitó el conflicto del que derivó una cruenta represión que abrió la puerta del martirologio. Entre medias, dos gobernantes, máximas autoridades de ambos estados, acordaron una solución en consonancia con los nuevos tiempos en los que el imperialismo debería adoptar otra cara.

    Son hitos de la historia de un país que nació al albur de la construcción de un canal cuya ejecución visionaria databa de 400 años antes. “Érase un país a un canal pegado”, dictó Gregorio Selser, el intelectual comprometido. El país hipotecado por quién construyó el canal que, sin embargo, le dio la vida. La herida sangrante en el territorio que se convirtió en metáfora y de ahí en estandarte para toda la región de la denuncia del antiimperialismo. Una tropelía que inspiró a Rubén Darío su Oda a Roosevelt y a otros pensadores como Víctor Raúl Haya de la Torre a quien brindó argumentos para su programa de acción política de ambición americana. Recuerdos de sangre y de esperanza. Sueños de una vida plena. Dinero. Argumentos de teoría política y de relaciones internacionales. La construcción de la nación frente al surgimiento del estado. La identidad. Economía y comercio internacional. Geopolítica. Diferentes formas de ejercer el liderazgo.

    Paralelamente, el ciclo lunar continúa y el que ahora comienza no trae nada promisorio. Al contrario. La mayoría de quienes están a mi alrededor después de media hora larga de ejercicio han alcanzado un estado de quietud plena con sus mentes en blanco. El objetivo de la convocatoria está cumplido. No obstante, nadie es ajeno al hecho de que el panorama existente en la próxima luna llena sea muy diferente.

    Cuando poco a poco recobran la consciencia saben que es muy probable que se haya decidido por parte de quien antes estuvo en el lugar donde ahora se encuentran que es el momento de recuperar su grandeza perdida. A veces los eslóganes usados en las campañas políticas no son mera palabrería. Las cuatro palabras que conforman el acrónimo MAGA empezarán a dar sentido a muchas acciones de manera que el silencio podrá tener otro significado. Si bien la luna volverá a iluminar la esplanada habitada por las sombras mágicas de las palmeras, la paz que ahora se extiende por doquier y que acompaña a la meditación estará en permanente estado de ser quebrada.

    *Politólogo español. Director del CIEPS (Centro Internacional de Estudios Políticos y Sociales)

  • Libro | Notas de una traductora de Proust

    Libro | Notas de una traductora de Proust

    Nada me enorgullece más que ejercer el noble arte de la traducción, de pertenecer a la estirpe de todos esos seres las más de las veces anónimos y fantasmales que propiciaron el intercambio y la transmisión de conocimientos, o que por el más verdadero amor al arte (como reza el título del último artículo que escribió Javier Marías y que versa sobre la traducción) quisieron poner a disposición de sus compatriotas aquella obra maestra que, escrita en una lengua distinta a la suya, los había deslumbrado.


    Por: Mercedes López-Ballesteros


    [dropcap]P[/dropcap] ero, dicho esto, si me atuviera a mis principios, yo no debería en modo alguno escribir ni decir nada más, máxime cuando no soy ni muchísimo menos experta en teoría de la traducción, sino permanecer callada y envuelta en sombras. Pues para mí, el mejor y único traductor deseable es el traductor invisible. Esta es la primera máxima que tuve en mente cuando Javier Marías me propuso acometer la traducción de los siete volúmenes de En busca del tiempo perdido de Marcel Proust (proyecto asumido por Alfaguara a la muerte de Javier), en un momento en el que yo simplemente estaba traduciendo, por amor al arte, el último: El tiempo recobrado. El lector debía “oír” a Proust y nada más que a Proust. No sé si estoy consiguiendo tan ambicioso propósito.

    «Proust escribe en ocasiones como un poeta, por lo que muy a menudo su adjetivación, sus imágenes, sus metáforas son arriesgadísimas, atrevidas en grado sumo, y de una belleza deslumbradora»

    Tal vez se preguntarán cómo se percibe la presencia indeseada de un traductor en una obra a la que no ha sido invitado a inmiscuirse. De muchas maneras. Y creo que la más conspicua es la utilización de una voz que no es la del narrador ni la de los personajes, de un registro que no es aquel en el que se escribió la obra, sino los de su cosecha. Yo confío en que mis lecturas de la Recherche, por entero o por partes, me hayan afinado el oído. Otra de las vías por las que “se cuela” el traductor en la obra es la elección del léxico. Y, en el caso concreto de Proust, el léxico convierte el texto en un terreno minado que en cualquier momento le puede estallar en la cara al traductor y arruinarle la frase.

    Proust tiene un prodigioso conocimiento de la lengua francesa. Y suele utilizar los vocablos en sus acepciones más antiguas, más desusadas, más raras, más infrecuentes. O, es más, en las acepciones de su invención. Por fortuna, cuento con un diccionario en dieciséis volúmenes en el que están todas ellas. Por poner algunos ejemplos (sacados de los dos primeros libros), si obviando el contexto me hubiera contentado con traducir la palabra prestige por “prestigio” y no por “magia” o “hechizo”, mortification por “mortificación” en lugar de “necrosis”, provenances por “procedencias” en vez de “mercancías importadas”, habría convertido las frases en las que aparecen estos términos en verdaderos disparates y sumido al lector en un total desconcierto. Y en la Recherche no hay página en la que no se produzcan casos semejantes. No descarto que a mí se me hayan pasado algunos.

    «Lo que define la prosa proustiana, lo que incluso quienes no han leído a Proust conocen de él, es su compleja sintaxis, en la que el hipérbaton, los incisos y la hipotaxis pueden llegar a desesperar al lector»

    Ahora bien, Proust escribe en ocasiones como un poeta (es decir, que no solo describe una realidad, sino que la crea), por lo que muy a menudo su adjetivación, sus imágenes, sus metáforas (que para Proust son “lo único que puede dar una especie de eternidad al estilo”) son arriesgadísimas, atrevidas en grado sumo, y de una belleza deslumbradora. En estos casos, salvo que tras los vocablos elegidos se ocultara alguna acepción que nos llevase, por sentido común, a sustituirlos, hay que respetarlos escrupulosamente, aunque nos produzcan perplejidad.

    Lo que también tuve muy presente cuando emprendí la traducción de la Recherche fueron dos frases del propio Proust (que aparecen en el segundo volumen, A la sombra de las muchachas en flor): “La palabra humana está relacionada con el alma, pero sin expresarla como sí hace el estilo” y “La genialidad radica en el poder reflectante y no en la calidad intrínseca del espectáculo reflejado”. Aunque con distintas palabras, estas mismas ideas están expresadas y desarrolladas en La inspiración y el estilo, de Juan Benet, grandísimo admirador de Proust, que llega incluso a decir que “la cosa literaria solo puede tener interés por el estilo, nunca por el asunto”. Estaba claro que si yo no era capaz de reflejar el estilo proustiano solo iba a conseguir un texto muerto, una obra mutilada.

    «Proust, que cuando se encierra a escribir la Recherche ya tiene en la cabeza prácticamente la totalidad de la obra, sabe que habrá de mantener cautivado al lector para que transite por varios volúmenes hasta llegar al último»

    En ese mismo ensayo, Juan Benet define el estilo como “El instrumento que el lector se ha visto obligado a confeccionarse para sacar a la luz todo lo que le bulle en la cabeza”. (Proust dirá, curiosamente, en El tiempo recobrado, que “Ese libro esencial, el único libro verdadero, un gran escritor no tiene, en el sentido corriente, que inventárselo, puesto que existe ya en cada uno de nosotros, sino que traducirlo. El deber y la tarea de un escritor son los de un traductor”). Y los recursos de los que se vale Proust para “traducir su obra”, es decir, su instrumento, son ingentes y únicos; no por nada ha pasado a la historia por haber creado un estilo (inconfundible e inimitable) que ha dado vida a todo un universo.

    Pero lo que define la prosa proustiana, lo que incluso quienes no han leído a Proust conocen de él, es su (a veces, pero no siempre) compleja sintaxis, en la que el hipérbaton, los incisos y la hipotaxis pueden llegar a desesperar al lector. El caballo de batalla del traductor de Proust sería pues esa frase interminable, serpenteante, arborescente, vehículo idóneo de la remembranza, teñida casi siempre de una sutilísima emoción (incluso, en ocasiones, hasta en los pasajes cómicos, que son numerosísimos), como no podía ser de otra manera. Pero esa frase supuestamente ilegible no lo es tanto en la lengua en la que fue escrita. Bien es verdad que hay que tener un cierto entrenamiento, que se va adquiriendo si perseveramos en la lectura, pero por la maestría con que Proust maneja el tempo, las pausas, la cadencia, con que consigue que cada fragmento de la frase esté siempre perfectamente aplomado, esta fluye sin tropiezos, envolvente e hipnótica, creando un auténtico encantamiento.

    «Diré por último que si el lector no ha sido presa de ningún encantamiento y el libro se le ha caído de las manos, es a mí a quién hay que achacarlo»

    Proust, que cuando se encierra a escribir la Recherche ya tiene en la cabeza prácticamente la totalidad de la obra, sabe que habrá de mantener cautivado al lector para que transite por varios volúmenes (en los que casi no hay intriga ni suspense) hasta llegar al último, en el que expondrá sus teorías (cuyos componentes son el arte y la literatura, la memoria y el tiempo, y que creo que no me toca a mí exponer), ese último volumen en el cual los contenidos de los anteriores (que son para él una ilustración de aquellas) cobrarán todo su sentido. Y lo logra con esa sintaxis que tan bien conoce, pues su frase escrita se asemeja asombrosamente a su frase hablada, como nos cuenta el escritor Paul Morand, que lo conoció y lo trató, frase que él compara con “una carretera de montaña”. Es pues, paradójicamente, con lo que se supone que es la máxima dificultad de la obra, con su propia voz, con lo que consigue hechizar al lector y arrastrarlo hasta la palabra “Fin”.

    Diré por último que si el lector no ha sido presa de ningún encantamiento y el libro se le ha caído de las manos, es a mí a quién hay que achacarlo, pues puedo asegurar, que, en su lengua original, la obra de Proust no solo roza, sino que alcanza, en todos y cada uno de sus aspectos, una indiscutible perfección.

    Fuente: zendalibros.com

  • Libros infantiles de Grupo Libros

    Libros infantiles de Grupo Libros

    Gran variedad para los más pequeños aventureros literarios de la casa.

    «Cuentos locos, asombrosos y extraños», de Helen Velando.

    En este libro encontrarás cuentos con personajes que viven situaciones sorprendentes.Todo acontece en el realismo mágico, un universo en donde las cosas más insólitas conviven con la realidad y pasan a formar parte de ella. Hay mapas que cambian sus contornos, hombres voladores y hasta lentes que modifican la visión del mundo.

    «Épicas cucarachas rocanroleras» de Federico Ivanier.

    Iván y su mejor amigo, Arcadio, son dos cucarachas jóvenes que disfrutan de tocar en su banda de rock Serrucho salvaje. Como el papá de Iván considera que eso es perder el tiempo y que ya es hora de que su hijo asuma responsabilidades, lo envía al campo. La vida de los amigos cambiará porque allí tendrán que enfrentar una desafiante tarea: salvar al pueblo cucarachesco de las garras de las superratas.

    «Mica y los fantasmas de Piriápolis» de Sebastian Pedrozo.

    Mica y sus padres poseen un don, ven fantasmas. Tienen buenos amigos entre ellos, pero se dedican a atrapar a los malos. Cuando la madre de Mica desaparece, sospechan que Timor, un ser siniestro, oscuro y poderoso, puede ser el responsable. Al enterarse de que este ser está merodeando por la ciudad de Piriápolis, deciden ir hacia allí para enfrentarlo. Mica comprenderá que para combatirlo, primero deberá conocerse a sí misma y descubrir cuán poderosa es.

    «Chaucha  y Palito» de María Elena Walsh.

    Tal vez se pregunten quiénes son Chaucha y Palito. ¡Enhorabuena que alguien les preste atención! Es que para las personas grandes y apuradas resultan invisibles, pero los más chicos, siempre atentos a lo que los rodea, sí que pueden verlos y asombrarse con las historias que tienen para contar. En la primera, un grupo de estudiantes vive una aventura fantástica en el fondo del mar junto a una especie desconocida y ¡extraterrestre! La segunda historia es la de Aniceta, la famosa Farolera, que tiene un importante motivo para cruzar la barrera de Chaupinela. Y el tercer relato es una original autobiografía de la autora que narra los momentos más importantes de su vida como un cuento.

    «Felicia y los Bosques Olvidados» de Sofía Aguerre.

    Felicia tiene 11 años y vive con su tío Francisco en una ciudad-barco llamada Neptuno. Un día, desciende a una ciudad-puerto para hacer unos mandados, pero una pelea callejera con otros niños le impide volver al Neptuno antes de que zarpe. A partir de ese momento, Felicia vivirá una particular aventura acompañada de Augusto, otro niño que, sin querer, termina metido en sus líos. Juntos intentarán llegar al Neptuno para reencontrarse con el tío Francisco, pero en el camino tendrán que huir de un hombre que los persigue y descubrirán que alguien está quemando unos bosques muy antiguos, donde se ocultan las ruinas de un mundo que ya no existe.

    «La Felicidad del mono Segismundo», de  Sergio López Suárez y Romina Musto.

    Hacía tiempo que el mono Segismundo tenía una felicidad diminuta que viajaba con él a todos lados. Segismundo y su felicidad se llevaban de maravilla; se entendían a tal punto que apenas necesitaban hablarse. Ambos sentían que el uno había nacido para el otro.

    Todo marchaba muy bien hasta el día en que Segismundo se encontró en la plaza con un gorila. Ese día Segismundo pretendía que su felicidad tomara un poco de sol cuando el gorila se acercó para hacerle dudar de todo y poner su mundo patas para arriba. Una historia que nos invita a creer en nuestras convicciones y en lo que sentimos, sin dejar que algunos extraños y el entorno nos determinen a nosotros y, principalmente, a nuestra felicidad.

    Fuente: Grupo R Multimedio

  • Libro: La guerra invisible

    Libro: La guerra invisible

    El libro “La Guerra Invisible: acción psicológica y revolución cultural”, fue publicada en el dos mil dieciocho. Comienza con la pronunciamiento del publicista austriaco Edward Bernays, sobre la manipulación, que para él es un elemento indispensable en la sociedad democrática.


    Por: José Guillermo Mártir Hidalgo*


    [dropcap]E[/dropcap] n el prólogo, Adrián Salbuchí, analista político argentino, plantea la guerra psicológica, la guerra invisible que impregna a todas las sociedades, tanto en la guerra y como en la paz, la cual está destinada al logro del control social.

    Lucas Carena, analista político y docente de la Universidad Católica Santa Fe, Argentina, es quien escribe la primera parte de esta obra. Nos dice que la Psychological Warfare (Psywar), se fundamenta en los hallazgos de las ciencias sociales, principalmente de la Psicología Social y la Sociología. Cobran relevancia los ideas de Sigmund Freud y los descubrimientos de los experimentos de Stanley Milgram, Philip Zimbardo y Salomón Asch sobre la obediencia, la conformidad y la psicología de las masas. En Sociología sobresalen, entre otros, Thomas Malthus, Herbert Spencer, Gustave Le Bon, Max Weber en torno a la eugenesia, el darwinismo social, la muchedumbre y la mentalidad popular y la estratificación social.

    La principal arma para el control y la manipulación es la socialización. Pero, el Instituto Tavistock de Relaciones Humanas, es el intelectual orgánico de la élite mundial, quien tiene la fórmula para el control de masas y las redes de acción más adecuadas para lograrlo.

    La segunda parte es escrita por el analista político y docente de la Universidad Católica de Santa Fe, Argentina, Pablo Javier Davoli, quien plantean la mediación del italiano Antonio Gramsci en la Revolución Cultural, como paso previo e indispensable para la revolución política que instalaría la dictadura del proletariado. La estrategia gramsciana presenta cuatro características: lentitud, complejidad, gradualidad y sutilidad. Para tal fin es necesaria la eliminación de la hegemonía del catolicismo y la familia.

    Se pretende establecer un pensamiento único. Por eso es necesario fundar artificialmente consensos, las encuestas de opinión, son un medio para tal fin. Se apuesta por la ingeniería social, ciencia y arte de moldear la vida social de acuerdo con una determinada estructura sin el conocimiento, la comprensión ni la libre adhesión de los integrantes del conjunto humano. Pues se busca el dominio de las masas por parte de una minoría. Quienes utilizan los media system, así como el uso masivo de la marihuana y otras drogas psicotrópicas, como estrategias de dominio social.

    Igualmente, usan la teoría de la turbulencia social, como estrategia de terror, para ablandar a un grupo o una población mediante acontecimientos de gran impacto masivo. Una tensión fuerte genera turbulencia social, la gente sorprendida, confundida e indignada, despliega una violencia absurda en tal contexto, se realizan ciertas maniobras mediáticas y judiciales, que permiten imprimir una determinada orientación en el comportamiento social reactivo. Finalmente, se apaga la reacción y sobreviene la aceptación mansa de las nuevas condiciones, inicialmente rechazadas.

    Las religiones aparecen como peligrosos obstáculos que deben ser superados o eliminados. Los arquitectos de la turbulencia social ven a las formas religiosas, especialmente en el cristianismo, una barrera contra sus planes. Por eso, el instituto Tavistock elaboró un falso sistema de creencias, la new age, para propiciar la pasividad y el ensimismamiento de sus feligreses.

    La Central de Inteligencia Americana (CIA) y los servicios secretos británicos, no tardaron mucho en interesarse por el movimiento contra cultural y la peculiar religión que le servía de cimiento y motor. Los servicios secretos en cuestión, se propusieron neutralizar políticamente a los grupos críticos, opositores y revolucionarios

    Se pretende la consolidación de la hegemonía global de la élite oligárquico plutocrática. La hegemonía ejercida por la élite subraya el decisivo rol que juegan los medios masivos de la comunicación social y las técnicas de propaganda y relaciones públicas. Mediante ellos, se puede fabricar el consenso a través de procesos ordenados y sistematizados, de una manera “industrial”. La propiedad privada de los “medios”, constituye la base de la estructura hegemónica.

    En cuanto a la fabricación del consenso, es estratégico el rol del enemigo interno o externo. El Informe de Iron Moutain señala, la importancia que revisten los conflictos y las guerras para mantener una cierta estructura de poder o bien, un determinado sistema de dominación.

