
En El Salvador ¿EN QUÉ CONTEXTO NOS ENCONTRAMOS SOBRE GARANTÍAS PARA UNA EXISTENCIA SATISFACTORIA, DESPUÉS DE LA VIDA LABORAL ACTIVA?
Por: Róger Hernán Gutiérrez. *
El contexto es claramente deprimente, hay un ámbito de corrupción gubernamental, en tanto la deuda del fondo de pensiones se va convirtiendo en impagable, lo que claramente afecta directamente las condiciones para que las personas trabajadoras que están actualmente o lo han hecho parcialmente a lo largo de su vida laboral, no tengan una pensión para vivir en su vida de adultez mayor y/o espacios de tiempo en la longevidad que tengan.
Para un alto porcentaje de personas que laboran en una u otra actividad para la obtención de ingresos para subsistir en la vida—no cotizan y están fuera del sistema actual de pensiones—la normativa existente no contempla ninguna vía para que ese alto grupo poblacional sea incorporado al sistema; en consecuencia para el país son augurios catastróficos, por el alto número de personas que en un tiempo determinado alcanzará una edad considerada crítica, por cuanto se volverá altamente dependiente por el grado complejo de involución natural, en lo físico, intelectual y emocional, siendo una carga social.
Y para los que han cotizado o lo están haciendo, por el sólo hecho de aportar al fondo de pensiones, vía obligatoria en un 16% de su salario, tampoco garantiza una pensión para poder solventar esa etapa de la vida. Y con la deuda previsional acumulada, va generando graves dudas de que los que logren 25 años de servicio, con un salario estable mayor a los 500 usd, tengan un buen fondo de pensión ahorrado, que les permita alcanzar un monto de pensión que alcance para cubrir las diferentes necesidades en esa etapa difícil de la vida.
Consecuencia de esto, es que la rentabilidad para alcanzar cifras importantes vía la rentabilidad para aumentar el fondo de pensiones no se han logrado desde que el sistema de pensiones fue privatizado (abr/1998), por cuanto las tasas de inversión en los diferentes rubros que mejoren financieramente el fondo, en la transición de un sistema público de reparto a uno de cuenta individual, no ha acumulado suficiente rentabilidad para alcanzar la garantía de cubrir los mínimos beneficios—como sería un monto de pensión adecuado que permita la cobertura de las necesidades de forma satisfactoria para todos los cotizantes que concluyen su vida laboral—y los déficit se incrementaron resultado del pago de los pensionados y personas trabajadoras a pensionarse en el futuro que se quedaron en el sistema público anterior—en la transición se quedó sin fondos para su pago periódico; asumiendo la deuda el estado salvadoreño.
Esto ha venido siendo una carga financiera para las finanzas públicas, que se podrían cubrir con los impuestos que al ser regresivos no acumulan la suma necesaria para generar un presupuesto que a través de la partida específica vaya pagando la deuda previsional—y con la decisión del actual gobierno de moratoria—no pago del capital e intereses durante 4 años, la misma deuda previsional será totalmente impagable. Algunas presiones del fondo monetario (FMI), llevan a ver este problema en tanto el fondo de pensiones tendrá su fin antes del 2027.
Que consecuencia tendría el país y la sociedad en el mediano plazo, al tener un alto número de grupos poblacionales diversos en edades críticas dentro de la etapa de vejez sin la posibilidad de una sostenibilidad por no estar cubiertos con una pensión. Esto va siendo una realidad que si no cambia en virtud de una reforma al sistema da pensiones pronto, que recoja este contexto y otros como el problema de administración, de cobertura y de modificaciones de variables paramétricas como la edad, en tanto la cotización (16%) es de las más alta en la región sin garantizar un beneficio de pensión universal. Igual el tiempo de servicio de 25 años continúa siendo alto, en tanto muchas personas trabajadoras no lograrán llegar a esa cuenta.
Todo este contexto sobre no disponer de un sistema de pensiones adecuado a la realidad salvadoreña, se agrava por la nula educación previsional disponible a diferentes niveles educativos (primaria, secundaria, técnico, universitario y post grado) que existe en el país, las personas trabajadoras cotizan al sistema por ser una obligación, que en mucho en tiempos anteriores fue evadida por la empresa privada, y no por entender el funcionamiento del sistema y su finalidad—la cobertura de beneficios a través de un sistema de protección social—
Casi todos en la población cotizante y no cotizante, no entiende ese derecho a previsión social, un gobierno nada consecuente a cumplir y garantizarlo; un sector empresarial renuente y poco visionario a dicha protección social, un beneficio de pensión no garantizado y en mucho en un monto bajo que no alcanzará a cubrir las necesidades básicas en esa etapa de la vida a la que todos tarde o temprano llegamos. Por tanto, es el momento de organizarse para exigirlo antes que sea demasiado tarde, la cultura de la dejación—dejarlo todo sin resolverlo y no hacer nada llevará a mayores conflictos sociales.
*Sindicalista salvadoreño.