Migraciones Yucatecas en Cuba en el siglo XVIII
Por: Moisés Elizarrarás Hernández. 1.
Resumen
La cercanía existente entre la Península de Yucatán, en México y, Cuba, en las Antillas Mayores, ha mantenido, históricamente relaciones, mediante el fenómeno migratorio, siendo, uno de los más importantes de todo América Latina; recordemos que, a partir del mes de marzo, del año 1849, ya había comenzado a desarrollarse la Guerra de Castas en Yucatán y, decenas de nativos del grupo Maya, recibieron papeles para viajar y trabajar en la Habana, Cuba, específicamente, a 135 indios se les otorgó pasaporte y, un mes después, es decir, abril de 1849, a otros 185 indígenas, Archivo General del Estado de Yucatán (AGEY), Sección Gobernación, Fondo Poder Ejecutivo, Serie Lista de Pasaportes, año 1848-1851, caja 30, en Novelo O., Victoria, 2012, p. 163.
A partir de lo anterior, se vuelve trascendental, analizar el papel de los llamados Mecas y Mecos, es decir, migrantes Mayas yucatecos, que, desarrollaron actividades domésticas en casa y fincas cubanas particularmente de la aristocracia y, por supuesto, en condiciones de esclavitud; así, en el desarrollo de los siglos XVIII y XIX, Cuba, permitió el afianzamiento de la clase burguesa, y de su capital, a través del trabajo en las plantaciones de azúcar y café, en la Región la Habana-Matanza, como lo señalan: Hernández de Lara, Odlanyer; Rodríguez Tápanes Boris y Arredondo Antúnez, Carlos, 2013, p. 18, donde, no sólo, el tema de la esclavitud, sino de la cimarronería, promovieron, importantes relaciones, dentro de los escenarios económicos, así como, de las interacciones que guardaban con los finqueros, Mecos y Mecas en esclavitud doméstica.
Por lo señalado, es, trascendental, analizar que, las migraciones, realmente forzadas de Mayas Yucatecos a Cuba y, durante la Guerra de Castas, no sólo tuvieron que ver con las diligencias laborales y, la inclusión de dicho trabajo doméstico en casa y fincas de la aristocracia cubana, sino, más aún, con un entramado círculo de relaciones socioculturales entre esclavos y cimarrones; que, dieron lugar a la diversidad étnica actual de la isla y, más aún, también a la pluralidad de su lingüística; así, el documento, pretende, en el momento concreto de las migraciones Mayas a Cuba, brindar, un acercamiento general a ese particular momento histórico y, ver cómo se conformaron las actividades domésticas de Mecos y Mecas, además del análisis de las relaciones socioculturales que guardaban estos con otros grupos humanos como el referido de los cimarrones.
Palabras Clave: Migración Maya Yucateca, Guerra de Castas, Cuba, Mecos y Mecas, Esclavitud y Cimarronería.
- La Guerra de Castas en Yucatán. Aproximaciones Historiográficas
Parece ser que el conflicto Guerra de Castas en Yucatán, particularmente en su porción Oriental, tuvo como causal, la expansión de las plantaciones y haciendas agrícolas, durante la primera mitad de siglo XIX, a la vez, del impacto causado por las inmigraciones de peonaje, sobre todo hacia fincas productoras de caña de azúcar y de henequén en la Península; la agreste ocupación de amplios territorios en Yucatán, que, por supuesto, había sido propiedades del pueblo maya, es señalado por Ferrer Manuel, 2000, p. 55., por lo que, es claro que la Guerra de Castas en Yucatán, es considerada, una de las más importantes luchas de resistencia de los pueblos originarios en México en contra el colonialismo español; pero, a pesar de su férrea resistencia, no pudieron, sino rendirse, ante los ataques de las fuerzas federales, dando inicio al proceso de control, al que los mayas rebeldes se vieron sometidos; es, también, evidente, mencionar que, los cultivos comerciales como el del azúcar, tuvieron impacto, tanto en el boom productivo agrícola cubano, propiciando, emigraciones sufridas para abastecer de mano de obra necesaria y, mantener la alta productividad de las haciendas y fincas, tanto azucareras como henequeneras.
Al término de la propia Guerra de Castas, se robustecieron las vejaciones ejercidas hacia los derrotados [mayas] y, ejercer acciones de represalias, con las que, cientos de estos indígenas, fueron vendidos a Cuba como esclavos y siervos.