    La televisión, en general, ejerce su influencia en la vida privada de los televidentes y sobre varios procesos de las sociedades modernas. Mediante el control de la programación de las noticias televisivas, se puede crear la opinión pública, manipulando la forma en que la gente piensa y actúa. Y el incremento abrumador de los contenidos televisivos pueriles y divertidos, propician un público ignorante y frívolo. Para Giovanni Sartori, la televisión produce imágenes y anula conceptos, de este modo, atrofia nuestra capacidad de abstracción. Por tanto, la televisión está produciendo una permutación, una metamorfosis, que revierte la naturaleza misma del “homo sapiens”. La televisión viene sobre estimulando los instintos y las emociones del público. Se focaliza lo sexual, responsable de la atmósfera híper erotizada de nuestras sociedades. La difusión de la violencia es tan abrumadora que, hasta el ámbito de la diversión, el humor y la jocosidad se han perturbado. Así, Bruno Bettelheim descubrió cómo los regímenes autoritarios pueden mantenerse, infantilizando a sus súbditos.

    El primer anexo es escrito por Pablo Javier Davoli, el cual comenta la comunicación subliminal y la manipulación del comportamiento. Y Lucas Carena, nos explica el Proyecto MK Ultra y el Proyecto Blue Beam, como segundo anexo y el abuso de la psiquiatría, como tercer anexo.

    *Psicólogo salvadoreño

  • 2025 y la herencia del 2024

    2025 y la herencia del 2024

    El año nuevo de 2025 comienza heredando diversos conflictos que vienen del 2024 y que enturbiaron gravemente diversos escenarios en el entorno mundial. Sin duda, las masacres generadas por el neofascismo de los sionistas de Israel, encabezados por Benjamín Netanyahu, especialmente contra los palestinos de la franja de Gaza, suman más de 45 mil 658 fallecidos, 108 mil heridos y más de 11 mil desaparecidos (03/01/25).


    Por: Adalberto Santana


    Este es sin duda el mayor genocidio de nuestro tiempo. Materialmente casi todos los edificios habitacionales, hospitales, escuelas y mezquitas han sido destruidos. La mayoría de los muertos en Palestina son mujeres y niños. A la par que esa población padece una tremenda hambruna y frío en una Gaza totalmente devastada. Ola de terror sionista que se ha extendido a Líbano, Siria y Yemen.

    Situación en la que también se hace patente el apoyo económico y militar de Washington y los gobiernos de la Unión Europea a los sionistas israelíes. Para la comunidad internacional es más que evidente que el gobierno de Israel desarrolla una guerra de exterminio contra el pueblo palestino. Esos actores terroristas son los nuevos Herodes de nuestro tiempo que buscan el exterminio de los peregrinos y migrantes de la Gran Palestina.

    Semejante conflicto se expresa con el mismo apoyo que las potencias occidentales brindan al gobierno de Ucrania encabezado por el nazi-fascista Volodimir Zelenski. La Casa Blanca con la presidencia de Joe Biden, sigue empecinada en brindar gran apoyo económico y militar a los fascistas ucranianos, los cuales van perdiendo militarmente frente a la ofensiva de la Operación Militar Especial de Rusia. Según fuentes de prensa de la agencia francesa AFP, señala que en 2024 el gobierno de Zelenski, vivió un año difícil, “pues perdió siete veces más territorio en beneficio de Rusia que en 2023”.

    Puede pensarse que cuando llegue Trump a la Casa Blanca, prefiera salir del conflicto ucraniano para involucrarse económica y beligerantemente contra los migrantes indocumentados mexicanos, centro y sudamericanos, así como de otras regiones del mundo periférico que han ingresado irregularmente a los EU desde territorio mexicano y canadiense.

    En ese orden el tema migratorio se ubica como uno de los más grandes dramas de los países más vulnerables del orbe. Desde distintos puntos del norte de África, los migrantes transitan hacia los países desarrollados de Europa Occidental. Reiteradamente tratan de cruzar el Mediterráneo en frágiles embarcaciones donde miles de migrantes no logran alcanzar las costas europeas y fallecen ahogados en su intento.

    Se estima por parte de la Organización Internacional de las Migraciones (OIM), que buena parte de ese desplazamiento en los países subdesarrollados se debe a los impactos del cambio climático. Pero también podemos agregar a la falta de empleo, a las recurrentes crisis económicas y a la violencia de la delincuencia organizada.

    Tal como lo vemos con las diez caravanas migrantes que en los últimos tres meses de 2024, han cruzado el territorio mexicano de Chiapas rumbo a la frontera norte de México. Al respecto afirma Luciana Gandini en “Temas y aproximaciones actuales para el estudio de las migraciones y movilidades en las Américas” (México, UNAM, 2020), que:

    “Hoy, las personas migrantes no sólo salen de sus países por razones económicas, huyen de contextos de violencia estructural e institucional, y se encuentran en necesidad de acceder a mecanismos no sólo de regulación sino de protección internacional.

    Las caravanas y las políticas migratorias emergentes han provocado que los países de tránsito ahora sean también países de destino -y más aún cuando se trata del último país de tránsito-, presionados muchos de ellos a expandir sus fronteras mediante la militarización y la adopción de estrategias que los hacen ser al mismo tiempo el problema y la solución a los enormes retos de movilidad global, una movilidad en contextos de crisis”.

    El próximo mandatario estadounidense señaló que al llegar a la Casa Blanca, inmediatamente comenzará una cacería de migrantes. Deportar únicamente a 11 millones de trabajadores internacionales, requerirá una gran cantidad de recursos económicos que los podrá obtener desplazando el apoyo económico de Ucrania a los organismos gubernamentales estadounidenses encargados de las deportaciones.

    Pero también en esa campaña anti-inmigrante, Trump pretende continuar con la construcción del muro en la frontera con México. A la par intensificará su campaña contra el flagelo del narcotráfico en virtud del crecimiento del consumo de fentanilo generando más de 100 mil fallecimientos anuales en EU.

    De esa manera también responsabiliza perversamente a los migrantes como traficantes de drogas en la sociedad estadounidense. Así, el racismo se intensificará en la sociedad estadounidense alentado por la política neofascista y xenófoba de Trump.

    Pero también es evidente que las organizaciones de narcotraficantes como el Cartel de Sinaloa, el del Cartel de Jalisco Nueva Generación (de México) o el de los “Choneros” (Ecuador), alientan en su guerra interna, la violencia del narcotráfico en ambos países.

    La narcoviolencia en el estado mexicano de Sinaloa ha puesto en grave crisis al gobierno. La guerra entre las dos facciones del cartel de Sinaloa (Los Chapitos contra Los Mayitos), entre septiembre y diciembre de 2024, ha generado más de “651 homicidios dolosos, 513 casos de desaparición forzada y 14 feminicidios” (La Jornada, 02/01/25). Tal es la fuerza y la capacidad de las organizaciones narcotraficantes en México, que han generado en todo el país más de 153 mil homicidios dolosos (2006-2023) y en 2024 sumó 26,715 personas asesinadas (70 asesinatos diarios).

    En el caso de Ecuador, el gobierno de ultraderecha y filofascista de Daniel Noboa, al extender el estado de excepción y con la doctrina del “conflicto armado interno”, ha generado una sistemática violación a los derechos humanos, protegiendo así a los narcotraficantes como es el caso de los “Choneros”. Triste herencia que hereda el nuevo año de 2025 en el escenario internacional.

  • La montaña mágica

    La montaña mágica

    Las efemérides son un buen acicate para alumbrar un texto. También lo es el marco en el que transcurre una historia que hace famoso el título. No lo es menos la experiencia personal por la que alguien se identifica con la narración de una vida imaginada y trasladada a un libro de éxito universal.


    Por: Manuel Alcántara Sáez*


    [dropcap]E[/dropcap] n fin, las épocas en las que se aceleran los cambios son asimismo momentos de ensoñación donde la ficción se confunde con la realidad y viceversa. Todo ello se une en una mañana de invierno cuando el azar ordena la secuencia para hacer posible el relato que al final resulta enmarañado e intrascendente como buena parte de la existencia.

    Hace un siglo Thomas Mann publicó su, quizás, más famosa novela que escribió durante una docena de años pues lo que en principio iba a ser una obra corta tras culminar Muerte en Venecia terminó adquiriendo las dimensiones voluminosas conocidas. El significado global de La Montaña Mágica supone ser la novela de aprendizaje por excelencia no solo para el lector sino para un autor al que le moldearán los sucesos ocurridos a lo largo del proceso creativo en la larga década que siguió a 1912 cuando escribió las primeras líneas.

    Mann entreteje los muy variados asuntos abordados con personajes complejos diseñados en el contexto de un sanatorio en medio de los Alpes y del entorno de un continente convulso. La política se confronta con la filosofía y la enfermedad es el puente entre la vida y la muerte. La cotidianeidad de la existencia en un lugar acotado conjuga con la trascendencia y la monotonía con la originalidad de la creación literaria en una larga sucesión de instantes donde pareciera que el tiempo no existe.

    La reclusión para evitar el contagio, el control de la medicación y de la dieta, el clima favorable, la concentración de personal especializado, incluso la toma de conciencia de la gravedad del asunto y de la responsabilidad social a la hora de confrontarlo constituían poderosos argumentos para que el modelo que había popularizado la novela en dos volúmenes inspirara proyectos similares en una época en la que la tuberculosis hacía estragos. De esta forma, diez años después de publicada, la imagen del sanatorio de Davos cobró forma en un plan que se auspició para construir uno a ocho kms de Salamanca y cuya culminación tendría lugar ya en la década de 1950.

    El nuevo siglo avanza. La estudiante ha llegado a Salamanca para llevar a cabo sus estudios de especialización superior. Tiene una enorme ilusión en ampliar su conocimiento en un ámbito poco desarrollado en su país. Sin duda sus posibilidades de promoción en el cuerpo diplomático serán una realidad. El nivel de su español es adecuado gracias al aprendizaje realizado durante diez años en su ciudad natal de una república de Asia central. Ahora agradece la insistencia en ello de su madre. Las primeras sesiones de los diferentes cursos superan sus expectativas. En lugar de una residencia ha preferido alojarse compartiendo un piso con otras estudiantes con las que sale varias noches a tomar algo. Serán ellas las que noten que su tos, que empezó a los pocos días de llegar, no ha parado. Incluso sangra de vez en cuando. También observan que come muy poco porque dice que no tiene apetito. Una noche en que se encontraba desvalida la sugirieron que se pusiera el termómetro y tenía fiebre. La acompañaron al hospital. La decisión fue rápida y determinante: debía ingresar en la clínica antituberculosa de Los Montalvo.

    Sus días son onerosos. Ha pasado dos semanas en régimen de aislamiento riguroso. Después, las visitas de sus colegas y de los profesores fueron puntuales, luego se espaciaron. Ya lleva varias semanas recluida. La vista que tiene desde la terraza de la habitación con la sierra al fondo es espléndida, también entiende que recibe un trato profesional y amable. Sin embargo, ello no mitiga que haya perdido todo el interés que le imbuyó su decisión de llevar a cabo el gran proyecto de su vida. Un compañero le trajo la novela de Mann, pero le resulta cansada su lectura en español. Además solo encuentra un parecido muy remoto de su situación con relación a la vivida por Hans Castorp. Las disquisiciones le desbordan y su extrañamiento tiene connotaciones bien diferentes a las que expresan los personajes cuando miran a los Alpes. Las encinas que pueblan su paisaje tienen una belleza que no termina de asimilar, pues tampoco le generan recuerdo alguno de su tierra. No hay nieve ni siquiera se avizora en las cumbres lejanas.

    Es un tiempo miserable, pero ¿cuándo no lo fue? La guerra que se inició en 1914 dio paso a la mayor matanza registrada en la historia de la humanidad. No obstante, en Davos las pulsiones del momento eran otras, aunque se tratara de distracciones galantes. Un siglo después el lugar es el epítome de la convocatoria anual cortesana empresarial y política por excelencia. Ella ahora tiene su espacio particular en Los Montalvo y está al corriente del derribo reciente de un avión en el Cáucaso en el que podría haber viajado. Sabe de las implicaciones para su país de la caída del régimen sirio y de las transformaciones registradas en Irán. Las derivaciones acontecidas en Afganistán en lo relativo al papel de las mujeres pueden tener efectos que retrotraigan la situación a décadas pasadas. Pero sobre todo conoce del empoderamiento avasallador de Putin. Está sola. No cuenta con nadie parecido a Settembrini, Naphta, Ziemssen, Peeperkorn, ni a Clawdia Chauchat. Hoy es el primer día que ha podido salir y ha caminado por el exterior del sanatorio. El frío le recordó al de su casa. Posiblemente le darán el alta la semana próxima. No quiere volver a su país ni reiniciar los estudios interrumpidos los últimos meses. Una pregunta no deja de acuciarla, ¿qué tiene de mágica aquella montaña que no puede transferirse?

    *Politólogo español. Director del CIEPS (Centro Internacional de Estudios Políticos y Sociales)

  • Desinformación y Manipulación en la Era Digital.

    Desinformación y Manipulación en la Era Digital.

    Desinformación y Manipulación en la Era Digital: El Espejo Roto de la Política Contemporánea.

    Por Joaquín Andrade Irisity.

    En la era digital, las redes sociales han emergido como una herramienta esencial para la
    difusión de información, la recreación y el entretenimiento. Hoy en día, pasamos una
    cantidad considerable de tiempo frente a pantallas, ya sea en nuestros teléfonos o
    computadoras, participando en actividades que van más allá de la simple obtención de datos.
    Estas plataformas se han transformado en espacios multifuncionales, donde interactuamos,
    compartimos experiencias y, por supuesto, nos divertimos. Sin embargo, esta capacidad de
    difusión masiva y rápida de contenidos también ha sido aprovechada para fines menos
    inocentes.
    La desinformación, entendida como la difusión intencional de información falsa o
    manipulada, se ha convertido en moneda corriente en el ámbito político. A través de las
    distintas plataformas, actores políticos, gobiernos, grupos de presión y empresas han
    encontrado un canal efectivo para influir en la opinión pública, distorsionar la realidad y
    alterar procesos democráticos. Así como las redes sociales nos permiten acceder a una gran
    variedad de contenidos, también facilitan la propagación de noticias falsas, que se difunden
    con la misma rapidez y eficacia que las informaciones legítimas.
    La viralidad por la viralidad misma
    A través de la viralidad, los contenidos pueden alcanzar audiencias masivas en minutos, sin
    que necesariamente hayan pasado por un filtro de veracidad. En el contexto político, las redes
    sociales se han convertido en un campo de batalla donde los actores luchan por el control de
    la narrativa. La desinformación se emplea de diversas maneras: desde noticias falsas sobre
    candidatos políticos hasta la creación de teorías de conspiración para desacreditar
    movimientos sociales o deslegitimar protestas. Un ejemplo claro de esto fue la intervención
    en las elecciones presidenciales de 2016 en Estados Unidos, donde se utilizaron bots y
    perfiles falsos en plataformas como Twitter para sembrar discordia y fomentar la
    polarización.
    La repetición de una mentira hasta que se hace realidad; el concepto de “repetir una mentira
    hasta que se haga realidad” no es nuevo en la política. Aunque originado en el siglo XX, ha
    cobrado relevancia con el auge de las redes sociales. La repetición constante de una mentira
    en plataformas masivas puede llevar a que una información falsa se convierta en un hecho
    percibido por la sociedad. Este fenómeno se basa en el principio de la “exposición repetida”,
    que establece que, cuanto más se expone a una persona a una idea o afirmación, más probable
    es que la acepte como verdadera, independientemente de su veracidad.
    Las noticias falsas (fake news) funcionan bajo este principio. Incluso cuando un usuario sabe
    que una noticia es falsa, la repetición constante puede hacer que lo que inicialmente parecía
    improbable o ridículo se convierta en una verdad aceptada. En la actualidad, la
    desinformación es tan prevalente que, a veces, es difícil distinguir entre lo que es real y lo
    que no lo es, lo que alimenta una creciente desconfianza en los medios tradicionales y en las
    instituciones democráticas.
    Amplificando la Desinformación
    Uno de los factores clave que ha acelerado la propagación de la desinformación es el uso de
    bots y algoritmos de inteligencia artificial. Los bots son programas automáticos que pueden
    crear, compartir y promover contenido en redes sociales de manera masiva. Estos bots
    generan cuentas falsas que simulan ser usuarios reales, amplificando mensajes y noticias
    falsas a gran escala. Cada vez son más visibles como actores políticos y, en algunos casos,
    toman decisiones desde sectores políticos. Los algoritmos de las plataformas priorizan
    contenido que genera emociones intensas, como la indignación o el miedo, lo que puede ser
    fácilmente manipulado por actores con intenciones desinformativas.
    Además, la IA, junto con los bots, no solo amplifica el alcance de los mensajes, sino que
    también ayuda a crear contenido falso altamente convincente, como los deepfakes. Estos son
    videos manipulados digitalmente que hacen parecer que una persona dijo o hizo algo que
    nunca ocurrió.
    Las “fake news” tienen un profundo impacto en la democracia. En un entorno en el que los
    votantes no siempre pueden distinguir entre lo verdadero y lo falso, el proceso electoral se ve
    distorsionado. Las elecciones, que deberían reflejar la voluntad popular, pueden ser
    manipuladas por información errónea o sesgada. Esto debilita la confianza en los sistemas
    democráticos y fomenta una mayor polarización política, ya que las personas suelen aferrarse
    a sus creencias preexistentes y rechazan la información que no se alinea con ellas.
    Vivimos en un mundo digital que no solo nos conecta, sino que también nos expone a un
    flujo constante de información a una velocidad vertiginosa. Las redes sociales se han
    convertido en plataformas clave para la difusión de hechos reales y distorsionados. Este
    entorno ha transformado nuestra manera de consumir contenido, haciéndonos más
    vulnerables a la desinformación. El pensamiento crítico, en este contexto, juega un rol
    fundamental para cuestionar y analizar la validez de la información que recibimos.
    La Importancia de la Reflexión, separar el usuario del emisor
    El desafío radica en que, además de las noticias manipuladas, estamos rodeados de imágenes
    y videos editados que refuerzan la dificultad de distinguir lo verdadero de lo falso. Este
    fenómeno se ve amplificado por la rapidez con que circulan los contenidos, muchas veces sin
    tiempo para reflexionar. La inmediatez que caracteriza el entorno digital genera reacciones
    impulsivas, donde el acto de compartir se antepone al análisis de la veracidad de la fuente. La
    dopamina, desencadenada por la novedad o el sensacionalismo, refuerza este ciclo, llevando a
    que lo más relevante en muchos casos no sea la veracidad, sino la capacidad de generar una
    respuesta inmediata.
    Por eso, es imprescindible que, en medio de esta constante saturación de información,
    detengamos el ritmo frenético y reflexionemos sobre lo que consumimos. ¿De dónde
    proviene esa noticia o imagen? ¿Qué objetivos persigue quien la comparte? Antes de dar por
    cierta cualquier afirmación, es esencial preguntarnos si se trata de una manipulación o si la
    fuente es confiable. Las herramientas digitales para la verificación de imágenes y videos se
    convierten en aliados en nuestra lucha contra la desinformación.
    El pensamiento crítico, además de ayudarnos a verificar la información, nos invita a
    reflexionar sobre el origen de todo lo que consumimos. En lugar de dejarnos llevar por lo
    primero que vemos o escuchamos, debemos aprender a discernir entre lo genuino y lo
    fabricado. Esto implica no solo cuestionar lo que nos llega, sino también ser conscientes del
    impacto que tiene nuestra propia participación en la difusión de información.
    En conclusión; la alfabetización mediática, entendida como la capacidad de consumir y
    compartir contenido de manera consciente y responsable, es una de las herramientas más
    poderosas para combatir la desinformación. Debemos estar preparados no solo para
    identificar el sesgo o la manipulación, sino también para actuar de manera ética en nuestra
    participación en las redes sociales. Esto es especialmente relevante en un momento en que los
    algoritmos priorizan contenidos que provocan emociones intensas, lo que puede ser
    aprovechado por actores con intenciones manipuladoras.
    La responsabilidad de cada individuo es clave. Debemos ser conscientes de que nuestras
    acciones, al compartir contenidos sin verificar su autenticidad, contribuyen a la propagación
    de desinformación. Las noticias falsas, al repetirse una y otra vez, pueden convertirse en una
    verdad percibida, afectando la manera en que nos relacionamos con el entorno político y
    social. A medida que nos enfrentamos a esta nueva realidad, el pensamiento crítico y la
    reflexión pausada se presentan como nuestras principales herramientas para contrarrestar el
    impacto de la desinformación en la sociedad y en la política contemporánea.
    Las campañas de desinformación, impulsadas por estrategias sofisticadas y herramientas
    digitales, han demostrado su capacidad para influir en procesos electorales y desestabilizar la
    opinión pública. Al final, ¿existe realmente libertad en este vasto océano de contenidos
    digitales? Somos navegantes en un mar de información, a menudo arrastrados por la corriente
    de desinformación y noticias falsas. ¿Seremos meros pasajeros, impotentes ante el caos
    digital que nos rodea, o podremos tomar el timón y orientarnos hacia la verdad, como si
    siguiéramos el faro de la reflexión crítica? En este viaje por el océano de la información, la
    capacidad de discernir, de buscar con conciencia, se convierte en nuestra brújula. Solo así
    podremos evitar que las olas de desinformación nos hundan
    Es fundamental, como consumidores de información y ciudadanos, aprender a navegar por
    este mar de contenidos con una mirada crítica, reflexiva y responsable. Solo así podremos
    garantizar que la verdad no se pierda en el ruido digital y que nuestras decisiones,
    especialmente las políticas, se basen en información verificada y bien reflexionada. A pesar
    de los cantos de sirena, esos títulos llamativos, esas voces disonantes que buscan atraer
    nuestra atención, debemos saber diferenciar entre lo que es información y lo que es solo
    basura.

