
¿QUÉ SE ENTIENDE POR URGENCIA?
POR: MIGUEL BLANDINO.
Si la soldadesca de los gobiernos derechistas salvadoreños pretende estar leyendo mientras sostienen frente a sus ojos, pero patas arriba, los documentos de las víctimas que son arbitrariamente detenidas para llenar la cuota que les imponen los jefes, uno comprende, porque ellos dicen que “la guardia lee como quiere, al derecho o al revés, patas arriba o patas abajo.” Todo depende del grado de urgencia.
Y, claro, uno comprende que digan eso, porque incluso el vicepresidente, que es abogado especialista en la Constitución, dice que ha encontrado una parte escondida en la Constitución suya, la que tiene en la mesita de noche para rezar al acostarse, y que nadie ha visto, pero que dice que bukele puede reelegirse cada vez que quiera, aunque en todas las constituciones de la República diga todo lo contrario, y desde hace doscientos años. Es que para el vicepresidente era de urgencia encontrar una justificación constitucional para la reelección de su patrón… y, de paso, también su propia reelección.
Es que en esta nuestra América Latina -o Macondo, como llamaba el Gabo a nuestra tierra- los dueños del poder así como dicen una cosa dicen otra, ni más ni menos que como la buenaza de la Chimoltrufia.
Resulta, por ejemplo, que en la Argentina de Milei se sacan decretos de necesidad y urgencia para matar de hambre a los pobres, dejar sin presupuesto a la educación y a la salud de los depauperados y quitarle sus pensiones y medicamentos a los jubilados, sin que la derecha proteste ni diga ni pío. Pagar la deuda externa es de extrema urgencia.
O, por poner otro ejemplo, en El Salvador, bukele incrementó el Fondo de Protección Civil, Prevención y Mitigación de Desastres (FOPROMID), de 4 millones de dólares anuales a más de 661 millones en 2020, a más de 340 millones anuales en 2021, a más de 150 millones anuales en 2022 y a más de 160 millones en 2023, o sea, más de 1,300 millones, cuando en realidad tendrían que ser presupuestados y ejecutados tan solo unos 16 millones de dólares en esos cuatro años… y toda la información acerca de su uso está secuestrada por siete años. Y cuando se exponen las razones del descomunal incremento, la palabra que se usa es, como en Argentina, “urgencia”.
Y, en otro caso, y también por razones de urgencia, fue que en Ecuador Daniel Noboa contrató un ejército de mercenarios de la empresa gringa Blackwater y abrió las fronteras para que el gobierno estadounidense pudiera instalar bases militares en el territorio que siempre fue soberano. Por urgencia, claro, porque sabía muy bien que los pobres se iban a levantar cualquier día.
Ahora resulta que la misma bendita palabreja es la que se está usando desde esta semana en Colombia, en este caso para censurar al Presidente Gustavo Petro por parte de la Comisión de Regulación de Comunicaciones. En Colombia la usan para impedirle hablar por televisión, ya que solo se le va a permitir hacerlo en casos de “urgencia”.
¿Qué debemos entender por urgencia, entonces? Obvio: lo que un gringo diga.