¿Cómo puede ser peor la paz que la guerra?

Beatriz Perdomo


El jueves 1 de febrero del 2018 se celebró la publicación en español por UCA editores del libro “Las Secuelas de la Paz: Criminalidad, Incertidumbre y Transición Democrática en El Salvador” de la autora Ellen Moodle. El evento contó con la participación de la autora, Sajid Herrera de UCA editores y el antropólogo Juan José Merino.

Este último comenzó la presentación dando un análisis desde su campo del texto, diciendo que éste se sitúa en el “período más oscuro en cuanto a producción académica”. Con esto, hace referencia al marco de la década de los noventa, sobre el paso democrático exitoso en los noventa, de una guerrilla a un partido político. En este período, se deciden muchas políticas que tienen un efecto ahora -como es el caso de las deportaciones de los Estados Unidos. Para él, el objetivo principal del libro es enmarcar el poco entendimiento que se tenía de la nueva violencia posguerra: la reorientación del estrés y ansiedad social de la población en una época en la que, si bien no había guerra declarada, la violencia y las violaciones a los Derechos Humanos seguían presentes.

Seguido de esta introducción, Ellen pasó a leer el nuevo epílogo escrito para esta nueva edición. En éste, explicó el proceso que la llevó a investigar estos temas en el país, y discutió con los presentes temas que su libro toca. El contexto de los noventa, desde su tesis, es que es un nuevo momento histórico con una nueva inseguridad en que la violencia ha evolucionado y ya no viene de bloques antagónicos, por lo que la población se ve obligada a adaptar sus mecanismos de defensa. La experiencia ya no es colectiva (como lo eran en la guerra), sino que es más personal.

Como había explicado Merino, es tangente la falta de entendimiento colectivo de esta nueva violencia que se vive dentro del modelo neoliberal -la cual no es sólo física, sino que está conectada a estructuras institucionales y a la injusticia misma del modelo socioeconómico. Esta paz que se vive resulta confusa pues la violencia no cesó y de hecho incrementó, más dichos procesos no fueron reconocidos.

De acá surge la pregunta: “¿cómo se experimenta la paz?”. Las experiencias que la autora recopiló en el transcurso de su investigación demostraron que esta pregunta tiene una respuesta demasiado ambigua.

Moodie describe que, al finalizar el manuscrito original en 2010 del libro, su conclusión fue que los discursos de violencia habían cambiado debido a la naturaleza política del crimen; a pesar de esto, el tono de este epílogo estaba teñido de esperanza para el país (atribuido esto en parte a la victoria de Funes en 2009, abriendo esto un nuevo capítulo y nuevas posibilidades).

A pesar de que todos sabemos cómo terminó ese proceso -con el expresidente actualmente “exiliado” en Nicaragua- la norteamericana recalca el optimismo que siente hacia el futuro: hay incertidumbre, sí, pero hay esperanza también. Su lucha contra la imagen que se tiene en el extranjero -principalmente en los Estados Unidos, que es donde ella está- de los salvadoreños como “salvajes” y violentos se ve expresa en su discurso. Este tipo de publicaciones tiene una gran importancia ya que ayudan a difundir información con trasfondo académico que va llena de realidad. Así, los procesos actuales que el país sufre y que trata de combatir con tanto esfuerzo, pueden ser entendidos desde otro enfoque.

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