Las telarañas de un sindicalismo

Róger Hernán Gutiérrez*

La contradicción fundamental que marca nuestro mundo se encuentra en el hecho de que nunca antes en la historia de la humanidad se había producido tanta riqueza como hoy, estando la mayor parte de la riqueza concentrada en las manos del 1% de la población mundial.

En el país nos enfrentamos a las fuertes influencias de ese marco de realidad que priva en el mundo; y nuestro sindicalismo se debate entre el oportunismo y la subsistencia, sin tener una visión política efectiva que enfrente el nuevo horizonte de lucha social y política. Mucho de nuestro marco legal obsoleto que reclama a gritos nuevas reglas de juego—una reforma política, con una constituyente que recoja la nueva realidad y plasme el nuevo horizonte.

Mucho de nuestro sindicalismo se ha quedado rezagado por el fraccionamiento lento o rápido que atomiza y diluye el horizonte de lucha con identidad propia y por la justicia social, en pro de la democracia, contra el imperialismo que provoca guerras, anula la soberanía y autodeterminación de los pueblos, enfrascados en el oportunismo y una característica “camaleónica” de subsistencia.

Oposición ciega contra el oficialismo actual de aquéllos que en su momento fueron ligados y subordinados al oficialismo de la derecha pcn (1962-1977), pdc (1984-1989) y arena (1989-2009) y que hoy afloran en actividades de apoyo a los candidatos de la derecha o en el ámbito de la derecha comunicacional son ahora analistas o son premiados por ANEP y Cía. como “paladines”. En un marco legal de prohibición obsoleta, donde ni el código de trabajo, la constitución, la ley electoral, ni la institucionalidad correspondiente (tse, mtps, y otras) hagan un trabajo decente ante tales manifestaciones proselitistas de los grupos o líderes sindicales sometidos a las garras partidarias.

Más de 300 millones de trabajadores viven con menos de 1,25 USD/día, la mayoría de los cuales en países del tercer mundo. El nivel de pobreza ha crecido en los países llamados industrializados, donde la parte del trabajo en el producto interno bruto (pib) continúa a bajar significativamente, afectando cada vez más a quien tiene un puesto de trabajo. Se estima que habrá un crecimiento de 3 millones de nuevas personas trabajadoras pobres en el 2017 y 2018 en los países en desarrollo.

Este marco globalizado es lo que afecta nuestro país y el sub empleo – desempleo galopante se traduce en empobrecimiento acelerado para las familias—que no obstante las acciones del actual gobierno con un pib promedio del 2% después de encontrarlo en menos 3.1 (Saca, arena) y una relativa cantidad de nuevos empleos mínimos (registros ISSS) y de cambios en los salarios mínimos (ene 2017) son insuficientes para decir que la responsabilidad de todo esto es del fmln, quien sólo contribuye a administrar de mejor forma la crisis existencial y globalizante que ahoga a los países del tercer mundo.

El sindicalismo en su telaraña oportunista y de camaleónica sobrevivencia que tiene una gran capacidad para cambiar de opinión, actitud o imagen con facilidad y según sus conveniencias e intereses que le someten, se nutre de esta realidad y apela por mayor comodismo una consecuencia derivada de la economía de esfuerzos que realiza el cerebro con el único fin de sobrevivir. ¿Cómo se puede vencer? Y a partir de condiciones que buscan favorecer siempre su posición personal. Según las proyecciones de organizaciones internacionales (FMI, Banco Mundial y OIT), los niveles de desempleo continuarán elevados en virtud del crecimiento de la fuerza de trabajo disponible, a un ritmo superior al de la creación de empleo. Se estima que a finales del 2017 haya más de 3,4 millones de desempleados que en el inicio del año, un total de 201 millones de personas a quienes se les niega el derecho al trabajo. Al mismo tiempo, se cree que en el 2018 habrá más de 2,8 millones de nuevos desempleados.

Esto claro nos debe llevar a pensar reflexivamente que la opción por la derecha política cae en la demagogia, en una clara postura mentirosa y fraudulenta, que siendo parte del problema histórico pretendan orquestar que hoy son la solución. Somos un país conservador por las bases de cultura que nos caracteriza, y todos en la encuesta pública arrastran vicios de formas de pensar obsoletos y anacrónicos sin dar el paso a superar las telarañas que como consecuencia demostramos en la práctica cotidiana.

*Sindicalista salvadoreño

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