Las numerosas transferencias de tierras comunales, hasta antes de la conquista, en manos de los pueblos mayas y, posteriormente, propiedades de particulares y, la enajenación de los terrenos de cofradías dentro de las disposiciones legales españolas del 22 de enero de 1821, ratificadas el 24 de febrero de 1832, así como, la enajenación de terrenos baldíos, en disposición legal española del 3 de abril de 1841, son, ineludiblemente las causas de las sublevaciones indígenas de 1847, aun cuando, es claro que la gran mayoría del territorio agrícola de los pueblos mayas, se encontraban bajo control de cientos de milperos individuales.
Además, de las razones territoriales y legales señaladas anteriormente, el dogmatismo de la iglesia católica en Yucatán, tuvo también, un trascendental impacto en la lucha, así, religiosos y militares, buscaron, la incorporación de la península yucateca a la vida productiva nacional, desechando, la idea de la producción comunitaria, para verter, a través de territorios privados, la masiva producción capitalista, que, además, se enriqueció con el trabajo de los indígenas mayas, que, además, debían mantener aquellos curas y prelados que, mantenían su espíritu a salvo de los ataques del mal.
Molina Ludy, Virginia, 1992, p. 184., hace hincapié en que, a los problemas de los primeros años posteriores a la vida independiente en Yucatán, se sumaron, algunos más que agudizaron los conflictos entre “blancos” e indígenas, sobre todo porque, los primeros, anhelaban el poder, utilizando a la población maya como infantería de combate y, consta, les prometieron, a cambio “…reducir sus contribuciones civiles y religiosas y resolver problemas de tierras”., por supuesto que ninguna de ellas tuvo cumplimiento; habría que recordar, en éste sentido que, la guerra de castas, fue, considerada, un retroceso a la vida social, pues, las luchas entre bárbaros y civilizados contravenían la supremacía de aquellos que se consideraban dentro de la última, es decir, los civilizados, tal y como lo hace patente Cerón Soriano Ahremi, Irene, 2024, s/p., al señalar que: “Tanto en los círculos conservadores como en los liberales se percibía que la llamada guerra de castas ponía en peligro la civilización y la supervivencia de los blancos…José María Luis Mora solicitó en 1848 el apoyo de Inglaterra para poner fin a la rebelión. La respuesta fue que se procurase el blanqueamiento de la población. Por esta razón Mora sugirió al gobierno mexicano favorecer el asentamiento de extranjeros en México y arrojar de Yucatán “a los hombres de color”.
Es, evidente, también que, una de las premisas fundamentales para alentar el exterminio de los barbaros rebeldes mayas, nació, en los círculos conservadores, y liberales que, a la distancia de la capital de país y, su cercanía con Belice [Honduras Británica], les aseguraba el suministro de armas a cambio de productos como maderas preciosas y palo de tinte, Ídem Cerón Soriano Ahremi, Irene, 2024, s/p.
- Las Migraciones Yucatecas a Cuba como consecuencia de la Guerra de Castas
La investigación de Zapata, Francisco, 2011, p. 319., sobre los Yucatecos en Cuba. Etnografía de una migración, advierte, citando a Moreno Fraginals, 1978, 3 volúmenes, primero, p. 582., que Cuba, entre fines del siglo XVIII y finales del siglo XIX, era una sociedad donde, imperaba el sistema productivo integrado por plantaciones de caña de azúcar y sus ingenios, para exportaciones internacionales y, movilidad a través del ferrocarril, es decir, el poblamiento de la isla, dependió, en todo momento a la sociedad de plantación y, la esclavitud, pues: …todavía bajo el dominio colonial español, y en particular en el periodo 1821-1859, el crecimiento de la población tuvo que ver con el ingreso de alrededor de 375 mil esclavos, lo que explica por qué en 1840, más de 70% de la población masculina adulta, entre los 16 y los 60 años, fuera negra o mulata y predominantemente ligada a la economía azucarera., Zapata, Francisco, 2011, p. 319., Es oportuno señalar que las migraciones hacia Cuba, han sido claramente diversas y, conformadoras de la sociedad actual de la isla, a través de análisis demográficos hechos del proceso migratorio de entre finales del siglo XVIII y finales del XIX, se demuestra que dicha diversidad de población iba, desde población africana, mayas y no mayas, chinos y españoles; así, la configuración poblacional puede ser considerado un mosaico étnico.
