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La nueva estructura del campo religioso. Escépticos o disidentes.

Por: Elio Masferrer Kan.

El tema religioso tiene muchas peculiaridades, la más notable es que hay quienes aparentemente lo menosprecian, tratan con cierta indiferencia, pero tienen mucho interés en estar informados de la cuestión. Lo más notable es que muchos pueblos tienen un conjunto de creencias sobre la vida después de la muerte, o un conjunto de rituales que organizan la vida cotidiana, pero no la llaman religión, son parte de la visión del mundo de ese pueblo y no lo comparten con otros, Jan Assmann las llama religiones cosmoteístas, que son propias de su etnicidad, el judaísmo es un ejemplo, habitualmente son considerados judíos, por la mayoría, los que nacieron judíos, las conversiones son un tema muy polémico.

La cuestión se complicó cuando surgieron las religiones que pretenden ser las únicas, verdaderas y universales, en síntesis, compartidas por distintos pueblos o personas que se convierte a dicha propuesta religiosa, renunciando explícitamente a su religión étnica. El imperio romano era un caso mixto, no se metían con las creencias de los pueblos sojuzgados, pero debían rendir culto al Emperador, creando así una religión de estado, además de pagar los tributos, el arreglo que hicieron los judíos fue pagar los tributos, aceptar la hegemonía romana, pero no rendir culto a una persona, pues su dios era invisible.

El cristianismo surgió como una versión del judaísmo, que exigía el cumplimiento de la Ley de Dios, hasta que Jesús le dio a Pablo la Gran Comisión, “Id y predicad el Evangelio a todas las naciones” Mt 28. La conversión al cristianismo fue importante y se convirtió en un problema para el Imperio, hasta que aplicaron la “Razón de Estado”, si no puedes con tu enemigo asóciate con él y se inició el proceso de cooptación del cristianismo, ya no sería el culto al emperador en turno. A nuestro continente llegaron con la Cruz y la Espada imponiendo su religión a los pueblos sojuzgados o esclavizados.

En la llamada Iberoamérica se impuso el catolicismo como religión de estado, única y sólo aceptada, juzgando y aniquilando a las demás religiones. En la América de habla inglesa se impuso otro concepto, un teísmo genérico reconociendo a todas las propuestas cristianas y aniquilando a las religiones étnicas de los pueblos nativos y los africanos esclavizados, descalificando a los católicos romanos como idolátricos y mágico religiosos por el culto a los santos.

Estamos en el siglo XXI y cambiaron muchas cosas, pero van en distintas velocidades, una cuestión son las culturas y las sociedades y otras los aparatos burocráticos, la mayoría de los estados y los políticos piensan como si estuviéramos en el siglo XX y las iglesias y los sacerdotes se congelaron en el siglo XIX. Los políticos han hecho de la política un modo de vida, existencia (y subsistencia), que muchas veces se alejan de los ciudadanos a quienes pretenden servir. Los sacerdotes, curas y pastores persisten en la tentación tratando a sus feligreses como menores de edad.

El siglo XXI se caracteriza cada vez más por procesos de ciudadanización y de autonomía en la construcción de las respectivas personalidades de cada integrante de las respectivas sociedades, esto tiene profundas consecuencias pues cada quien está convencido que debe ser responsable y tomar decisiones bien informado. En muchos casos existen procesos de control y manipulación de la información que se trasmite en redes sociales, aun así, las sociedades cada vez están mejor informados y con pensamiento crítico.

Esta situación es estratégica para entender en incremento de las respuestas en los censos de Brasil, México, Chile, Perú y Uruguay que contestan “ninguna religión” o los “nones” estadounidenses, que sería algo así como “en materia de religión, nada en particular”. No necesariamente son ateos o agnósticos, que si los hay. Pueden ser evangélicos fundamentalistas que están convencidos de que las distintas denominaciones religiosas son creaciones humanas y ellos se dedican sólo a adorar a Dios, otros, muchos católicos, afirman que “creo en Dios, pero no en los curas”. También existen personas que tienen dudas existenciales en materia religiosa, pero que “por las dudas” participan, otros responden católicos para evitarse problemas.

Las iglesias plantean que en los países a la luz de los resultados censales son “tierra de misión” y que el relativismo permea las sociedades, pero no toman en cuenta que quienes están más cerca, como los alumnos de las escuelas religiosas son los más incrédulos, al igual que los hijos de sus feligreses en el mundo evangélico. La cuestión pasa por entender en que creemos, qué utopías guían la vida de quienes vivimos en el siglo XXI, incluyendo a los mismos ministros de culto. Como afirmaban los griegos del período clásico “conócete a ti mismo” para empezar a impulsar el cambio.

Doctor en antropología, profesor investigador emérito ENAH-INAH

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