Por: Róger Hernán Gutiérrez. *
A veces entre tanto accionar del país, de nuestra sociedad en sus más identificables sectores que la conforman, estamos por decirlo de alguna manera asqueados de lo que pasa, y no es que no nos importe involucrarnos en lo que sucede, sino que hay tanta situación que provoca una lista de emociones, que en su conjunto no producen un efecto claro y positivo, y no provocan una cuestión de provecho o una oportunidad clara para alcanzar escenarios de desarrollo socio económico y de humanización, que tengan como significado que vamos en un proceso de trabajo constante hacia un bienestar común para toda persona y grupo social en el país.
En consecuencia, hay un fuerte peso en saber cómo nos sentimos para poder ser proactivos dentro de una sociedad que tanto lo necesita, pero ponernos de acuerdo es siempre una tarea imposible, por diversas razones, las relaciones de poder existentes son claramente un atasco para que vayamos como sociedad y como persona en un progreso seguro y continuo para alcanzar metas que favorezcan a las mayorías, que trabajen el progreso socio-económico y de derechos humanos de los sectores populares, continuamente marginados, excluidos y sin participación en la economía del país.
El estar super bien por los grupos y élites dominantes del país, no es el parámetro para medir cómo estamos, sabemos que dichos grupos reducidos, no son una medida para conocer y ser objetivos cómo se encuentra el país y los grupos sociales que la conforman. Sabemos, por más queja de los sectores de la economía, del gobierno que tiene el mandato de conducir el aparato del Estado, de grupos élites y pudientes, que viven la gran vida, y no presentan en la realidad ni una mínima de solidaridad para con la sociedad y su gente, sin las posibilidades de tener un mínimum vital, que tampoco es una medida que mida exactamente con mayor precisión el estado de bienestar o subsistencia necesaria para vivir.
La alta desigualdad existente, es algo que para determinados sectores sociales indigna, por cuanto es la causa de mantener una riqueza producida por todos los que trabajan en pocas manos y con una alta concentración. Carecemos de una distribución y devolución a la sociedad de la ganancia producida en términos de equidad; y en mucho se trata de imponer “impuestos progresivos”, que obliguen al que tiene en abundancia aportar solidariamente a los sectores más desfavorecidos; esto es complejo y difícil en tanto el pensamiento neoliberal apunta a que cualquiera puede llegar a SER si se lo propone e impulsan la idea del individualismo exacerbado. Por otra parte, mencionan que el Estado no puede ser solidario y hoy ni subsidiario, pero el principio es claro “a cada quien según su necesidad y su capacidad”; en tanto que ninguna persona ha crecido con las mismas condiciones materiales de existencia, ni ha tenido las oportunidades generales y específicas para llegar a ser una persona educada y de valer.
Cómo nos sentimos, probablemente el que tiene, dispondrá de un estado de ánimo que apunte a felicidad, optimismo y su frustración viene a partir de enojarse porque no haya medidas para subsidiar a quienes no tienen recursos, otros en tanto los valoran como haraganes y sin oficio; y aplaude—el
ataque, desalojo al sector de la economía informal de sacarlo de lugares donde vende sus servicios y bienes para subsistir—Y todos sabemos que el que tiene, satisface sus necesidades diversas en términos de educación, salud, recreación, vestuario, vivienda, seguridad, servicios básicos plenos telefonía, transporte, atención y cuidados del hogar y otros sustanciales para el bienestar individual y familiar.
Entonces ante este asunto de cómo estamos, unos opinan que ha llegado el momento de hacer algo, hemos tocado fondo y lo que hagamos en adelante será para salir y cambiar la situación en que nos encontramos; otros opinan que estamos bien, que hay que darle tiempo al gobierno para que haga los cambios que los anteriores no hicieron o no lograron; y un montón de gente involucrados en grupos sociales diversos, que sufren a diario la situación económico-social que se vivencia, sin oportunidades de pensar y actuar, de vivir el día a día, confundidos y alienados por la explotación, que hace de sus vidas un ahogo constante individual y familiar, que no permite pensar y hacer algo coherente y necesario.
La oposición, no es hacerla por vía electoral, que para muchos está agotada; debemos trabajar por un país diferente, trabajar desde el inicio—la educación, en lo familiar, ámbito educativo; en los derechos humanos y de ciudadanía; acciones de carácter económico que puedan sustentar procesos de economía solidaria; de relaciones de producción sin explotación, para un desarrollo sostenible y sustentable.
Construcción de ámbitos socio políticos para un modelo para la gente, desde las necesidades y capacidades de la gente. Es por ello la necesidad de una transición política—ceder el poder a grupos organizados que sostienen la economía (pequeños y medianos empresarios); un nuevo régimen político para construir y organizar el Estado, la nueva institucionalidad y sistema jurídico-administrativo, entre otros elementos fundamentales para una nueva existencia de país en sociedad.
*Sindicalista salvadoreño.