Se vuelve relevante manifestar que, según datos del propio Zapata, Francisco, 2011, p. 320., un causal, tuvo impacto entre los dueños de las fincas e ingenios azucareros, siendo éste el del levantamiento maya en Yucatán, o Guerra de Castas, mismo que, propició que, los propietarios, viajaran a China, trayendo consigo a 150,000 chinos, destinados, por supuesto, a los trabajos en las plantaciones e ingenios del azúcar; para el año 1855 (Zapata, Francisco 2011, p. 320), llegan a la isla 200 yucatecos mayas, exiliados de la península por su participación en el conflicto, más tarde, entre 1928 y 1929, se nos indica, llegan otros 500, más aún, a fines del siglo XIX, la población total de Cuba, rondaba, entre un millón y medio de personas, de las que, unas 895,000 eran migrantes trabajando de manera forzada en las actividades agrícolas y domésticas, es decir, en términos relativos un 89.5% del total de la población, por lo que, un 10.5% de dicha, correspondía a población nativa, lo que corresponde a 105,000 personas.
Una premisa sumamente importante, al respecto de las migraciones de mayas yucatecos a Cuba ha sido el carácter análogo de las actividades económicas desarrolladas en la península de Yucatán y las zonas finqueras en Cuba, por un lado, tenemos la economía basada en la producción del Henequén, en Yucatán y, el del azúcar en Cuba, ambas expresiones económicas, relacionadas, sin duda, por las oligarquías dominantes en ambos países.
Vale la pena mencionar que, durante los siglos XVIII y XIX, el azúcar se consolidó como el alimento básico alimentario en todo el mundo, teniendo a Cuba como el principal productor y exportador y, por tanto, el país que requirió un mayor número de personas en la producción de este bien, fundamento inequívoco de la economía cubana; así, la mano de obra citada con anterioridad ejerció un papel preponderante en el devenir económico y social de la isla de Cuba, no obstante que, los aportes, no sólo al desarrollo económico sino a la vida cultural de los inmigrantes, han dado paso a diversos análisis en torno a la figura del migrante, visto como esclavo, sirviente doméstico y/o, colono; el último término, ha tenido, relevancia en la obra de Moreno, Fraginals, Manuel 1978, p. 409., cuando expresa que el colono en Cuba fue:…”el trabajador chino traído a Cuba bajo contrata para laborar en los ingenios azucareros. Con frecuencia se emplea el mismo término respecto a los yucatecos y gallegos traídos a Cuba con el mismo fin. Pero debido a su abrumadora mayoría respecto a las dos migraciones anteriores, el colono por antonomasia era el chino”., Lo anterior, quiere decir que el migrante maya yucateco, por su radical minoría, no era considerado colono, toda vez, esclavo, o sirviente, en el caso de Mecos y Mecas en el servicio doméstico; un dato importante, al respecto de ellos, es el aportado por Novelo O., Victoria (2013), que, precisa para el año 1861, a través de un censo cubano, que, existió un registro total de 1,046 yucatecos en la Antilla Mayor, de los que, 712, eran hombre y, 334 mujeres, y, donde, nos hace saber que el criterio que englobó éste censo es la concepción de raza blanca, en las que se integra a europeos, yucatecos y, asiáticos; por supuesto, que, no se tiene evidencia cuantitativa que nos permita precisar el número total de estos emigrantes en el servicio doméstico en Cuba
Siendo preciso, el término esclavitud en la inmigración hacia Cuba y, para las décadas 1860 y 1870, sugiere, para el propio Moreno, Fraginals, Manuel 1978, p. 318: “…una gran variedad de medios de explotación de la mano de obra. Para empezar, existía el esclavo «puro», obligado físicamente a trabajar en el ingenio de azúcar. A continuación, venía el esclavo «contratado». Éste se hallaba sujeto a condiciones totalmente diferentes: los castigos físicos estaban prohibidos y recibía parte del dinero que se pagaba al contratarle. Venía luego el «jornalero», que era una variante del anterior, el esclavo que se contrataba personalmente en un ingenio a cambio de cierta cifra y que, periódicamente, entregaba una parte de su salario a su propietario nominal en concepto de pago de la condición de semiliberto con derecho a vender libremente sus servicios. Existía también el esclavo «asalariado» (rasgo muy común de la época) que generalmente cobraba entre el 50 y el 70 por 100 del salario de un hombre libre. Muchos esclavos, de todos los tipos, gozaban del usufructo de una pequeña parcela donde cultivaban productos y criaban animales, vendiendo una parte de todo ello al ingenio. Con ellos trabajaban negros y blancos libres, chinos y peones contratados procedentes de Yucatán (éstos eran prácticamente esclavos) y, a veces, presos que el Estado proporcionaba a los ingenios y que percibían un pequeño salario. Esta situación anómala en la oferta de mano de obra surtió el efecto de frenar el desarrollo industrial capitalista: la ley de abolición era un modo de racionalizar de forma productiva el confuso sistema de la mano de obra”. No hay duda, entonces que, las migraciones mayas yucatecas a Cuba, por su extensión, fueron mínimas, no obstante, que su aporte a la vida cultural de la isla ha sido totalmente distinguido.