  • Libro | Sexo y la mente criminal

    Libro | Sexo y la mente criminal

    Norm Winski, escritor estadounidense, en su obra “Sexo y la mente criminal: análisis de los crímenes sexuales más chocantes de nuestro tiempo”, publicada en mil novecientos sesenta y ocho, resume que el hombre y la mujer nacen con impulsos sociales y antisociales. Pero, la predisposición primaria de ellos es la integración social.


    Por: José Guillermo Mártir Hidalgo*


    Si ésta es rechazada, es cuando se manifiesta la tendencia antisocial. El rechazo surge de tres factores: parentales, culturales y sociales. Los factores parentales se refieren, a deficiencias de amor de los padres. Estos suelen ser severos y parcos de cariño. Los factores culturales se circunscriben, a sistemas de crianza espartanos. Y los factores sociales comprenden la exposición temprana a tormentos como la muerte, la amoralidad, la corrupción, la pobreza, la orfandad, los abusos sexuales, etc.

    El rechazo a la integración social por parle de los factores señalados, provoca un infantilismo retardado que provoca una incapacidad de adaptación. Por lo que aflora la tendencia antisocial. El psicópata busca la satisfacción inmediata de sus impulsos, es insensible al sufrimiento, muestra un exagerado egoísmo y percibe a las personas como símbolos. Los tipos de criminales que existen son el criminal neurótico, cuya conducta destructiva hacía la sociedad se debe al conflicto psicológico. El criminal normal, su personalidad no es muy distinta a la del hombre normal, el ambiente social en que nace y desenvuelve propicia las conductas criminales. El criminal orgánico, individuos con defectos de nacimientos, quienes constituyen una pequeña minoría. El criminal desbocado, le falta el superego que determina lo que debemos hacer y no hacer. Finalmente, el criminal condicional, quienes bajo ciertas condiciones específicas, tornase en criminales furibundos.

    La versión oficial de las causas de la criminalidad y la delincuencia se refieren a las condiciones existenciales en el ámbito parental y cultural. Así, se culpabiliza a la familia como responsable de la aparición de psicópatas y asesinos. Igualmente, se responsabiliza a la pérdida de valores el incremento de la delincuencia. Pero, se niega que las condiciones existenciales estructurales y sociales tengan responsabilidad en el aumento de las conductas antisociales.

    Desconocen que el modo de producción vigente y el modelo de desarrollo económico que se implementa desde hace más de tres décadas, sea la causa del desbordamiento de la criminalidad. Desestiman que prácticas políticas como el autoritarismo, alienten la violencia y la delincuencia. Por eso es que solo se ve a la represión, corno la única forma de atajar las tendencias antisociales. De esta manera, se garantiza el orden establecido.

    Winski presenta seis casos de agresores sexuales. El primero de ellos, el de Gayo César Augusto Germánico, conocido como Calígula, que significa bota militar. Este César romano, fue un joven típico de la clase corrompida de su era. Calígula fue víctima de una psicosis que venía padeciendo desde hace tiempo. Trataba de compensar su complejo de culpabilidad y frustraciones de índole paterno filial, con sus actos sadomasoquistas. Aunque, fue más que un pervertido polimórfico, fue responsable de la muerte festiva de millares de personas.

    El segundo caso es el de Rose Marie Nitribitt, meretriz, quien había hecho su fortuna con hombres poderosos y ricos de la ciudad de Frankfurt, Alemania Occidental. Por noche cobraba tres cientos dólares y ganaba mensualmente tres mil dólares. En el mes de noviembre de mil novecientos cincuenta y siete, fue asesinada. El robo como móvil quedo descartado, de la misma manera, la agresión sexual. Se sospecho que su asesino era un conocido, quien quería llevarse película y cinta magnetofónica, ya que Nitribitt lo chantajeaba. Aterrorizaba a las autoridades, hallar a altas figuras de la política en poses comprometedoras con Rose Marie. En mil novecientos cincuenta y ocho, Rolf Thiele, presento en Venecia la película “Esa Chica Rose Marie”, gano un premio de los críticos. Rose Marie sufría del complejo de inferioridad, era tacaña hasta la ridiculez, nunca pudo olvidar los días amargos y trataba con rudeza a la gente de inferior nivel social.

    El tercer caso es el de William Heirens, desde sus diecisiete años salía por las noches a asaltar, robar y matar. Había en él un ansia de violencia, ya que le provocaba excitación sensual y erección. El acto criminal era substituto del coito normal. En Chicago, desde mil novecientos cuarenta y cinco, se suscitaron una serie de asaltos y crímenes sin resolver. Como parte de su desequilibrio psicológico que sufría, había creado un alter ego al que consideraba malo. George era el malo, en cambio Bill Heirens era el bueno.

    El cuarto caso es el de Walburga Ooesterreich y Otto Sanhuber. Walburga estaba casada con Frederick. Tan pronto su marido salía para su trabajo, Walburga subía a su alcoba, abría una puerta secreta que daba a un desván y emergía Otto, quien era su amante por casi veinte años. Cuando Frederick regresaba a casa, Otto volvía a su escondite. En una ocasión, Walburga emitía lamentaciones y Otto salió de su escondite con pistola en mano. Frederick forcejeo con él, pero Sanhuber le partió el corazón a Fred con un disparo. Otto y Walburga fueron apresados y acusados de asesinato en primer grado.

    El quinto caso es el de Mabel Normand, una de las amantes del Capitán Taylor, ídolo de la pantalla, cuyo nombre era William Desmond, quien tenía reputación de Don Juan. Una noche, Normand visito a Taylor, el criado de este último encontró su cuerpo tirado boca arriba sobre la alfombra. Quien sospecho que el crimen era obra de una mujer. Con el tiempo se supo que la madre de Mary Milles Minter, Mary Pickford, fue quien asesino a Taylor. Pinkford había sido una sirena infantil de la pantalla silenciosa. La fea notoriedad del crimen, arruino la carrera artística de Mabel Normand.

    Y el último caso es el de Joe Ball, quien era dueño de la taberna “La Posada Social”. Mujeres empleadas iban y venían con mucha frecuencia, quienes ligaban íntimamente con el patrón. Dos de esas mujeres llegaron a tocar el corazón de Ball, Minnie Mae Gotthard y Hazel Brown. Pero Ball contrajo matrimonio con Buddy. Gotthard, aparentemente, se marcho de “La Posada Social”. Luego desapareció Brown. Con el tiempo, Ball comenzó a tener problemas con Buddy, quien poco después se esfumo. Wheeler confeso su participación en los crímenes de Ball. Comento que descuartizaban los cadáveres, los que iban a parar a los vientres de cocodrilos.

    *Psicólogo salvadoreño

  • ¿Para qué educar?, educar para descolonizar

    ¿Para qué educar?, educar para descolonizar

    El propósito de los sistemas educativos es el de reunir, organizar y transmitir los conocimientos y saberes particulares acumulados de una sociedad específica, con el fin de reproducirla, enriqueciéndose en el proceso y dirigiéndose al fin específico de transmitirlos a la siguiente generación, cuya tarea entonces será asegurar su continuidad.


    Por: Luis Arnoldo Colato Hernández*


    [dropcap]E[/dropcap] so reza formalmente la teoría, la práctica empero es diferente.

    Los modelos educativos son una extensión del modelo político y económico, que lo despojan de su acervo moral y ético, como de su memoria, de la que es desprovista interesadamente, sin revisión y sin el interés de abordarla objetivamente, dejando solo un bagaje de funcionalidad memorista e irreflexiva, dirigido a perpetuar al modelo económico.

    O lo que es lo mismo, un sistema sin valores cuya prioridad es el beneficio y las utilidades.

    La evidencia de ello se encuentra en abordaje interesado y racista de la evolución social, ejecutada puntualmente desde una perspectiva eurocentrista, que esencialmente descalifica y desconoce invisibilizando los progresos y aportes del este asiático, el centro africano, indoamericano y polinesio, centrándose en el desarrollo de un esquema dirigido a reproducir una intolerancia, orientada a subordinar y someter a nuestros pueblos a supuestos tales como el del atraso y la inferioridad, materiales y espirituales, en nuestra relación para con las sociedades ahora más adelantadas, que acentúan nuestras diferencias y que renuncia por principio a nuestro desarrollo.

    ¿Y el personal docente?

    Debemos subrayar el que el desarrollo del sistema está dirigido a supeditarse al modelo económico, por lo que el docente apenas se reduce a un operario del mismo, que abraza en su formación una teoría humanizada y en principio válida, pero que en el desarrollo de su labor está supeditado a los intereses de ese esquema económico.

    ¿Es lo correcto?

    Cuando ello apunta al propio progreso y emancipación, ¡por supuesto que sí!, pues ningún conocimiento puede derivar de una sociedad estéril, como en el caso particular de los modelos latinoamericanos y con solo 2 excepciones, que es el caso, y que es más acusado en el particular modelo salvadoreño, que está montado bajo una óptica crudamente conservadora, y, en consecuencia, dirigida a perpetuar y profundizar la desigualdad y la exclusión dominantes.

    En tal sentido y considerando las particularidades de los tiempos actuales que toca a los educadores vivir, caracterizados por el verticalismo y la intolerancia del régimen, que solo refrendan lo inferido arriba, supone para ellos y por la comprensible razón de procurar conservarse en sus cargos, el que simplemente se plieguen a reproducir el esquema de mediocridad y paroxismo urgido por el modelo.

    Tenemos para demostrarlo, la narrativa urgida desde el régimen, dirigida a revisar los hechos recientes de nuestra historia, que procura reescribir, con el solo propósito de asegurarse en el poder.

    Este ejemplo ilustra lo señalado, y que es el que el esquema educativo es instrumentalizado por las élites para instalar en el colectivo esta falacia.

    Que es en cambio lo que la educación en su sentido liberador, debe desarraigar.

    *Educador salvadoreño

  • Soñar en inglés: ¿dónde queda el futuro?

    Soñar en inglés: ¿dónde queda el futuro?

    La imagen de esta nota, seguramente resulta chocante o desagradable, pero la realidad a la que alude la supera. El gobernador de Texas Greg Abbott mando colocar unos 40 anuncios publicitarios en español que se instalaron en puntos estratégicos de El Salvador, Guatemala, Honduras y los estados mexicanos de Tamaulipas, Nuevo León, Coahuila, Chihuahua y también a lo largo de la frontera de Texas.


    Por: Marcelo Valko*


    Se trata de una iniciativa de su administración llamada Operation Lone Star (Operación Estrella Solitaria). Los textos de los carteles son muy elocuentes: “Tu esposa y tu hija van a pagar el viaje con su cuerpo” (BBC News Mundo, 20/12/2024). Dado que la información siempre altera la realidad de una persona, Abott espera “muy buenos resultados” de su iniciativa. El gobernador ya había sido centro de una polémica anterior al instalar un “muro flotante” de boyas con púas en el río Bravo que hace de barrera natural entre ambos países para impedir cruzar la frontera a los migrantes. El gobernador Abott que viene picando en punta pues con 271.484 expulsados en 2023 logró superar la cantidad de 267.260 personas que Donald Trump echó en 2019. Por su parte, Trump promete que ni bien asuma en 2025 se producirán deportaciones masivas de migrantes.

    Paradójicamente estas caravanas de millares de migrantes que atraviesan Centroamérica rumbo al “gran país del norte” se los conoce como dremears, soñadores. La meta de esa gente que avanza a pie, como en una procesión doliente es lograr ingresar a EE:UU. a como dé lugar y manotear algunas migajas del sueño americano. ¿Qué significan esas penosas caravanas de migrantes para quienes las ve pasar rumbo al norte? ¿Acaso es imposible soñar al sur del río Bravo? Pensemos en lugar de ser pensados. Todos queramos o no, somos signos de un alfabeto muy vasto, una especie de zodiaco o constelación que nos excede.

    Vemos a esas familias desvalidas con niños pequeños cargando apenas un bolso o una pequeña mochila por toda pertenencia de vida y una tremenda orfandad de suelo. ¿Porque se lanzan a un camino plagado de peligros en cada recodo del viaje, en cada noche a la intemperie, en cada mirada que se cierne sobre ellos? Es habitual escuchar noticias sobre distintos delitos y crímenes y enterarse de cadáveres calcinados de migrantes desde el Tapón del Darién hasta la frontera con Texas.

    No hay culpables, no hay justicia ni victimarios apenas víctimas. Esas personas en tanto signo se convierten en los representantes de un tremendo Vía Crucis arrastrándose miles de kilómetros de pasos y padecimientos, mendigando la entrada a EE.UU en una procesión, pagando la penitencia de nacer sudacas y quizás obtener el merecimiento de asomarse e ingresar al Reino de los Cielos, que obvio está allá, en el norte, no en el sur… Es la América de la fractura. Existen otros “migrantes”, una minoría de una Latinoamérica sin pudor que viaja en otra clase de desfile desvergonzado a Miami con frívolas compras de lo que sea o para veranear en sus playas y lucirse sonriendo en las tapas de las revistas.

    El norte, además de esquilmar a nuestros países mediante modelos primarios de extractivismo altamente depredadores y contaminantes que lo único que hacen en realidad es capitalizar formas de intercambio asimétrico, el valor agregado queda siempre fuera de nuestras fronteras. Entre los bienes primarios que extraen, también se tragan nuestros sueños, cuyo valor agregado, onírico en este caso, se manufactura y desarrolla en el norte.

    Cuando no es viable soñar en casa y es necesario arriesgarse a un viaje azaroso de miles de kilómetros para soñar tan lejos significa que ocurre algo más grave que una paupérrima realidad económica. Es un indicador patológico al que nos quieren amaestrar. ¿Acaso nuestros países son inviables? ¿Solo es posible soñar en inglés? Conozco a más de uno que en Argentina se lamenta que en su momento desde las azoteas de la modesta Buenos Aires arrojando agua hirviendo, macetas y determinación hayamos vencido a las invasiones inglesas de 1806 y 1807. De no haberlos expulsado hoy estaríamos orgullosos y felices de pertenecer a la Commonwealth del Reino Unido. El joven Alberdi al que no por casualidad cita Milei con frecuencia, consideraba que el idioma español es incompatible con la civilización y proponía obviamente el inglés. Síntomas de una colonización mental exitosa. No en vano Frantz Fanon plantea que el colonizado es un invento del colonizador.

    Los medios hegemónicos trabajan día y noche para convencernos de nuestra inviabilidad. Nuestros Estados son deficitarios en salud, seguridad, estabilidad económica y sueños. Todo lo hacemos mal, las empresas controladas por el Estado dan cuantiosas pérdidas. En cambio las estatales Telecom francesa o Telefónica española giran cuantiosas ganancias a sus arcas fiscales por dar un par de sencillos ejemplos. Nos inducen a aceptar que todo lo que hacemos no conduce a ninguna parte.

    Los monopolios mediáticos del continente como las cadenas O Globo, Caracol, Televisa y Clarín entre otras lo refuerzan hora tras hora, como bufones de feria logran convencer con muy poco. La leyenda del Flautista de Hamelín recopilada por Wilhem y Jacob Grimm, conocidos como Los Hermanos Grimn proviene del siglo XIII. ¿Acaso estamos malditos condenados por dioses y diablos a seguir ciegamente la melodía del flautista que no nos permite preparar un futuro? Capturados por Internet o televisores padecemos noticias que nos convencen una y otra vez que aquí (sur del río Bravo) no existen alternativas: narcos, corrupción, delitos, miseria, estancamiento.

    Una sola opción: irnos, huir, rajar, abandonar estos lares. Nos obligan a mirarnos con la percepción que “el castillo” tiene de nosotros. No en vano en nuestro país existe un dicho hace décadas: la única salida de Argentina es el aeropuerto internacional de Ezeiza. Y ahora con la novedad que Milei con sus “Fuerzas del Cielo” bajó del Sinaí para destruir al Estado. Utilizan cardúmenes de tuiteros expertos en fake news con noticias que se reiteran hasta que sean asimiladas: “¡El cadáver del muerto difunto resucitó! ¡Oh, la, la! La manipulación informativa ejerce un control social más eficaz que una dictadura sangrienta como si fuera un viento que se especializa en desparramar inviernos en el sur. Es aséptico, pulcro, democrático ya que miramos el canal que “elegimos” y nos convencen que estamos malditos y que el único conjuro para quebrar el hechizo es abandonar todo y escapar al gran país del norte o en su defecto a Europa.

