SEMANA SANTA, TRADICIONES, SIMILITUDES, OSTENTOSIDAD, PODER Y VALORES.

Por. Róger Hernán Gutiérrez*

Se trata de una tradición religiosa, que data de miles de años atrás, no obstante, el imperio profesaba todo su poder y fuerza para someter a los pueblos de aquel entonces. Hoy tenemos un imperio decadente en la figura de Trump y del auto presidente, en pueblos sometidos y luchando por su liberación definitiva.

En mucho ha dejado de ser una tradición enquistada en la cultura de la gente, sobre todo en la generación de los jóvenes de hoy, dudo mucho que la sientan como algo valioso para sus vidas. Recuerdo las idas a Sonsonate, pueblo con un arraigo religioso que se iba al extremo, era totalmente irrespetuoso muchas de las formas culturales como correr en casa, se prohibía que el viernes santo se jugara corriendo, no se comiera carne, existían ayunos; inconcebible pasar sobre las alfombras desplegadas en las calles donde la procesión debía pasar, era apedreado a la vieja usanza, cuál si fuera el pecado más grande.

Tenemos un poder que se cierne sobre todos los súbditos, unos más anuentes y otros menos, en la figura del presidente Bukele, que no tiene palabras o discursos que dar en una festividad tradicional como la Semana Santa. Su creencia es un poco volátil, y más a la conveniencia de sus intereses—un pueblo religioso conservador que se pliega a la tradición identificando los ritos y procesiones que marcan el período. Y una Iglesia, donde su grey está dispersa, hizo esfuerzos para desplegar oposición ante la minería metálica en la recolección de firmas y su presentación ante autoridad pertinente, semejando si querían a Barrabás o al Señor, ya no es el mismo poder, cual fariseos, y se ven claras debilidades para enfrentar el poder del gobierno.

Encontramos juicios decisivos como la muerte de la democracia, que aun cuando se vivía mínimamente, pretendía decir por las fuerzas oligárquicas que la teníamos, unos la añoran—de seguro anteriores opresores del régimen de aquellos períodos. El juicio de los catalogados en el régimen de excepción, que expresan al pueblo la contraparte de matar los derechos humanos y las posibilidades de rescatar los valores de la democracia, de la justicia social y de la equidad en la distribución de la riqueza producida.

Ostentosidad con graves síntomas de pomposidad, rimbombancia, exageraciones y otras que continuamente degradan tradiciones, costumbres importantes, respeto por la adultez mayor y por los grupos próximos a jubilarse con la posibilidad de una existencia digna en esas etapas de la vida, pero que el juicio del poderoso es que todo aquello que pretenda corregir la protección social para todo aquel que la necesite, es un atentado al imperio, con la base donde hay gran poder, hay alto grado de autoritarismo y autocracia para aplastar la subversión.

Si, están aquéllos y aquéllas que promulgan un accionar en contra del dictador, pero cuando son intimidados y amenazados por el régimen imperante, lo niegan más de tres veces antes que cante el gallo, la figura del bien, la solidaridad, la igualdad, los derechos humanos. Grupos traicioneros que avanzan a la sombra de la lucha social, que va transformando la injusticia imperante, pero que son buitres que comen de la realidad actual, y voraces de la época liberadora que se avecina, cuál premisa “perdónalos Señor, porque no saben lo que hacen”, yo diría que si lo saben.

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