- Los Mecos y Mecas en Cuba
Los Mecos y Mecas, eran individuos de origen étnico maya, que, para mediados del siglo XVIII [1730], se encontraban integrados como fuerza de trabajo esclava y servil en fincas, casas de aristócratas e ingenios azucareros, la cualidad del servicio doméstico, donde se incorporaron estos migrantes mayas ya sido ya referida por Moreno Fraginals, Manuel (1978), de igual forma, se destaca que, Mecos y Mecas, eran distinguidos dentro de las casas aristócratas cubanas, por su pulcritud en las labores domésticas, cuidado de las fincas azucareras y cafetales y, de la misma manera, con notables distinciones como señala Novelo O., Victoria, 2013, p. 139., hubo yucatecos directores o administradores de empresas henequeneras y de cordelería y banqueros, a la vez de diversificar de forma notoria sus actividades, desde los cultivos de henequén, caña de azúcar, café y, las domésticas señalada, también, como mecánicos automotrices en el siglo XX y, en actividades industriales del trabajo cubano.
Además de lo anterior, es preciso señalar sus aportaciones a la vida culinaria de la isla, pues, su aportación gastronómica era especialmente notable en la producción de diversos moles y chiles jalapeños; se localiza, además, en Santiago, Pinar del Río, Camagüey, Matanzas, Cárdenas y Madruga a mujeres cubanas usando los hipiles de las mujeres mayas yucatecas en actividades, desde lo doméstico a lo recreativo, lo que permite postular la simbiosis cultural de las Mecas en el plano textil. La música tradicional mexicana, siempre tuvo impacto en la vida cotidiana de Cuba, pues, al día de hoy, múltiples ritmos “rancheros” o del “regional mexicano”, son bien acogidos en la vida del cubano actual.
Si bien es cierto, los Mecos y Mecas en Cuba, refieren una de las diásporas forzadas más importantes del Caribe, no significó, tampoco, la única; algunos otros exilios, señalados por Craveri Elisa, Michela, 2023, p. 167, consolidaron, de igual forma, la riqueza sociocultural de Cuba en la actualidad, así, la crítica señala: “Por otro lado, otros centenares de indígenas rebeldes al dominio colonial, los apaches y chichimecas del área septentrional de la Nueva España, fueron capturados en las expediciones de pacificación de esta región e integrados como fuerza trabajo servil en las construcciones, fortificaciones y trabajos portuarios de la Habana, además del trabajo en los ingenios y los cultivos de tabaco de la isla”. Lo anterior, también indica que, la dependencia de mano de obra durante los siglos XVIII, XIX y XX, para el trabajo en las fincas e ingenios azucareros, cafetalero y de tabaco, así, por supuesto, las labores en actividades de servicio doméstico en las casas y residencias de las clases aristócratas [sobre todo], dan lógica a la integración de estos grupos humanos en las actividades productivas y socioculturales de la isla, no sólo al momentos de su llegada, sino en el proceso de integración y, de estancia.
Conclusiones
A pesar que, no existen demasiados textos que de manera particular traten el tema de la cotidianidad en la que desarrollaron sus vidas los migrantes mayas yucatecos, particularmente los conocidos como Mecos y Mecas, que, provenientes de estos grupos humanos forzados a abandonar sus tierras en Yucatán, se incorporaron a la vida productiva y sociocultural en la isla de Cuba de manera adecuada; el reconocimiento que a su labor se refería, así como la pulcritud en la que desarrollaban todas sus actividades de servicio doméstico, finquero y, otros, dan cuenta de su aporte a la vida económica y social en la Antilla Mayor.
