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Libro: CRIMINOLOGÍA: UNA INTRODUCCIÓN A SUS FUNDAMENTOS TEÓRICOS.

POR: JOSÉ GUILLERMO MÁRTIR HIDALGO.

Antonio García-Pablos de Molina, director del Instituto de Criminología de Madrid, en su obra «Criminología: una introducción a sus Fundamentos teóricos «, publicada en el dos mil uno, nos dice que el crimen es un problema social y comunitario. La Criminología dice este autor, es una ciencia empírica e interdisciplinaria que estudia el crimen, el infractor, la víctima y el control social.  Sus métodos y técnicas de investigación son el reconocimiento médico, la exploración psiquiátrica, la entrevista, el cuestionario, la observación, el experimento, los test psicológicos, métodos sociométricos y longitudinales de medición, estudios de seguimiento y paralelos.

García-Pablos de Molina, expresa que hay cuatro paradigmas que explican el crimen: para la Criminología Clásica, el crimen es consecuencia del mal uso de la libertad. Para la Criminología Positivista, el delincuente es prisionero del determinismo biológico y social. Para la Criminología Correccionista, el criminal es un ser incapaz de dirigirse por sí mismo, por lo que es necesaria la intervención tutelar del Estado. Para la Criminología Marxista, el crimen es responsabilidad de determinadas estructuras económicas.

En la Criminología Clásica, el delincuente es el único interlocutor, mientras la victima queda neutralizada. Los Pioneros de la Victimología, han aportado una imagen dinámica y realista de la víctima. La víctima es un sujeto activo. Hay una interacción delincuente-victima. Se puede prevenir el delito incidiendo en la víctima. Ésta puede ser una fuente de información de la criminalidad.  La víctima, como sujeto, exige la implementación de programas de asistencia, reparación, compensación y tratamiento.

La Criminología se preocupa por el control y la prevención del delito. Con respecto a lo primero, su erradicación de la sociedad es una envidiable utopía. Por tanto, la criminología pretende un control razonable del mismo. Pues el empeño desmedido en erradicarlo puede resultar en una sociedad uniforme y uniformada.

La pena no es una estrategia eficaz para resolver los conflictos sociales. Igualmente, incrementar la eficacia disuasoria de la pena, no es una estrategia válida a mediano ni a largo plazo. La prevención del delito supone contra motivar al infractor potencial, mejorar las condiciones de vida de los estratos sociales más deprimidos, concienciando a grupos con mayor riesgo de ser víctimas, procurando la reinserción de los ex-penados y paliando valores sociales criminógenos.

La Criminología Norteamericana es un subcapítulo de la sociología. Mientras que, para el Modelo Europeo Occidental, es una disciplina auxiliar del derecho. En el Modelo Socialista es una ciencia aplicada, rama de la jurisprudencia. En el Modelo Angloamericano, hay independencia de las disciplinas jurídicas. En Latinoamérica, predomina el positivismo criminológico.

Con respecto a la interrelación entre lo somático y lo psíquico, la Frenología explicaba el comportamiento criminal en malformaciones cerebrales. Según la Psiquiatría, el crimen es una forma de degeneración hereditaria. Para la Antropología, el delincuente es una especie atávica no evolucionada. Dentro de la Escuela Positivista, Lombroso introdujo a la criminología la Teoría del Delincuente Nato. Garofalo expresa, que el criminal presenta un déficit en la esfera moral de la personalidad. La Escuela de Lyon, resalta factores predisponentes y determinantes. La Escuela Alemana Sociológica, señala factores endógenos y exógenos. La Escuela de Marburgo, considera la predisposición individual más el entorno. Tardé, resalta la relevancia del medio social.

El Modelo Biologista, valora un sustrato biológico en el criminal. La Antropometría, relaciona características corporales con la delincuencia. La Antropología, correlaciona al delincuente con la poderosa carga hereditaria. La Biotopología, relaciona características físicas con rasgos psicológicos. La Neurofisiología, relaciona las disfunciones cerebrales y la conducta criminal. El Sistema Nervioso Autónomo, relaciona la introversión-extroversión con el comportamiento antisocial. La Endocrinología, explica el crimen a desajustes hormonales. La Bioquímica y Sociología, resaltan la interacción de factores físicos y ambientales, siendo de capital importancia el aprendizaje. El Déficit de Minerales y Vitaminas, se traduce en un trastorno de conducta y la Hipoglucemia, se relaciona a comportamientos agresivos. Cuadros Alérgicos, están relacionados con comportamientos delictivos, así como contaminantes ambientales. También la Genética, influye en conductas delictivas, igual que las Malformaciones Cromosómicas.

