Leon XIV en México. Una estrategia de legitimación del Estado

Por: Elio Masferrer Kan. *

Luis Echeverría Álvarez (LEA), presidente de México (1970-76) se entrevistó con el Papa Paulo VI, a instancias de Porfirio Muñoz Ledo quien era embajador en la ONU. Los planteos políticos del régimen priista de ese entonces podían encontrar coincidencias con las encíclicas Paz en la Tierra y El progreso de los pueblos, la idea era que una visita papal y la reconciliación con la Iglesia Católica, después de la cruenta Guerra Cristera fortalecería al Régimen. Paulo VI no pudo venir por problemas de salud, pero la invitación sería asumida por el sucesor del sucesor y en enero de 1979 desembarcaba en México Juan Pablo II, acompañado de un sólo mexicano: fray Marcial Maciel Degollado.

Simultáneamente se iniciaba una campaña sistemática de descalificación de las disidencias religiosas. Evangélicos y protestantes serían estigmatizados como antipatriotas y agentes de una potencia extranjera. “México católico, patriota y guadalupano” era la síntesis de las consignas dominantes desde el Sistema Político. La laicidad del Estado, una construcción política singular que se inició con la Reforma de 1857 quedaba seriamente cuestionada. Aunque la mayoría de la Jerarquía católica mexicana cuestionaba y veía con sospechas la “mutación” priista, acostumbrada a las estrategias de cooptación del Sistema. En esos momentos el porcentaje de católicos era el 92%.

El 12 de diciembre de 1991 la cúpula eclesiástica fue recibida en la Residencia Presidencial de Los Pinos por el presidente Salinas y fueron informados que se cambiaría la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos y que se le daría un trato preferencial a la Iglesia Católica. Las reformas de 1992 cubrirían la mayor parte de las exigencias eclesiásticas, pero tenía un precio, el apoyo de los obispos al PRI se hizo notable, más aún en varios estados mexicanos donde la Iglesia era incorporada al Bloque del Poder y sería consultada para la designación de Gobernadores, autoridades municipales y la sucesión presidencial. El Censo de 1990 marcaba un 89.7% de católicos y la presencia evangélica era cada vez más notable. Había un cardenal muy incómodo que cuestionaba la corrupción del régimen, Juan Jesús Posadas Ocampo fue acribillado en 24 de mayo de 1993 en un “confuso” tiroteo.

En diciembre del 2000 se inició la alternancia política y por primera vez entraba en la presidencia un candidato opositor. Vicente Fox recibiría por quinta ocasión a Juan Pablo II. En ese entonces el INEGI había cambiado la metodología del Censo y en el 2000 consideraba que los católicos eran el 88% de la población. Ningún especialista serio creyó en los “mágicos” resultados. La Jerarquía católica no quería reconocer el notorio declive de su popularidad, mucho impacto mediático, pero templos despoblandos.

Benedicto XVI visitó México exactamente la semana anterior al inicio de las campañas electorales del 2012, asistieron a la misa los cuatro candidatos electorales, aunque todos lo veían como un espaldarazo al Sistema político, Felipe Calderón, un presidente cuestionado por resultados electorales poco convincentes y nuevamente un candidato priista muy devoto. Enrique Peña Nieto había hecho sus estudios en colegios religiosos y la perla sería su título de abogado en la Universidad Panamericana del Opus Dei. En el Censo de 2010 la presencia católica volvió a bajar al 82.7% y los evangélicos seguían creciendo a pesar de las campañas negras y del hostigamiento de la Secretaría de Gobernación, donde la Dirección General de Asuntos Religiosos les negaba registros y una infinidad de trámites. A los obispos católicos un subsecretario desde la Presidencia les daba todos los privilegios. En el Censo 2020 los católicos volvieron a bajar al 77.7% y los evangélicos seguían creciendo, las encuestas mas serías hablan del 22% de la población evangélica y pentecostal.

La Jerarquía católica trató de incidir en los resultados electorales de 2018 y 2024, fracasó estrepitosamente. Pero en 2024 hubo un cambio cualitativo. El Papa Francisco invitó a las candidatas a Roma, mientras que una vez más la Jerarquía Católica respaldaba a la candidata que perdió por notable diferencia. La presidenta Sheinbaum tuvo un fuerte apoyo de las evangélicos, más significativo que el de 2018 a López Obrador. Ahora nos enteramos que León XIV fue invitado a visitar México. Evidentemente es una decisión política que cuestiona la laicidad del Estado Mexicano definida en el Artículo 40 de la Constitución.

La pregunta es cómo el Estado mexicano compensará este acto con un gesto hacia los evangélicos que son prácticamente una cuarta parte del pueblo de México o una vez más serán tratados como ciudadanos de segunda. Aquí no cuadra que “muchos son los llamados y pocos los escogidos”.

* Doctor en antropología, profesor investigador emérito ENAH-INAH.

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