Recientemente el Secretario Técnico de la presidencia, Roberto Lorenzana, hizo un nuevo llamado a los partidos políticos en general y a Arena en particular, para alcanzar un acuerdo político en el área de las finanzas publicas del país.
Es el enésimo llamado que realiza el gobierno para solventar la difícil situación que ha puesto al país al borde del impago producto de la necedad de la oposición al gobierno.
Arena ha mantenido una férrea oposición a los proyectos gubernamentales, desde hace 8 años el presupuesto general de la nación no ha contado con el apoyo de este partido. La obstaculización de los programas sociales ha sido una constante en el actuar de la derecha, por lo que han intentado y logrado bloquear los recursos del Estado.
En el 2016 el partido Arena se comprometió, mediante la ley de responsabilidad fiscal a apoyar con los recursos necesarios para las obligaciones del Estado, pero ha incumplido al mantener una actitud hostil a las políticas financieras del Ejecutivo.
Sus intentos y declaraciones de querer resolver la situación fiscal han quedado en discurso electoral, procurando que las acciones de bloqueo les generen votos de los inconformes con el gobierno.
El presupuesto deberá aprobarse antes que finalice 2017, y requerirá el apoyo de al menos 56 diputados de distintas fuerzas políticas que vean la necesidad de que el país avance hacia mejores caminos, dejando de lado las posturas mezquinas y poco patrióticas que el partido de la oligarquía representa.
Una de las apuestas importantes del gobierno central son los programas que benefician a las familias salvadoreñas, tanto en el área de educación, salud y economía Los resultados hasta el momento en estas áreas sensibles demuestran que posibilita la reducción de la pobreza, aumenta los niveles de inversión y empleo.
Ante ello, la respuesta de Arena es la reducción del gasto público como medida para reducir la brecha fiscal. Intentan ocultar que son los gastos del Ejecutivo, la inversión publica la que ha generado una mejor dinámica en la economía nacional y quieren a través de esos medios reducir el impacto de los programas sociales promovidos desde hace ocho años.
El vaso de leche, los uniformes escolares, la pensión básica universal, la cobertura de salud no son programas electorales, sino un esfuerzo sostenido de la administración gubernamental, porque en el centro de la actividad estatal debe estar la persona humana y fundamentalmente aquellas que provienen de las mayorías menos favorecidas.