Los Modelos Psicologistas, explicarían la conducta delictiva a trastornos patológicos de la personalidad. La Psicología Experimental la explicaría, a la adquisición de ciertos modelos de conducta. Para el Psicoanálisis, el crimen es expresión de los conflictos psíquicos profundos. Alfred Adler dice que, las reacciones neuróticas que generan el crimen son mecanismos compensatorios. Carl Gustav Jung, explicaría el delito a experiencias ancestrales que acumulan imágenes y arquetipos. Erick Erickson, explica el crimen a aspectos intrapsíquicos unidos a aspectos sociales. Y Erich Fromm, explica la conducta delictiva a la patología de la normalidad.

La Psicopatología Criminal considera la personalidad criminal, a una estructura psicológica delictiva debido a diversas disfunciones psíquicas. El factor criminógeno del alcohol depende de la naturaleza aguda o crónica de la intoxicación. Mientras que la Drogodependencia, tiene un efecto en el individuo y la sociedad, si la intoxicación es periódica o crónica.

El Esquizofrénico, no contraviene significativamente la ley penal, por lo que puede tener un comportamiento eventualmente delictivo. El Trastorno Delirante o Paranoia tiene interés criminógeno, por la peligrosidad del paranoico. En los Trastorno Bipolares, la fase maníaca es la más delitógena. El delito del neurótico se caracteriza, porque explota y tiene una reacción anómala desproporcionada. Y en los Trastornos Sexuales, las parafilias pueden provocar delitos, siendo más proclives a ello los oligofrénicos, psicópatas y neuróticos.

La Psicopatía es un trastorno de la personalidad. Se registran tres tipos: hipertímicos, lábiles e histriónicos. La psicopatía puede ser resultado del condicionamiento o del aprendizaje operante o instrumental. Pero la dinámica criminal suele achacarse a un defecto congénito, a un comportamiento criminal instintivo, a la falta de conciencia o a la ausencia de un resorte personal inhibitorio. Regularmente, las personalidades psicópatas o antisociales están abocados a estar en conflicto con el sistema legal.

Dentro de los Modelos Teóricos de la Psicología, el Modelo Dinámico atribuye el comportamiento criminal a tendencias o impulsos que operan debajo de la conciencia. Mientras que el Modelo Conductista explicaría el crimen, a que éste evoca estímulos que provocan refuerzos que lo mantienen. En general, el comportamiento criminal es atribuido a la herencia (Modelo Biológico), al condicionamiento (Modelo Conductista), a la transmisión cultural (Modelo del Aprendizaje Social) y al contexto subjetivo del criminal (Modelo del Desarrollo Moral y Proceso Cognitivo).

Los Modelos Sociológicos resaltan la importancia del medio o entorno, en la génesis de la criminalidad. La Teoría Multifactorial, acota a que la criminalidad es resultado de la acción combinada de muchos factores y circunstancias. La Teoría Ecológica o Escuela de Chicago, señala un efecto criminógeno a la ciudad. Ésta deteriora los grupos primarios, las relaciones interpersonales son superficiales, la alta movilidad genera desarraigo, los valores tradicionales entran en crisis, la superpoblación y la acumulación de riqueza en áreas comerciales, alientan ilícitos. La ciudad produce delincuencia, la Teoría Estructural Funcionalista o Anomia: señala que el delito es un comportamiento «normal» que se deriva de las estructuras de la sociedad. La anomia es, la perdida de efectividad de las normas y valores en una sociedad. Esto produce una conducta irregular, debido a la discordancia entre las expectativas culturales y los caminos o vías ofrecidas por la estructura social para satisfacerlas. La Teoría del Conflicto, sesga el crimen como expresión de los conflictos existentes. El conflicto cultural, producto del cambio social, se traduce en criminalidad. En el conflicto social no marxista, las clases dominantes ejercen un proceso de criminalización de las clases sociales dominadas. Lo que se corrobora con el comportamiento discriminatorio de la justicia penal. En el Conflicto Social marxista, el delito es un producto histórico, donde una clase subyuga y explota a otra. Las Teorías Subculturales, sostienen que el orden social es un mosaico de grupos y subgrupos. Cada uno de ellos posee su código de valores. Entonces, la conducta delictiva es expresión de otro sistema de normas y valores. En otras palabras, la subcultura criminal es una cultura de «grupo». Las Teorías del Proceso Social incluye a la Teoría del Aprendizaje Social, ésta sostiene que el comportamiento criminal se aprende. Las Teorías del Control Social sentencian que, cuando fracasan los mecanismos de control es que se produce el crimen. Y la Teoría «Labelin Approach» opina, que el crimen es una etiqueta que le colocan al desviado. Por lo que es un mero subproducto del control social.

