Problemas en las empresas de maquila -un diario sufrir para las personas trabajadoras-

Róger Hernán Gutiérrez*

Este año van suscitándose graves conflictos laborales en varias empresas de maquila en zona franca y en depósitos de perfeccionamiento activo; siendo empresas con características de poca ética empresarial y laboral, en tanto que hay siempre graves incumplimientos de los derechos laborales hacia las personas trabajadoras.

En abril pasado fue la empresa Exportadores Monedero, Díaz y Calderón EXMODICA en la zona franca de Santa Ana, la que luego de valorar la terminación de operaciones, decide negociar los pasivos laborales y los adeudos laborales en un porcentaje y no en la totalidad del derecho, pareciera siempre que hay un ambiente de nulo nivel ético en las relaciones laborales, donde hay un aprovechamiento de parte de la clase empresarial para cumplirle a cabalidad a quienes por años les han hecho la riqueza.

Al momento de pretender un cumplimiento exacto de la legislación laboral, los sufrimientos parecieran sólo estar del lado de las personas trabajadoras—en tanto el empresario(a) siempre dispone de otras y mejores opciones a partir de ser de una clase con más recursos y oportunidades, en cambio del otro lado hay grandes zozobras y problemas de pobreza, que se ve agudizada por la falta de ingresos vinculados con un trabajo.

El pasado lunes 6 de noviembre se suscitó un conflicto laboral en la empresa DL, S.A de C.V. propiedad del empresario Víctor Daniel López Castellanos, en zona de Soyapango, quien ha mantenido un record negro sobre diferentes incumplimientos de la ley laboral, y genera una inestabilidad laboral—y es quien no comprende el asunto de estar sin los ingresos necesarios para disponer de una vida sana para las atenciones propias, familiares y de la comunidad en la que se reside.

Esta calidad de empresarios deja mucho que desear en una sociedad donde hay una aureola de campaña electoral anticipada de parte de ARENA con los empresarios de la burguesía industrial Simán y de la burguesía comercial Calleja, quienes son cubiertos de una manera exacerbada mediáticamente, y en su discurso abogan por “trabajar unidos, generar empleo, un El Salvador de oportunidades y buenos trabajos, merecernos un mejor país y cambiar el rumbo de gobernar”.

El punto es que sólo ven la moneda desde un lado—el de sus intereses—y por ende sólo piensan y hacen acciones que pretendan mejorar su estatus como clase empresarial, a costa de quienes sin recursos sostienen al país la clase trabajadora, preguntémonos que sería del país sin la informalidad galopante, la cual es una clara conveniencia para empresarios que contraen el poder adquisitivo de las personas y sostienen niveles de sub desarrollo para quienes venden su fuerza de trabajo por un salario y sostienen inversiones muy por debajo de las ganancias que acumulan.

La empresaria Matilde Monedero y el empresario Víctor López son parte de esa clase empresarial de Simán y de Calleja, que demagógicamente mantienen discursos vacíos que pretenden calar en la mente de quienes del otro lado siguen sufriendo, la práctica empresarial que se deriva de sus acciones es la de comerciar con las necesidades y la dignidad de quienes les han hecho los recursos que poseen. Los conflictos laborales en las maquilas, sigue faltándoles una institucionalidad capaz de una tutela legal, la que garantice del mejor modo posible que tales situaciones se corrijan y se aplique todo el rigor de la ley—la armonización del capital con el trabajo, sigue cargando los dados hacia el que menos recursos tiene para defenderse en la relación laboral.

La cartera de economía que es la que controla y dirige tales tipos de sectores productivos en el país, es quien menos se acerca a entender las raíces del conflicto, pues un empresario como ministro y quien debe sostener la economía de un país, pareciera según los vientos que soplan, no estar haciendo su trabajo. La administración del trabajo, aun cuando realiza loables esfuerzos, estos no son suficientes, pues hay que verse en la toma de la fábrica por las personas trabajadoras, para darse cuenta que el Estado sigue ausente para defender y garantizar los derechos de las personas trabajadoras. ¿Qué necesidad habría de estar cuidando los intereses del patrono?, personas trabajadoras sometidas a la desprotección de sus hogares, por la necesidad de cubrir sus requerimientos básicos como seres humanos, y tengan que estar peleando por sus derechos para proteger al menos una parte del pago de lo que se adeuda, tras corneadas, apaleadas, parece ser la tónica de esos conflictos laborales, siendo claramente una lucha de clases.

*Sindicalista salvadoreño

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