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Ciertos principios económicos de Trump y el expansionismo sionista hacia Siria.

Por: Rubén Montedónico Rodríguez.
El retiro de Estados Unidos e Israel de las negociaciones en Doha coincide con un aumento brutal de muertes por hambre en Gaza, donde el invasor hizo un alto “táctico” que permitió el acceso de alimentos que requieren agua y fuego para su cocimiento, elementos inexistentes en el sitio.
Con este telón de fondo, me sumergí en el mar de especulaciones, proyectos, pronósticos, extrapolaciones y vaticinios de un sinfín de analistas, opinólogos, políticos, agencias informativas y colegas. Es increíble que muchos acepten sin chistar que lo que ocurre en la Franja de Gaza es considerado “legítima defensa” -a lo que es un ataque que activa el guerrerismo la destrucción, la muerte y el hambre- sino a una eventual expulsión de palestinos de la Franja, para lo cual EEUU surte al agresor de más material militar y ampara a un “premier” que está al borde de su precipicio político.
En tanto, Francia -sin pronunciar el término genocidio- a través de su presidente, Emmanuel Macron, anticipa el anuncio en la ONU, reunida en Asamblea, el reconocimiento del país a Palestina como Estado (Nación 143 en hacerlo; primera del G-7), gran parte de los países y los analistas se inclinan por una solución que considere dos Estados, con algunos matices a la Resolución de 1948. Dadas las conocidas características de las últimas décadas y las afirmaciones de la parte ultraortodoxa de la derecha de Israel, que no permitirá la constitución ni ningún gobierno palestino en las tierras que ocupa: de acuerdo con la perspectiva que veo, mi humilde consideración, vertida desde la distancia, es que el acuerdo cupular de 1948 más que un camino hacia una posible solución (se ve bien en el papel), en lugar de una vía de salvación se asemeja a un terreno muy minado. Imagino que al mostrar conciencias culpables en el espejo de la verdad la solución se ve como la mejor para dejar un rato satisfechos a los estados proveedores de armas de Occidente, y me recuerdan -casi sin querer- a los que se hacen trampas al solitario.
En mi navegar sumergido en las profundidades de los análisis sobre el conflicto, disentí de muchos, otras cavilaciones no me resultaron del todo correctos y al final me sorprendí al entusiasmarme con alguien a quien me he referido un montón de veces muy convencido, Julio C. Gambina; una conocida refugiada, docente en España, que escribe para “Público.es”, Nazanin Armanian, y a alguien con quien concuerdo y al que acabo de hallar, Michael Hudson.
El primero de los nombrados, el Dr. Gambina, es docente de economía política y me he permitido adaptar una frase de él, a la situación palestina. “La política es una construcción social histórica y bien vale interrogarse si la sociedad continuará soportando la lógica de la represión constante y el expansionismo reaccionario o si se habilita desde el descontento, la protesta y la organización, la emergencia de una propuesta alternativa que discuta de base el orden económico social en el país”. Agrega Gambina que asistimos a un tiempo de turbulencias políticas, por descontento social amplio y resistencia popular extendida, por abajo, y por arriba se disputa quién gobierna el islote gringo enclavado en Cercano Oriente, en medio de países musulmanes, con dos estrechos que hacen sus aportes al comercio y las finanzas.
En tanto, Hudson ataca desde la información, sosteniendo que la infraestructura básica y otros monopolios naturales están siendo privatizados por el sector financiero, que es en gran parte responsable de desmantelar y desindustrializar las economías en nombre de sus clientes inmobiliarios y monopolísticos, quienes pagan la mayor parte de sus ingresos de alquiler como intereses a banqueros y tenedores de bonos.
Al referirse a la periferia (aunque él no la denomine así) presionada para pagar las deudas externas acumuladas para financiar los déficits comerciales, intentos de desarrollo y una dependencia de la deuda cada vez mayor, se vieron obligados a ceder el control fiscal de sus economías a los tenedores de bonos, bancos y gobiernos de las naciones acreedoras que los presionaban para privatizar sus monopolios de infraestructura básica.
De esta manera, accede a pensar que cuando Trump y su corte indican que China Popular es el enemigo principal de Occidente, no se refieren a cuestiones militares, sino a las económicas y exitosas en el orden mundial neoliberal promovido EEUU, según la lógica del libre comercio, desregulación gubernamental e IED libre de controles de capital. El temor de que otros regímenes (integrantes o no de los BRICS) puedan seguir la ruta china condujo a los ideólogos del capital financiero de EE. UU. (y de otros países occidentales) a mirar a China como una amenaza al proporcionar un modelo de reformas económicas. Sin embargo, esos mismos capitalistas piensan en que no pueden abandonar un mercado de 1.350 millones de seres.
Por su parte, el canciller ruso, Sergei Lavrov, en conferencia de prensa manifestó la prioridad de “establecer mecanismos de comercio exterior que Occidente no podrá controlar, como corredores de transporte, sistemas de pago alternativos y cadenas de suministro”.
Comparto la opinión de que acabada la “expedición punitiva” en la Franja, las fuerzas judías se abocarán a otro platillo de su expansionismo: Siria.
Con seguridad, desde los Altos del Golán (que ocupó a principios de junio de 1967) se propondrá una nueva “colonización” agrícola-ganadera de tierras conquistadas a Siria. Vista desde el punto de vista táctico, la nueva incursión “estira” y pone lejos del Poder Judicial toda acción contra Bibi.
El siguiente movimiento sería el de agresión a Damasco, capital siria, que está a tiro de piedra (60 km.) de los Altos.
En cuanto a resultados de mayor alcance, con posibilidades de dar un vuelco a la influencia occidental en el área, deben entenderse como pasos definitivos de Israel en su plan de creación de la gran nación del Eufrates al Nilo quedando pendiente la posible aplicación de un plan territorial secesionista (kurdos sirios, ismailismo chiíta, drusos).