    Es simple y ocurre de la misma manera en un conjunto de países que dejan de soñarse como realidad de vida y su gente coloca sus esperanzas y anhelos en una geografía por completo diferente a la que tienen que llegar como penitentes traduciendo sus ilusiones en inglés. Estos padecimientos que tienen mucho de pérdida del principio de realidad son posibles por la historia oficial que al igual que la manipulación mediática y el control social de los holdings informativos inducen a nuestros pueblos a una suerte de anomia de sueños. El capitalismo posee diferentes aristas y todo tipo de tentáculos para atraernos a sus redes como el canto de las sirenas a Ulises.

    Del mismo modo que nos usurpan nuestras riquezas mediante la fraudulenta deuda externa y la manipulación de precios de nuestras materias primas nos aspiran los sueños hacia el norte. Todo parecen absorberlo: bienes, personas y anhelos. La solución no es la propuesta por Homero en la Odisea atando a Ulises al palo mayor de la nave y tapando los oídos de la tripulación. Enjambres de politólogos ufanos de sus títulos nobiliarios otorgados en el norte e intelectuales cargados de agobios metafísicos que se especializan en tocar de oído, desconocen la partitura de los pueblos. Aun equivocándose, aun cuando parecen votar en contra de sí mismos los pueblos no tocan de oído y tienen los pies en el suelo. Es necesario tener las manos libres y los sentidos alertas para enfrentar la realidad. Los dreamers debemos ser nosotros en nuestros lugares, aquí debemos defender nuestros sueños y levantar nuestro futuro, construyendo cada uno en su lugar una Patria Grande. Es lento, pero viene…

    *Escritor, psicólogo, docente, periodista, especialista en etnoliteratura y geografía sagrada, dedicado a la investigación del genocidio indígena y afrodescendiente.

  • El deseo

    El deseo

    Leo en una entrevista a Paolo Sorrentino, el director italiano cuya película La juventud, más que Il Divo o La gran belleza, sigue fascinándome, que a los 54 años empieza a ver que, con el tiempo, ciertos aspectos de la vida se reducen: la capacidad de sorprenderse, algunas pasiones, el deseo… Cierro los ojos y estoy en Nueva Orleans cuando más o menos tenía la edad que él tiene ahora.


    Por: Manuel Alcántara Sáez*


    Un tranvía circula sobre los raíles de una calle por la que camino dando un paseo. Sobre el letrero frontal señala que se dirige al barrio del Deseo (Desire). Es el mismo que dio título a la película de 1951 protagonizada por Vivien Leigh y Marlon Brando basada en la obra de Tennessee Williams Un tranvía llamado deseo. El nombre del barrio se mimetiza con la turbulencia de la historia que encarnan los protagonistas. El deseo como impulso vital, como metáfora de un destino. Su desaparición es el umbral del final. La estación término. Llevo tiempo en que estoy en ello.

    Formula un deseo. Le dice su amiga mientras tapa sus ojos con sus manos tras haber encendido una vela que deberá apagarla seguidamente. Sienten que pueden alcanzarlo todo. Su adolescencia es un trampolín hacia el futuro. No importa que sea un juego, ni que la inocencia todavía impregne sus vidas, detrás hay un profundo sentido de realidad, de abrazar una quimera que lo transforme todo. Querer cambiar aquello que disgusta, alcanzar lo que vieron renunciar a sus padres, ansiar lo que intuyen que les está vedado. No lo habían hecho antes. Es su epifanía y el momento que suponen que quizá sea fundacional en sus vidas. No entienden de trabas, ni de restricciones. Tampoco saben del peso de las condiciones de su entorno, de los legados familiares, de las ataduras sociales, del azar. El deseo como un apetito insaciable, como la fuerza de la voluntad, como el sueño que no es tal porque es alcanzable.

    ¿Ambición o sed de justicia? ¿Codicia o alumbramiento de la esperanza? El deseo como una propuesta a la vez que una ensoñación no siendo en esta ocasión de carácter individual sino colectivo. “I have a dream”, recitó Martin L. King desde la tribuna. Un programa de vida pública para movilizar a las masas segregadas. Luego mancillaron su ilusión y arrastraron su cadáver aunque no lograron que dejara de ser eterno. ¿Era aquel deseo un buen propósito? Sus enemigos tergiversaron todo y trajeron a colación el dicho de que el camino del infierno está empedrado de buenas intenciones. Ya entonces estaba vigente el uso de las denominadas verdades alternativas que adulteraban la realidad.

    Tus deseos son órdenes afirmó el amante ante la demanda de su amada. Por ello cabalgaron en la noche hasta alcanzar la ciudad amurallada. Habían puesto todo su empeño en ello y ahora frente al portón cerrado trenzaban una nueva pretensión para que antes del amanecer se encontraran intramuros. Todo era cuestión de quererlo, de concitar la pasión que sentían que se había desvanecido en los últimos instantes. De insistir ante los sitiados que su misión era de buena fe, que su afán era compartido con sus anhelos y que el deseo simultáneo abría todas las puertas sin contraparte. Ella sonrió de gozo. La gran pantalla anunció el final de la película advirtiendo al público que la magia había concluido.

    No pidas un deseo por si resulta cumplido, dice el dicho popular. ¿Por qué ese guiño pesimista acerca de la naturaleza humana y su incapacidad para alcanzar quimeras? ¿Es una forma de cauterizar una supuesta manía perniciosa, una desaforada ambición que requiere ser domesticada? Ella nunca tuvo claro si sus aspiraciones coincidían con los deseos que sus padres habían puesto en la educación que le habían facilitado. Al fin y al cabo las primeras las situaba en la escalera conformada por peldaños que mezclaban derechos claros y el devenir natural de las cosas mientras que los segundos eran puros desvaríos. Terminar la carrera, hacer una oposición y tener una vida holgada era algo muy diferente a pretender que diera el salto a una clase social que no era la suya y menos si el trampolín para ello era el matrimonio con el vástago de la legendaria estirpe local. ¿No se daban cuenta sus padres que los tiempos eran otros? ¿No eran conscientes de que la meritocracia suponía la nueva fuerza del cambio? ¿Por qué desear algo cuya justificación tenía su asiento en la noche de los tiempos?

    La chimenea ardía generando un clima de confort en la sala que disipaba el frío todavía adherido a su cuerpo tras la caminata vespertina. La soledad era brutal y a la vez luminosa logrando que la mente estuviera durante un momento en blanco. Acuciado por ese vacío que poco a poco iba entrando en calor comenzó a pensar en aquella mujer que había acompañado sus desvelos a pesar de su permanente ausencia. La propia imaginación llenaba el cuarto gracias a que el deseo que lentamente estaba surgiendo cobraba una forma insólita como hacía tiempo que no había sentido. Conjeturó viajes juntos, paseos trenzados de la mano, charlas sin descanso. Compartir sueños, sufrir las mismas penurias, gozar del arribo a buen puerto de proyectos comunes. Miró de soslayo a las brasas de las que fulguraban llamas mortecinas. No había más leña en el cesto, tampoco sabía si quedaría en la leñera. Impotente se negó a fijar su vista en el hogar ya que era consciente de que aquel instante mágico, como en otras ocasiones pasadas, se desvanecería en un rato. El deseo pasaría a ser un mero recuerdo.

    *Politólogo español. Director del CIEPS (Centro Internacional de Estudios Políticos y Sociales)

  • «Idolatría de la ruina»

    «Idolatría de la ruina»


    Por: Enrique Fernández


    Ahí están los Dioses del poder y del dinero,
    fanfarrones que usurpan el trono divino,
    adoran al becerro de oro, su único destino.
    Su egolatría, un monstruo de mil cabezas,
    crece sin límites, cual tumor sin recesas.

    Se creen emperadores, dioses terrenales,
    justificando medios con fines carnales.
    Adulados y seguidos por masas ciegas,
    neofascistas que entonan cantos de sirenas,
    sus promesas, un veneno que adormece las mentes.

    Dioses del poder y del oro,
    se alzan altivos, proclamando en su soberbia
    seguir los designios divinos en la tierra,
    más en secreto rinden culto al becerro brillante,
    reflejo de su propio ego,
    imagen de su megalomanía sin freno.

    Con el gesto de emperadores de un pasado distante,
    genio y figura de una Roma que nunca muere,
    justifican los medios con actos desmedidos.
    Aduladores les cantan como sirenas en mares oscuros,
    su mensaje resuena,
    y los pueblos, en espera eterna, sucumben al olvido.

    Para ellos, lo suficiente jamás es suficiente.
    Cuando alcanzan el poder total,
    se creen con derecho divino,
    un cheque en blanco firmado por la ambición.
    Se adueñan de los centros,
    aceleran el ritmo de sus ansias:
    terrenos, fincas, casas de lujo,
    dominan bajo su burbuja de cristal inmobiliario.

    Invierten en playas,
    se asocian con los titanes de la economía digital,
    comparten mesa con los capos del sistema,
    y no queda espacio ni rincón intacto por su avidez.
    El país se disuelve entre sus dedos,
    la riqueza escapa como el humo de un fuego insaciable.

    Tal vez, cuando el pueblo despierte,
    cuando los espejitos rotos reflejen realidades amargas,
    será tarde,
    como para Moctezuma,
    como para el rey Inca.
    Sólo quedarán promesas vacías,
    y el eco de un país que fue,
    perdido en su propia vorágine.

  • Navidad tras Navidad mi país no cambia.

    Navidad tras Navidad mi país no cambia.

    Por: MIGUEL BLANDINO.

    24 DE DICIEMBRE. Esta mañana de fiesta para el mundo católico desayuné rodeado de pueblo, en el mero corazón de San Salvador: en el Mercado Central.
    Frijoles molidos, huevo estrellado, pan francés, plátano frito y queso fresco con una taza de café, el menú más común y corriente, el del tradicional viandante capitalino.
    Una mesa con dos bancas rústicas de madera. Una carpeta de plástico con caritas de un Santa Claus careto con lamparones de manteca y churretes de crema embarrados en la frente, Las instalaciones del restaurante -de paredes de láminas de cinc de tres por dos metros-, dos refrigeradores y una estufa, una cafetera y una licuadora, los platos escasos percudidos de tanto uso y sin lavarse -no hace falta, dice la doña- se cubren con un pedazo de papel mantequilla sobre el que ponen la comida, el infaltable bote de repollo curtido en vinagre, dos botes con agua y una palangana llena de agua jabonosa y restos de comida (el lava trastos portátil), cajas de cartón con bolsas de plástico llenas de pan y tortillas frías de ayer(“por si quiere pan o tortillas tostadas, tan rico”), en fin, el mismo changarrito de la emprendedora de hace medio siglo, cuando por primera vez desayuné en el mercado, antes de las manifestaciones de estudiantes y de maestros o campesinos.
    Navidad tras Navidad mi país no cambia. Precaria vida la de mi gente que se alegra porque llegó otro fin de año y la multitud se vuelca a los mercados municipales para buscar los estrenos de ropa y zapatos, pelotas y muñecas de plástico.
    ¡Felices fiestas bajo la tiranía de hoy como bajo aquella de los coroneles!
    Aunque ya la gente no tiene dinero para gastar en cohetes.
    (Dicen los sobalevas que la ausencia de pólvora es signo de que el país ha progresado y ya se parece a los gringos, no es por la precariedad de la vida, claro)
    ¡Feliz recuerdo de una fecha de un ya casi olvidado motivo!

  • Significarse

    Significarse

    En la mili aprendió definitivamente el sentido de la expresión pasar desapercibido. Se trataba de una combinación de actitudes y de comportamientos que se traducían en que jamás había que dar un paso al frente el primero ni hablar en la cantina de algo diferente al fútbol o sobre mujeres.


    Por: Manuel Alcántara Sáez*


    [dropcap]T[/dropcap] ampoco jamás se debía preguntar en las escasas clases que de vez en cuando se impartían sobre ordenanzas y estrategia militar, buen comportamiento, así como sobre valores patrios y religiosos. De algún modo, había cierta coherencia con lo que había conocido en su casa donde no solo había temas que no se debían sacar en la mesa sino que además frente a ciertos vecinos había asuntos sobre los que convenía imponer el silencio y mucho menos dar pistas sobre las conversaciones que se tenían en el hogar.

    Cuando empezó a salir con la novia de toda su vida muchas de aquellas barreras fueron desapareciendo poco a poco al alimón del proceso similar que ella vivía. Pudo expresar dudas que siempre tuvo; emitir juicios que persistentemente le rondaron la cabeza, pero que supo reprimir; arriesgar opiniones inciertas en busca de su sanción o de su reprobación; en fin, definirse políticamente aunque fuera en su círculo más próximo cuando las primeras elecciones lo llamaron a las urnas. Los tiempos habían ido cambiando y todo aquello había sufrido una rápida normalización hasta convertirse en el pan nuestro de cada día. Supo entonces, aunque nunca lo valoró explícitamente ni tomó cabal conciencia de la grandeza de su significado, lo que era el derecho a expresar y difundir libremente los pensamientos, ideas y opiniones mediante la palabra, el escrito o cualquier otro medio de reproducción, como rezaba la Constitución de su país.

    En el trabajo o en el círculo social en el que se movía las discusiones eran frecuentes en las pausas a media mañana o durante el tapeo de los fines de semana. Cada uno mostraba sus posiciones que con frecuencia eran cambiantes. A veces el fragor de la discusión contrastaba con la levedad exhibida la jornada anterior. Unos llevaban un sambenito en función de sus posiciones que asumían con naturalidad, otros, más callados, asentían o reprobaban con tímidas muecas, pero su actitud no traducía malestar alguno ni constituía un reproche o una sanción al contexto en el que se movían. Los años fueron pasando. Su hija mayor una vez que terminó sus estudios decidió seguir la carrera universitaria. La docencia superior y la investigación constituían para ella una arena en la que veía desplegarse su vocación.

    Hace pocos días aprovechando el periodo vacacional navideño padre e hija tuvieron la oportunidad de encontrarse para dar un paseo en uno de los parques de la ciudad que bordea al río. Era una de esas maravillosas mañanas invernales en las que cuando el sol está en su esplendor la vida pareciera tener un sentido de trascendencia inequívoco. Hablaron del último artículo que ella había publicado, de la artrosis que él padecía y tanto le incomodaba, de las dificultades de conectar con las nuevas generaciones de estudiantes, más dispersos, menos atentos, quizá más diestros en todo lo relativo a la revolución digital. Abordaron las políticas públicas cicateras para con la educación. El parque bullía de actividad aquel último sábado del año. Fue entonces, al dar la vuelta para regresar, cuando ella, con el ceño fruncido, le dijo que necesitaba contarle lo que le había sucedido hacía unos días tras encontrarse con un viejo conocido de la universidad.

    “No es un asunto personal, o quizá sí, pero recuerda lo que pasó en la primavera cuando unas elecciones anticipadas -y apresuradas-, sin saberse a ciencia cierta por qué, auparon al frente de la Universidad a alguien de dudosas credenciales académicas y éticas. Tuvo el apoyo de la mayoría del electorado en un proceso en el que casi la mitad del censo constituido por el profesorado decidió no participar. La toma del poder administrativo supuso el reparto de cargos, prebendas y favores entre los conmilitones del ganador. La gran mayoría miró para otro lado y optó por continuar con su labor cotidiana. Muchos decían que era una cuestión menor y que los intereses de la universidad debían prevalecer por encima de todo sin entrar en politiquerías de baja estopa”. Según avanzaba en su relato el padre percibió en ella cierta amargura.

    “La semana pasada -prosiguió- me encontré con un colega al que las autoridades universitarias acababan de encargar una tarea de representación en el ámbito de su especialidad. Un poco azorada lo conminé sin excesivo énfasis a que me explicara por qué había aceptado colaborar en una situación tan tristemente podrida. Ante mi sorpresa me contestó con un término que una vez, papá, escuché de tus labios a propósito de un pasado turbio del que no hablamos lo suficiente. Mi compañero me dijo que en estas circunstancias lo mejor era no significarse. Una práctica generalizada que él veía cada vez más expedita por el bien de todos y de la institución primero. Te prometo que aturdida no supe qué contestar. Tras un breve silencio nos despedimos deseándonos unas felices fiestas”. Concluyó.

    Caminan en silencio. Significarse. Había pasado mucho tiempo. ¿A quién le importa? Él sigue las noticias con fruición. Sabe que el mundo está cambiando mucho hacia formas que no entiende, que la verdad hace tiempo que ha dejado de ser un valor. Los hechos alternativos, sus relatos, se han convertido en la guía que conduce la acción. No es que la gente tenga miedo, lo que ocurre es que la soflama del sálvese quien pueda está triunfando. Por eso escucha que es mejor echarse a un lado, no dar la cara, no exigir responsabilidades, pasar. Asumir que, incluso en la misma universidad, el poder es de los osados, de los nuevos caudillos que no les tiembla la voz, inescrupulosos, ambiciosos, capaces de manejar una corte de los milagros que sí se significa porque sabe que haciéndolo de ellos es el reino de los cielos. Supuestamente.

    *Politólogo español. Director del CIEPS (Centro Internacional de Estudios Políticos y Sociales)

  • Amor por la cultura / Elena Poniatowska

    Amor por la cultura / Elena Poniatowska

    Por: Elena Poniatowska*
    Tatiana Nogueira sonríe bonito; su elocuencia me asombra porque habla de libros, de música, de viajes y no se cree la divina garza. La veo sentada frente a mí y tengo la certeza de que ella es capaz de salvar al mundo si es necesario; por eso mismo no le creo cuando me cuenta que le da pena pedirle a Alberto Ruy Sánchez que le firme los libros que abraza con fervor.

    –¿Eres hija única, Tatiana?

    –No, tengo un hermano, Arturo, y una hermana, Mónica, que son más chicos que yo.

    –¿Desde hace cuántos años trabajas?

    –El primer sueldo lo cobré a los 12 años, trabajaba en Reino Aventura. También en un centro de readaptación social. Ahí hacían teatro los fines de semana, llevaban a los chicos que cometían algún delito para que se acercaran a la cultura.

    –¿Eras actriz?

    –Yo era actriz y después, más que la actuación, me gustó la producción. Entonces empecé a cambiar los telones, a poner la música. Me gustó más ser responsable de lo que estaba sobre el escenario. También cantaba en bandas de rock.

    –¿Qué tipo de canciones?

    –Eran covers, o sea, canciones ya conocidas, pero también yo escribía mis canciones y mis amigos las musicalizaban. Ellos saben hacer música, yo no. Uno de ellos, Saúl, es músico de jazz y toca en San Francisco. El otro era Jorge Cobián, guitarrista; Mariano Espíndola tiene grupos de rock y ha tocado en el Zócalo. Fui la única que ya no siguió cantando.

    –¿Y por qué no, Tatiana? Habrías tenido pegue.

    –Porque, la verdad, me daba pena pararme en el escenario; sí, ganaba concursos de canto, pero la timidez era mayor. Me gustan mucho los escenarios, pero me gusta más el contenido y ver cómo se admira la gente de las cosas que pasaban frente a sus ojos. Disfruto mucho más crear el espectáculo.

