
LIBRO: LA MENTE CRIMINAL.
POR: JOSÉ GUILLERMO MÁRTIR HIDALGO.
Vicente Garrido Genovés es un criminólogo, psicólogo y escritor español, publica “La Mente Criminal: la ciencia contra los asesinos en serie”, el dos de julio de dos mil trece. La tesis que sostiene en dicha obra es que, el asesino en serie, quiere ser otra persona, alguien capaz de ejercer una influencia brutal en su ambiente, una influencia que le proporcione una nueva identidad. El Yo asesino se convierte en la persona que realmente es, mientras que, la identidad externa, le sirve para pasar desapercibido.
El libro de Garrido Genovés presenta tres grandes ideas. La primera, es un catálogo de monstruos que han vivido y todavía viven entre nosotros. Gustavo Romero, asesino en serie español, convicto por matar a dos mujeres jóvenes y a un hombre joven es capturado por la declaración de su mujer ante la policía. No por piedad o conciencia de las familia que sufrían, sino, porque no puede tolerar que Romero se vaya con otra mujer. Alfredo Galán, el asesino de la baraja, presenta su propio modus operandi: arrancaba su auto, escogía una zona donde circular, va escaneando, una vez seleccionada la víctima detenía el auto y sin mediar palabra, le disparaba en la cabeza. Galán utilizaba la baraja española, como parte de su firma. El asesino se entregó a las autoridades. Juan José Pérez Rangel, el asesino del parking, mato a mujeres rubias, elegantes y acomodadas, con mucho ensañamiento cruel. La enfermera Noelia Mingo, mató a cuatro personas con un cuchillo en una furia salvaje. Francisco García Escalero, mato a doce indigentes, producto de un abuso de drogas y una vida de vagabundo. David Berkowitz, “El hijo de Sam”, desafiaba a las autoridades mediante misivas. Tiroteo a trece personas y mato a seis, porque unos perros poseídos por el diablo le ordenaron que lo hiciera. Tony King, Tony Alexander Bromwich, estranguló a varias mujeres en Inglaterra y asesino a Sonia Caravantes y Roció Wanninkhof en España. Su ADN coincidió en las muestras tomadas en las escenas de los crímenes. La prueba de ADN y las huellas dactilares en las escenas de los crímenes permitieron atrapar a Daniel Harold Rolling, el destripador de Gainesville, Florida. El modus operandi de Remedios Sánchez, la asesina de ancianas, era el siguiente: contactaba a mujeres mayores a lugares públicos, se ganaba su confianza para acceder a sus domicilios, las golpeaba en la cabeza, las estrangulaba y les robaba dinero y joyas. Encarnación Jiménez, la mata viejas, acechaba sus víctimas, las golpeaba, las ataba y las mataba. Mercedes Aponte de Murano, conocida como Yiya Murano, mató a tres mujeres por envenenamiento por cianuro.
La segunda gran idea del libro es, la presentación de los grandes aportes de la ciencia forense y la policía científica, en el develamiento de crímenes y autores de los mismos. Y la tercera gran idea, presenta comportamientos, motivos y personalidad de los asesinos seriales.
La investigación de los asesinos seriales demuestra que, estos cruzan el límite de la fantasía para vivir por sí mismos la experiencia real de matar. El concepto de lo que es un asesino en serie ha ido cambiando con los años. Actualmente se aplica a quien mata al menos en tres momentos, en lugares diferentes y cada escenario del crimen, está separado con nitidez. El Departamento de Ciencia de la Conducta (UCC) de la Oficina Federal de Investigación (FBI), distingue dos tipos de homicidas múltiples. El asesino en masa (Mass Murderer), mata a cuatro o más personas en un solo acto y en un mismo lugar. Y el asesino en serie (Serial Murderer), inicia y finaliza en cada víctima un episodio discreto y diferenciado de violencia y pasa por un periodo de enfriamiento entre un crimen y otro. Los motivos que los lleva a matar son, según Jamie Fox y Jack Levin, sexo/sadismo, poder/control, venganza, lealtad, lucro y terror.
