Papa Francisco, de quien llama a ser llamado.

Pope Francis waves to faithfuls after presiding over a canonization ceremony in St Peter's Square at the Vatican, on October 14, 2018. - Pope Francis canonizes two of the most important and contested figures of the 20th-century Catholic Church, declaring Pope Paul VI and the martyred Salvadoran Archbishop Oscar Romero as models of saintliness for the faithful today. (Photo by Filippo MONTEFORTE / AFP)

Edwin Felipe Aldana Aguirre. *

Para no pocos, la elección del Cardenal Jorge Bergoglio fue mucho más que una sorpresa; grata sí, pero sin llegar a saber a ciencia cierta, cómo había pasado eso.  Lo único que puedo remarcar es, que no se movía en la suntuosidad de la iglesia católica, era alguien incomodo por su forma de ser; incómodo para la institucionalidad.

Contradictorio es el Espíritu en este mundo y lo vemos en la persona de Joseph Ratzinger, llamado Papa Benedicto XVI.  La llegada del Papa Francisco no se entiende, o al menos yo no la entiendo sin Ratzinger.  Del Cardenal Ratzinger podemos decir, que era un intelectual de altísimo vuelo y de una coherencia en su vida más que evidente.  Fue conocido por ser el implacable guardián de la ortodoxia católica, pero precisamente ese cargo le permitió conocer las intimidades del Vaticano y, sobre todo, las mafias que pululan en la curia vaticana.

Sin Benedicto no se entiende la elección de Juan Pablo II.  Un Cardenal del Este de Europa que conocía los avatares del mundo y, sobre todo, del mundo detrás de la cortina de hierro, pero que también era, un hombre radicalmente institucional; que sin embargo propició algunos cambios fuertes al interior de la institucionalidad católica y de la vida de la iglesia misma.

Juan Pablo II decepcionó a los sectores ultraconservadores de la iglesia católica, porque al fin de al cabo, ni impulsó cruzadas, -modernas, por supuesto-, y tampoco quemó herejes con la proporción que deseaban los ultraconservadores.

A la muerte de Juan Pablo II, ya la correlación de fuerzas tanto en la curia como en el colegio cardenalicio era favorable a Joseph Ratzinger, que seguía siendo el guardián de la ortodoxia y, por tanto, alguien “confiable” en última instancia. El cónclave, dicen que fue bastante azaroso, pero salió electo el Cardenal Ratzinger, que se autonombró Benedicto XVI, tomando en sus manos la tarea de impulsar los cambios que urgía y urge la Iglesia católica romana.

Juan Pablo II inició la apertura de la iglesia al mundo, así a secas; y Benedicto XVI con menos marketing y con un carisma diferente se enfocó en la dura batalla de limpiar la institucionalidad fortaleciendo el colegio cardenalicio y haciéndolo por cierto más católico.  Hizo reiterados llamados a una vida más evangélica, y por evangélica sencilla y de cara al mundo; cosa que por cierto no gustó mucho a los amantes de la ortodoxia institucional y contrarios al evangelio de Jesús. Sobre todo, la iglesia alemana y sus opulentos jerarcas se sintieron agredidos y se dedicaron muchos de ellos a humillar y contrariar al papa Benedicto.

Y para sorpresa de todos, Benedicto XVI rompe una tradición fortísima de la iglesia; el carácter vitalicio del cargo y con una muy buena correlación de fuerzas al interior del colegio cardenalicio logran para espanto de unos pocos al interior del colegio y de muchos dentro de la iglesia, la elección del Cardenal Jorge Bergoglio.  Una dura batalla de Benedicto pero que supo ser fiel a la tarea del Espíritu.

El Cardenal Jorge Bergoglio dio el siguiente paso lógico de Benedicto; se autonombró Francisco.  Un Francisco en la forma, en el fondo y con un toque de Benedicto, iluminando para el mundo las verdades fundamentales tan necesarias.

Estos tres papas seguramente serán visto como los papas que orientan el camino hacia la fuente fundamental de la iglesia, -la vida, pasión, muerte y resurrección de Jesús de Nazareth- y esto se convierte en la invitación a todos los cristianos para caminar hacia esa fuente, a pesar de la Institución llamada Iglesia católica romana.