García-Pablos de Molina, opina que no basta con «reprimir» el crimen. La Prevención es disuadir al infractor. Esto se puede lograr mediante la eficacia preventiva de la pena, que disuade el proceso motivacional del infractor. La Prevención es una intervención dinámica y positiva, se dirige a neutralizar las «raíces» o «causas» del crimen. La Prevención Social implica, movilizar efectivos comunitarios para abordar solidariamente el problema delincuencial.

La Prevención Primaria se orienta a neutralizar la raíz del crimen, para que no se manifieste. Implica brindar educación y socialización, vivienda. trabajo, bienestar social y calidad de vida. La Prevención Secundaría actúa donde se manifiesta el crimen, se plasma en la acción policial y en la política legislativa penal. Y en la Prevención Terciaria su destinatario es la población reclusa, su fin es evitar la reincidencia de ésta.

En la Criminología Clásica, la prevención tiene como mecanismo intimidatorio a la pena. En la Criminología Neoclásica, la efectividad disuasoria se encuentra en el funcionamiento del sistema legal. La Prevención Situacional, es la intervención dirigida a neutralizar situaciones de riesgo, que generan un mayor atractivo al infractor.  García-Pablos de Molina, considera que la Psicología Comunitaria podría intervenir en escenarios criminógenos, remodelando la convivencia urbana y propiciando un sentido de comunidad.

La tendencia moderna de la criminología empírica es la prevención comunitaria. Y el rol activo y dinámico de la víctima. De ahí que la Prevención Victimal, consiste en alertar a la víctima potencial del riesgo, sugiriéndole, a la vez, medidas de prevención.

Pero el mejor instrumento preventivo a la criminalidad es la Política Social, referida a Programas de Lucha Contra la Pobreza. Una Política Preventiva comprendería una revisión de valores sociales, condenar el éxito económico rápido, fácil y mediocre. Además, aportar pautas de conducta y modelos y una nueva cultura.

Los paradigmas de respuesta al delito suelen ser disuasorios, dirigidos a prevenir la criminalidad. Resocializadores, buscan reinsertar y rehabilitar al infractor. Y los integradores, buscan la reparación del daño, la conciliación y pacificación de las relaciones sociales.

Se extrae de la obra de García-Pablos de Molina, que la criminalidad es un fenómeno social complejo, dinámico y colectivo. Argumenta que los pilares ideológicos de la criminología tradicional se encuentran en crisis. El crimen, sostiene, ha perdido sus connotaciones patológicas. Por lo que la moderna criminología parte del postulado de la «normalidad» del delincuente.  Además, la víctima ha cobrado un merecido protagonismo.

En suma, la moderna criminología presenta un giro sociológico. El hecho delictivo, se contempla como mayor realismo. Se prima, en la intervención contra el crimen, la prevención. Esto reclama una Política Social, que incida en los factores que favorecen y configuran el crimen. Y el paradigma ideal de respuesta al delito es el Modelo Integrador, que comprende la reparación del daño, conciliación de las partes, pacificación de las relaciones sociales y solución del conflicto que delito exteriorizo.

La criminología moderna, goza de mayor autonomía frente al Derecho Penal. En ella, hay un rechazo al Modelo Positivista. La investigación criminal se desplaza, de las perspectivas biológicas o psicológicas a planteamientos socio criminales. El crimen se enfoca desde el mundo del desviado. El Análisis Criminológico incluye a la víctima, el denunciante, la policía, el procedimiento penal, etc. En ella se da un creciente protagonismo de la víctima. En general, hay una problematización del concepto de «delito». Se dan preferencias temáticas por ciertas formas de delincuencia y criminalidad.

La moderna criminología apuesta por la transformación de estructuras sociales. Además, existe un escepticismo en cuanto explicar el comportamiento desviado. Se acentúa la prevención del delito. El crimen, es otra cara de la convivencia, Se critican las estadísticas oficiales. El pensamiento criminológico es más dinámico e interaccionista.

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