    –¿Cómo te interesaste en la cultura?

    –Toda la vida me gustó mucho leer; mi papá y mi mamá me fomentaron ese amor por los por los libros; me llevaban a ferias del libro. Todo mi dinero me lo gastaba en libros; el dinero que me daban para comprar los libros de texto lo gastaba en libros para mí.

    –¿A qué autores leías?

    –A Cortázar, Borges, Graham Greene, Michael Ende. Leía mucha fantasía épica, a Isaac Asimov. De los mexicanos, a Rulfo, Carlos Fuentes, Rosario Castellanos, Parménides García Saldaña; José Agustín era mi máximo. Elena Garro con Los recuerdos del porvenir; a Octavio Paz lo empecé a leer, a Vicente Leñero. Leer me ha dado la oportunidad de conocer a personas que nunca me imaginé; me ha dado trabajos que jamás pensé que iba a tener. Trabajé en Planeta, en el Fondo de Cultura Económica (FCE), en Panamericana, en editoriales americanas como Harper Collins. Antes de eso, como te conté al principio, yo trabajé en la música; también en radio con Javier Aranda, porque yo le producía las entrevistas; gracias a él, empecé a conocer a los autores de primera mano. Grabamos a poetas, escritores como Carlos Monsiváis.

    Creo que de las cosas más increíbles que me pasaron fue dar una conferencia sobre lo que estábamos haciendo para fomentar la lectura en México, en la Feria del Libro de Casablanca, Marruecos. Fui allá representando a México como responsable de los programas de fomento a la lectura. Cuando trabajé en la editorial Planeta fui a Barcelona y a Madrid, pero también viajé con músicos, Elena. Hice giras de son abajeño con un músico veracruzano. La música y los libros son lo que más me gusta.

    –¿Cómo te ha dado tiempo de hacer tantas cosas?

    –Porque a veces he tenido dos o tres trabajos al mismo tiempo: en la mañana trabajaba en la editorial y en la tarde me iba a la disquera, con una productora de conciertos. Cuando trabajé en el FCE, me tocó la gestión de Consuelo Sáizar. Recuerdo que ella empezaba a trabajar muy temprano; todo el edificio estaba apagado y no prendían las luces hasta las 7 de la mañana. Yo llegaba a las 6 de la mañana para tener toda la información de las notas de prensa en la plataforma del FCE; yo trabajaba a oscuras una hora hasta que prendían las luces del edificio.

    –¿Y no es difícil trabajar antes de que salga el sol?

    –Los trabajos que he tenido de promoción de la cultura son así, te empujan a madrugar. En Televisa había programas que empezaban a las 6 de la mañana y yo tenía que estar como a las 4:30 o 5 de la mañana para entrar al aire. Era un trabajo muy demandante, sí, pero la vida me fue llevando hacia la cultura. Yo era productora de un programa que se llamaba Humanísimo, de Tomás Mojarro, hablábamos de literatura mexicana.

    Javier Aranda ha sido un guía que conozco hace 30 años y en todas las cosas que he emprendido siempre ha sido como un faro para mí. Por ejemplo, cuando yo estaba a cargo de los programas de fomento a la lectura, tenía un espacio en Radio UNAM y ya teníamos ahí un programa. Javier me hizo el honor de ser quien lo condujera.

    –Javier fue un gran amigo de Monsiváis y lo apoyó hasta el último día de su vida.

    –El último programa que grabó Carlos Monsiváis nunca salió al aire y lo grabó con Javier. Fuimos a grabarlo a casa de Carlos, platicaron como dos horas de muchísimas cosas, todo quedó grabado y conservo esas cintas. También tengo grabaciones de Octavio Paz en Televisa, en un disco de audio que se llama Travesía. Estoy segura de que debe haber copias en el archivo de Televisa. Imagínate, Elena, son grabaciones de voces históricas de intelectuales, escritores, poetas, historiadores.

    –¿Tú consideras que las instancias culturales mexicanas conservan bien los archivos de los intelectuales, las zonas arqueológicas?

    –Creo que deberíamos ser mucho más cuidadosos con esas evidencias, grabaciones y registros que tenemos de los grandes personajes que han conformado la vida cultural en México. En muchas ocasiones, yo guardé las entrevistas originales, sin música ni comerciales, porque a veces pasaba que la gente grababa una entrevista sobre una canción y yo pensé que eso a un historiador no le iba servir. Con Javier Aranda grabamos un programa de Octavio Paz antes de que se quemara su departamento, su biblioteca; nos habían prestado unas grabaciones y yo hice una copia. Por eso se rescataron porque todo se perdió en ese incendio terrible.

    –Tatiana, ¿qué te ha dado la cultura en lo personal?

    –Hoy me ha dado la oportunidad de conocer a las personas que he admirado a través de sus libros, ser más cercana a ellos. Me ha permitido viajar por todo el mundo, he estado en lugares que nunca me imaginé que podía estar. Los libros y la música me abrieron la puerta del mundo. A Gabriel García Márquez lo conocí cuando entré a la editorial Planeta, él era uno de sus autores; esos encuentros son de lo más bonito que me ha dejado trabajar en editoriales. A Antonio Skármeta, el de El cartero de Neruda, lo conocí en México y me dijo que le gustaba mucho la música de Armando Manzanero y las carreras de caballos. Entonces, después de que trabajamos todo el día haciendo entrevistas y presentaciones, como yo conocía a la representante de Manzanero, organizamos una cita y fue una noche inolvidable para Skármeta, porque no esperaba esa sorpresa. Siempre trato de darle un regalo a los autores, algo que les guste mucho.

    –De todos esos personajes, ¿ninguno es pretencioso?

    –Muy pocos son así. La mayoría es muy noble, son autores sensibles, cercanos a sus lectores. J. J. Benítez, por ejemplo, firmó como seis horas en la FIL de Guadalajara; era el último día, hicimos firma de libros y él le firmó a todo el mundo; nos apagaron las luces de la Expo Guadalajara. Le dedicó tiempo a los jóvenes, a los viejos, los escuchaba y no le importó que terminamos como a las 4 de la mañana, pero él atendió a todos y cada uno de sus lectores.

    –Qué fundamental es el apoyo de los papás, ¿verdad?

    –Fue muy importante el impulso que me dieron mis papás para leer, porque había cosas que no eran aptas para mi edad, pero nunca me dijeron que no lo leyera; me llevaron a museos, a obras de teatro que empezaron. También me animaron a estudiar música, pero no soy buena. Intenté aprender a tocar la guitarra, pero mis dedos son tan largos, no alcanzo a pisar las cuerdas y terminé cantando.

    Cuando no me encontraban en la casa, sabían que estaba en La Casa del Libro, en Gandhi, El Sótano o El Parnaso, que era una librería preciosa en el centro de Coyoacán, creo que ahora es un restaurante. Este amor por la cultura es algo que me contagiaron mi mamá y mi papá, porque yo los veía a leer, han sido un gran ejemplo para mí.

    Tomado de: https://www.jornada.com.mx/

  • García Márquez denuncia la Navidad que perdimos en Latinoamérica

    García Márquez denuncia la Navidad que perdimos en Latinoamérica

    Donde la solidad de los belenes en la cada vez más exuberante, lujosa y ruidosa decoración de los centros comerciales? Pregúntate cuando leemos la advertencia de Gabos en su visión embrujada y frenética de la Navidad en 1980.


    Por: Cezar Xavier


    [dropcap]A[/dropcap] sí que es Navidad… anunciada como la fiesta de la paz y el amor, pero que, en las crónicas más sinceras de la vida, a menudo se siente como el escenario perfecto para la tragedia humana disfrazada de celebración. Gabriel García Márquez, que volvió a ser comentado con su mayor obra literaria adaptada por Netflix, con su pluma precisa y su aguda ironía, nos recuerda que la Navidad, lejos de ser un momento celestial, a menudo se convierte en una noche infernal, llena de excesos y contradicciones.

    La Navidad, que se suponía que era una canción de la sencillez de un niño nacido en un pesegre, se ha convertido en una celebración que raya en lo absurdo. Gabo, nos advirtió en un artículo en el Español El País, en diciembre de 1980, por la disonancia de una Navidad que, en lugar de unirnos, se convierte en una etapa de contradicciones y exageraciones.

    Imagínate, por un momento, en medio de la fiebre de las compras navideñas. Entre los destellos compulsivos de los consumidores, hay una paradoja que es difícil de ignorar: el cumpleañero, ese chico de dos milenios, parece haber sido relegado a un papel de apoyo.

    El final del belén

    En las escenas de nacimiento, casi olvidado y relegado a los fondos de las iglesias católicas, había un toque de la humanidad que hacía toda la diferencia. Fue allí, entre el buey y la Virgen, en un humilde establo, donde se encontró la belleza de la imperfección.

    Gabo recuerda los belenes domésticos de su infancia, imperfecto y desproporcionado, pero lleno de significados. Un pato de peluche nayó en un espejo de agua improvisado y los Reyes siguieron a una estrella de papel dorado sin prisionrar. Hubo, sin embargo, una armonía desordenada que tradujo nuestra propia manera de ver el mundo: erróneo, pero sincero. Las piezas mal hechas, a menudo por las manos de los niños de la época, tenían sentido en la lógica de la infancia y en la fe que llenaba la habitación. Hoy en día, la fe ha sido reemplazada por etiquetas de precios.

    En tierras tropicales, donde el sol parece no dejarse intimidar ni siquiera por la cercanía de la Navidad, algo extraño sucedió. Bajo la atenta mirada de las palmeras y el aroma de los frutos madicios de diciembre, un visitante inusual aterrizó: San Nicolás, ahora transformado en Santa Claus. Con su trinso imaginario, trajo un equipaje inusual al calor latinoamericano. nieve artificial, música melancólica en inglés y una estética que no tuvo nada que ver con la nuestra.

    Con el tiempo, el niño Jesús fue destronado por esta criatura nórdica vestida con los colores de la Compañía Coca-Cola. Importamos, junto con él, el pavo relleno, los frutos tristes secos del invierno europeo y, más recientemente, la presión para una Navidad «instagrammable». Lo que se suponía que era un momento de espiritualidad y silencio reflexivo se convirtió en un gran evento comercial y ruidoso. Tienes que correr, antes de que compren todos los pájaros, panetones, vinos espumosos y recuerdos más baratos. Ya no hay tiempo para preguntarnos qué estamos celebrando.

    Alrededor de mil millones de cristianos dicen que creen que hace dos milenios, Dios vino al mundo en un pesebre. García Márquez, en su análisis tan lúcido como doloroso, tocó algo esencial: la Navidad ya no refleja la memoria de ese muchacho que, entre animales y paja, llevaba un misterio que cambiaría el mundo. Fue reemplazado por un señor gordo, con una nariz de cerveza. El intercambio no es sólo estético, sino simbólico.

    América Latina, que una vez hizo de cada casa una Belém improvisada, importó una tradición que nunca le pertenecía. Perdimos el belén torcido, genuino, a cambio de árboles de plástico decorados con luces intermitentes. Y al perder estos símbolos, podemos haber perdido algo mayor: la Navidad como un espejo de nuestra esencia. Hoy en día, no refleja lo que somos, sino cómo queremos ser.

    Tensiones familiares

    Sin embargo, la noche que prometía la paz a menudo resulta ser una etapa de tensiones mal resueltas. Gabo no escatió, en su artículo, ni la hipocresía de las reuniones familiares, que se convierten en espacios de compromiso social y abrazos protocolarios. Todo bajo las chapas de una alegría que no siempre convence. Para los niños, los regalos perderán su encanto al nacer del nuevo día, adormecido por el sonido de los fuegos artificiales que apenas les dejan dormir.

    La cena, preparada con un fervor casi religioso, reúne a toda la familia y otros agregados que no hemos visto desde el último entierro. Está el tío borracho coqueteando con la cuñada casada, el primo depresivo y la abuela enferma que nadie quería traer, pero que vino de todos modos. Todavía existe el tímido deseo de conexión, el esfuerzo incómodo de estar juntos.

    La más cruel, tal vez, es esta obligación social disfraz de celebración, en la que la gente solitaria está triste de no tener a nadie con quien gastar. Los que se encuentran gravitan entre falsos abrazos repartidos entre risas forzadas, tostadas mecánicas que enmascaran los pensamientos perdidos en deudas acumuladas. Los niños, engañados por los comerciales, creen que la felicidad encaja en una caja de cartón.

    En este ambiente surrealista, no es raro que la Navidad termine en peleas. Porque la Navidad es también eso: un espejo que refleja nuestras debilidades humanas. El ruido del champán que se abre puede confundirse con el de un revólver, porque, como señaló Gabo, los tiroteos en Navidad no son tan raros como nos gustaría creer. En algún rincón de la casa, un niño mira la confusión y piensa, con su lógica simple: El niño Jesús nació incluso en los Estados Unidos, porque este caos aquí no es de Belén.

    Las cosas y las narrativas

    Gabo no perdió la inadita de esta invasión cultural que llamó de contrabandistas. No fue sólo la llegada de un personaje de paganismo nórdico; fue una tormenta de símbolos que nos fueron ajenos. Las coronas colgando de las puertas compitieron con las ramas secas de nuestros árboles tropicales. Las cuerdas de las luces parpadean como si estuvieran desorientadas, incapaces de encontrar significado en la calidez de diciembre.

    El viejo San Nicolás, que una vez tuvo historias de milagros, como reconstruir estudiantes descuartizado por un oso en la nieve, fue rehecha e importado como un consumista juvenil, listo para convertir la Navidad en un espectáculo de escaparates y empaques. Pero como bien señaló García Márquez, el problema no era solo consumismo. Fue la pérdida de algo más profundo: la conexión con lo que éramos, con la improvisación y sencillez que hizo de la Navidad una auténtica celebración en nuestros hogares.

    Oh, si pudiéramos volver a la época de los sueños, cuando creíamos que era el niño Jesús quien traía los dones, no un sistema voraz disfrazado de buenas intenciones. Tal vez, como lamentó García Márquez, hemos perdido algo irreparable, la inocencia de mirar la Navidad con los ojos del alma, y no con las del mercado.

    La desilusión que comenzó en la infancia de García Márquez parece habernos extendido a todos. La Navidad ha perdido su narrativa original, dejando atrás la improvisación y la imaginación que la hicieron así la nuestra. Tal vez, al recordar estas pequeñas caídas, el descubrimiento de que la magia era una invención, el impacto de la globalización en nuestras tradiciones podemos darnos cuenta de que la verdadera esencia de la Navidad nunca estuvo en los regalos o símbolos.

    Ella era, quien sabe, en ese instante cuando creímos, con toda la fuerza de nuestra inocencia, que el niño Jesús realmente trajo los juguetes. Porque, en el fondo, la Navidad nunca fue sobre las cosas, sino sobre la fe que pusimos en las historias que nos contamos.

    Luego, cuando el ruido cesa y las luces de color se apagan, y en la soledad de una vela encendida, queda el silencio para recordar el milagro del pobre muchacho. Quién sabe, en este momento de introspección, podemos ver, al menos por un momento, el pesebre que insistimos en olvidar.

    Después de todo, tal vez el verdadero milagro de la Navidad es sobrevivir año tras año, siempre listo para repetir el espectáculo esperando que sea un poco mejor.

    Fuente: vermelho.org.br

     

  • Mi Burrito Sabanero: la historia del niño venezolano que popularizó el villancico y no recibió «ni un bolívar partido por la mitad»

    Mi Burrito Sabanero: la historia del niño venezolano que popularizó el villancico y no recibió «ni un bolívar partido por la mitad»

    «Con mi burrito sabanero, voy camino de Belén, si me ven, si me ven, voy camino de Belén».

    Si naciste en Latinoamérica es muy probable que esa letra te evoque recuerdos de tu niñez y que incluso la estés escuchando de nuevo estos días de Navidad.

    El villancico navideño «Mi Burrito Sabanero» o «El Burrito de Belén», de origen venezolano, ha sido interpretado por un rango muy amplio de artistas: desde la leyenda de la música venezolana Simón Díaz hasta el cantante colombiano Juanes pasando por Elvis Crespo.

    La más reciente versión y que se ha hecho viral en redes es la del cantante de Almería (España) David Bisbal.

    Pero ninguna ha tenido el impacto que la que grabó, hace más de 40 años, un grupo del Coro Infantil Venezuela conocido como La Rondallita.

    Esa versión de 1975 es la más popular y no sólo es un recuerdo de hace más de 40 años, sino que hasta el día de hoy sigue siendo uno de los villancicos de referencia en la Navidad de América Latina, de España y de la comunidad latina de Estados Unidos.

    De hecho, la revista estadounidense especializada en música Billboard la ha incluido en su lista de las 100 mejores canciones navideñas de todos los tiempos.

    Lo que no muchos conocen es la historia de Ricardo Cuenci, el niño de 8 años que puso voz al burrito.

    «Mejor en la voz de un niño»

    «Cuando en el año 1975, el maestro Hugo Blanco compone la canción del Burrito Sabanero, primero la canta el reconocido músico, también venezolano, Simón Díaz», le cuenta a BBC Mundo Aguasanta Márquez, actual directora del Coro Infantil Venezuela.

    «Pero a Hugo Blanco le pareció que sonaba mejor en las voces de unos niños, voces infantiles», agrega.

    Márquez cuenta que fue en ese momento que el maestro Blanco contactó al Coro Infantil Venezuela, y a su director entonces, el también reconocido arreglista Raúl Cabrera.

    «El profesor Cabrera lo que hizo fue el montaje coral, el arreglo musical para un montaje coral infantil», explica Márquez. «Hugo Blanco escoge con el profesor [Cabrera] a los niños que van a grabar ‘El Burrito Sabanero’».

    Y como solista, eligen al pequeño Ricardo Cuenci, de 8 años.

    El cantante

    Ricardo, que ahora tiene 57 años, le cuenta a BBC Mundo desde Venezuela que desde muy pequeño la música fue parte de su vida: «Cuando yo tenía 4 o 5 años, mi papá participaba en una agrupación de música llanera».

    «Y yo agarraba una cajita de fósforos, le metía clavitos y empezaba a tocar maracas porque veía a los otros tocando maracas».

    Fue por ese interés en la música, y gracias a la gran amistad que tenía su padre con Raúl Cabrera, que Ricardo terminó cantando en La Rondallita. Y así el niño oyó «El Burrito de Belén» por primera vez.

    «Recuerdo que estábamos grabando con el Coro Infantil Venezuela en un estudio. Estaba Hugo Blanco, estaba Raúl Cabrera y yo escuché la canción que había grabado Simón Díaz», cuenta Ricardo.

    «Y yo me puse a tararear en los pasillos del estudio y a cantar El Burrito Sabanero. Entonces salen y escuchan lo que estoy cantando […] Y como yo sabía que tenía cómo cantarlo, la canté […] Incluso se tuvo que grabar como el Burrito Tabanero, porque yo no sabía pronunciar la S. Y así quedó».