Desde Francisco podemos entender el inicio del calvario de Juan Pablo y Benedicto.  Desde Francisco se ve claro, porque este papa no ha tenido ni un minuto de tregua con las mafias al interior de la iglesia, pero ese sufrimiento estaba en el horizonte y de alguna manera, El papa Francisco sabía que era parte de la carga.  Tan horrible es el ambiente, que hay sectores en Europa y tal vez en otros lados, que señalan a Francisco como el auténtico anticristo.

Juan Pablo abrió las ventanas y algunas puertas y Benedicto inició la limpieza del techo de la iglesia. Francisco ha iniciado la limpieza del piso de la iglesia, por decirlo de alguna manera. Ha enfrentado de lleno el abuso sexual infantil sin tapujos, sin miedo a la verdad, entendiendo el evangelio escrito por el apóstol Juan, ha defendido y dignificado a la mujer en su espacio en donde le toca dar ejemplo y ha propiciado la intervención en las finanzas de la iglesia.

Este es un papa que enfatiza su servicio a todos y todas, pero desde la óptica de los pueblos pobres.  Una iglesia que al igual que Jesús opta por los más pobres y desde ahí hace un llamado a los que invita a ser sus compañeros de viaje.

El Vaticano y el papado como tal, son una auténtica cruz para el papa Francisco, una apretada corona de espinas, que desgarran y sangran.  Una soledad enorme como la del Huerto… Y eso le pasa a un hombre bueno, fiel al espíritu de Jesús, generoso, compasivo y abierto a todos y todas. ¿Pero cómo se ha construido esa soledad tan terrible y más tenebrosa que los ataques de los ultraconservadores y las mafias?

Una iglesia que sigue casi sin moverse.

El papa Francisco está allí y bla, bla, bla. Al parecer las iglesias buenas, comprometidas y solidarias, están más llenas de ideologías que de fe cristiana.  Los arzobispos siguen igual de arzobispos, los obispos siguen viviendo como parte de la realeza, aunque no todos, por cierto.  Porque diferencias siempre ha habido.  Los sacerdotes siguen tan sacros como siempre, sólo que han mejorado su discurso y otros andan tan en las nubes, que sólo actúan su papel de actores de tercera.  Eso sí, está la esperanza sobre esas minorías que siguen silenciosas dando su buen testimonio, pero que todavía su luz es tan tenue en medio de estas tinieblas tan espesas o institucionales.

¿Será que este modelo histórico de institucionalización realmente está al servicio del evangelio? ¿Qué tanto facilita u obstaculiza este modelo, el proceso de maduración en la fe de los pueblos a los cuales la iglesia dice servir con la palabra del Dios de Jesús? ¿Qué tanto se puede hacer o vivir dentro de esta institucionalidad histórica aquí y ahora?

Los creyentes en la vida y la palabra de Jesús, -clero y pueblo-, no pueden esperar que una pesada institucionalidad basada en el poder religioso y no de la autoridad que emana del servicio de la fe y la recta promoción de la justicia que esa fe exige, petrifique los sueños y las esperanzas de esas grandes mayorías y de gente buena, más allá de su clase social, que sienten y creen radicalmente en el mensaje de amor y servicio que Jesús nos comparte.

Sí, definitivamente la iglesia no ha cambiado, y no sólo por culpa de la reacción de los grupos hegemónicos a su interior, sino que, y sobre todo, por la soledad que provoca la inercia y la falta de compromiso real, de los que nos decimos cristianos católicos y que con nuestra comodidad y miedo, como si no tuviésemos espíritu, nos dejamos esclavizar por los poderes de este mundo y preferimos las ollas que hoy por hoy ni carne tienen, pero esperamos confiados en la bondad del dios dinero que nos dará la escalera para construir nuestro propio reino.

Papa Francisco, el nombre que escogiste y tu calvario en la Roma de hoy te asemeja tanto a Pedro, tan pobre y maltratado, creyéndote indigno de la cruz de Jesús. Pero te estamos sacrificando en el mismo terreno en el cual Pedro y otros fueron sacrificados.  Parece que tu llamado no se escucha, parece que usted es el llamado renovado del Espíritu para que echemos andar hacia la fuente de agua viva que es Jesús de Nazareth.

*Investigador y docente universitario.

Si te gustó, compártelo

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.