El motivo de poder, se orienta a exaltar el control y el dominio. En la motivación sádica, hay un disfrute sexual provocado por el dolor y el miedo en la víctima. El fin último de todo asesino en serie es, tener el poder suficiente para imponer su fantasía, sobre una realidad que le disgusta profundamente. Hay asesinos paranoicos que buscan reprender a una organización o castigar a la sociedad entera. Por ejemplo, George Metesky, el bombardero loco, coloco explosivos en teatros, terminales, bibliotecas y oficinas, para protestar por la inseguridad de la Compañía Edison. Theodore Kaczynski, el unabomber, enviaba cartas bombas para protestar por una tecnología que deshumanizaba al hombre. Es poco frecuente que el asesino en serie busque lucro con sus crímenes. Una excepción son Los Asesinos de la Autopista, John Allen Muhammad y Lee Malvo, quienes pensaban matar a quienes se les antojara con el propósito de conseguir dinero rápido. Ejemplos de asesinato por lealtad y amor tenemos a Fred y Rosemary West, quienes violaron y mataron a doce mujeres jóvenes en Gloucester, Inglaterra. Y Charlene y Gerald Gallego, asesinaron a diez mujeres adolescentes en Estados Unidos.
Hay diferencia entre un psicópata y un psicótico. Si está consciente que cuando realiza un crimen está arrebatando una vida humana, sin ninguna justificación y nada que lo obligue a hacerlo, el sujeto en cuestión esta cuerdo. El psicópata controla la realidad y la pone a su servicio. El psicótico tiene alterado su sentido de la realidad, sus actos homicidas son producto de su cerebro dañado. El psicópata es el ser humano más peligrosos que existe, la mayoría de las veces, está integrado a la sociedad. La psicopatía es un modo de ser, una personalidad especial, no una enfermedad mental o psicosis. Si el psicópata alcanza el poder, su capacidad de destrucción no tiene límites. Es una clara amenaza si lidera empresas y organizaciones, si tiene puestos de responsabilidad en la policía, hospitales, escuelas y gobierno. Cuando la violencia del psicópata se desata y no dispone de un puesto de poder para liberar esa tensión de modo que parezca legítimo, tiene muchas opciones de ser un criminal y un asesino en serie. La mayor parte de los asesinos en serie son psicópatas.
Muchos son psicópatas sexuales. Por ejemplo, Jack El Destripador, a quien se le atribuyeron cinco asesinatos. Todas sus víctimas fueron degolladas con un cuchillo. Esto crímenes ocurrieron en barrio londinense de Whitechapel. La policía científica y la ciencia forense en esa época eran muy arcaicas.
Karl Landsteiner, en mil novecientos, descubre los grupos de sangre humanos. Hasta mil novecientos quince, Leone Lattes desarrolla un test fiable para emplear los grupos sanguíneos en el ámbito forense. Scotland Yard creara su primer laboratorio de huellas dactilares, hasta mil novecientos uno. Lo que existía en tiempos de El Destripador era la antropometría. Se consideraba que era posible identificar y clasificar a las personas, mediante descripción de rasgos faciales y una serie de medidas corporales. Alphonse Bertillon, en mil ochocientos setenta y nueve, desarrollo un método para identificar a una persona y vincularla con un crimen. La criminología de la época, estaba gobernada por las teorías de Cesare Lombroso.
El dactilograma o impresión de huellas digitales, son una serie de líneas agrupadas de un modo que, nos parece caprichoso y adoptan variadas formas. Las líneas, llamadas crestas papilares y las depresiones, surcos papilares. La suma de cretas y surcos constituyen el dactilograma o huella dactilar. A finales del siglo diecinueve, los científicos empezaron a comprender que, las huellas dactilares eran únicas en cada individuo. Las huellas latentes, son formadas por el sudor. Las huellas visibles, se encuentran en la escena del crimen. Y las huellas moldeadas, con menos frecuencia, son resultado de impresiones en superficies blandas.
De la misma forma, la entomología forense, es la ciencia de la interpretación del desarrollo de insectos, como indicador del momento de la muerte y del proceso de descomposición del cadáver.
La captura de Richard Ramírez, El Acechador Nocturno, fue una huella dactilar parcial que lo inculpo. Igualmente, los hermanos Albert y Alfred Stratton, asesinos de los esposos Forrow, fueron los primeros condenados en Gran Bretaña por asesinato basándose en huellas dactilares.