    El éxito

    Ya grabado «El Burrito de Belén» con la voz de Ricardo, fue Raúl Cabrera el encargado de difundirlo, según cuenta Márquez, del Coro Infantil Venezuela.

    «Cuando sale publicado el disco, el maestro Cabrera trabajaba en una tienda de discos que era de su papá. Y era él el que llevaba los discos a las rockolas de todo el país. Y ¿qué hizo él? Empezó a meter el disco del burrito sabanero para que lo empezaran a colocar en las rockolas«.

    El disco empezó a ganar tracción. Primero llegó a Caracas, y de ahí se empezó a internacionalizar.

    «De allí, La Rondallita [el coro infantil venezolano] empezó a hacerse famosa afuera, sobre todo en Puerto Rico […] Viaja La Rondallita a Puerto Rico, pero lo cómico es que los niños que viajaron no son los mismos que grabaron. Entre los que viajaron no estaba Ricardo Cuenci«, recuerda Márquez.

    Aunque Ricardo no estuvo en esa primera gira de La Rondallita, le contó a BBC Mundo que recibió la invitación de Cabrera para viajar por todos lados a cantar.

    «¡Se viajó! Hicimos dos viajes. La segunda vez estuvimos tres meses y cantábamos en todos lados. En zoológicos, en cuestiones nocturnas, en los hoteles, en los parques. En donde nos pidieran, cantaba».

    Desilusiones

    A pesar de que fue un corto periodo de tiempo el que estuvo de gira con La Rondallita, Ricardo cuenta que hubo momentos que lo empezaron a desilusionar.

    «Tuvimos problemas con el manager o el patrocinante […] Incluso tuvimos problemas con un hotel, nos sacaron del hotel y tuvieron que comprarnos ropa para poder cantar en otro sitio».

    Además, Ricardo cuenta que nunca vio ningún tipo de regalías de la versión del «Burrito Sabanero» a pesar de la popularidad que adquirió la canción en toda la región y que aún mantiene.

    «Uno como niño nunca supo nada de eso, ni de dinero, ni de cobros… Nunca se nos pagó ni un bolívar partido por la mitad, ni a mí ni a mis compañeros de La Rondallita».

    Pero una de las desilusiones más grandes fue cuando el papá de Ricardo rechazó una oferta que pudo haber cambiado su vida: la de ser parte de Menudo, la popular agrupación infantil puertorriqueña a la que perteneció, entre otros, Ricky Martin.

    «A lo mejor a mi papá le faltó un poco de chispa», lamenta Ricardo. «No me dejó, no me dejó y yo quedé así como que ‘mérmole’… ¡Y con Menudo!»

    «Y llegó el momento en el que eso se apagó. Yo me apagué. No quise saber nada más del Burrito de Belén ni de La Rondallita ni nada de eso. Y me dediqué a lo mío, a mi familia, a mis cosas».

    Muchos años después…

    Ricardo nunca se desconectó completamente de la música, a pesar de la fallida experiencia que tuvo en su niñez.

    Cuenta que estudió música, que aprendió otras labores, que trabajó en el campo y que actualmente lo hace con publicidad.

    Pero dado el interés que todavía hay por la versión de La Rondallita del «Burrito de Belén», Ricardo dice que ha mantenido contacto con sus excompañeros del coro, e incluso está planeando lanzar una nueva versión del famoso villancico.

    «Hay una primicia ahora el 24 [de diciembre] con mi nieta. Voy a mandar por YouTube una pieza, una canción. Y además es con mi tío, que es Tony Cuenci, tremendo cantante tenor. Es para que se sorprendan que todavía hay talento para rato».

    Hoy, con el apoyo de su familia, Ricardo se siente agradecido con el burrito y con la felicidad que le ha podido traer a tantas personas alrededor del mundo.

    «Que cada niño en el mundo escuche esa canción y se llene de alegría a mí me llena un montón». (BBC)

  • Libro | La sociedad criminógena

    Libro | La sociedad criminógena

    Jean Pinatel, criminólogo francés, en su obra “La Sociedad Criminógena”, opina que no se puede definir una política criminal, sin un conocimiento previo de la etiología de la criminalidad. Las ideas principales de su obra son: Primero, que el micro medio de situaciones pre criminales, es una reducción del macro medio social.


    Por: José Guillermo Mártir Hidalgo*


    [dropcap]L[/dropcap] o que supone, entonces, que las circunstancias sociales, en gran parte, son responsables de la criminalidad. Segundo, Pinetal le apuesta a la Prevención y convertir la Prisión en Institución Educativa, por medio de fases que incluyen un tratamiento entre tres a cinco años en medios institucionales de semilibertad y de libertad, a través de Técnicas Individuales y Grupales. Y Tercero, consideran que la política criminal debe dirigirse a atacar las raíces sociales de tal fenómeno e ir construyendo una nueva sociedad donde prevalezca la libertad, el amor, el desinterés, la entrega y el honor.

    La Criminología, dice Pinetal, es la ciencia del fenómeno criminal. El Crimen, es un acto criminoso. El Criminal, el autor del acto criminal. Y la Criminalidad, los actos criminales que se producen en un tiempo y lugar determinados.

    Para este autor, los factores biológicos y sociales influyen sobre el crimen, por medio de la personalidad y la situación. Ya que un acto criminal es consecuencia de la personalidad en acción. Y el entorno social, multiplica las situaciones criminales y facilita la estructuración de personalidades criminales.

    Desde el punto de vista de la etnología, asevera, un crimen extra tribal, la muerte de un extraño, por ejemplo, no provoca reacción en el grupo al que pertenece el criminal. Todo lo contralto es la muerte de un conocido, es decir, un crimen intratribal. Este tipo de crimen afecta a todo el grupo.

    Por tanto, La criminalidad se clasifica, según Pinetal, de la siguiente manera: Criminalidad de Adaptación económica y cultural, producto de la indigencia económica y cultural. Es decir, derivada de la pobreza, el vivir en barrios bajos y pertenecer al estrato social inferior. Criminalidad que resulta del consumo de alcohol y drogas. Criminalidad Organizada, que se desprende del gansterismo y eI bandidaje. Criminalidad Lúdica, que surge de la delincuencia juvenil.

    El micro medio de situaciones criminales es reducción del macro medio social. En una sociedad, dirá, existen masas de sujetos conformes con la ley, otras con tendencias criminales, así como un ejército de reserva del crimen, constituido por personalidades margínales.

    Una personalidad criminal, expresa, se caracteriza por egocentrismo, labilidad, agresividad e indiferencia afectiva. Egocentrismo, consiste relacionar todo con uno mismo. Labilidad, es la ausencia de reflexión sobre la consecuencia de sus actos. Agresividad, sinónimo de hostilidad, ira y furor. Indiferencia Afectiva, es la ausencia de emociones e inclinaciones altruistas.

    La Familia, comenta, tiene un papel decisivo en la etiología del crimen. Principalmente, familias que socializan a sus miembros con una disciplina severa e irregular, con hostilidad e indiferencia y ausencia de unidad familiar.

    Por otro lado, Pinetal señala algunas de las circunstancias sociales que incrementan la criminalidad: Anomia Social, que es la incongruencia entre los objetivos sociales y medios para lograrlos, lo cuáles pueden ser ilegales. Esto, dice el autor, es campo de desarrollo del egocentrismo. Darwinismo Social, un sistema económico basado en la competencia despiadada, genera frustración y resentimiento que se traduce en agresividad. Exclusión Social, por el fracaso de las mayoría de los medios socioeconómicos utilizados en lograr una posición social, termina por propiciar una Subcultura de la Violencia, que se confunde con audacia, coraje y termina por generalizarse como forma de solucionar los problemas. “Cretinización” del Público, donde los Mass Media, elaboran climas ficticios y contribuyen a exagerar el sentido y significación de las manifestaciones sociales. Por tanto, los sujetos piensan y se comportan como los Media se lo presentan y estos, sustentan una ideología favorable a la violación de la ley en ciertos espacios y programas.

    Respecto a la delincuencia juvenil, afirma, se debe a una inadaptación que obstaculiza su inserción social. En la adolescencia se da un desequilibrio entre madurez física y psíquica. Mientras, la sociedad crea necesidades que inducen al consumo, al lujo y al exotismo, las que presionan a los adolescentes, quienes ya no encuentran en la familia lo que encontraban antes.

    Esta inadaptación puede ser: Física, por enfermedad o deficiencia. Psíquica, incluye a débiles mentales y caracteriales. Moral, jóvenes educados en medios marginales y criminales. La mayoría de manifestaciones antisociales de los jóvenes son en bandas como la inactividad, la excitación frenética, violencia ligada a la sexualidad y el robo de automóviles y bicicletas. Pinetal considera que la violencia entre jóvenes puede ser debido a Frustraci6n Cultural, resultante del vació moral y espiritual, y al abuso de drogas o estupefacientes, como mecanismo de huida y evasión.

    En su obra, el autor clasifica la prevención de la criminalidad de la siguiente manera: Prevención Social, en referencia a la publicidad comercial y propaganda política, que debe orientarse a la defensa social frente al alcoholismo. A la vez, brindar información y educación contra el abuso de drogas. Así como habilitar programas que fomenten la estabilidad familiar. Prevención de la Criminalidad Organizada, es competencia de la Policía. Y Prevención General, corresponde al ámbito penal. Al respecto, la pena por el delito debe ser superior al placer del acto criminal. Su finalidad es, suprimir la voluntad inmoral que anima al delincuente.

    La criminología, en su parte punitiva, dice Pinetal, propone la pena de muerte para eliminar criminales. Dicha medida ha sido fuertemente cuestionada. Así como destierro, exilio o deportación, que consisten en ser expulsado del grupo. Y la segregación penitenciaria, expresada en la prisión, también cuestionada por su factor criminógeno. Ya que crea una conciencia colectiva que facilita la maduración criminal y el aprendizaje del crimen. Al mismo tiempo, la asociación entre malhechores.

    Pinetal propone, entonces, una prisión educativa en condiciones de probación, semilibertad y libertad condicional: Probación, donde hay pena nominal pero el delincuente es puesto en libertad. Semilibertad, como sustituto de penas cortas e incluyen trabajos correccionales. Libertad Condicional, es una gracia de la disciplina carcelaria. El tratamiento que propone incluye la cura psico moral, la readaptación y adaptación social. Éste oscila entre tres o cinco años en un medio institucional, de semilibertad y de libertad condicionada. Por medio de técnicas individuales, en medios de semilibertad y libertad. Y técnicas grupales en medios institucionales, a través de terapias de grupo. El tratamiento comprende las fases de documentación y observación, toma de conciencia de sí mismo y de los demás y periodo de crisis.

    El autor expresa, que una auténtica política criminal, debe atacar las raíces sociales de la criminalidad e ir construyendo una nueva sociedad basada en valores como la libertad, el amor, el desinterés, la entrega y el honor.

    Pinetal insiste que, si se orienta la Política Criminal hacia la represión ciega, fracasara. La familia disfuncional, por ejemplo, es formadora de la personalidad delincuente. Y esta es la más frecuente en nuestro contexto social. Pinetal nos dice, finalmente, que una política criminal debe ser estratégica, dirigida a impactar los factores criminógenos que existen en nuestra sociedad. No como la actual, dirigida por la represión y formas paliativas de reinserción social.

    *Psicólogo salvadoreño

  • Un país con el nombre de un río.

    Un país con el nombre de un río.

    Por: Francisco Sánchez. *

    El nombre completo de Uruguay es República Oriental del Uruguay y por eso los uruguayos bromean diciendo que lo suyo no es un país, sino una dirección postal. La denominación hace referencia a la antigua toponimia virreinal que conocía como Banda Oriental al territorio que iba del río Uruguay –río de los pájaros en guaraní– al Océano Atlántico y que actualmente es compartido por el país del que estoy hablando y por el estado brasileño de Río Grande del Sur. A pesar de contar con un potente sector de servicios, sobre todo turísticos, su aparato productivo sigue ligado a la agricultura y la ganadería, algo que los orientales simplifican recordando que el país tiene más vacas que habitantes: casi cuatro por cada uno de los cerca de tres millones y medio de personas, de los cuales, la mitad vive en Montevideo y su zona metropolitana. Visto así, se entiende mejor la descripción que hace Jorge Drexler de su país cuando dice «vengo de un prado vacío, un país con el nombre de un río (…) un campo al costado del mar».

    Pero, sobre todo, Uruguay sobresale por la excepcionalidad de su política, en medio de la conflictividad e inestabilidad que caracterizan a la región; rasgo del país del que se ha vuelto a hablar tras el triunfo de Yamandú Orsí, candidato del Frente Amplio. Se trata de un sistema político que ha sido ampliamente estudiado por la Ciencia Política y hay magníficos estudios que explican claramente la situación del país desde su funcional sistema de partidos –otra excepción en la región–, su particular y garantista sistema electoral, la fortaleza de sus instituciones o la cultura cívica y consensual de su sociedad y sus élites que permite gestionar los conflictos de otra manera, haciendo que «se amortigüen», como diría Carlos Real de Azúa.

    En mi opinión nada canónica, el factor diferencial uruguayo en América Latina va más allá de lo antes citado, sus tres banderas oficiales o ese profundo laicismo -en un entorno continental en que las iglesias católica y evangélica tienen mucho poder político y social- que hace que denominen oficialmente a la Navidad, el Día de la Familia o a la Semana Santa, Semana del Turismo. El factor diferencial, decía, radica sobre todo en ser un país de antihéroes dentro de una región gobernada por héroes, es decir, por unos señoros que desbordan testosterona y se aferran al poder en medio de delirios mesiánicos.

    El factor diferencial de Uruguay radica sobre todo en ser un país de ‘antihéroes’ en una región gobernada por ‘señoros’ que desbordan testosterona y se aferran al poder en medio de delirios mesiánicos

    El primer ‘antihéroe’ fue José Gervasio Artigas quien, a pesar de ser el Jefe de los Orientales y pelear la independencia contra las dos coronas ibéricas con presencia colonial en la zona, no pensó en el Uruguay como un proyecto nacional autónomo. Por el contrario, era un firme convencido de la unidad con los territorios de la actual Argentina a través de esa estructura federal llamada las Provincias Unidas del Río de la Plata. A diferencia de otros héroes de las independencias americanas, no acabó sus días gobernando, en guerras o conspiraciones, sino dedicado a la agricultura en el exilio. Después de un conflicto con otros líderes federalistas recibió protección del gobierno de Paraguay y ahí vivió sin meterse en política, se borró como dice el Cuarteto de Nos en esa maravilla de la irreverencia que es el Primer Oriental Desertor.

    Ante la prolongación de la guerra, la mediación británica propuso la creación de un Estado independiente ubicado entre los actuales Argentina y Brasil como una forma de evitar conflictos a través de lo que se suele llamar «Estado tapón». De esta forma, los Treinta y Tres Orientales acabaron involucrados en la fundación de un tercer país en la zona que, a la vista de los acontecimientos y siendo fruto de una jugada geopolítica, resultó ser un buen invento.

    Ya entrando en el siglo XX, creo que quien mejor define la forma de hacer política en el país es José Batlle y Ordoñez (pronunciado Balle a la uruguaya). Don Pepe fue dos veces presidente y su familia ha dado otros tres presidentes democráticos al país (entre ellos su propio padre), de modo que, haciendo un símil, se podría decir que los Kennedy son como los Batlle de Estados Unidos.

    Es considerado padre del Uruguay moderno, hasta el punto de que allí se habla del batllismo para definir un modelo de Estado liberal con un fuerte componente social, con énfasis, entre otras cosas, en la educación o las condiciones laborales; en el que prima la fortaleza de las instituciones y el Estado de derecho. Fue una persona muy particular para su época, no sólo por sus características físicas (media más de un metro noventa), o su fuerte carácter que lo llevó a batirse varias veces en duelo en defensa de su honor, sino también porque era profundamente anticlerical y desafió todas las convenciones sociales, por ejemplo, se casó con una señora separada de su primo y madre de cinco hijos. Sin embargo, tuvo una gran influencia en el Partido Colorado y participó de varias formas en el gobierno del país, sin caer por ello en la tentación de mantenerse en el poder, como era habitual entre otros líderes del momento.

    En la gestión de la crisis económica de inicios de los 2000 también primó la lógica del antihéroe. El presidente Jorge Batlle siendo consciente de su debilidad, en lugar de aferrarse al poder hasta tener que escapar en helicóptero como otros presidentes, creó de facto un sistema de primer ministro en la figura del ministro de Finanzas Alejandro Atchugarray, un abogado sin experiencia en el campo económico que antes de ejercer el cargo de ministro era vicepresidente del Senado. Tras una exitosa gestión basada en la negociación y los consensos que le valió ser considerado como uno de los políticos mejor valorados de su país, Atchugarry declinó liderar electoralmente el Partido Colorado para retirarse a la pequeña industria textil de su familia, fábrica que siempre imaginé como la de Jacobo Koller de la película Whisky.

    Ahora bien, el antihéroe uruguayo de esta generación es sin duda José Mujica, el tercer José. Su mayor mérito, para mí, es haberse convertido en la evidencia de que es posible ser poderoso a la vez que modesto y austero. Sus acciones las tenemos frescas y por eso no me extenderé. Pero quiero destacar que es una persona que ha mutado desde la violencia política a la defensa acérrima de las instituciones y la democracia. Ha sido capaz de reconocer errores y buscar el consenso, a pesar de su pasado extremista que le llevó a pagar una pena de cárcel en condiciones inhumanas. Uno de los últimos actos institucionales de Mujica fue el de acudir con el entonces presidente y otros expresidentes uruguayos a la posesión de Lula, acto colectivo que sería impensable en un país donde primasen los héroes.


    *Francisco Sánchez es director de Instituto de Iberoamérica de la Universidad de Salamanca. Publicado en El Independiente de España.

  • Las horas

    Las horas

    El reloj de la plaza está parado. Lleva así desde que lo vi por primera vez hace tres años. Supongo que debería hacer feliz a todos los que han bailado amartelados el viejo y muy célebre bolero. El reloj no debe marcar las horas para que nadie enloquezca pues ella se irá para siempre cuando amanezca otra vez.


    Por: Manuel Alcántara Sáez*


    [dropcap]P[/dropcap] or eso el fatal augurio de “nomás nos queda esta noche para vivir nuestro amor”. El tiempo detenido en sus manos puede hacer la noche perpetua. Lo cual no deja de ser inquietante por mucho que se desee la eternidad. Pero en la plaza lo que es permanente es el viento cuyas ráfagas traen el olvido y hacen postergar cualquier plan de futuro.

