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Violencia en las religiones monoteístas. Etnicidades y masacres.

Por: Elio Masferrer Kan.
Los historiadores hablan de la dinámica del tiempo, hay coyunturas donde los minutos cuentan y hay otras situaciones donde los periodistas no saben que poner en la portada. En estas horas no sabemos qué tragedia estamos viviendo. ¿Por qué estamos como estamos? Trataré de aportar algunas claves analíticas para entender los procesos político-religiosos, al margen de la lectura del estado del «humor» de personajes. Debemos entender que ciertos líderes mundiales tienen el respaldo mayoritario de las sociedades que los eligieron, por ello en sentido estricto expresan los sentimientos compartidos y dominantes en sus pueblos, son los emergentes de una «voluntad» social. En el caso del presidente Trump, sus medidas políticas son ampliamente respaldadas por quienes lo eligieron. Sus medidas nos afectan, pero debemos entender por qué lo respaldan sus electores.
Lo que nos interesa en este artículo es aportar a una mejor comprensión de la lógica que guía las sociedades involucradas en esta espiral de violencia que estamos viviendo, En los distintos mundos del cristianismo es importante considerar que las creencias de que Jesús de Nazareth es el Mesías es insuficiente.
 La ideología cristiana de la mayoría WASP (blanca, anglosajona y protestante) de los Estados Unidos sostiene por la Doctrina del Destino Manifiesto que ellos son los herederos del pueblo elegido por Dios y que por lo tanto, tienen la misión sagrada de defender a la humanidad y particularmente al estado de Israel. Este planteo no necesariamente será compartido por la mayoría de los judíos norteamericanos, apenas un tercio de ellos votó por Trump. El senador Bernie Sanders y el liderazgo demócrata en el Senado se oponen tenazmente a las acciones de Trump y son judíos.
El mundo musulmán también tiene su complejidad, alrededor del 90% son sunnitas y el 10% son chiitas y se descalifican mutuamente considerándose idólatras. Debemos entender que la etnia persa, que es mayoritaria en Irán son chiitas, al igual que los «hutíes» de Yemen y Hezbollah en Líbano el depuesto presidente de Siria Al Asad es alauita, una variante del chiismo, este es importante para entender las correlaciones de fuerzas. Hamas en sentido estricto no es chiita, pero tiene el respaldo de Irán pues comparte la posición iraní de destrucción del Estado de Israel- No todos los habitantes de Irán son chiitas, hay sunitas como los kurdos, la joven Amina que fue golpeada hasta la muerte en prisión «por no llevar el velo en forma correcta» era kurda y llevaba el chador el modo de su etnia.
La inmensa mayoría de los Estados musulmanes son sunitas por ello tendrían problema con la existencia del Estado de Israel, pero en términos religiosos, políticos y militares les resultan más peligrosos y problemáticos las posiciones político-religiosas de Irán que Israel. Por ello no hacen absolutamente nada que pudiera respaldar el proyecto político iraní. Es más, no olvidemos que hace varios meses los hutíes destruyeron la principal refinería de petróleo de Arabia Saudita, nadie medianamente informado podría pensar que no tuvo un visto bueno iraní.
El Estado de Israel es de mayoría judía (75%), los cristianos son el 1% y el 24% restante son musulmanes de distintas etnias, que a su vez descienden de la población que vivía en ese territorio antes de la fundación del Estado de Israel. Todos son ciudadanos israelíes y votan en las elecciones y el Knesset, el parlamento israelí tiene un bloque de 8 diputados musulmanes. Los de origen palestino no hacen el servicio militar y son en cierta forma de «objetores de conciencia», pero los drusos, una variante del chiismo, considerada idolátrica por la mayoría chiita participan del ejército israelí, tiene altos oficiales de ese origen. Los beduinos que son musulmanes, antes nómadas del desierto, tienen una jueza de ese origen en la Corte Suprema de Israel y en Gaza los beduinos que viven en ese territorio respaldan a Israel contra Hamas. Hay rehenes beduinos en manos de Hamas, como resultado del ataque del 7 de octubre. Los rehenes no necesariamente son todos judíos, también hay trabajadores migrantes que trabajaban en los kibutz-
En estas complejidades no es suficiente dividir el mundo en buenos y malos, en los que «coinciden conmigo» y los «otros». La única solución es encontrar formas de coexistencia pacífica donde «no sobre nadie», aunque nuestras discrepancias sean radicales. En esta perspectiva, coincidimos con los criterios mexicanos de política exterior basados en la coexistencia de los pueblos, la autodeterminación de los pueblos, comunidades, etnias y la solución pacífica de los conflictos.
Doctor en antropología, profesor investigador emérito ENAH-INAH
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