A finales del siglo diecinueve Henry Faulds, William Herschel y Francis Galton, reconocieron las posibilidades de las huellas dactilares en la escena del crimen. Juan Vucetich y Edward Henry, crearon el sistema de clasificación de huellas dactilares. Al presente, la combinación de la dactiloscopia con el ADN, tiene unos efectos incriminatorios devastadores. Como el caso de El Monstruo de Machala, Gilberto Chamba Jaramillo, cuyo semen y huellas dactilares se encontraron en la violación y muerte de María Isabel Bascuñana. Los asesinos con móviles sexuales, prolongan el placer, mediante actos de dolor emocional o físico en la víctima. Llevando a cabo actos de sadismo, como Manuel González, El Loco del Chándal, ataco a dieciséis mujeres y mato a una de ellas.
La psicopatía se divide en dos áreas: personalidad esencial que engloba falta de compasión y culpa; así como una vida irresponsable y antisocial. El test de Robert Hare, mide psicopatía en contextos forenses.
El primer condenado en base a la evidencia de ADN fue El Estrangulador de la Zona Sur, Timothy Spencer. El análisis de los pelos, dista mucho de ser un análisis preciso como las huellas dactilares. Discrimina si el pelo es humano o animal, a que raza pertenece el pelo de una persona y de que parte del cuerpo precede.
Después de los crímenes del El Destripador, la zona de Whitechapel sufrió una transformación importantísima en materia de seguridad e higiene pública. Por tanto, un asesino en serie, puede suscitar un efecto benéfico en una comunidad o en un país, como el caso de Muhammad Adam, El Asesino de la Morgue, en Saná, Yemen. Los ciudadanos entendieron que, los asesinatos no eran provocados por la nacionalidad de Omar, sino, por la corrupción y la ineptitud de las autoridades universitarias y de las instituciones de justicia.
En mil novecientos veinte, Edmond Locard propone El Principio de Intercambio, indica que no existe una escena del crimen «limpia» y que cada interacción deja rastros que pueden usarse como evidencia. Modus Operandi, son los actos necesarios para consumar el acto y salir lo mejor librado de él. Conducta de Firma, es la expresión de la fantasía del asesino: su mundo emocional y las necesidades psicológicas del autor del crimen.
El Principio de Locard se aplica a las huellas de comportamiento. La Unidad de Ciencias del Comportamiento (UCC) del FBI, es la encargada de elaborar perfiles de los asesinos en serie, de violadores reincidentes, de secuestradores de niños y otros delincuentes sistemáticos. Los perfiladores del FBI o Analistas de la Investigación Criminal, recogen datos de todo el país, relativos a los delincuentes violentos y elaboran pautas que luego pueden ser utilizadas en la elaboración de perfiles. El núcleo de la teoría sobre perfiles es que, la personalidad del asesino se refleja en la escena del crimen.
El asesino organizado emplea artilugios para controlar a sus víctimas, oculta el cadáver desde el sitio en que ocurrieron los hechos, no dejan armas u otras cosas que hayan empleado en el asalto, suele abusar a la víctima antes que muera y es muy metódico en su forma de matar. El asesino desorganizado no suele emplear elementos de control de la víctima, deja el cuerpo sin gran cuidado de que no se vea, no se preocupa de las cosas o rastros que deja en la escena del crimen, suele abusar a la víctima después de muerta y es poco metódico en la ejecución del asalto.
Larry Gene Bell, asesino de Shari Faye Smith y Debra May Helmick, fue uno de los primeros asesinos identificados en base al perfil desarrollado por John Douglas, perfilador del FBI. El perfil criminológico, es un método de la ciencia policial, para ayudar a la captura de asesinos en serie. La misión de un buen perfil es, estrechar el ámbito de investigación, orientarla, dar nuevas alternativas cuando parezca que se ha llegado a un punto muerto.
En la Universidad de Liverpool, el psicólogo David Canter, propone una metodología de perfil alternativa a la elaborada por el FBI. Canter propuso el Principio de la Consistencia, se refiere a la idea de que los delincuentes, a pesar de tener diferentes crímenes en su historial, tienden a mantener un nivel similar de complejidad en sus acciones, así como un estilo de comportamiento consistente con su personalidad y modus operandi. Este principio se aplica tanto a la forma en que el delincuente interactúa con la víctima (conductual) como a su área de actividad (geográfico). Canter ayudó a la policía, en mil novecientos ochenta y cinco, para el caso de El Violador del Tren. El perfil geográfico de Canter fue brillante, ayudo a detener a John Duffy. Dieciocho años después, cayo su socio David Mulcahy. Garrido Genovés, hace un perfil criminológico a la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil. Su perfil ayuda a capturar a Joaquín Ferrándiz, El Asesino del Círculo.