    Frente a la codicia occidental que a partir de un determinado momento esgrimió la identificación del tiempo con el dinero se ha confrontado una sabiduría oriental opuesta que denuncia que “los occidentales tienen relojes, pero nosotros tenemos tiempo”. En el fondo, y por encima de querer buscar un sentido trascendente, lo que late es la pulsión por la cuantificación. Ella conlleva la medición precisa de algo consustancial con la humanidad y que en su manejo produce efectos tan diferentes como el orden y la esclavitud, la planificación y el plazo fijo. La perplejidad del fenómeno conduce a la existencia de asignaturas en el marco universitario que se refieren a la sociología del tiempo. Por su parte, Karl Popper en su muy conocida metáfora ya usó la contraposición entre los relojes, como sinónimo de la predictibilidad, y las nubes, en tanto que reflejo de lo impredecible.

    La unidad de medición universalizada que supone la hora es un avance del que quizá no seamos del todo conscientes frente a otras mediciones en ámbitos muy variopintos en las que la humanidad no ha encontrado definiciones generales. La distancia, la temperatura y el peso se siguen midiendo en escalas diferentes según los lugares. La hora es fundamental para llevar a cabo cálculos entre países en lo atinente a viajes y a transacciones y entre sectores económicos acerca de la productividad como elemento fundamental del capitalismo. Esto es en el momento actual y lo fue en el pasado aunque siempre haya matices. Ahora uno se explota así mismo durante un determinado lapso y lo irónico es que cree que está realizándose. Una forma distinta de evaluar el rendimiento del trabajo.

    El tiempo queda subyugado a las horas así que lo común es pedir o dar la hora, además siempre queda el equívoco con el clima. Coloquialmente cuando se habla del tiempo la mayoría de las veces los interlocutores aluden a la temperatura o al grado de humedad, o a la posibilidad de que llueva o nieve. Como me dijo una vez un vecino al cruzar la plaza del reloj inmóvil, “no lo mires porque siempre decepciona”, pero yo le hice notar todo lo contrario puesto que era más predecible que el viento vesánico. A diferencia de este me daba tranquilidad mirar a la torre conociendo la respuesta de antemano. Por otra parte, la utilidad del vetusto reloj quedaba relegada a pura comparsa.

    En una larga jornada en la que acumulo siete citas de diferente naturaleza separadas escrupulosamente por dos horas y cientos de metros de una localización a otra el tiempo es un guiñapo porque lo que cuenta es el ajetreo previamente agendado. También el cariz de las personas con las que me encuentro. El afán en su conversación. Al final el lapso pasado con mis interlocutores o en el que transcurre la gestión está tasado convencionalmente y se alía a la tiranía del reloj. Sin embargo, hay algo que me inquieta cuando en uno de esos encuentros no miro en ningún momento al reloj porque deseo que estuviera parado, que el tiempo como en el bolero estuviera suspendido. Entonces sé de la inexorabilidad de la faena de unas horas que no me pertenecen solamente a mí y de la capacidad de la contraparte de poner fin a la cita.

    En una breve interrupción durante una de las entrevistas antes de reanudar el argumento que estaba desarrollando y deslizándolo al terreno personal ella me dice que no hace caso al tiempo sino que hace el tiempo. Durante un breve instante quedo perplejo por su osadía, pero asiento con la cabeza y esbozo una sonrisa de complicidad no sé si con un rictus de ironía. Minutos antes me había contado una confusa historia que tuvo con su anterior marido en la que se habían exigido equidad completa a la hora de compartir los fines de semana. Él definiría la manera en que iban a pasar el sábado y ella decidiría sobre el domingo. Así las cosas, ella terminó convenciéndolo de que la tarde y la noche del viernes no entraban en el acuerdo y durante meses pudo gozar de un manojo de horas en que sintió que su existencia era otra.

    Hastiado de tanto ruido acumulado a lo largo de la jornada no deseo saber la hora que es. Hace rato que anocheció. Camino hacia la estación del metro para después coger el autobús que me llevará a la casa. Un discreto reloj cuelga en la fachada de un edificio público. No está parado. Han transcurrido exactamente doce horas desde que pasé por delante de él esta mañana. ¿Qué significado tiene lo que acabo de pensar? ¿Tiene un sentido equivalente al conteo de pasos o de metros que me puede brindar el teléfono? Puedo hacer una comparación con otro día cualquiera o con la media de las últimas semanas. Una estadística vana. Prosigo maquinalmente. Las horas no son ajenas, lo enmarcan todo, como lo hacen los pasos, incluso puedo dividir estos por aquellas. La velocidad de la vida se desprende automáticamente. La velocidad de mi vida que, sin embargo, no tiene nada que ver con su ritmo y menos aún con su propósito que no cuenta con guarismo alguno que lo mida.

    *Politólogo español. Director del CIEPS (Centro Internacional de Estudios Políticos y Sociales)

  • Camille Claudel, la genial escultora que cautivó a Rodin pero terminó encerrada en un psiquiátrico atormentada por su sombra

    Camille Claudel, la genial escultora que cautivó a Rodin pero terminó encerrada en un psiquiátrico atormentada por su sombra

    «Le enseñé dónde encontrar oro. Pero el oro que encuentró es solo suyo».

    [dropcap]E[/dropcap] so dijo el célebre artista francés Auguste Rodin de quien los críticos calificaron a finales del siglo XIX como «la única escultora en cuya frente brilla el signo del genio».

    Hablaban de Camille Claudel, la discípula más talentosa de quien es considerado como el padre de la escultura moderna.

    Cuando Rodin la tomó bajo su ala, ella tenía apenas 19 años y él 42, y su extraordinaria precocidad era evidente.

    A los 20 años produjo su primera gran obra, «Retrato de Paul Claudel a los 16 años» (1884), un busto de arcilla de su hermano menor, un talento igualmente precoz que se convertiría en un gigante de la literatura francesa.

    Rodin resultó ser un gran estímulo creativo para joven escultora pero, como señaló la crítica de arte Fisun Güner en BBC Culture, el intenso vínculo también dio frutos en la obra del veterano artista.

    Fue una relación compleja y finalmente Claudel sintió la necesidad de liberarse de su mentor, ya que no solo había sido su alumna, sino también su asistente, su musa y su amante.

    La única manera de obtener reconocimiento por su propio trabajo y de que su talento creciera independientemente del de él, según sentía, era separarse.

    Pero aunque su talento ardería intensamente durante algunos años después de la separación, su vida creativa duró trágicamente poco.

    Terminó internada tres décadas en sanatorios hasta que falleció en 1943, sola y olvidada.

    Pocos recordaban que, en su juventud, había sido considerada la más grande escultora de su generación.

    ¿Cómo llegó a eso y qué pasó después?

    Antes

    Camille Claudel nació en 1864 en un pueblo llamado Fère-en-Tardenois, Francia.

    Su padre, Louis-Prosper Claudel, trabajaba en finanzas y en 1876 fue trasladado a Nogent-sur-Seine, un centro de producción de cerámica y hogar de varios escultores.

    Fue allí donde su hija mayor, de 12 años, comenzó a crear piezas con arcilla local.

    Aunque su madre le dijo que ser artista era «inapropiado para una dama», su padre se tomó en serio su vocación y consultó a un vecino, Alfred Boucher.

    Era uno de los escultores más influyentes de la época, cuyos estudiantes incluyeron a Modigliani, Léger y Chagall.

    Entusiasmado con el talento de la joven, se convirtió en su mentor.

    Siguiendo su consejo, cuando la familia se mudó a París en 1881, Camille se inscribió en la Académie Colarossi, una escuela de arte progresista que era una de las pocas que admitía mujeres y les permitía dibujar modelos masculinos desnudos.

    Boucher iba cada semana a inspeccionar su trabajo, pero en 1882 se le presentó la oportunidad de irse a Florencia y, como no quería dejar a Camille sin maestro, convenció a su amigo Auguste Rodin para que aceptara a su protegida como alumna.

    Rodin, quien ya era un escultor de renombre mundial, quedó impresionado por el trabajo de Camille, pero también se enamoró de su belleza y su personalidad.

    La contrató como su asistente y pronto se volvieron amantes, lo que causó gran revuelo, dado que él le doblaba la edad y tenía una relación con otra mujer.

    Sin embargo, lo de ellos iba más allá de lo sexual: aunque la relación era tormentosa, se querían, se inspiraban e influenciaban mutuamente y el trabajo que hacían juntos era profundo.

    Sueños truncados

    Rodin y Claudel trabajaron exquisitamente mano a mano, literal y metafóricamente.

    Rodin no solo modeló las manos de Claudel en muchas piezas, sino que ella modeló muchas de las manos, así como pies y cabezas de algunas de las obras más monumentales de Rodin, como «Las puertas del infierno».

    Durante los años que vivieron y trabajaron juntos produjeron algunas de las mejores obras de sus respectivas carreras.

    Una de ellas Sakountala (más tarde titulada El abandono) encuentra un tema común con las esculturas eróticas de parejas jóvenes de Rodin.

    Pero la de Claudel, inspirada en «Shakuntala» del poeta indio de los siglos IV-V Kālidāsa, es romántica y dolorosamente tierna.

    Cuando fue expuesta en yeso en el Salón de los Artistas Franceses de 1888 recibió una mención honorífica.

    El crítico André Michel elogió su «profundo sentimiento de ternura a la vez casta y apasionada, una impresión de temblor, de ardor contenido».

    La que le siguió fue igual de maravillosa: El gran vals, en el que una pareja desnuda se arremolina en una danza sensual.

    Pero el gobierno francés consideró que el pas de deux desnudo era demasiado escandaloso para una obra hecha por una mujer.

    Claudel -siempre esperanzada de que le comisionaran alguna de sus creaciones- cubrió sus cuerpos con unos velos drapeados.

    De nada sirvió.

    A diferencia de su famoso mentor, Claudel nunca recibió un encargo público, aunque expuso regularmente su trabajo durante los años en que estuvo activa y fue frecuentemente elogiada por los críticos por su extraordinario talento.

    Anhelaba tornar sus creaciones de yeso en metal, pero se quedaban en lo que podrían ser, sin jamás realizarse completamente.

    Lo mismo le ocurría con su vida personal.

    Rodin le juraba amor eterno, y hasta llegó a prometerle matrimonio, mientras seguía manteniendo una relación estable con Rose Beuret, su fiel compañera hasta el fin de los días.

    «No puedo más, no puedo pasar ya un día sin verte. Si no, la atroz locura. Se acabó, ya no trabajo, divinidad malhechora, y sin embargo te amo con furor. Mi Camille, tranquilízate, no tengo amistad con ninguna mujer, y toda mi alma te pertenece», le escribía.

    Sin embargo, no renunciaba a Beuret, una exmodelo sin educación a la que mantuvo alejada de sus amigos cultos y quien, según uno de ellos, vivía «en completa ignorancia de lo que hacía».

    Claudel, añadió, le dio a Rodin «la felicidad de ser siempre comprendido, de ver sus expectativas siempre superadas», lo que era «una de las grandes alegrías de su vida artística».

    Ella, no obstante, era quien pagaba el precio por los chismes sobre su relación amorosa, un escándalo que la había apartado de su familia y que, a pesar de su talento, dificultaba que la vieran como algo más que «la novia de Rodin».

    «Es terrible estar tan abandonada»

    En 1893 dejó a Rodin.

    Estaba por cumplir los 30 años y durante las siguientes dos décadas se esforzó por abrirse camino como artista.

    Su estilo se volvió muy diferente al de su exmaestro y amante.

    Sin embargo, su carrera en solitario nunca despegó del todo y la tensión comenzó a notarse.

    «Para un hombre, ser escultor es un desafío constante al sentido común», escribiría años más tarde su hermano Paul Claudel. «Para una mujer aislada, especialmente una con el carácter de mi hermana, es una pura imposibilidad».

    Ojalá hubiera estado equivocado, pero la salud mental de Camille se deterioró.

    La última pieza que se sabe que terminó es de 1906.

    Siete años más tarde, su madre la internó por considerarla un peligro para sí misma.

    El certificado médico original de 1913, encontrado en un hospital suburbano de París, decía que estaba «mal vestida y absolutamente sucia» y vivía aterrorizada por lo que ella llamaba la «pandilla» de Rodin, que supuestamente había llevado a cabo «ataques criminales» contra ella.

    La brillantemente dotada escultora fue diagnosticada con un estado de psicosis delirante, y languideció en un manicomio durante los últimos 30 años de su vida.

    «He caído en un abismo. Vivo en un mundo tan curioso, tan extraño. Del sueño que era mi vida a esta pesadilla», le escribió a un amigo desde el sanatorio.

    Rara vez recibía visitas.

    Su padre, que siempre la apoyaba, había muerto el mismo mes y año de su internación, aunque no se lo dijeron hasta mucho tiempo después.

    Su madre decidió no volver a ver a su hija. Su hermano Paul, aunque le escribía cartas, sólo la visitó poco más de una docena de veces.

    «Es terrible estar tan abandonada», le escribió al médico del asilo en 1915. «No puedo evitar sucumbir al dolor que me abruma».

    Quizás más triste es el hecho de que nunca más volvió a moldear un trozo de arcilla.

    Su vida tal como la conocía simplemente se detuvo.

    A pesar de que sus médicos recomendaron que la liberaran, su madre siempre se negó, y después de su muerte, su hermano Paul mantuvo ese veto.

    Así que permaneció encerrada hasta que murió a los 78 años.

    Para entonces, en medio del caos y el horror de la Segunda Guerra Mundial, había quedado reducida a un oscuro detalle en la historia del arte, recordada simplemente (si es que se la recordaba) como la musa y amante de Rodin.

    Sueños realizados

    Después de la guerra, Claudel siguió en un triste olvido. Pero, con el tiempo, sucedió algo maravilloso.

    Fue redescubierta, no solo como modelo o compañera de cama de Rodin, sino como lo que siempre anheló: una artista importante por derecho propio.

    Aunque ella misma destruyó gran parte de su trabajo, y otras de sus obras se perdieron, varias de sus creaciones fueron fundidas en bronce años después de haber sido modeladas por su marchante parisino, Eugène Blot.

    Se empezaron a montar exposiciones de su obra, incluso en el Museo Rodin de París, que había abierto sus puertas en 1919 sin cumplir el deseo del escultor de que incluyera una sala Camille Claudel.

    Desde la década de 1980 se fue despertando un creciente interés por su vida y su obra, con películas, numerosas biografías e incluso una obra de teatro y un ballet producidos, muchos centrados en su intensa relación con Rodin.

    Luego, en 2003, Nogent-sur-Seine organizó su propia exposición de Camille Claudel.

    Para la pequeña, tranquila y pintoresca ciudad a orillas del Sena, con sus apenas 6.000 habitantes, se trataba de un proyecto audaz.

    Y resultó más que acertado: la muestra atrajo a 40.000 visitantes.

    Inspirada por este éxito, Nogent-sur-Seine se propuso construir un nuevo museo, dedicado a la olvidada escultora.

    El Museo Camille Claudel fue inaugurado en 2017, en la casa en la que la adolescente artista produjo sus primeras obras.

    Habían pasado 75 años desde su muerte, y alrededor un siglo desde que se había dejado de apreciar su genialidad apropiadamente.

    Un gran error, como atestiguan las 90 obras que sobrevivieron.

    Fuente: BBC

  • “El sentido de la navidad: nacimiento y renovación”- Lisandro Prieto Femenía

    “El sentido de la navidad: nacimiento y renovación”- Lisandro Prieto Femenía

    “El nacimiento es la única ocasión de la que tenemos una garantía absoluta de que, por un instante, el ser humano ha sido un verdadero milagro” Simone Weil, “La gravedad y la gracia”, 1947.

    La presente es la primera entrega de la saga “El sentido de la navidad”, en la cual reflexionaremos sobre el simbolismo del nacimiento y la renovación, más allá de su dimensión festiva o religiosa, puesto que se trata de una celebración que invita a la reflexión de la existencia humana en general. En el corazón de la natividad, se encuentra un símbolo poderosísimo: el poder del nacimiento. Se trata de un sentido profundo, ya que la Navidad no solo conmemora un parto que da inicio a una figura histórica, sino que nos recuerda que, en cada ciclo de la vida, existe la posibilidad de un renacer.

    Evidentemente, es un momento que, cargado de simbolismo, nos plantea la pregunta de si, como humanidad, estamos dispuestos a renovarnos, es decir, a reescribir nuestros propios destinos y a redescubrirnos en lo más esencial de nuestro ser. Este tiempo de celebración parece detener el curso incesante de la rutina cotidiana, invitándonos a detenernos, mirar hacia adentro y considerar el significado que le estamos dando a nuestra vida y reevaluar si es o no necesario un nuevo comienzo. Tengamos en cuenta que un bebé recién nacido es, en su fragilidad y potencialidad, un recordatorio de que cada nacimiento no solo trae consigo una nueva vida, sino también la promesa de renovación y cambio.

    “El hombre ha nacido para vivir con humildad, como el niño en la cuna, sin dejar de buscar lo que lo eleva hacia el amor divino”, San Agustín “Confesiones”, 397.

    La navidad, entonces, se convierte en un momento propicio para pensar sobre el ciclo de la existencia, sobre cómo cada día, cada año, nos brinda la oportunidad de empezar nuevamente, de reconfigurar nuestra existencia y, tal vez, de encontrar un significado más profundo en lo que hacemos y en cómo nos relacionamos con los demás. Es en este contexto que podemos explorar el simbolismo del nacimiento, no como un evento puntual, sino como un principio que atraviesa toda nuestra vida, desafiándonos a mirar más allá de las apariencias y a cuestionar las estructuras que nos condicionan y, en algunos casos, definen. En la fragilidad del nacimiento, la filosofía nos invitará a reconocer que, a pesar de las dificultades y las sombras que a menudo oscurecen nuestro camino, siempre hay espacio para la luz, la esperanza y la transformación.

    “El valor de la vida no está en lo que se ha logrado, sino en lo que se es capaz de empezar”, S. Kierkegaard (Diario, 1849)

    El nacimiento, en su pureza, nos invita a pensar en este “nuevo comienzo”, que se refiere al inicio de la aventura de vivir y a la posibilidad que se extiende hacia el futuro. En nuestra tradición teológica cristiana, el nacimiento de Jesús simboliza la llegada de la gracia divina, un punto de partida que transforma el curso de la humanidad. Este nacimiento concreto es un acto de redención, un mensaje de esperanza para una humanidad sufriente, sugiriendo que, independientemente de nuestros errores y limitaciones, siempre existe la posibilidad de renacer mediante la reconciliación con lo divino. El niño recién nacido es la encarnación de una promesa: que la renovación es posible, incluso en los momentos más trágicos y barbáricos: desde esta perspectiva teológica, el nacimiento es la manifestación de un “comienzo divino”, una gracia que se ofrece sin condiciones, un perdón que nos permite reconfigurarnos. En este sentido, la navidad no solo conmemora un acontecimiento histórico, sino que se convierte en una ocasión anual para la reflexión sobre la posibilidad de empezar de nuevo, de acercarnos a lo trascendental, de asumir el reto de renovarnos en lo espiritual y en lo moral.