Así, refiriendo un extraordinario postulado de Craveri Elisa, Michela, 2023, p. 167., al respecto de que si bien existe escasa documentación, para entender con precisión la vida cultural de los mayas en Cuba, sí, hay evidencias al día de hoy de múltiples aportes a la vida cultural de la sociedad cubana por las migraciones de los mayas yucatecos, aun así, las condicionantes de servilismo y, esclavitud de estos indígenas mayas en Yucatán, se constituye en, una trascendental idea de hacia dónde dirigir esfuerzos en la investigación de las emigraciones forzadas ocurridas en Cuba y, producto de la rebelión de Guerra de Castas de Yucatán y, que, muy seguramente, alentará, un profundo rastreo de los actuales elementos socioculturales, que siguen desarrollándose en nuestro vecino antillano, que representa la llegada de individuos mayas aquel territorio.
1. Doctor en Humanidades, Estudios Latinoamericanos, Universidad Autónoma del Estado de México. Posdoctorado en Estudios Socioculturales, Instituto de Investigaciones Culturales-Museo, Universidad Autónoma de Baja California, Mexicali. Forma parte del Cuerpo Docente de la Universidad Mexiquense de Seguridad, Gobierno del Estado de México.
2.Cfr. Moreno Fraginals, Manuel (1978), El Ingenio. Complejo económico-social cubano del azúcar, 3 vols., Editorial de Ciencias Sociales, la Habana, Cuba, p. 82. Los cimarrones, como mano de obra esclava, en múltiples ocasiones eran perseguidos para ser devueltos a sus amos originales, o, en todo caso, ser nuevamente vendidos en el mercado de brazos, también, fueron “confundidos” con negros bozales, sustraídos de plantaciones a efecto de beneficiarse con su venta. La mano de obra cimarrona, se constituyó, como una de las más importantes en el desarrollo azucarero cubano de finales del siglo XVIII y finales del XIX y, por supuesto en el detone azucarero de Matanzas pues: “…Matanzas carece de significación en la historia azucarera. En 1827 produce ya el 25 por 100 del azúcar cubano. Diez años más tarde presenta nuevas zonas de tan amplio desarrollo que es necesario crear la Tenencia de Cárdenas. En 1837 se funda Colón, que 20 años más tarde es la primera zona azucarera de Cuba. Cuando la crisis de 1857 el azúcar de Cárdenas, Matanzas y Colón representa el 55,56 por 100 de la producción total de la Isla. Por entonces los ingenios matanceros cubren un total de 16.915 cab (226.999 ha) de las cuales 8.117 (108.930 ha) estaban sembradas de cañas pluralidad de su lingüística; así, el documento, pretende, en el momento concreto de las migraciones Mayas a Cuba, brindar, un acercamiento general a ese particular momento histórico y, ver cómo se conformaron las actividades domésticas de Mecos y Mecas, además del análisis de las relaciones socioculturales que guardaban estos con otros grupos humanos como el referido de los cimarrones.
3. La Guerra de Castas, conflicto que, en expresión de Caso Barrera, Laura, 2001, pp. 149-177., fue, una guerra entre la “civilización blanca” y la “barbarie indígena”.
4 Cfr. Asociación de Academias. Diccionario de Americanismos (2024). Meco, -a. Indio, especialmente el que conserva sus costumbres y tradiciones. Dirección URL: https://www.asale.org/damer/meco, s/p.
Referencias de Información
Asociación de Academias. Diccionario de Americanismos (2024), Meco, -a. Dirección URL: https://www.asale.org/damer/meco, s/p.
Caso Barrera, Laura (2001), Entre civilización y barbarie. La visión de los historiadores liberales sobre la Guerra de Castas de Yucatán, en Yael, Bitrán (coord.), México: historia y alteridad. Perspectivas multidisciplinarias sobre la cuestión indígena, México, Universidad Iberoamericana, 2001, pp. 149-177.
Cerón Soriano Ahremi, Irene (2024), Guerra de castas en Yucatán: una aproximación a los actores, Gaceta de la Universidad Abierta y a Distancia de México. Dirección URL: https://gaceta.unadmexico.mx/historico-anual/37-2021/mayo-junio-2021/investigacion/48-guerra-de-castas-en-yucatan-una-aproximacion-a-los-actores#:~:text=17)%2C%20Jos%C3%A9%20Mar%C3%ADa%20Luis%20Mora,a%20los%20hombres%20de%20color%E2%80%9D, s/p.
Craveri Elisa, Michela (2023), Migraciones, explotación y transculturación: los mayas en Cuba, en Revista Oltreoceano, volumen 21, 2023, Centro Internacional de Migrantes, Universidad de Udine, Italia, p. 167.
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