El antropólogo forense, puede ayudar a condenar a un asesino en serie y también decidir su destino final. William Maples, antropólogo forense, considera que los huesos son el equivalente a un diario que se escribe mediante marcas que dejan los acontecimientos a lo largo del tiempo. Ted Bundy, asesinó entre cuarenta y cincuenta personas, a lo largo y ancho de Estados Unidos. Una serie de mordeduras en el pecho y en las nalgas de Lisa Levy fue la prueba definitiva. El odontólogo, Richard Souviron, mostro fotografías de los dientes de Bundy y comparo sus rasgos característicos en el cuerpo de Levy.
Erick Hickey, analizo treinta y cuatro casos de asesinas en serie estadounidenses. La mitad de ellas habían contado con un cómplice masculino. Para las tres cuartas partes el motivo fundamental es el lucro. El método empleado para matar era el envenenamiento. Robert Holmes y Mark Holmes, elaboraron la siguiente tipología de asesinas: visionarias, lucro, sexo/sadismo, poder/control y lealtad. Las viudas negras asesinan a maridos para lograr cuentas bancarias. Las mujeres que cometen varios asesinatos no suelen manifestar sadismo, excepto cuando actúan con un hombre. Por ejemplo, los asesinatos de Moors fueron llevados a cabo por Ian Brady y Myra Hindley.
Los asesinos en serie suelen llevar una vida solitaria en su niñez. De ahí puede tomar cuerpo la necesidad de influir en el mundo, de un modo perverso o destructivo. Cuando un asesino en serie ha sufrido privaciones y abusos en la infancia, es probable que su conducta antisocial empiece en la adolescencia o antes. Cuando estos antecedentes negativos no existen, el asesino serial alcanza un buen nivel de competencia social.
En el asesino serial bien integrado, la violencia de sus crímenes no revela una continuidad con su estilo de vida previo. En el periodo anterior que empezara a matar, tiene un buen trabajo y nadie le reprochaba nada. Se precisa de una personalidad psicopática de base, para que alguien decida asesinar. No hay una causa única que pueda explicar el origen del asesino en serie.
La creencia en Satanás, funciona para “racionalizar” lo que ha hecho. Es un truco cognitivo que emplea para no verse abiertamente como un desalmado. Todos los asesinos en serie, encuentran una justificación para matar. Algunos asesinos emplean la estrategia de “el monstruo dentro de mí”. Que, al disociarse levanta un muro en su consciencia.
La alternativa a la disociación es, aceptar que uno mismo está por “encima del bien y del mal”. Esto es, verse superior en virtud de sus creencias e inteligencia. Abrazan la ideología del Super Hombre de Nietzsche. Por eso obran de este modo. Para proveer una mentalidad que justifique el asesinato, sirve tanto la ideología de Nietzsche como la del satanismo. Muchos asesinos no son tan lucidos de explicar sus motivaciones, solo explican que sienten una gran compulsión de matar.
La violencia y el control de la respuesta sexual están muy relacionados, ya que son los mismos órganos cerebrales los que entran en juego. Los asesinos en serie, motivados por la lujuria o sadismo, no han sido capaces de realizar esa diferenciación. Han aprendido que, usando la violencia y obligando a la víctima estar inerme a sus deseos, su capacidad de sentir placer aumenta del modo considerable. La tensión después de matar tiene un asiento de insatisfacción, al darse cuenta que aquello que anhelaba sentir mediante el crimen no lo ha obtenido. Por lo que decide continuar buscando aquello por lo que empezó a matar. Su insistencia en matar, lleva al asesino a que lo capturen. En caso que se detenga de matar, es porque ha alcanzado un punto de saturación y un entorno estable y de aparente normalidad, donde ocultar su naturaleza criminal.
El asesino serial busca el control del ambiente, la transformación de la realidad y la creación de un nuevo Yo mediante una violencia inusitada. Sus motivos son vivir con lujo o con cosas que le apetecen, sentir un placer sexual descomunal y brutalmente intenso, expresar su odio y resentimiento de un modo atroz y obtener el control absoluto de otra persona.