    Por otro lado, el nacimiento, como concepto filosófico, adquiere también una dimensión profundamente existencialista, particularmente si lo analizamos desde la obra de Martin Heidegger. Para él, el “ser-ahí” (“Dasein”), es la condición humana básica, una existencia abierta al futuro, un “ser-en-el-mundo” que, en cada momento, se enfrenta a la posibilidad de reinventarse. En su obra emblemática “Ser y Tiempo”, Heidegger nos invita a reconocer que la existencia es fundamentalmente finita y que el futuro es aquello que define nuestro ser, porque no es simplemente una extensión lineal del pasado, sino un campo abierto de posibilidades donde el individuo puede proyectarse y, en cada instante, elegir su camino.

    “El ser humano no es, sino que está en el mundo, es decir, proyectado hacia el futuro.” Martin Heidegger- “Ser y tiempo”, 1927.

    El nacimiento, visto desde esta óptica, puede interpretarse como la apertura al futuro incierto, cargado de posibilidades que, lejos de ser predecibles, nos desafían a crear, a decidir, a tomar parte activa en la configuración de nuestro ser. El “ser-ahí” heideggeriano no es un ser estático ni determinado por lo que ya ha ocurrido, sino un ser que siempre está en el proceso de hacerse, de proyectarse hacia lo que aún no ha sucedido. Así, cada “nacimiento” puede verse como una nueva apertura al futuro, una nueva oportunidad para redirigir a nuestra existencia hacia un horizonte inexplorado. En este sentido, la navidad se presenta como un recordatorio de la existencia: en cada ciclo de la vida, cada año, cada día, hay un potencial renovador, porque nada está dicho de ahora y para siempre. Si bien el nacimiento de un niño es un recordatorio evidente de la fragilidad y la maravilla de la vida, también es una convocatoria para que cada uno de nosotros reflexionemos sobre cómo podemos “nacer” nuevamente en nuestro propio ser, independientemente de las cargas que llevemos o de los errores que cometamos. Al igual que el bebé que llega al mundo sin pasado, sin definiciones previas, estamos llamados a una continua apertura hacia lo que podemos ser, a tomar riendas de nuestra propia existencia y a proyectarnos hacia un futuro lleno de posibilidades.

    Procedamos ahora a interpretar un aspecto que es fundamental en el simbolismo que venimos analizando: la fragilidad y la humildad del comienzo, mirando el nacimiento de Jesús en un pesebre como una metáfora majestuosa del poder transformador. Es que el nacimiento, en su expresión más pura, nos confronta con una realidad fundamental: la fragilidad. Un recién nacido, sin fuerzas, sin historia y sin poder, depende completamente de su madre para sobrevivir. Esta vulnerabilidad intrínseca no es solo un recordatorio de lo efímera que es nuestra existencia, sino una invitación a reflexionar sobre el valor de lo pequeño y lo aparentemente insignificante en un mundo que exalta exactamente todo lo contrario: lo grandioso, lo imponente, lo exitoso.

    “El que tiene un porqué para vivir puede soportar casi cualquier cómo.”- F. Nietzsche, “El crepúsculo de los ídolos”, 1888.

    El nacimiento de Jesús en un establo es, en este sentido, una de las imágenes más poderosas de nuestra tradición cristiana: en lugar de llegar al mundo en el esplendor de un palacio real, Jesús nace en la humildad del pesebre, rodeado de animales y con pocos testigos. Esta imagen de un niño recién nacido, acompañado de lo simple y lo marginal, se convierte justamente en un acto subversivo. La llegada de Dios a la humanidad no se da en la grandeza de un imperio exuberante, sino en lo humilde, en lo vulnerable y pequeño. Ese resguardo en el campo, se convierte en el lugar donde lo divino se manifiesta de la manera más inesperada, desafiando la idea de que lo grande y lo poderoso son los únicos lugares donde puede encontrarse un sentido verdaderamente profundo. Esta lección sobre humildad del nacimiento resuena también en la filosofía de Hannah Arendt, quien introduce el concepto de “natalidad” en su obra titulada “La condición humana”.

    Para Arendt, la natalidad no sólo se refiere al acto físico de nacer, sino a la capacidad que tenemos los seres humanos de comenzar algo nuevo. El nacimiento, en este sentido, es un principio de la acción, un comienzo radical que está marcado por la capacidad de transformar el mundo. Tengamos en cuenta que para nuestra filósofa, el nacimiento está ligado a la libertad humana, a la capacidad de inaugurar lo impredecible, lo inesperado. El ser humano, al nacer, se encuentra ante un futuro totalmente abierto, libre para actuar y modificar su entorno, pero siempre desde una posición de vulnerabilidad: es el acto de nacer lo que posibilita la apertura al mundo y a nuevas formas de acción, un constante empezar de nuevo.

    “La natalidad es el poder de comenzar algo nuevo, el poder de introducir lo inesperado, de transformar la condición humana.” H. Arendt, “La condición humana”, 1958.

    Lo que Hannah Arendt nos está enseñando en este sentido, es que cada nacimiento no solo es el comienzo de una vida puntual, sino el comienzo de una historia, de una intervención en el mundo. La fragilidad de ese inicio es, paradójicamente, su mayor fuerza porque en un contexto donde predominan los valores de poder, éxito y conquista, la natalidad humana- es decir, la capacidad de comenzar una y otra vez- es una fuente de transformación constante. Éste es el poder que se oculta en lo pequeño y humilde, en la precariedad de un niño en un pesebre, que tiene el potencial de cambiar la historia y modificar las estructuras de todas las dinámicas del mundo hasta ese entonces conocido.

    En un mundo banal que celebra siempre lo grandilocuente y lo evidente, donde lo excepcional se convierte en la medida del éxito, la navidad nos recuerda que lo más importante a menudo se encuentra en lo más pequeño, en lo más sencillo, en aquello que pasa desapercibido. Así, como el nacimiento de Jesús en su pesebre no requiere de grandes demostraciones de poder, cada acto de “natalidad”- cada nuevo comienzo- está cargado de un potencial transformador, por más humilde que sea su origen.

    En este contexto puntual, la fragilidad del nacimiento es, en última instancia, lo que le confiere justamente su poder: la capacidad de reinventar, de dar paso a lo nuevo, de ofrecer un horizonte infinito de posibilidades. La navidad, por lo tanto, no sólo celebra el nacimiento de un niño, sino también el renacer de la humanidad en cada uno de nosotros, invitándonos a reconocer que en los momentos más sencillos y vulnerables de la vida se encuentra la semilla fundamental de la transformación.

    Por último, nos queda pensar en el aspecto puntual de la “renovación”, conectada fuertemente con el simbolismo del nacimiento como punto de partida para un proceso de cambio interior. Bien sabemos que la navidad, más allá de ser una celebración colectiva, se ofrece como un espacio para la renovación personal mediante una invitación a la introspección espiritual. Si entendemos el nacimiento como un símbolo de nuevas posibilidades, cada navidad nos invita a volver a nacer, a empezar de nuevo, a encontrar en nosotros mismos la capacidad de transformar nuestra vida. El acto de celebrar el nacimiento de Jesús no sólo es un recordatorio de un evento histórico, sino una ocasión para revisar nuestra propia existencia y preguntarnos qué aspectos de nuestra vida necesitan ser renovados, qué creencias o actitudes pueden ser transformadas.

    En una sociedad que parece cada vez más enfocada en el progreso material y en una falsa idea banal del éxito, la navidad nos ofrece la oportunidad de desconectarnos de las presiones del mundo y regresar a lo esencial. La fragilidad y humildad del nacimiento, como hemos visto, nos muestran que lo más importante en la vida no reside en las grandes conquistas, sino en los pequeños actos de amor, compasión y dedicación hacia los demás y hacia nosotros mismos. Este tipo de renovación es el que podemos buscar cada año: no sólo un cambio superficial de imagen o de camisa floreada para la cena de nochebuena, sino una transformación interna, una nueva configuración de nuestros valores y nuestras prioridades.

    “No hay que hacer grandes cosas para amar a Dios; basta con ser pequeños y humildes, como un niño”- Teresa de Lisieux

    Este proceso de renovación puede entenderse, con los lentes de la filosofía, como un acto existencial, al estilo de lo que propone el filósofo Jean-Paul Sartre en su concepción de la libertad. En esta perspectiva, somos responsables de nuestra propia existencia y, por ende, de nuestra capacidad de cambiar: cada navidad nos recuerda que, al igual que el nacimiento, siempre hay una oportunidad para empezar de nuevo, para reescribir nuestra historia, para vivir más auténticamente. No importa, realmente, cuántos fracasos o limitaciones nos acompañen: la navidad nos invita a liberarnos de los lastres del pasado y a proyectarnos hacia un futuro con la misma esperanza y apertura con la que un niño llega al mundo.

    Al igual que Heidegger, Sartre remarca que el “ser-ahí” está siempre abierto a la posibilidad del futuro, coincidente con nuestra visión de una natividad que nos enseña que, aunque el pasado nos haya marcado, siempre podemos optar por una nueva forma de ser, sin dejar de ser nosotros mismos. Y si el nacimiento de Jesús simboliza la gracia y el perdón divinos, también nos muestra que la verdadera renovación es un acto de compasión, tanto hacia con los demás como hacia uno mismo, porque renovarse no significa rechazar el pasado, sino reinterpretarlo, darle nuevo significado y, a partir de ahí, dar paso a un futuro distinto, lleno de nuevas posibilidades.

    En definitiva, queridos lectores, el nacimiento, con su promesa eterna de lo nuevo, nos desafía a no quedarnos atrapados en las estructuras pasadas, sino a abrazar la posibilidad de un futuro lleno de potencial, al mismo tiempo que nos invita a mirar dentro de nosotros mismos y a reconocer que, al igual que el niño en el pesebre, siempre estamos en capacidad de redimirnos, levantarnos, sacudirnos el polvo, y comenzar otra vez. En vista de lo analizado previamente, podemos concluir que la verdadera transformación no viene de los logros externos o de la apariencia virtual que queremos mostrar a los demás, sino de la capacidad de reconocer lo que es esencial en lo cotidiano, de renovar nuestros valores y nuestra forma de relacionarnos con el mundo que nos cobijó y al que eventualmente dejaremos a los niños que acaban de nacer. En esta instancia de reflexión, podemos preguntarnos: ¿qué necesitamos dejar atrás para poder avanzar? ¿Cómo podemos renacer en nuestra forma de ser y vivir? Pues bien, cada navidad es una excusa perfecta para abrazar nuestra fragilidad y recordar que, en cualquier momento, nuestro futuro está repleto de nuevas posibilidades y esperanzas: no es casual ni accidental que sigamos diciendo “dar a luz”.

     

  • Argentina | Un año de Milei: radiografía del espanto

    Argentina | Un año de Milei: radiografía del espanto

    El autodenominado “Libertario” Javier Milei cumple un año de su asunción. Para no pecar de tendencioso o ser acusado de estar encapsulado por anteojeras de un microclima ideológico, comienzo este artículo con una serie de datos económicos brindados por el Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina (UCA) que, tanto en los pasados gobiernos de Cristina Kirchner, Mauricio Macri y Alberto Fernández mostró mes a mes y con prolijos resúmenes trimestrales la realidad socioeconómica del país pese al disgusto que generalmente le causó a este trío tan disímil. Veamos.


    Por: Marcelo Valko*


    Ni bien asumió la presidencia, Milei ejecutó una devaluación récord para evitar caer en una hiperinflación que según sus elucubraciones “estaba viajando al 3.678% anual” (Clarín, 15/12/2023). Una magnitud que de ninguna manera se avizoraba en el horizonte ni estaba en carpeta de ningún analista económico con dos dedos de frente y los pies en la tierra.

    Simultáneamente se liberaron los precios de alimentos, medicamentos, prepagas, combustibles y servicios (Luz, Gas, Agua, Telefonía). A su vez los sueldos permanecieron fijos y en el mejor de los casos muy rezagados. No es necesario ser la reencarnación de Adam Smith o cursar un cuatrimestre con Milton Friedman para imaginar cuales fueron las consecuencias de tales variables desbocadas que libraban a la población a su suerte.

    Aquellos primeros meses de “sinceramiento de precios” como los llamó alegremente el flamante presidente fueron devastadores. Los repositores de los supermercados no daban abasto, ni bien terminaban de modificar los precios en los estantes y ya debían aumentarlos otra vez al día siguiente. El recorte para achicar el Estado a su mínima expresión apuntó a la educación en todos sus niveles, la salud, comedores sociales y los jubilados.

    Al mismo tiempo dispuso millones de dólares para reequipar al Ejército con material que el Primer Mundo descartaba como los 24 aviones F 16 que compraron por U$S 650 millones que Dinamarca usaba desde 1980 (CNN en Español, 17/04/2024). La velocidad del vergonzoso desastre producido este año no tiene parangón alguno en la historia reciente de un país curtido por continuas caídas al precipicio.

    Res non verba. Durante 2024 cayeron estrepitosamente las ventas minoristas, lo mismo ocurrió con la construcción donde además el gobierno paralizó la obra pública. Este año varias veces viajé a Río Negro respondiendo invitaciones del sindicato docente y pude comprobar in situ lo que significa tal recorte. Produce estupor transitar por la ruta nacional que va del aeropuerto de Neuquén a Río Negro y observar tramos inconclusos de la autopista en tanto los obradores permanecen abandonados al costado.

    Tengamos presente que la construcción es un rubro que dinamiza otros sectores de la economía (hierros, transporte, cementeras, etc.). Continuemos. El 30% de la población dejó de pagar impuestos, el 27% no abonó servicios básicos como Luz, Gas, Agua, mientras que un porcentaje similar recortó a su pesar la compra de medicamentos. Sobre esta última cuestión, el legislador “libertario” Julio Moreno Ovalle al ser consultado con absoluto desparpajo respondió lo siguiente: “No creo que los jubilados se mueran por no tomar un medicamento. Esa persona debe tener parientes, gente que la pueda ayudar. No debe ser para tanto” (Tiempo Argentino, 04/12/2024).

    El consumo general con respecto a 2023 cayó un 20% mientras que la pobreza aumentó un 10%. La pobreza en menores de 18 años llega al 65,5% y la indigencia al 19,2%. Traducido significa que la cantidad de indigentes subió casi el doble. En resumen. Al cumplirse este primer año de Milei el 49,9% del país es pobre (23 millones de personas), mientras que el 13% directamente es indigente. No olvidemos que estamos hablando de Argentina que se autopercibía como “el Granero del Mundo” (utilizo tiempo pasado).

    Quizás convenga quitar el maquillaje semántico de tales indicadores: pobres son aquellos a quienes sus ingresos apenas les alcanzan para comer y nada más, indigentes son quienes su ingreso no les alcanza ni siquiera para alimentarse a diario. Reitero lo que afirmé en notas anteriores: Argentina no era así. Cuando yo era chico en el colegio la maestra nos enseñaba que “Argentina es el país del trigo y las vaquitas” y nadie buscaba comida en los contenedores de basura, la inseguridad alimentaria era algo totalmente desconocida.

    Sobre tales rubros, repasemos títulos de los últimos días: “Se derrumbó el consumo de carne vacuna y no creen que vaya a recuperarse en el corto plazo” (La Nación, 18/11/2024); “Panaderos en crisis: las ventas cayeron 53% en el año y ya cerraron casi 400 locales” (Ámbito Financiero, 05/12/2024). Traduciendo este espanto, significa que la mitad del país está excluido con muy pocas esperanzas de regresar mientras que la otra mitad… ¿Qué ocurre con esa otra mitad? Opta por ignorar el apocalipsis, mientras celebra el dólar barato, el mismo becerro de oro que nos traicionó hasta decir basta.

    ¿Batalla Cultural? Existe además una amenaza que guarda relación con lo ideológico donde Milei se asume como líder del “Mundo Libre”. Debemos admitir que, por conveniencia, curiosidad, fenómeno psiquiátrico o vaya a saber qué, el hombre de la motosierra que realizó un ajuste draconiano que ni siquiera la Dictadura se animó a realizar mientras recibe mensajes de su perro muerto, llama la atención internacional llegando a la portada de TIME en una nota no necesariamente elogiosa al igual que el New York Times que habla “de un nuevo capítulo caótico argentino” (12/12/2024).

    Durante este año avanzó en lo que denomina Batalla Cultural. El objetivo es desalojar al “zurdaje”, una enorme bolsa de gatos donde caben Pueblos Originarios, ESI-género, la universidad, gremios, INCAA, INTI o el INTA entre otros. Frente a los paros de los gremios asume una actitud que oscila entre lo desafiante y la absoluta indiferencia según de que sector se trate, retomando aquel axioma “ramal que para ramal que cierra” planteado por su ídolo el peronista Carlos Menem1. Mientras criminaliza las protestas su ejército de troles ejercen una suerte de policía del pensamiento persiguiendo incluso a periodistas a quienes acusa de “ensobrados”2 por criticar su gestión.

    Recordemos que Argentina es el único país del mundo en votar en la ONU en contra de una simple e inocua moción de protección a Pueblos Originarios y repitiendo luego tal “hazaña” contra la cuestión de género.

    Su gobierno cuestiona la condena a los represores de la Dictadura desaparecedora de personas, y hasta pone en duda el número de los 30.000 desaparecidos. Reivindica como prócer un genocida de indígenas como fue el general Julio Roca, el mismo héroe de clase que eligió el dictador Videla en su momento. El gobierno “Libertario” está lanzado a una cacería de “zurdos de mierda” a quienes supone agazapados tras cada esquina.

    Del otro lado del mostrador, la oposición tras un año del resultado electoral aun no asume ni comprende lo ocurrido y por ende no sabe para donde correr. La izquierda por ejemplo, continúa sumergida en su microclima satisfecha de su cruzada para convencer a los convencidos de siempre.

    Sobre el peronismo, podría citar un resumen realizado por el ex presidente del Uruguay Pepe Mujica que a su manera demasiado frontal señala: “La vieja Kirchner está al frente del peronismo jodiendo, en lugar de dejar a las nuevas generaciones; ¡cómo le cuesta largar el pastel!” (Infobae, 29/11/2024). Heidegger decía por ahí que “El ser crece en la tempestad”. Es probable que tenga razón, pero esta tormenta ya viene durando bastante y el pronóstico augura todavía más oscuridad dada la apatía general ante el naufragio de valores. Pero la historia tiene flujos y reflujos, como diría Giambattista Vico el corsi e ricorsi de la historia no avanza de forma lineal, sino en ciclos que se repiten, avances y retrocesos.

    Más que nunca es momento de resistir al oscurantismo de una época en la cual Milei es un emergente momentáneo del espíritu de época. Siguiendo a León Felipe, agrego para terminar, la historia es larga, las estrellas no duermen y un día habrá rendición de cuentas. Es lento, pero viene…

    *Escritor, psicólogo, docente, periodista, especialista en etnoliteratura y geografía sagrada, dedicado a la investigación del genocidio indígena y afrodescendiente.

    1- Ex presidente que ante un paro de trenes amenazaba con cerrar directamente esa línea ferroviaria.
    2- Ensobrados, recibir sobre de dinero para “desinformar”.